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El espíritu de Dios esencial para la madurezLa Atalaya 1953 | 1 de enero
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a todo tiempo del favor de Jehová mediante el estar en compañía y guardar el paso con los “adoradores genuinos” que ‘adoran al Padre con espíritu y verdad’.—Fili. 3:14-17; Juan 4:23, NM.
¿QUIÉNES SON DE MENTE ESPIRITUAL?
21. ¿Qué pregunta surge en cuanto a esto tocante a las “otras ovejas” del Señor?
21 Algunos, quizás muchos, de nuestros lectores han estado esperando la oportunidad de preguntar, diciendo: ¿No es un hecho que los textos supracitados se dirigen sólo a los que son de “la manada pequeña” con la esperanza celestial delante de ellos? Y ¿no son sólo éstos, los engendrados por el espíritu de Dios, de quienes puede decirse que son “hombres espirituales”, capacitados por el espíritu de Dios para entender las “cosas profundas de Dios”? En breve, ¿es bíblico decir que las “otras ovejas” del Señor son de mente espiritual?
22. ¿Bajo qué extrañas circunstancias discutió Jesús el asunto de adoración?
22 En respuesta, permítase que nosotros hagamos una pregunta que puede poner en marcha nuestra mente en la dirección correcta. ¿A quién dijo Jesús esas benignas palabras de vida y dió ese penetrante y nuevo concepto de adoración “con espíritu y verdad”? ¿A sus seguidores íntimos que en breve recibirían el derrame del espíritu en el Pentecostés? No; ni siquiera a un israelita; sino a una forastera, a una mujer de Samaria. ¡Sorprendente! Sí, los discípulos se sorprendieron. Pero, más sorprendidos estuvieron, sin duda, cuando supieron que después que Jesús hizo una visita de sólo dos días muchos más samaritanos creyeron y confesaron: “Sabemos que este hombre verdaderamente es el salvador del mundo.”—Juan 4:27, 42, NM.
23. ¿Dan ocasión de sorpresa las “otras ovejas” en este día? y ¿qué garantía bíblica hay de esto?
23 Juan, quien tuvo el placer de registrar ese incidente, de nuevo se sorprendió muchos años después, cuando en visión, después de oír una cuenta detallada de los 144,000 esclavos sellados que forman el Israel espiritual, luego vió “una grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar”, atribuyendo la salvación a Dios y al Cordero, y él tuvo que confesar su ignorancia respecto a su identidad. No estamos sugiriendo que esos samaritanos eran de la misma compañía que la “grande muchedumbre” del Apocalipsis 7, las “otras ovejas” del Señor. Más bien lo que es de presumir es que si aquellos samaritanos se apegaron a su creencia en Jesús se unieron con aquellos creyentes gentiles que al debido tiempo fueron añadidos a la congregación, la “manada pequeña”. Pero el elemento de sorpresa es el mismo, y sugiere que nosotros, también, tenemos que estar preparados para sorpresas semejantes, especialmente a causa de los que de manera inesperada entran rápidamente en el favor de Dios en esta tardía fecha. ¿Quién, de entre nuestros lectores que estuvieron presentes en la ciudad de Nueva York, no recuerda ese penetrante contener de la respiración con agradable sorpresa que vino de esa vasta, casi invisible, concurrencia que llenaba el estadio Yanqui esa calurosa noche de verano de agosto de 1950 cuando el orador anunció que algunos de los “príncipes” en perspectiva de la tierra nueva estaban presentes?—Sal. 45:16.
24. ¿En vista de qué pensamos que estas “otras ovejas” necesitan entendimiento espiritual maduro?
24 A estas “otras ovejas” hoy no se les ve fuera del atrio del templo, sino adentro; porque ahí es donde Juan vió a la “grande muchedumbre”, de pie “delante del trono de Dios” rindiendo “servicio sagrado día y noche en su templo”. (Apo. 7:9-15, NM) Ellos no son las “piedras vivas” que forman esa “casa espiritual”. (1 Ped. 2:5, NM) Pero en vista de su relación estrecha y aceptación con Dios y el Cordero, y también de su adoración limpia mediante el ‘haber lavado sus mantos’ y mediante el rendir servicio sagrado en esa casa espiritual, ¿quién negaría que ellos se cuentan entre los adoradores genuinos que adoran “con espíritu y verdad”, y quienes son de mente espiritual, “ocupándose en las cosas del espíritu”? Porque ciertamente no están “ocupándose en las cosas de la carne”. Y seguramente los que sirven en puestos de responsabilidad privilegiados como “príncipes” necesitan tener entendimiento maduro, el cual puede obtenerse sólo mediante la ayuda del espíritu santo.
