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Fortaleza impartida mediante estímuloLa Atalaya 1963 | 1 de diciembre
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Fortaleza impartida mediante estímulo
“Nosotros . . . [tenemos] fuerte estímulo para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.”—Heb. 6:18
1. ¿Qué efecto tiene el estímulo en el que lo recibe, y cómo indicó el apóstol Pablo que apreciaba su importancia?
¡CUÁN importante es el estímulo en tiempo de dificultad! Cuando nuestras propias debilidades nos hacen estar desalentados, ¡cuánto apreciamos una palabra de aprecio o una expresión que dé esperanza! Refresca. Disminuye la carga del trabajo y nos capacita a hacer frente a nuestros problemas con mayor confianza. Nos imparte la fortaleza que necesitamos para enfrentarnos al futuro. Nos infunde valor para mantenernos firmes bajo presión severa. La Palabra de Dios pone énfasis particularmente en el provecho del estímulo. Por lo tanto, cuando el apóstol Pablo escribió a los creyentes que había en Roma, dijo: “Anhelo verlos, para impartirles algún don espiritual a fin de que sean hechos firmes; o, más bien, para que haya un intercambio de estímulo entre ustedes, por cada uno mediante la fe del otro, tanto la de ustedes como la mía.” (Rom. 1:11, 12) Sabía que sus hermanos cristianos de Roma, afligidos por sus propias debilidades y rodeados como estaban por un mundo lleno de toda clase de injusticia, necesitaban estímulo, y él estaba deseoso de impartírselo a ellos personalmente. También apreciaba que los beneficios no serían unilaterales, porque el impartir estímulo resulta en edificación mutua; sí, hay un “intercambio de estímulo.”
2. ¿Cuál es la diferencia entre estímulo y adulación, y cuál es la mejor fuente de estímulo?
2 La clase de edificación que Pablo deseaba para los creyentes que vivían en Roma no resulta de la adulación, cosa que el viejo mundo sin conciencia a menudo confunde con el estímulo. La adulación es alabanza falsa, hipócrita o excesiva. La falsedad y la falta de sinceridad no imparten fortaleza; no edifican. Más a menudo simplemente resultan en menosprecio para aquel que lisonjea. Como Pablo había escrito antes a los tesalonicenses: “En ninguna ocasión nos hemos presentado ya sea con habla lisonjera, (así como ustedes lo saben) ni con una apariencia fingida para la codicia.” (1 Tes. 2:5) La confianza que se edifica sobre la falsedad es decepción, y la esperanza que no está fundada en la verdad solo resulta en desilusión. Por eso, cuando los caudillos de las naciones mienten a sus pueblos para retener su apoyo en tiempos de crisis nacionales, no hay verdadera edificación ni se imparte fortaleza. Igualmente, cuando los clérigos religiosos mienten acerca de la condición de los muertos a los que han sido afligidos por alguna muerte, la confortación que se da es somera e ineficaz. No hay allí verdadero estímulo. Para proporcionar estímulo que imparta fortaleza se tiene que hablar la verdad. (Sal. 146:4; Ecl. 9:5; Juan 5:28, 29) El hablar la Palabra de Dios a los que están afligidos por los fracasos de este mundo corrompido así como por sus propias faltas es por mucho la mejor manera de inspirar valor a otros y darles una esperanza sustentadora.
DIOS PROVEE EL MODELO
3. ¿De qué manera ha tomado Dios la delantera en dar estímulo, y cómo nos afecta esto?
3 Jehová Dios mismo ha tomado la delantera en dar estímulo. Inmediatamente después que Adán había arrojado a la humanidad al pecado, Dios anunció que levantaría un libertador, y al obrar así proveyó una base para que la prole de Adán, no nacida entonces, tuviera esperanza. No olvidó esa promesa, sino que la recalcó y la amplificó en declaraciones formales a sus siervos en las generaciones que siguieron. Concerniente a su promesa hecha a Abrahán se declara: “De esta manera Dios, cuando se propuso demostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, intervino con un juramento, a fin de que, por medio de dos cosas inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos nosotros, los que hemos huido al refugio, fuerte estímulo para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. Esta esperanza la tenemos como ancla del alma, tanto segura como firme.” (Heb. 6:17-19) Sí, al proveer una base firme para la esperanza Dios estimula a sus siervos, edifica su confianza, hace posible que ellos se enfrenten al futuro sin temor. Sus promesas infalibles registradas en la Biblia son una fuente limitada de fortaleza para nosotros los que vivimos ahora mismo en este siglo veinte. “Porque todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que por medio de nuestra perseverancia y por medio del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.”—Rom. 15:4.
4. ¿Qué responsabilidad descansa sobre los que aceptan la esperanza que Dios da, pero por qué no es pesado esto?
4 Con esta esperanza dada por Dios va responsabilidad. Los que llevan el nombre de Dios tienen que ser sus testigos, dando a conocer a otros su nombre y propósitos. Tienen que poner en orden su vida en armonía con su voluntad. Pero Dios no hace del servicio de ellos una carga, haciendo que se esfuercen hasta más allá de su capacidad. Amorosamente los cuida, como un pastor cuida a sus ovejas. “Como pastor él pastoreará a su propio hato. Con su brazo juntará a los corderos; y los llevará en su seno. Conducirá con cuidado a las que están amamantando.” (Isa. 40:11) Dios no nos quita el gozo exigiendo demasiado. Ni nos rechaza solo porque quizás tropecemos. “Como el padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen. Pues él mismo conoce bien cómo estamos formados, recordando que somos polvo.” (Sal. 103:13, 14) Es misericordioso, amoroso y compasivo, y su perdón nos da ánimo para proseguir.
5. El considerar los relatos de los hombres de fe registrados en las Escrituras, ¿cómo nos hace reaccionar?
5 Se requiere fe fuerte para perseverar en el servicio de Dios, pero Jehová ha hecho toda provisión para fortalecer nuestra fe. Además de sus promesas incomparables, nos ha rodeado de hombres de fe cuyo ejemplo nos infunde ánimo y vigor renovado para la carrera que está puesta delante de nosotros. Hubo personas como Abel y Sansón, que entregaron su vida en el servicio de Jehová; Noé, que mantuvo integridad aunque estuvo rodeado de un mundo impío; Moisés, que rechazó todas las riquezas de Egipto por el servicio del Dios verdadero; los israelitas que confiaron en que Jehová los libraría de las fuerzas perseguidoras militares de Faraón; y David, que intrépidamente se enfrentó al gigante filisteo Goliat en el nombre de Jehová. “Pues, entonces, porque tenemos tan grande nube de testigos que nos rodea, quitémonos nosotros también todo peso y el pecado que fácilmente nos enreda, y corramos con aguante la carrera que está puesta delante de nosotros, mirando atentamente al Agente Principal y Perfeccionador de nuestra fe, Jesús.”—Heb. 12:1, 2.
