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  • ¿Cuál es el punto de vista cristiano del baile?
    La Atalaya 1973 | 1 de febrero
    • como “excusa legítima para abrazar a una muchacha y apretarla.” ¿Es el deleite envuelto el de agraciados movimientos de los pies y otros movimientos artísticos del baile? El artículo continuó: “Los bailes lentos son cinco minutos de abrazos, frotaciones de la espalda y palmaditas en las asentaderas.”

      El decir que a menudo el placer sensual está envuelto en muchos bailes halla confirmación en el hecho de que un joven, tan deseoso de bailar antes de casarse, a menudo descubre que después de casarse su interés en el baile queda desplazado. Entonces quizás su esposa tenga que instarlo a que la lleve a la pista de baile para participar en el baile agraciado que tanto le gusta a ella.

      Quizás un joven disfrute del baile, no obstante quizás no entienda del todo por qué. Esto se debe a que fuerzas naturales en su propio cuerpo recientemente están haciéndose sentir, y el joven sabe que le producen una sensación de placer satisfactorio. Pero nunca ha experimentado la culminación de ello porque no está casado. De modo que un joven quizás haga esto sin ninguna intención mala. Pero si realmente entiende estas cosas y trata de vivir en armonía con los principios piadosos, tratará de hacer lo que dice la Biblia: “Amortigüen, por lo tanto, los miembros de su cuerpo que están sobre la tierra en lo que toca a fornicación, inmundicia, apetito sexual.”—Col. 3:5.

      Por eso, si usted participa en bailes de salón, reconozca consideradamente la posibilidad de que su pareja podría ser estimulada de modo impropio aunque a usted le parezca que no está lo suficientemente cerca para que usted desarrolle placer sensual del baile. Algunas personas casadas han decidido restringir su baile a sus propios cónyuges, evitando así cualesquier complicaciones.

      Se ve, pues, que cada cual debe examinar su propio motivo en cuanto al baile. Es posible que algunos verdaderamente disfruten del baile mismo y no tengan ningún motivo incorrecto. No todo baile de salón necesariamente envuelve el abrazar a una pareja tan de cerca que haya estrecho contacto corporal. Muchos bailes se pueden hacer de manera decente o indecente, dependiendo de las personas que los hagan.

      EVITANDO CAUSAS DE TROPIEZO

      Aunque al cristiano le parezca que puede participar en un baile con una buena conciencia delante de Dios debido a no tener ningún motivo incorrecto, hay algo más que considerar. Debe considerar el efecto en el espectador. ¿Es probable que el espectador crea que el cristiano está participando en comportamiento inmodesto? El espectador sabe lo que puede pasar por su mente cuando ve un baile sensual, y asume que tales pensamientos están pasando en las mentes de los bailadores. El que uno diga: “Mi mente y mi conciencia están limpias,” no basta, porque las Escrituras son enfáticas en cuanto a la importancia de evitar “el hacerse causas de tropiezo.”—1 Cor. 10:32.

      Ningún cristiano quiere alejar a la gente de la verdad de Dios a causa de su conducta, aunque esa conducta en sí no sea incorrecta. Pero las circunstancias pueden hacer incorrecta esa conducta. Lo que puede ser aceptable en un lugar puede hacer que usted sea despreciado en otro. Si la gente reconoce cierto baile como evidencia de desenfreno, considera a todos los participantes iguales. Por eso todo cristiano hace bien en prestar atención al consejo del apóstol Pablo: “De ninguna manera estamos dando causa alguna para tropiezo, para que no se halle nada censurable en nuestro ministerio.”—2 Cor. 6:3.

      También, el cristiano maduro aceptará el punto de vista de las Santas Escrituras en cuanto a cualquier nuevo baile que se desarrolle. ¿Conduce este baile a conducta santa? La Palabra de Dios dice: “Háganse ustedes mismos santos también en toda su conducta.” La Biblia habla contra los “deseos vehementes de placer sensual.” Insta a los cristianos a mostrar modestia. Y se les dice que consideren y practiquen cuantas cosas sean “castas.”—1 Ped. 1:15; Sant. 4:1; Efe. 5:4; Fili. 4:8; 1 Tim. 2:9.

      De modo que una persona joven o un cristiano de más edad, al considerar el punto de vista cristiano del baile, puede preguntarse: ‘¿A qué grado cumple el baile que tengo pensado esos requisitos bíblicos?’ A medida que las normas morales de este inicuo sistema continúan derrumbándose, no sorprenderá el que usted halle que muchos bailes de hoy día no son decorosos para el pueblo santo de Dios. Por lo tanto, todos los cristianos, sin importar que sean jóvenes o ancianos, deben tener presente lo que aconsejó el apóstol Pablo: “Sea que estén comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para la gloria de Dios.”—1 Cor. 10:31.

  • La cristiandad... peleadora contra Dios
    La Atalaya 1973 | 1 de febrero
    • La cristiandad... peleadora contra Dios

      ¿REALMENTE pelea contra Dios la cristiandad, es decir, el dominio de las naciones que se llaman cristianas? Parece paradójico... ¡las mismísimas organizaciones que llevan el nombre de Cristo y que alegan estar en un pacto con Dios están enseñando y conduciendo a sus adherentes en desobediencia a Dios!

      Sin embargo, eso no es tan raro cuando uno considera que el apóstol cristiano Pablo habló de algunos hombres en la congregación cristiana de su día que, dijo él, eran “falsos apóstoles, obreros engañosos, que se transforman en apóstoles de Cristo. Y no es maravilla,” continuó Pablo, “porque Satanás mismo sigue transformándose en ángel de luz.”—2 Cor. 11:13, 14.

      Además, tanto Pablo como el apóstol Pedro advirtieron de una gran apostasía que tendría lugar después de la muerte de los apóstoles. Como resultado, muchos que afirmaban ser cristianos, dijeron ellos, seguirían “enseñanzas de demonios” e hipócritamente hablarían mentiras. Tendrían “una forma de devoción piadosa” pero resultarían “falsos a su poder.” Hablarían “cosas torcidas para arrastrar a los discípulos tras sí.” ‘Explotarían [a discípulos cristianos] con palabras fingidas,’ repudiando “aun al dueño que los compró.”—1 Tim. 4:1, 2; 2 Tim. 3:5; Hech. 20:30; 2 Ped. 2:1-3; 2 Tes. 2:3-12.

      También, al considerar lo que le sucedió a Israel, una nación que estaba en un pacto con Dios, podemos ver un paralelo notable, sí, un modelo de la condición de la cristiandad hoy día. Entre las cosas que sirven “para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado” está lo que Dios hizo que viera su profeta Ezequiel.—1 Cor. 10:11.

      Ezequiel, aunque corporalmente estaba en Babilonia a 800 kilómetros de distancia, fue transportado en visión, para ser llevado en una gira de inspección del templo de Jehová en Jerusalén. Primero, contempló un idolátrico “símbolo de celos” en una entrada interior. Luego vino el desenmascaramiento de setenta líderes de Israel, en cámaras secretas, que estaban ofreciendo incienso a esculturas de asquerosas bestias y cosas que se arrastran. Esto era lo suficientemente detestable, pero Jehová le habló de nuevo a Ezequiel, diciendo: “Todavía verás de nuevo grandes cosas detestables que están haciendo.”—Eze. 8:13.

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