25. ¿Cómo arroja Hebreos 11 luz sobre este tema en cuanto a la actitud y esperanza de los que se probaron fieles antes del día de Cristo?
25 Parece que el factor determinante es, ¿En qué tienen fijos su mente y corazón y en qué concentradas sus esperanzas? ¿Están almacenando para sí mismos tesoros sobre la tierra, participando del espíritu de este mundo, o se encuentran en la misma posición feliz de los que se describen en el capítulo 11 de Hebreos? El lenguaje aquí también es sorprendente, cuando se recuerda que este capítulo está hablando de aquellos hombres y mujeres de fe y devoción fuertes que vivieron y murieron antes del día de Cristo. Dice: “Ellos están haciendo esfuerzos por alcanzar un lugar mejor, es decir, uno que pertenece al cielo,” y que por lo tanto Dios “ha preparado una ciudad para ellos”; y que el efecto de esa provisión y promesa fué hacerlos “extranjeros y residentes temporarios en la tierra” donde habitaron. En otras palabras, los hizo apartarse del mundo y del “espíritu del mundo”, y en cambio los hizo poner su rostro hacia ese reino y gobierno teocrático que esencialmente es espiritual, la “Nueva Jerusalén”, que desciende “del cielo”. Ellos no tuvieron ninguna idea o esperanza de ir al cielo, sino que esperaban ser parte de esa sociedad del nuevo mundo que pertenece al cielo, y estuvieron mentalmente en pleno acuerdo con eso, aunque vivieron mucho antes de su tiempo. Note también esa expresión sorprendente acerca de que Moisés tuvo la misma mente o actitud mental de Cristo, “escogiendo ser maltratado con el pueblo de Dios más bien que tener el gozo temporáneo del pecado” junto con los “tesoros de Egipto”.—Heb. 11:13-16, 25, 26; Apo. 21:2, NM.
26. ¿Debemos concluir que todo el pueblo de Dios debe tener mente espiritual, y con qué perspectivas según se expresan en el Salmo 23?
26 El peso de la evidencia bíblica por lo tanto parecería ser abrumador a favor de la conclusión de que todas las ovejas del Señor tienen que tener mente semejante, ser de mente espiritual; y nosotros invitamos a todos los que reconocen que han sido traídos a la “una sola manada”, bajo el “un solo pastor” (aunque no todos son del mismo rebaño), a unirse para alimentarse juntos de las ricas “praderas verdes”. Sean refrescados con las “aguas de reposo” vivientes, guiados “por sendas de justicia” a un entendimiento maduro “a causa de su nombre”, comprendiendo que únicamente podemos rendir adoración aceptable y genuina si nos hallamos llenos de Su espíritu y de Su verdad.—Juan 10:16, NM; Sal. 23:2, 3.
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“Pocos leen la Biblia”La Atalaya 1953 | 1 de enero
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“Pocos leen la Biblia”
Bajo ese encabezamiento un periódico de Nueva York informó de la declaración del Dr. Roberto J. McCracken, de la iglesia Riverside de Nueva York, al efecto de que “el hábito de leer la Biblia está siendo abandonado”. También dijo: “No se debe pensar demasiado del hecho de que la Biblia es el libro que más se vende en el mundo.” También: “Toda la evidencia indica que en un número desconcertantemente grande de hogares se le consulta tan raramente como a la colección de las obras de Shakespeare. . . . Sirve más de adorno que de instrumento. Las novias la llevan a sus bodas y luego la guardan entre sus recuerdos. Los políticos juran sobre ella cuando son instalados en sus puestos pero rara vez juran por ella después. Aun entre miembros de iglesias, la Biblia es mayormente un libro desconocido. Es un hecho que la mayoría de la gente en este país sólo tiene una vaga idea de lo que enseña el más importante libro del mundo.”
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