6. ¿Cómo nos afecta el ejemplo del Agente Principal y Perfeccionador de nuestra fe?
6 Cuando miramos atentamente al Agente Principal y Perfeccionador de nuestra fe, ¿qué vemos? Otra vez, ¡causa para cobrar ánimo! Pues en Jesús tenemos un modelo dado por Dios. En él tenemos un ejemplo vivo del derrotero que debemos seguir. Cada paso que damos en las pisadas de Aquél es una fuente de satisfacción y gozo; ¡es refrescante! Como Jesús mismo dijo: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y háganse mis discípulos, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.”—Mat. 11:28-30.
7. (a) ¿Por qué tienen que enfrentarse a la persecución los cristianos verdaderos, pero por qué hay razón para cobrar ánimo? (b) ¿Cómo llevó a cabo Pedro el consejo de Jesús de ‘fortalecer a sus hermanos’?
7 Es verdad que el seguir en las pisadas de Jesús acarrea persecución de parte del viejo mundo. “De hecho, todos los que desean vivir con devoción piadosa en asociación con Cristo Jesús también serán perseguidos.” (2 Tim. 3:12) Jesús mismo advirtió en cuanto a esto, diciendo: “El esclavo no es mayor que su amo. Si ellos me han perseguido a mí, a ustedes también los perseguirán.” Pero aun esto no hace que los testigos cristianos de Jehová se desanimen. Recuerdan las palabras de Jesús en la noche antes de su propia muerte cuando dijo: “En el mundo tendrán tribulación, pero ¡cobren ánimo! yo he vencido al mundo.” (Juan 15:20; 16:33) Los apóstoles sí cobraron ánimo. No renunciaron. Es cierto que Pedro vaciló, negando al Señor, pero se arrepintió. Como Jesús le había dicho: “Yo he hecho ruego a favor de ti para que tu fe no desfallezca; y tú, una vez que hayas vuelto, fortalece a tus hermanos.” (Luc. 22:32) Pedro hizo exactamente eso. Su ministerio fiel fue una fuente de fortaleza para sus hermanos cristianos; las cosas que les dijo fueron edificantes; y escribió palabras de estímulo. “Les he escrito en pocas palabras,” dijo Pedro, “para dar estímulo y un testimonio sincero de que ésta es la verdadera bondad inmerecida de Dios; en la cual estén firmes.” (1 Ped. 5:12) Él no quería que ninguno abandonara la organización de Dios y se desviara a las enseñanzas falsas, pero sabía que constantemente se hallaban bajo presión de parte del mundo. Por eso, lo que escribió en su primera carta canónica fue para estimularlos, para fortalecer su convicción de que tenían la fe verdadera.
UNA CARTA DE ESTÍMULO
8. Al escribir su primera carta canónica, ¿qué consideró Pedro que es una fuente de gran estímulo, y cómo podemos sacar provecho de ello?
8 Exactamente, ¿qué dijo Pedro a modo de estímulo a sus compañeros cristianos, poniéndonos así un ejemplo en cuanto a estimularnos unos a otros? Estaba bien consciente del hecho de que la fuente de la mayor fortaleza para él era su esperanza dada por Dios; por eso escribió acerca de esa esperanza, sabiendo que haría el mejor bien para sus hermanos cristianos si podía despertar mayor aprecio a ella de parte de ellos. El recalcó que la esperanza de ellos era una “esperanza viva,” algo confiable, una expectativa que no resultaría en desilusión. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque según su gran misericordia nos dio un nuevo nacimiento a una esperanza viva mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, a una herencia incorruptible e incontaminada e inmarcesible. Está reservada en los cielos para ustedes, que están resguardados por el poder de Dios mediante la fe para una salvación lista para ser revelada en el último período de tiempo.” Esta esperanza fue causa de gran regocijo y gozo inefable entre ellos. Fue algo acerca de lo cual el espíritu de Dios había impulsado a los profetas a hablar; fue un asunto en el cual aun los ángeles deseaban atisbar. Pero Dios la había dado a hombres y mujeres cristianos. ¡Cuán agradecidos debían estar! ¡Cómo debía fortalecerlos y sostenerlos ésta! (1 Ped. 1:3-5, 8-12) Aun hasta este día es cierto que, sea que uno haya sido llamado a la vida celestial como uno de los 144,000 miembros del “rebaño pequeño” de Cristo o espere estar entre los ‘rectos que morarán en la tierra,’ encuentra el mayor estímulo en fijar su mente en las promesas de Dios, estudiándolas en la Biblia, meditando en ellas, considerándolas con sus hermanos cristianos y abogando por ellas ante otros.—Luc. 12:32; Pro. 2:21.
9. ¿Cómo afecta la esperanza cristiana a la habilidad de uno para enfrentarse a la persecución?
9 Tan grande es la fortaleza impartida por esta esperanza confiable que el cristiano puede regocijarse y permanecer firme ante las aflicciones severas que someten a prueba su fe. Por eso, Pedro pasó a decir: “En este hecho ustedes están regocijándose en gran manera, aunque ahora por un poco de tiempo, si es menester, han sido contristados por diversas pruebas, a fin de que la cualidad probada de su fe, de mucho más valor que el oro que perece a pesar de ser probado por fuego, sea hallada causa de alabanza y gloria y honra al tiempo de la revelación de Jesucristo.” (1 Ped. 1:6, 7) Pablo, también, unió la esperanza que está delante con el asunto de aguante cuando dijo: “Regocíjense en la esperanza que está delante. Perseveren bajo tribulación.” Y en el caso de Jesús hallamos ejemplificada la notable fortaleza que imparte la esperanza que Dios da, como leemos: “Por el gozo que fue puesto delante de él aguantó un madero de tormento, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios.” Los que consideran atentamente el ejemplo de Cristo no se cansan ni desfallecen; no renuncian.—Rom. 12:12; Heb. 12:2, 3; 1 Ped. 4:13, 14.
10. ¿Para qué actividad amonestó Pedro a los cristianos a fortalecer su mente, y en conexión con esto, qué debemos hacer unos para otros?
