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  • La tensión... una epidemia moderna
    ¡Despertad! 1981 | 8 de abril
    • en que se experimenta mucha presión. Pero si así fuera, ¿por qué diría el Dr. Cooley que nos afecta a todos? No; actualmente la tensión aflige tanto a jóvenes como a viejos, incluso a muchas personas de las cuales tal vez no nos imaginaríamos tal cosa.

      En el artículo “La tensión transmite a niños enfermedades de adultos,” el “Daily Yomiuri” del Japón informó que la tensión está haciendo que muchos jóvenes sean víctimas de úlceras, enfermedades del corazón, diabetes, obesidad y agotamiento.

      Además, muchos adultos que tienen que tratar con los jóvenes de hoy día están sufriendo los malos efectos de la tensión. En Ontario, Canadá, un estudio que se llevó a cabo reveló “que los maestros de escuela mueren cuatro años antes que los miembros de otras profesiones y que la tensión es uno de los factores que contribuye a ello.” A muchas madres se les hace fácil creer eso. A menudo, madres de la actualidad que tan solo tienen uno o dos hijos están bajo tanta tensión que se sienten completamente agotadas constantemente.

      Los niños también entran en el cuadro de otra manera. Después de muchos años de investigación en Europa y el Canadá, el Dr. Dennis Stott llegó a la siguiente conclusión: “Las tensiones que tienen las mujeres embarazadas —particularmente las tensiones que se deben a un matrimonio infeliz— están contribuyendo a muchos casos de daño físico, mental y emocional al niño que se encuentra en la matriz.”—Star, de Toronto.

      Aun si usted está al tanto de las tensiones de la actualidad —y le parece que esta epidemia ha afectado a usted y ha afectado a sus amados— ¿podría usted explicar exactamente lo que es la “tensión”? ¿Qué efecto tiene en su cuerpo? Y, algo que probablemente le sea de mayor interés e importancia, ¿qué puede hacer usted desde un punto de vista práctico para enfrentarse a la tensión?

  • ¿A qué nos referimos por “tensión”?
    ¡Despertad! 1981 | 8 de abril
    • ¿A qué nos referimos por “tensión”?

      EL JEFE le grita, aunque fue otra persona quien cometió el error.

      En la escuela la maestra se ríe de usted delante de la clase.

      Mientras usted está ocupada preparando la cena, su hijo derriba un florero y el teléfono empieza a sonar.

      Sí, usted sabe lo que es la tensión... siquiera hasta cierto grado.

      Cuando pensamos en la tensión, muchos de nosotros tenemos presentes presiones de la vida como las que acabamos de señalar, u otras más severas como el verse alguien privado de su cónyuge o encararse a cuentas que van aumentando. Pero, ¿cuántos de nosotros sabemos lo que sucede en nuestro cuerpo durante momentos de tensión? ¿Cómo pueden estos cambios físicos afectar nuestra salud? ¿Cuáles son los síntomas de la tensión dañina? ¿Y cómo podemos enfrentarnos con el máximo grado de éxito a la tensión en la vida para hallar mayor felicidad y tranquilidad?

      ¿Qué es la tensión?

      El término “tensión” tiene diferente significado para diferentes personas. A muchas personas la palabra comunica la idea de hallarse bajo presión. Pero eso es solo parte del cuadro.

      En relatos periodísticos acerca de ciertos accidentes aéreos usted tal vez haya leído que la presión o tensión que experimentaron ciertas áreas de un aparato aéreo causaron “fatiga” o “agotamiento” del metal, lo cual a su vez hizo que cierta parte del avión dejara de funcionar y el avión se estrellara. Esa tensión fue una fuerza que, ejercida sobre un área metálica, tendió a producir tirantez o distorsión en ella. El metal se partió. El avión se estrelló.

      De algunas maneras puede ocurrir algo similar en el caso de la tensión humana. Se trata de algo físico o emocional que afecta nuestro cuerpo y a lo cual tenemos que adaptarnos a fin de no sufrir daño. Vea unos ejemplos: Usted ha estado bajo el sol en un día caluroso. Su cuerpo se calienta. Esa es una forma de tensión. O usted se esfuerza durante un juego de pelota o al azadonar en el jardín. Los músculos se le cansan, porque temporalmente se hallan en desequilibrio químico. Eso es tensión, también. No obstante, el cuerpo posee medios reguladores para contrarrestar tal tensión y restaurar un equilibrio saludable. Uno de estos medios es la transpiración, que refresca el cuerpo. Otro es una buena noche de descanso que permita los músculos restablecerse. La tensión pasa.

      Pero hoy en día es común asociar la tensión con la presión emocional, que también puede producir cambios físicos. Si no comprendemos los cambios que están ocurriendo en nuestro cuerpo, tal vez no sepamos cómo cooperar con los esfuerzos que éste hace por adaptarse.

      “Pelear o huir”

      Sin que sea nuestra intención ponerle bajo tensión alguna, le invitamos a imaginarse en la siguiente situación: Usted está caminando por una calle mal alumbrada cierta noche. Más allá, ve a tres jóvenes pendencieros que cruzan la calle hacia usted. ¿Qué le sucede a usted por dentro?

      Habiendo percibido la posibilidad de peligro, usted se siente como si oyera sonar una alarma. Se pone tenso y empieza a respirar más hondamente. La hormona adrenalina pasa rápidamente a su corriente sanguínea. El hígado despide azúcar que ha tenido almacenada. Los niveles de azúcar y grasa (colesterol) en la sangre aumentan como combustible que se le provee para que usted pueda ejercer sus capacidades al grado máximo. El corazón le late más rápidamente. Le fluye más sangre a los músculos. Usted está alerta, listo para entrar en acción o tomar decisiones con rapidez. Esta reacción de “pelear o huir” es provocada por emociones como el temor o la ira.

      No obstante, esta reacción en sí no es mala ni perjudicial. En el caso citado puede prepararlo para correr más velozmente de lo que usted pensaría que podría hacerlo. O pudiera ayudarle a controlarse para dar una

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