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Los diamantes... ¿son realmente “para siempre”?¡Despertad! 1985 | 22 de septiembre
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en busca de fortunas se precipitaron a aquella pequeña zona y casi de la noche a la mañana 50.000 hombres se pusieron a cavar la tierra en busca de diamantes. Con el tiempo, cavaron el cráter de hechura humana más grande del mundo... la mina de Kimberley, que mide 463 metros (1.520 pies) de ancho y 1.098 metros (3.601 pies) de profundidad. Luego se descubrieron otras minas de diamantes, de modo que estas piedras que en un tiempo eran escasas ahora se extraían por toneladas. Los inversionistas en diamantes vieron que su fortuna estaba a punto de decaer. El precio de los diamantes ciertamente bajaría repentinamente.
Sin embargo, hombres perspicaces vieron la necesidad de desarrollar una sola vía para la distribución de los diamantes que se producían mundialmente. Tal monopolio tendría que comprar todos los diamantes disponibles, controlar la circulación de estos a los distribuidores, y así controlar el precio. La organización central que se formó para este propósito se llamó Minas Consolidadas De Beers, Ltda., de África del Sur. Hoy De Beers distribuye 80 por 100 de los diamantes en bruto que se producen mundialmente.
Cuando Rusia descubrió diamantes en Siberia en 1960 y comenzó a excavarlos en gran cantidad —diez millones de quilates anualmente— De Beers se dio cuenta de la baja en precios que habría si los diamantes de Rusia invadían repentinamente el mercado mundial. Convencieron a Moscú de que vendiera casi todos sus diamantes en bruto al sindicato de De Beers. También se hizo un acuerdo con la nueva mina de diamantes de Australia.
No obstante, cuando el cártel absorbe más diamantes de los que se venden para mantener el monopolio, se enfrenta a un grave peligro. Algunos expertos opinan que este es el caso, y temen que se acerque rápidamente el fallecimiento del asombroso cártel. Señalan que la superabundancia de diamantes hará que los precios bajen a la fuerza, de modo que el diamante que en un tiempo fue una piedra preciosa será reducido a la categoría de una piedra semipreciosa.
Ya no es la inversión que en un tiempo se creía que era
Son muchos los que han comprado diamantes y anillos de diamantes, teniendo la idea de que sería como tener dinero en el banco o una cuenta de ahorros que estuviera ganando interés. Al enfrentarse con dificultades financieras, muchos se han visto obligados a tratar de vender sus anillos, solo para descubrir que su anillo de $250 contenía un diamante de $20 en una montura de $100.
Como sucede con todo lo que se vende por lucro, hay un margen de beneficio. En el caso de los diamantes, dicho margen puede estar entre 100 y 200 por 100. Muchas joyerías principales tienen normas estrictas en contra de comprar de vuelta diamantes. En muchos casos quieren evitar la vergüenza de admitir que el diamante no era una inversión tan buena como ellas habían afirmado.
La mayoría de los diamantes que se usan para anillos contienen defectos, y un defecto casi invisible puede reducir el valor del diamante a la mitad. Los futuros compradores son prontos a señalar esto. Sin embargo, si usted tiene un diamante costoso y está considerando la posibilidad de venderlo, halle un tasador de diamantes que sea de confianza y pídale que lo examine. Pero quizás resulte difícil venderlo por el precio que le indique el tasador.
Si usted está contemplando el matrimonio y está considerando la posibilidad de comprar un anillo de compromiso con diamante, cómprelo porque a usted verdaderamente le guste su belleza, brillantez y centelleo llameante, y no porque el diamante sea un símbolo de alguna posición social hoy día. Puede que mañana tenga muy poco valor.
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La felicidad¡Despertad! 1985 | 22 de septiembre
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La felicidad
“Puede que consista en incidentes pequeños de la vida diaria; en tener algo que hacer, algo que amar y algo que anhelar. Cierto hombre que había sido emperador romano por veinte emocionantes años escribió después de abdicar: ‘Si usted tan solo pudiera ver los cinco repollos que hay en mi jardín, los cuales planté y cultivé con mis propias manos, no me pediría que sacrificara dicha felicidad para ir en pos del poder’.” (The Royal Bank of Canada Monthly Letter, volumen 42, núm. 3.)
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