10 Hay trabajo vital para hacerlo para cada cristiano. Por eso, por la primera carta de Pedro se nos estimula, sí, se nos insta a ‘fortalecer nuestra mente para actividad,’ y estamos bajo obligación de ofrecernos estímulo semejante unos a otros. La obra de los miembros ungidos del cuerpo de Cristo se asemeja a la de los sacerdotes que servían en el templo de Jerusalén, porque ellos mismos “están siendo edificados en casa espiritual para el propósito de un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptos a Dios por medio de Jesucristo.” No ofrecen sacrificios de animales, sino sacrificios espirituales, un “sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre.” (1 Ped. 1:13; 2:4-9; Heb. 13:15) Proclaman los propósitos amorosos de Jehová Dios, que los ha llamado de las tinieblas espirituales del mundo a la luz maravillosa de su verdad. Para tal servicio es vital la fortaleza espiritual.
11. Con la Palabra de Dios para guiarnos, ¿cómo consideramos las causas de temor del mundo, y por eso, qué se nos pide que hagamos?
11 Teniendo la verdad de la Palabra de Dios para iluminar su senda y fortalecerlos, no comparten los temores del mundo; no sufren de agitación a causa de sus crisis. Ponen atención al mandato: “No teman lo que para ellos es objeto de temor, ni vayan a agitarse. Antes santifiquen al Cristo como Señor en su corazón, siempre listos para hacer una defensa ante todo el que les exija razón de la esperanza que hay en ustedes, pero haciéndolo junto con un genio apacible y profundo respeto.” (1 Ped. 3:14, 15) Debido al punto de vista que adoptan, constantemente se les pide que expliquen por qué no comparten la preocupación del mundo y por qué no se dedican a la perpetuación de las instituciones del mundo, como otros lo hacen. Tienen que explicar por qué ellos no son parte del mundo. A los ojos de los hombres mundanos tal vez su posición parezca estar moralmente equivocada, y por eso ellos tienen que hacer una defensa, no irritados, sino con genio apacible y respeto profundo. Aclaran que ellos cifran su esperanza en Dios y su Hijo, y que ellos tienen que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres. Como personas dedicadas a Dios, indican, sería incorrecto el que ellos buscaran la amistad con el mundo, porque esto los haría enemigos de Dios. Se requiere ánimo para mantener tal posición en medio de un mundo hostil.—1 Ped. 1:20, 21; Juan 15:19; Sant. 4:4.
12. (a) ¿Quiénes se han unido al resto ungido en su obra de predicar y enseñar, y con qué efecto? (b) ¿Cómo muestra Pedro que los cristianos pueden fortalecerse los unos a los otros al participar en el ministerio?
12 Ahora estos testigos ungidos han unido a ellos una grande muchedumbre de otros, personas dedicadas que sirven en asociación con la clase del templo, que son una fuente de gran estímulo para ellos y que participan con ellos en cumplir el mandato de Jesús: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones, . . . enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado.” (Mat. 28:19, 20; Apo. 7:9, 10) Esta es una tarea grande, urgente, y requiere esfuerzo unido. Con este fin Pedro insta a los cristianos a tener “amor intenso los unos para los otros” y a edificarse unos a otros por medio de “servirse los unos a los otros.” Tienen que trabajar juntos. Aun Jesús dice: “¡Miren! estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas.” ¡Qué maravilloso estímulo!—1 Pedro 4:8-11.
13. ¿Qué otra clase de estímulo incluyó el apóstol Pedro en su carta, qué dijo, y cómo nos fortalece eso?
13 En vista de la condición corrompida del mundo, Pedro también halló necesario el dar estímulo en otros respectos. No fue estímulo que adquiriera la forma de encomio; ni habló de asuntos que estuvieran diseñados para llenarlos de esperanza. Más bien, este estímulo adquirió la forma de exhortación para evitar la conducta incorrecta. “Amados, les exhorto como forasteros y residentes temporales a que sigan absteniéndose de los deseos carnales, los cuales son los mismísimos que llevan a cabo un conflicto en contra del alma.” “Porque basta el tiempo que ha pasado para que ustedes hayan obrado la voluntad de las naciones cuando procedían en hechos de conducta relajada, lujurias, excesos con vino, diversiones estrepitosas, partidas de beber e idolatrías ilegales.” Consejo como ése es bueno para todos nosotros. En vista del hecho de que constantemente nos asociamos con un mundo degradado, este consejo nos ayuda a mantener presente claramente lo que es correcto y lo que es incorrecto. Nos protege de adoptar el modo de pensar torcido del mundo y fortalece nuestro odio justo a las prácticas impías. Nos ayuda a mantener presente claramente lo que son estos “deseos carnales”—no cosas que han de buscarse, sino enemigos que llevan a cabo un conflicto en contra del alma, y que, si las dejamos, se introducirán en nuestra vida y resultarán en la destrucción de nuestra vida, nuestra alma. Necesitamos estímulo como ése, y Jehová lo provee para sus adoradores del día moderno así como lo hizo para los cristianos primitivos por medio de los apóstoles.—1 Ped. 2:11, 12, 16; 4:3-5.
14. ¿Qué comentarios fortalecedores se ofrecieron para provecho de los que servían empleados por amos opresivos, y cómo puede beneficiar este consejo a muchos aun en este día?
14 En su carta de estímulo Pedro también dio consideración a algunos de los desalentadores problemas domésticos y problemas de empleo a los que se enfrentaban los hermanos y que afectaban su adoración. Por ejemplo, algunos de ellos estaban sufriendo a causa de amos severos, y mucho del abuso aparentemente se debía a que ciertos individuos que eran esclavos, propiedad de amos, deseaban hacer la voluntad de Dios. Estaban sufriendo a causa de su “conciencia para con Dios,” así como hoy día hay mucha discriminación contra muchos de parte de sus patrones seglares a causa de su fe cristiana. ¿Cómo deberían considerar su situación? “Si, cuando ustedes están haciendo lo bueno y sufren, lo aguantan, esto es algo que agrada a Dios,” escribió Pedro. Y prosiguió a comparar la situación de ellos con la de Cristo mismo, diciendo: “De hecho, ustedes fueron llamados a este derrotero, porque hasta Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención. El no cometió pecado, ni en su boca se halló engaño. Cuando lo estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio. Cuando estaba sufriendo, no se puso a amenazar, sino que siguió encomendándose al que juzga con justicia.” ¡Cuán estimulador es el tener un modelo como ése para seguirlo!—1 Ped. 2:18-23.
