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¿Por qué todas las aventuras espaciales?¡Despertad! 1973 | 22 de agosto
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¿Por qué todas las aventuras espaciales?
¿SABE usted que una de las principales razones para las muchas aventuras espaciales del hombre es la búsqueda de vida más allá de la Tierra?
Los científicos que creen en la evolución afirman que la vida tiene que haber evolucionado en algunos de los otros planetas a través del vasto universo. También esperan que la exploración de otro planeta arroje luz en cuanto a cómo comenzó la vida en la Tierra.
Además, muchos científicos sugieren que probablemente el universo está rebosando con seres inteligentes que han evolucionado. Así es que los evolucionistas continúan la gran búsqueda de vida extraterrestre.
De hecho, un informe efectuado por la Junta de Ciencia Espacial de la Academia Nacional de Ciencias dice que la búsqueda de vida más allá de la Tierra “es una empresa científica del mayor valor y significado . . . su importancia y las consecuencias para la biología justifican la mayor prioridad entre todos los objetivos de la ciencia espacial... de hecho, del programa espacial como un todo.” ¿Concuerda usted?
Por supuesto, hay otras razones importantes para las aventuras espaciales del hombre. Se citan varios propósitos científicos, como el deseo de conocer la composición de los cuerpos celestes, cuáles son las condiciones en varios planetas, y así por el estilo.
La curiosidad y el deseo de hacer lo “imposible” también son factores en la exploración espacial.
En realidad, hay mucho más envuelto en las aventuras espaciales del hombre que el deseo de conseguir esclarecimiento científico, la búsqueda de la vida y la curiosidad del hombre y el deseo de hacer lo “imposible.” ¿Y qué es eso? El prestigio nacionalista.
Por ejemplo, el programa espacial norteamericano comenzó formalmente después que Rusia puso su Sputnik en órbita. Los redactores del libro Journey to Tranquility dicen acerca de este programa:
“El proyecto nació de la calamidad. Se comenzó como una apresurada respuesta a una crisis inmediata: se cree que la crisis fue desencadenada por los triunfos espaciales de los soviéticos.... Sin embargo, el aspecto decisivo de la amenaza fue su relación con el prestigio norteamericano. Este fue el temor que impulsó al presidente Kennedy.... Prestigio . . . sumado a la creencia de que los Estados Unidos no podían darse el lujo de permitir que los rusos los derrotaran. En otras palabras, el prestigio, fue igualado con el poderío en el mundo, y se vio a la Luna como un medio por el cual podría aumentarse el poderío mundial.”
El hecho de que el prestigio fue un factor motivador clave se hace evidente de un memorándum del presidente John F. Kennedy con fecha del 20 de abril de 1961 al vicepresidente de los Estados Unidos, quien entonces era el presidente del Consejo Espacial. Kennedy preguntó:
“¿Tenemos alguna probabilidad de ganar a los soviéticos por medio de poner un laboratorio en el espacio, o por un viaje alrededor de la Luna, o por un cohete que aterrice en la Luna, o por un cohete que vaya y vuelva a la Luna con un hombre? ¿Hay algún otro programa espacial que prometa resultados extraordinarios?”
Y así comenzó la carrera espacial, y hasta ahora ha habido más de mil hazañas espaciales de la Unión Soviética y de los Estados Unidos combinados.
Después del buen éxito de las misiones lunares Apolo y el regreso a salvo de los hombres que tuvieron parte en ella, hubo mucha alabanza por el logro. El presidente Nixon hasta declaró: ‘¿No vemos en ello la mano de Dios?’
Sin embargo hubo dudas acerca del asunto. Por ejemplo, la revista Time del 1 de enero de 1973, comentó: “La falta de esa declaración [del presidente Nixon] yace en la suposición de que la conquista del espacio es un bien tan puro que Dios se dignaría a concederle alguna protección especial. Si se toman en cuenta los motivos —especialmente la mezquina patriotería que motivó a tantos de los que votaron por la asignación del proyecto Apolo— es posible que la ira divina en vez de la benevolencia haya acompañado al proyecto.”
