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    Razonamiento a partir de las Escrituras
    • Heb. 1:1, 2: “Dios, que hace mucho habló en muchas ocasiones y de muchas maneras [incluso mediante sueños] a nuestros antepasados por medio de los profetas, al fin de estos días nos ha hablado a nosotros por medio de un Hijo [Jesucristo, cuyas enseñanzas están registradas en la Biblia].”

      1 Cor. 13:8: “Sea que haya dones de profetizar [a veces Dios transmitía profecías a sus siervos mediante sueños], serán eliminados.”

      2 Tim. 3:16, 17: “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar [...] para que el hombre de Dios sea enteramente competente, estando completamente equipado para toda buena obra.”

      1 Tim. 4:1: “Sin embargo, la expresión inspirada dice definitivamente que en períodos de tiempo posteriores algunos se apartarán de la fe, prestando atención a expresiones inspiradas que extravían [las cuales a veces eran transmitidas mediante sueños] y a enseñanzas de demonios.”

  • Sufrimiento
    Razonamiento a partir de las Escrituras
    • Sufrimiento

      Definición: La experiencia del que aguanta dolor o angustia. El sufrimiento puede ser físico, mental o emocional. Hay muchas cosas que pueden causar sufrimiento; por ejemplo, el daño que se ocasiona como resultado de la guerra y la avaricia comercial, los factores hereditarios adversos, las enfermedades, los accidentes, los “desastres naturales”, los actos y las expresiones faltos de bondad por parte de otras personas, las presiones demoníacas, el darse cuenta de una calamidad inminente o la propia tontedad de uno. En esta sección se considerará el sufrimiento que resulta de estas diversas causas. No obstante, también alguien pudiera experimentar sufrimiento debido a su sensibilidad a la situación difícil de otras, o debido a la aflicción que le produzca observar la conducta impía.

      ¿Por qué permite Dios el sufrimiento?

      ¿A quién, en verdad, se debe culpar por él?

      Los humanos son culpables por gran parte del sufrimiento. Pelean guerras, cometen crímenes, contaminan el ambiente, a menudo conducen sus negocios motivados hasta cierto grado por la avaricia más bien que por interés en el prójimo, y a veces desarrollan hábitos que saben que son nocivos para la salud. Cuando hacen estas cosas, perjudican a otros y se perjudican a sí mismos. ¿Debería esperarse que los humanos sean inmunes a las consecuencias de lo que hagan? (Gál. 6:7; Pro. 1:30-33.) ¿Es razonable culpar a Dios por las cosas que los humanos mismos hacen?

      Satanás y sus demonios también llevan responsabilidad. La Biblia revela que gran parte del sufrimiento se debe a la influencia de espíritus inicuos. El sufrimiento por el cual muchas personas culpan a Dios no proviene de él en absoluto. (Rev. 12:12; Hech. 10:38; véanse también las páginas 356-358, en la sección “Satanás el Diablo”.)

      ¿Cómo empezó el sufrimiento? Un examen de las causas enfoca nuestra atención en nuestros primeros padres humanos, Adán y Eva. Jehová Dios los creó perfectos y los puso en un lugar paradisíaco. Si hubieran obedecido a Dios, nunca habrían enfermado ni muerto. Pudieran haber disfrutado de vida humana perfecta para siempre. El sufrimiento no era parte del propósito de Dios para la humanidad. Pero Jehová le dijo claramente a Adán que el que él y Eva continuaran disfrutando de lo que Él les había dado dependía de que manifestaran obediencia. Obviamente tenían que respirar, comer, beber y dormir para seguir viviendo. Y tenían que cumplir con los requisitos morales de Dios para disfrutar plenamente de la vida y para ser favorecidos con vida para siempre. Pero ellos escogieron seguir su propio camino, fijar sus propias normas de lo bueno y lo malo, y así se apartaron de Dios, el Dador de la vida (Gén. 2:16, 17; 3:1-6). El pecado condujo a la muerte. Fue en su condición de pecadores como Adán y Eva produjeron hijos, y no pudieron pasar a su prole lo que ya no tenían. Todos sus descendientes nacieron en pecado, con inclinaciones hacia cometer lo malo, con debilidades que podían llevar a enfermedades, con una herencia pecaminosa que con el tiempo resultaría en la muerte. Debido a que todos los que estamos en la Tierra hoy día hemos nacido en pecado, todos experimentamos sufrimiento de diversas maneras. (Gén. 8:21; Rom. 5:12.)

      Eclesiastés 9:11 dice que “el tiempo y el suceso imprevisto” también tienen que ver con lo que nos sucede. Puede ser que suframos daño, no porque el Diablo sea directamente responsable de ello, ni lo sea algún ser humano, sino porque por casualidad estemos en cierto lugar en un momento inoportuno.

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