15. (a) ¿A qué se dirigió la atención de las esposas cristianas como fuente de estímulo? (b) ¿Qué consejo se les dio a los esposos en cuanto a darles estímulo? (c) ¿En qué deben fijar su mente tanto el esposo como la esposa si han de fortalecerse y ayudarse mutuamente?
15 Este mismo ejemplo excelente de sujeción fue recomendado para las esposas cristianas, aun para aquellas que estaban casadas con esposos incrédulos, porque al principiar a dar su consejo a las esposas, Pedro usa la expresión “de igual manera,” dirigiendo así su atención a las declaraciones anteriores en cuanto a sujeción. Ellas también tienen un modelo en Cristo, y él es exactamente tal modelo para ellas ahora como lo fue en el primer siglo. Estimulándolas en cuanto al resultado de su aguante paciente, Pedro aconseja: “Estén en sujeción a sus propios esposos, a fin de que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una palabra por la conducta de sus esposas, por haber sido testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto.” Los esposos, también, tienen sus problemas y necesitan estímulo. Por eso Pedro, él mismo un hombre casado e impulsado por el espíritu de Jehová, consideró aquello a que se enfrentaban e instó a los hombres a tratar de ser comprensivos al tratar con sus esposas, a reconocer que la esposa es “un vaso más débil, el femenino,” y por eso no deberían esperar que ella reaccionara emocionalmente como un hombre o hiciera su trabajo de la misma manera que lo haría un hombre. La cosa verdaderamente importante en la cual tanto el esposo como la esposa necesitan mantener fija su mente es su relación con Dios, y jamás deben permitir que los problemas domésticos oscurezcan su deseo fervoroso de ayudarse mutuamente para echar mano del premio de la vida eterna. ¡Qué estímulo práctico! ¡Cuán provechoso fue para todos el que se consideraran sus problemas difíciles, que se les indicaran los principios cristianos que debían guiarlos, y ver puesto de relieve el bien que se estaba efectuando por su fidelidad en medio de circunstancias difíciles! Esta misma carta inspirada es una fuente de fortaleza para nosotros en estos días llenos de pruebas.—1 Ped. 3:1-9.
16. En Primera de Pedro, capítulo 5, ¿qué asuntos se consideraron con los superintendentes, y por qué?
16 A los superintendentes no se les pasó por alto en la carta de Pedro, como si ellos no necesitaran estímulo. Al contrario, él consideró con ellos asuntos que ellos apreciarían particularmente: el punto de vista apropiado de su ministerio, su relación con Dios y con los hermanos, el manejar problemas difíciles, y la persecución. “Pastoreen el rebaño de Dios bajo su custodia, . . . los que son la herencia de Dios,” dijo él. ¿Cuál superintendente, aun ahora, no se conmueve profundamente cuando se detiene para recordarse a él mismo que los que están en la congregación de la cual él tiene la superintendencia son personas que pertenecen a Dios? Considerando el asunto de esta manera, el superintendente no ‘se enseñorea del rebaño’ ni se hace orgulloso, sino que pone atención al consejo: “Humíllense, por lo tanto, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los ensalce al tiempo debido; a la vez que echan sobre él toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes.” Verdaderamente, es una fuente de estímulo para el superintendente humilde comprender que no tiene que llevar la entera carga él mismo. Se le insta a que acuda a Dios por guía para manejar los problemas, arrojando todas sus ansiedades sobre Dios, examinando Su Palabra por guía y buscándolo en oración. Tampoco se encuentra solo cuando se enfrenta a la persecución de parte del mundo de Satanás; como Pedro dijo: “Las mismas cosas en cuanto a sufrimientos van realizándose en toda la asociación de sus hermanos en el mundo. Pero, después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, el Dios de toda bondad inmerecida, que los llamó a su gloria eterna en unión con Cristo, terminará él mismo el entrenamiento de ustedes, él los hará firmes, él los hará fuertes.” (1 Ped. 5:1-10) Los superintendentes tienen buena razón para cobrar ánimo.
17. Por eso, ¿quién verdaderamente es el gran Dador de fortaleza, y por qué lo es?
17 Sin duda, Jehová mismo es el Dador de fortaleza a su pueblo. Él es El que inspiró la escritura de estas palabras de estímulo que hemos considerado. Las promesas que contiene su propia Palabra, la Biblia, son las que nos llenan de esperanza. Nos ha instruido para que podamos hacer frente a los problemas de la vida con buen éxito. Con él para respaldarnos, podemos permanecer firmes aun ante la oposición del mundo. Por eso, con David decimos: “Jehová es mi fuerza y mi escudo. En él ha confiado mi corazón, y he sido ayudado, de modo que mi corazón se alboroza, y con mi canción lo alabaré. Jehová es una fortaleza para su pueblo.”—Sal. 28:7, 8.
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Trabajo que no es en vanoLa Atalaya 1963 | 1 de diciembre
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Trabajo que no es en vano
UN TESTIGO de Jehová que se graduó de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower en 1962 sirvió hace varios años en una congregación pequeña de Forfar, Angus, Escocia. Él cuenta del tiempo en que la congregación consistía toda de mujeres: “Aquí había nueve hermanas de edad avanzada. Si se hubiera sacado un promedio de la edad, posiblemente hubiera sido de alrededor de setenta y cinco años. Pero la edad no era el único impedimento de estas hermanas; la edad avanzada les había traído impedimentos de vista y oídos pobres. Considere a la sierva auxiliar de congregación; era una hermana valerosa que presentaba sus varias partes en las reuniones usando un gran lente de aumento para ver sus notas. La que era sierva de estudios bíblicos tenía unos enérgicos ochenta y cinco años. Durante mucho de ese tiempo ella había usado una trompetilla acústica debido a su sordera. Para cuando llegué a conocerla tenía una de las más modernas ayudas para escuchar. Todas se reunían en un salón con luz de gas que podía acomodar a veinte personas bien apretujadas.
“Aunque las nueve de la congregación eran bien conocidas en la comunidad, su predicación no producía nada en cuanto a resultados tangibles. Volvían y revolvían por el territorio, pero su evidente presencia de ancianas, aunque agradable, y el no poder presentar elocuentemente la verdad parecía indicar que estaban trabajando en vano. Sin embargo, nunca se rindieron. Por muchos años continuaron trabajando y reuniéndose. Entonces empezaron a suceder varias cosas.