Ciertamente las hazañas espaciales del hombre han provocado varias dudas y preguntas. Una de las mayores preguntas es si valió la pena, por ejemplo, financiar el programa lunar Apolo a un costo de 25 mil millones de dólares. ¿Qué hubiera podido hacerse con ese dinero para ayudar a hacer las condiciones en la Tierra más deseables? Amitai Etzioni pregunta en su libro The Moon-Doggle: “¿Es llegar a la Luna la única ‘imposibilidad’ en la que podemos pensar? La Tierra nunca ha estado libre del hambre o de la guerra. Los que están ansiosos de tomar desafíos ‘imposibles’ tienen éstos a su disposición.”
También existen dudas, dice este escritor, acerca de la pertinencia de muchos objetivos científicos que se usan para promover las aventuras espaciales: “Las declaraciones de que las sondas espaciales nos dirán ‘cómo late el universo’ y ‘cómo comenzó la vida en la Tierra’ son una afrenta ofensiva al pensar correcto, una envoltura ostentosa para una clase de exploración que es interesante, pero que está lejos de ser sensacional.”
Una cuestión relacionada que necesita ser investigada es si vale la pena el gastar grandes sumas en buscar vida que haya evolucionado en otros planetas. ¿Cuán prudente o imprudente es esa búsqueda?
Y, en lo que tiene que ver con los propósitos de prestigio nacionalista, ¿ha valido la pena el esfuerzo para las naciones implicadas? Muchas personas en los Estados Unidos piensan que bien ha valido 25 mil millones de dólares el plantar la bandera norteamericana seis veces en la Luna. Pero no todos están de acuerdo. Escriben los redactores de Journey to Tranquility: “Los acontecimientos sugieren fuertemente que, por el impacto a breve plazo que se procuraba de él, el Proyecto Apolo será contado entre los errores de cálculo más palpables del siglo veinte. Aunque la tarea inmediata se realizó perfectamente, su objetivo fundamental quedó en ruinas. Los hombres dieron su paso en la Luna, pero no hubo salto gigantesco en el poder de atracción del modo de vivir norteamericano.”
Pero aunque quizás los Estados Unidos no hayan conseguido el valor de 25 mil millones de prestigio del programa Apolo, éste sí le dio al hombre un nuevo entendimiento de la Luna y lo obligó a revisar algunas de sus teorías acerca de ella.
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La Luna... ¿qué se descubrió allí?¡Despertad! 1973 | 22 de agosto
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La Luna... ¿qué se descubrió allí?
ERA seguro que la ida y vuelta del hombre a la Luna produciría algunas sorpresas. Científicamente, hubo muchas. Una de ellas tuvo que ver con la Luna misma, la cual según se creía era un cuerpo celeste relativamente sencillo.
Pero no es así. Dice el Dr. R. J. Allenby, director auxiliar de selenografía de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio: “Probablemente lo más significante que hemos aprendido es que la Luna es un cuerpo muy complejo... no simplemente el sencillo ‘globo’ que mucha gente creía que era. Las misiones Apolo han vuelto a enviar a muchos científicos a las mesas de dibujo. Requerirá muchos años el encontrar nuevos conceptos que tengan aceptación general.”
Puesto que la Luna no es meramente un sencillo “globo,” ¿qué hay de la ampliamente esparcida teoría de que la Luna originalmente se desprendió de la superficie superior de la Tierra? Un reciente informe científico dice: “La idea de que la Luna se desprendió de las capas superiores de la Tierra prácticamente ha muerto como consecuencia de los hallazgos del Apolo.”—Times de Nueva York del 4 de diciembre de 1972.
En cuanto a la composición de la Luna, la misión del Apolo 16 halló que el material de la Luna es rico en aluminio y calcio. El hierro metálico está presente en las rocas lunares. Las muestras de roca del Apolo 11 revelaron 68 de los elementos conocidos. Las rocas de la Luna están esencialmente compuestas de las mismas materias primas que las rocas de la Tierra. No obstante, hay una diferencia... en proporción.