“Un hombre de negocios del lugar empezó a preguntarse por qué estas mujeres de edad avanzada seguían visitando a la gente año tras año, aunque sin resultado. Para satisfacer su curiosidad, obtuvo alguna literatura y la leyó. Pronto se estaba asociando con la congregación, escuchando a las hermanas luchando con sus diferentes partes. Empezó a hablar a otros asociados del pueblo. Otros empezaron a interesarse. Una de las primeras cosas que este hombre de negocios hizo fue comprar uno de los mejores solares en el centro del pueblo y construir un excelente y espacioso Salón del Reino. Ahora la congregación continúa creciendo.
“Lo último que oí acerca de ella fue que había alcanzado cuarenta miembros. Unos meses atrás me enviaron un recorte de periódico que describía la primera asamblea de circuito que se celebraba allí. En la primera página, sonreía la fotografía de la sierva de estudios bíblicos que era casi sorda como una tapia, y ahora era de noventa años. Sobre la foto decía: ‘Este es el día más feliz de mi vida.’ Así Jehová había recompensado el esfuerzo valeroso de estas hermanas fieles y su servicio de año tras año. Como declaró el apóstol Pablo en 1 Corintios 15:58: ‘Por consiguiente, amados hermanos míos, háganse constantes, inmovibles, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su labor no es en vano en lo relacionado con el Señor.’”
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Dando estímulo a otrosLa Atalaya 1963 | 1 de diciembre
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Dando estímulo a otros
1. ¿Por qué es una obligación cristiana el dar estímulo a otros, y qué ejemplos excelentes tenemos en cuanto a esto?
TODOS tenemos oportunidades de dar estímulo a otros, y, ¡cuánto se aprecia el que usemos esas oportunidades con buen provecho! Más que cualquier otro, Jehová es un Dador de estímulo; él perdona nuestras faltas, edifica nuestra esperanza, y nos fortalece para las pruebas y trabajo que yacen delante de nosotros. Igualmente, su Hijo Jesucristo mostró ser estimulador de los que tenían buen corazón, mostrando compasión a los enfermos y afligidos, poniendo el ejemplo a sus discípulos por medio de trabajar junto con ellos en predicar las buenas nuevas, sí, aun entregando su vida a favor de ellos. (Juan 15:13) Los apóstoles también apreciaron que el llevar a cabo su comisión requería, no solo eficacia para efectuar la obra de predicación, sino también estímulo amoroso a sus compañeros trabajadores, y esto lo proveyeron por medio de cartas edificativas, visitas personales y discursos inspiradores a las congregaciones. (1 Ped. 5:12; Heb. 13:22; Hech. 11:23; 20:2) ¡Qué ejemplos excelentes para que los sigamos nosotros! Y tenemos que seguirlos, pues las Escrituras nos instan a hacernos imitadores de Dios, a andar en las pisadas de su Hijo, y a imitar a los apóstoles como ellos imitaban a Cristo. Por eso, se deduce que estamos bajo la obligación de estimularnos unos a otros.—Efe. 5:1; 1 Ped. 2:21; 1 Cor. 11:1.
2. ¿Qué prácticas desalentadoras vemos en el mundo alrededor de nosotros, y por qué están tan generalizadas?
2 No obstante, en el mundo alrededor de nosotros los hombres están dispuestos a hacerse añicos unos a otros, a condenar las normas y prácticas de otros solo para obtener prominencia para ellos mismos. Derriban al otro semejante para que no sea competencia para ellos. Muy a menudo no hay palabras de elogio para los trabajadores aun cuando trabajan bien; pero que cometan un error, y rápidamente se les llama a rendir cuentas. Las esposas, también, quedan descorazonadas cuando sus esposos las dan por supuesto. Tal espíritu, sea en casa o en el mundo de los negocios, le quita a la gente cualquier placer que pudiera haber tenido en su trabajo, dejándola desanimada, abatida y triste. Como resultado, se informa, más de diez mil personas a través del mundo se suicidan diariamente. ¡Qué manera vergonzosa y egoísta de tratar al prójimo de uno, sea que se haga deliberadamente o solo por indiferencia! ¿Qué pasa? ¿Qué falta? Estímulo, sí; pero ¿por qué? Porque el dar estimulo se funda en el amor, y éste es un mundo desamorado. De estos últimos días en que vivimos se predijo hace mucho que los hombres serían “amadores de sí mismos,” pero que en sus relaciones con otros serían “desagradecidos desleales, sin tener cariño natural.”—2 Tim. 3:1-3.
PIENSE EN TÉRMINOS DE DAR
3, 4. ¿Cómo debemos reaccionar cuando otros dejan de ofrecer estímulo?
3 Es obvio que no todas las personas con quienes tratemos serán estimuladoras. Algunas van a estar tan interesadas en sí mismas que no verán las oportunidades de mostrar bondad; otras no tienen escrúpulo en cuanto a causar angustia a otros. Si son inconsideradas para con nosotros, ¿debemos rehacernos a su imagen desamorada? ¡Cuán insensato sería eso! El modelo a seguir no lo son los hombres egoístas, sino Cristo. Cuando estaba siendo maltratado, él no se puso a maltratar a su vez. Aun cuando sus propios discípulos, aquellos a quienes había enseñado y estimulado, sus compañeros adoradores, lo abandonaron, ¿los denunció y desistió? No. Él sabía que la cosa importante era hacer la voluntad de su Padre celestial, y fue a él que él mismo se encomendó.
4 Jesús recomendó que nosotros también pensemos en términos de dar en vez de recibir: “Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.” (Hech. 20:35) Eso es cierto de muchas cosas, y ciertamente es verdad del estímulo. Si estamos demasiado preocupados porque otros dejan de darnos estímulo cuando pensamos que deberían hacerlo, vamos a desalentarnos. ¿Por qué no, por el contrario, buscar oportunidades de dar estímulo, y dejar que el estímulo que usted recibe de otros sea solo un dividendo añadido? Considere que aun los que dejan de dar estimulo cuando podrían darlo, a menudo proceden así porque ellos mismos están desalentados; ellos necesitan estímulo. En vez de desanimarnos y vernos contrariados con ellos, ¡cuánto mejor sería hacernos compasivos, fortaleciendo aun a los que nos decepcionan! Seguramente que nos hace felices el recibir estímulo, pero mucha más felicidad es nuestra cuando lo damos.
5. ¿Cuáles son algunas de las maneras de dar estímulo?
5 Hay tantas maneras en que puede darse estímulo. Palabras sinceras de encomio pueden significar mucho para un trabajador. El simplemente decir una palabra de aprecio afectuoso por una bondad mostrada o un servicio desempeñado estimula a uno a seguir haciendo más de lo mismo y a hacerlo mejor. A menudo un acto de bondad habla más elocuentemente que las palabras y refuerza el estado de ánimo de todos los que están envueltos. Su compañerismo, también, estimulará a los que quizás estén descorazonados o tristes, y el compartir con ellos algunas buenas nuevas alegrará su perspectiva. Sí, solo una sonrisa amigable entusiasma el corazón de otros. Pero mejor que todos éstos son el impartir la esperanza de parte de la Palabra de Dios y la exhortación que podamos proveer tanto por palabra como por ejemplo para dar a otros la fortaleza y el valor para hacer lo que es correcto. Si solo pensamos en términos de dar estímulo, hallaremos oportunidades que sobrepasarán por mucho nuestras expectativas.
DENTRO DE LA FAMILIA
6. ¿Dónde debemos comenzar a hacer una práctica de estimular a otros, y por qué?
6 Un buen lugar para comenzar a buscar oportunidades es en el mismo hogar. Si hacemos un hábito de ello allí, aparecerá naturalmente en otros lugares. Por supuesto, el amor es la base para el estímulo; también es lo que mantiene junta a la familia, y concerniente a él Pablo escribió a los colosenses: “De consiguiente, como escogidos de Dios, santos y amados, vístanse de los tiernos cariños de compasión, de bondad, humildad de mente, apacibilidad y gran paciencia. Continúen soportándose los unos a los otros y perdonándose sin reserva los unos a los otros si alguno tiene causa de queja contra otro. Como Jehová los perdonó sin reserva a ustedes, así también háganlo ustedes. Pero, además de todas estas cosas, vístanse de amor, porque es un vínculo perfecto de unión.” (Col. 3:12-14) ¡Cuán mutuamente fortalecedor es para las personas que aplican este consejo divino el estar juntas!
7, 8. ¿Qué oportunidades hay de que un hombre dé estímulo a su esposa, y por qué es importante?
7 Es solo natural que el hombre quiera agradar a su esposa y que la mujer esté ansiosa de agradar a su esposo. (1 Cor. 7:33, 34) No obstante, hay pocas cosas que pueden ser más desalentadoras que el fracaso repetido en algo que significa tanto. Cuando la mujer trabaja duro para mantener limpia la casa, preparar alimento para la familia y de otras maneras agradar a su esposo y esto simplemente se da por supuesto, ella tal vez se desaliente. Pero, quizás usted pregunte, ¿hay necesidad de decirle que ella ha hecho buen trabajo, cuando se supone que eso es lo que ella debe hacer? La Biblia contesta cuando dice: “Sus hijos se han levantado y han procedido a pronunciarla feliz; su dueño se levanta, y la alaba. Hay muchas hijas que han demostrado capacidad, pero tú—tú has ascendido por encima de todas ellas.”—Pro. 31:28, 29.
8 Aun cuando haya faltas, el vínculo del amor de la familia no va a ser fortalecido por medio de engrandecerlas fuera de toda proporción. Si hay la necesidad, dé atención al asunto, pero particularmente vea y exprese aprecio por el buen trabajo que se haya hecho. El encomio aun por las cosas pequeñas puede darle a uno el espíritu y la fortaleza para seguir adelante y efectuar más y hacer mejor las cosas en los días venideros. Igualmente cuando acontecen accidentes hay oportunidad de dar estímulo. El hombre que aprecia lo que significa “que ya no son dos, sino una sola carne,” no va a retroceder y regañar a su esposa con expresiones como: “¿Por qué eres tan torpe?” Ella probablemente ya se siente bastante mal en cuanto a ello. ¿Por qué empeorar el asunto? ¿Por qué no hacer el amor propio de ella tan importante para usted como el suyo propio? Una palabra bondadosa y un poco de ayuda producirán verdadero estímulo. Es una cosa pequeña, pero demuestra amor, y es el amor lo que es el vínculo perfecto de la unidad.—Mat. 19:5,6.
9. ¿De qué maneras puede una esposa cristiana edificar a su esposo?
9 Por medio de su mismísima diligencia una buena esposa también edifica a su esposo. “En ella el corazón de su dueño ha depositado confianza, y no falta ninguna ganancia. Ella le ha recompensado con bien, y no mal, todos los días de su vida. Ella está vigilando los sucesos de su casa, y no come el pan de la ociosidad.” (Pro. 31:11, 12, 27) Tal esposa no es una competidora, una que trata de evadir la jefatura de él, sino que coopera y trabaja voluntariamente bajo la dirección de él. Ella considera, no solo su bien inmediato, sino su bienestar duradero. Ella es una “mujer que teme a Jehová.” (Efe. 5:22, 23; Pro. 31:30) Siendo de tal disposición, ella pone primero el bienestar espiritual de la familia, y en cuanto a las cosas materiales ella adopta el punto de vista: “Teniendo, pues, sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas.” Así ella ayuda a evitar los lazos del materialismo y a impedir la ansiedad que se debe a excesivas obligaciones financieras que pudieran echar fuera el servicio a Dios. (1 Tim. 6:6-8; Mat. 13:22) Por medio de mantener los otros intereses en posición de menos importantes y por medio de su propio interés entusiástico en los asuntos espirituales ella puede estimular a su esposo a dar a estos asuntos espirituales la atención que merecen.
10. ¿A qué se debe estimular a los hijos a dedicar sus esfuerzos, y por qué?
10 Aun en lo que toca a los hijos de uno, ¿qué podría ser una fuente de mayor estímulo para ellos que ayudarlos a aprender el valor de las cosas espirituales? Si no se les da instrucción cabal en los principios divinos, las ansiedades y las frustraciones que los acosarán en la vida causarán irritación y aflicción constantes. (Col. 3:21; Efe. 6:4) No va a ser una bendición para ellos si se les ha enseñado a seguir tras las posesiones materiales, dedicando todas sus energías a trabajar en el campo comercial. ¡Qué frustración para cualquiera es el gastar todo su esfuerzo edificando en un mundo que Dios va a destruir a causa de su iniquidad! ¡Cuánto mejor es, y cuánto más recompensa, cuánto más estimula, el dedicar uno su vida al servicio de Dios, si es posible, como ministro precursor de tiempo cabal! Como el salmista dijo a Dios: “Un día en tus atrios mejor es que mil en otro lugar. He escogido estar de pie al umbral de la casa de mi Dios más bien que moverme de acá para allá en las tiendas de la maldad.” (Sal. 84:10) Muestra amor a los hijos de uno el estimularlos a seguir tras esa vida. Por supuesto, los niños también deben aprender a dar estímulo.