Por ejemplo, en las rocas lunares se ha encontrado que la proporción entre el uranio y el potasio era cuatro veces más elevada que en las rocas terrestres típicas. Se halló que en las rocas lunares el titanio es más del doble de lo común que en las rocas terrestres más ricas en titanio. No los elementos en sí sino las combinaciones de elementos hallados en las rocas lunares ciertamente fueron “no terrenales.” Como dijo un selenógrafo: “Es el mismo alfabeto pero una gramática diferente.”
Un descubrimiento hecho por el Apolo 12 en 1969 fue la existencia de un campo magnético lunar. Las primeras astronaves no tripuladas no habían detectado esto.
Se halló que la temperatura en la Luna oscila entre 170 grados centígrados bajo cero y 120 grados centígrados sobre cero. Un hoyo perforado en la Luna reveló un aumento constante de temperatura con la profundidad, aproximadamente 0,6 décimas de grado centígrado por cada 30 centímetros. Pero todavía hay algunas dudas en cuanto a si el centro de la Luna está parcialmente fundido o relativamente frío. La observación sísmica ha señalado a un centro parcialmente fundido. Sin embargo, la información obtenida con magnetómetros sobre la superficie lunar y en la órbita lunar ha hecho que algunos científicos crean que ésta tiene un interior relativamente frío.
En cuanto a la búsqueda de vida que haya evolucionado más allá de la Tierra, los alunizajes han hecho claro que no se ha encontrado nada que ni siquiera se parezca remotamente a la vida. Se hicieron estudios microscópicos para hallar algún material vivo, previamente vivo o fósil. No se encontró ninguno sobre la Luna.
¿Se ha preguntado usted acerca de la edad de la Luna? Se calculó que las rocas tomadas de los primeros viajes de las misiones Apolo tenían de 3,3 a 3,7 mil millones de años de edad. Sin embargo, se calculó que una roca del tamaño de un limón tenía una edad de 4,6 mil millones de años. Se calculó que el suelo de la Luna tiene una edad de 4,2 a 4,9 mil millones de años. Science World del 16 de febrero de 1970, comentó: “Varios investigadores confirmaron que la Luna tiene unos 4,6 mil millones de años de edad. La Tierra y los meteoritos tienen aproximadamente la misma edad.”
Así es que el consenso es que la edad de la Luna es igual a la del sistema solar, una confirmación notable de Génesis 2:4, que indica que la Tierra y los cielos fueron formados en el mismo período de tiempo.
No puesta en órbita por casualidad
Otro descubrimiento de las hazañas espaciales es éste: La Luna no pudo haber sido puesta en su órbita por casualidad o accidente. Comentando acerca de este descubrimiento William Roy Shelton dice en el libro Winning the Moon:
“Es importante recordar que algo tuvo que poner a la Luna en o cerca de su actual trayectoria circular alrededor de la Tierra. Tal como una astronave Apolo que gira alrededor de la Tierra cada 90 minutos a una altura de| ciento sesenta kilómetros tiene que tener una velocidad aproximada de 29.000 kilómetros por hora para permanecer en órbita, así algo tuvo que proporcionarle a la Luna la velocidad precisa que necesita para su peso y altitud. Por ejemplo, no pudo haberse desprendido de la Tierra a cualquier velocidad o dirección. Descubrimos esto cuando comenzamos a tratar de poner en órbita satélites artificiales. Descubrimos que a menos que el propuesto satélite llegara a cierta altura a cierta velocidad en cierto curso paralelo a la superficie de la Tierra, no tendría la necesaria fuerza centrífuga para mantener el delicado equilibrio con la gravedad de la Tierra que le permitiría permanecer en la órbita deseada.”
“Por ejemplo en el antiguo Cabo Cañaveral en la noche del 5 de marzo de 1958
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