11, 12. ¿Hay oportunidades para que los jóvenes estimulen a sus padres? ¿De qué maneras?
11 Sí, los jóvenes también pueden aprender a pensar en términos de dar. No deben adoptar el punto de vista de que se supone que todos han de servirles. Necesitan aprender a mostrar aprecio por el trabajo duro de sus padres, a escuchar y obedecer cuando se les habla, y a ser trabajadores anuentes bajo la dirección de sus padres, ayudando con las tareas domésticas que hay que hacer; más que eso, tomando la iniciativa y ofreciendo ser de ayuda cuando ven que hay trabajos que necesitan atención. Mediante su conducta cuando están fuera de la casa, también, pueden ser una bendición para ellos mismos y para otros. Las Escrituras aconsejan sabiamente: “Escucha a tu padre que causó tu nacimiento, y no desprecies a tu madre solo porque ha envejecido. . . . El padre de un justo sin falta estará gozoso; el que llega a ser padre de un sabio también se regocijará en él. Tu padre y tu madre se regocijarán, y la que te dio a luz estará gozosa.”—Pro. 23:22-25; 10:1; 15:20; 19:13.
12 Cuando los hijos aplican este consejo no dejan de mostrar aprecio al amor de sus padres aun cuando hayan envejecido. En 1 Timoteo 5:4, 8 se registra el consejo: “Si alguna viuda tiene hijos o nietos, que éstos aprendan primero a practicar devoción piadosa en su propia casa y a seguir pagando la debida recompensa a sus padres y abuelos, porque esto es acepto a la vista de Dios. Ciertamente si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe.” ¡Cuán estimulador es para los padres saber que no han sido olvidados por sus hijos solo porque ellos han envejecido!
RESPONSABILIDAD DE SUPERINTENDENTES
13. (a) ¿Por qué tienen los superintendentes una responsabilidad especial en cuanto a dar estímulo? (b) En conexión con esto, ¿cuáles son algunos de los puntos a los que bien puede darse consideración?
13 Aunque todos pueden ser una fuente de estímulo para su prójimo, aparte de los compañeros allegados de uno y los miembros de su propia familia, los que se encuentran en puestos de superintendencia tienen la mayor influencia sobre otros ya sea para estimular o desalentar. Esto coloca sobre ellos la obligación de estar conscientes de las oportunidades, sí, de la responsabilidad que tienen en este respecto. En esto pueden aprender mucho de los grandes superintendentes, Jehová Dios y Jesucristo. Mediante su Palabra de verdad Jehová nos da esperanza, nos edifica; no hace que nos esforcemos más allá de nuestra capacidad, sino que muestra interés amoroso para su pueblo. ¿Usa usted como superintendente sus palabras para edificar a las personas con quienes trabaja? ¿Muestra usted consideración por sus limitaciones físicas y mentales individuales? ¿De veras se alegran de verlo a usted cuando se detiene a hablarles en cuanto a su trabajo, o están recelosos, preguntándose qué pasa esta vez? Los discípulos de Jesús estuvieron agradecidos por su compañerismo. Aunque lo llamaban Señor y Maestro, él mostró ser un colaborador. Él fue su superintendente, pero uno que les puso el ejemplo participando junto con ellos en el trabajo que había de hacerse. (1 Ped. 2:25) Sabía que sus discípulos tenían que aprender humildad, y él también les enseñó esta lección, no por medio de humillarlos constantemente, sino por medio de demostrar humildad en su propia vida. (Juan 13:1-17) Los que trabajaron con él no encontraron que él fuera severo ni mordaz en sus expresiones ni estuviera muy de prisa para escucharlos, sino “de genio apacible y humilde de corazón,” y en su asociación con él hallaron “refrigerio para sus almas.”—Mat. 11:29.
14. (a) ¿Cómo muestra el superintendente mismo que es un maestro, y con qué efecto en sus hermanos? (b) Cuando la eficacia está templada con amor, ¿qué efecto tiene en los tratos de uno con otros?
14 Por eso es que el superintendente que imita a Cristo no solo dice a otros qué hacer, sino que como maestro capacitado les enseña, participando en el trabajo junto con ellos. Es un ejemplo al rebaño. (1 Tim. 3:2) Porque no se considera como estando por encima de sus hermanos cristianos, ellos son atraídos a él y tienen confianza en que pueden acudir a él por ayuda. (Mat. 23:8) Saben que él reconoce la importancia de que se haga el trabajo y se esfuerza por eficacia, pero saben también que el amor lo hará paciente y comprensivo al tratar con sus colaboradores.
15. En caso de que alguien yerre en su trabajo o realmente cometa algo incorrecto, ¿Cómo amonestan las Escrituras al superintendente en cuanto a manejar la situación, y con qué objetivo presente?
15 Es cierto que a veces la gente va a errar o hacer cosas que son incorrectas, y el superintendente es el que debe ver que a la situación se le dé atención apropiada. ¿Es ésta la ocasión para llamar a cuentas al transgresor y darle una reprensión dura? ¿Es necesario eso? Quizás el error fue involuntario. Note cómo dicen las Escrituras que se ha de manejar la situación: “Hermanos, aun cuando un hombre da algún paso en falso antes de darse cuenta de ello, ustedes que tienen las debidas cualidades espirituales traten de restaurar a tal hombre con espíritu de apacibilidad, a la vez que cada uno de ustedes se vigila a sí mismo por temor de que también sea tentado.” (Gál. 6:1) La meta es restaurar al que ha errado, no azotarlo. Esto requiere un espíritu de apacibilidad. El resultado será edificar al que ha errado.
16. ¿Cómo manifestó Eliú el punto de vista correcto al aconsejar a Job?
16 En conexión con esto, note cómo Eliú introdujo su consejo a Job: “Oh Job, por favor escucha mis palabras, y presta oídos, sí, a todo mi hablar. ¡Mira, por favor! Tengo que abrir la boca; mi lengua con el paladar tiene que hablar. Mis dichos son la rectitud de mi corazón, y conocimiento es lo que mis labios si expresan sinceramente. . . . Si puedes, contéstame, despliega palabras delante de mí; toma tu puesto, sí. ¡Mira! Soy para el Dios verdadero exactamente lo que tú eres; del barro fui formado, yo también. ¡Mira! Ningún horror en mí te aterrorizará, y ninguna presión de parte mía será pesada sobre ti.” Y luego pasó a razonar sobre la situación con Job. Pero observe cómo Eliú abordó el problema. Le suplicó a Job. Aclaró que ante Dios no se sentía de ninguna manera superior a Job y que no había causa para que Job se aterrorizara por lo que iba a decir. ¡Qué manera excelente de manejar la situación!—Job 33:1-7.
17. ¿Qué consejo dio el apóstol Pablo a Timoteo sobre amonestar a otros, y cómo había de ser manejada la situación cuando se hallaba que una persona hacía una práctica deliberada del pecado?
17 Es exactamente tal modo el que Pablo recomendó a Timoteo cuando dijo: “No critiques severamente a un hombre de mayor edad. Por lo contrario, instale como a padre, a los de menos edad como a hermanos, a las mujeres de mayor edad como a madres, a las de menos edad como a hermanas con toda castidad.” (1 Tim. 5:1, 2) No obstante, cuando los pecadores hacen una práctica del pecado y no muestran arrepentimiento sincero, lo que hay que estimular es la conducta correcta, no al pecador. Cuando tal transgresión voluntariosa ha sido probada cabalmente, es hora de aplicar el consejo que se halla después en el mismo capítulo, en 1 Timoteo 5:20: “Censura delante de todos los presentes a las personas que practican el pecado, para que los demás también tengan temor.”—Heb. 12:7-11.
OPORTUNIDADES PARA TODOS
18. (a) ¿Cuántas personas influyen realmente en la vida de otros, por eso, cómo debe usarse esa influencia? (b) Cuando se habla acerca de los superintendentes cristianos o a los que están deseosos de ensanchar sus privilegios de servicio, ¿cómo podemos ser edificativos, y qué ejemplos muestran la importancia de esto?
18 Sea en el hogar o en otro lugar, sea el individuo superintendente de congregación o no, hay oportunidades para que todos se edifiquen y se estimulen mutuamente. Todo individuo influye en los que están a su alrededor. Puede edificar o puede derribar; puede estimular o puede crear indiferencia. Sea que lo quiera o no, tiene influencia. Que esa influencia sea para el bien. Tal será el caso con nuestra habla si seguimos el consejo excelente registrado en Colosenses 3:8, 9: “Deséchenlas todas de ustedes, ira, cólera, nocividad, habla injuriosa y habla obscena de su boca. No estén mintiéndose los unos a los otros.” Si hemos introducido cosas buenas en nuestra mente, si nuestro corazón está lleno de deseos saludables, lo que hablemos será edificativo; porque de la abundancia del corazón habla la boca. (Mar. 12:34, 35) Si nuestro corazón es bueno, no hablaremos irrespetuosamente ni con desprecio de los superintendentes cristianos ni del consejo recibido por medio de la organización de Jehová, como lo hizo Diótrefes, sino que estimaremos que son “de doble honra” los que fielmente están presidiendo la congregación de Dios. (3 Juan 9; 1 Tim. 5:17) Ni hablaremos con desaliento a los que están deseosos de ensanchar sus privilegios de servicio, quizás emprendiendo el servicio de precursor de tiempo cabal o mudándose a alguna localidad donde hay gran necesidad de ministros del Reino. No seremos como los espías sin fe que desalentaron a los israelitas con informes derrotistas de modo que ellos quisieron regresar a Egipto y no proseguir a la Tierra Prometida. Más bien, como los fieles Josué y Caleb, los instaremos a mostrar valor por medio de asirse de los privilegios de servicio que están disponibles para ellos.—Núm. 13:27–14:9.
19. ¿Cuáles son algunas otras maneras en que podemos estimularnos unos a otros?
19 Por medio de nuestro mismísimo celo y nuestra mismísima fidelidad en el servicio de Dios podemos ser una fuente de fortaleza unos a otros. Por medio de nuestro ejemplo de participación celosa en el ministerio ayudamos a otros a hacer lo mismo. Al contar a otros las experiencias excelentes de que disfrutamos en el ministerio, al compartir con ellos las gemas de conocimiento que recogemos de nuestro estudio bíblico, nos estimulamos unos a otros, así como lo hacían los apóstoles cuando visitaban a sus hermanos cristianos. (Hech. 15:3, 30, 31) Por medio de nuestro interés en los que están enfermos y afligidos, y en los que están en prisión por causa de la justicia, por medio de mantenernos en comunicación con ellos y visitándolos donde esto es posible, fortalecemos su corazón. (2 Cor. 7:6, 7; Hech. 28:15) Por medio de rehusar transigir con el mundo de Satanás ayudamos a otros a permanecer firmes. Y por medio de nuestra anuencia, no solo a molestarnos nosotros mismos, sino aun a arriesgar nuestra vida y libertad donde sea necesario a fin de edificarnos unos a otros, nos damos estímulo unos a otros para hablar la Palabra de Dios sin temor. Que todos los testigos dedicados de Jehová continúen usando plenamente tales oportunidades de estimularse unos a otros.
20. En cuanto a ‘edificarse los unos a los otros,’ ¿qué consejo se encuentra en 1 Tesalonicenses 5:11-15?
20 Por eso, consideremos las necesidades de los que nos rodean, copiemos el ejemplo de nuestro Padre en el cielo y de su Hijo por medio de estimular a otros. “Por lo tanto sigan consolándose los unos a los otros y edificándose los unos a los otros, así como de hecho lo están haciendo.” Al hablar acerca de sus superintendentes cristianos y trabajar con ellos, edifíquelos y edifique el punto de vista de otros para con ellos. “Les solicitamos, hermanos, que respeten a los que están trabajando duro entre ustedes y presidiéndolos en el Señor y amonestándolos; y que les den consideración más que extraordinaria en amor por causa de su trabajo. Sean pacíficos los unos con los otros.” Por otra parte, ustedes que son superintendentes, no desanimen, sino más bien estimulen a sus hermanos. “Amonesten a los desordenados, hablen confortadoramente a las almas abatidas, den su apoyo a los débiles, sean sufridos para con todos.” Prescindiendo de quiénes seamos o quién sea la persona con quien tratemos, sea en la casa, en la congregación cristiana o en nuestro trabajo seglar, “vean que nadie devuelva daño por daño a ningún otro, antes bien sigan siempre tras lo que es bueno los unos para con los otros y para con todos los demás.” (1 Tes. 5:11-15) Sí, estimulémonos unos a otros.
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