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Estrella del día¡Despertad! 1972 | 22 de mayo
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relacionados con la calefacción y el transporte. Se ha dicho que si el hombre supiera usar la energía solar eficazmente, podría suministrar casi dos caballos de energía por cada metro cuadrado de terreno sobre la cual brilla el Sol.
Prominencias solares y tempestades solares
De vez en cuando grandes llamaradas salen disparadas del Sol; a éstas se les llama prominencias solares. Estos grandes géisers o fuentes de fuego estallan y entonces desaparecen gradualmente, esparciendo fuego en su senda. Pueden proyectarse a más de 360.000 kilómetros del Sol mismo.
También hay las manchas o borrones oscuros en la superficie del Sol llamadas manchas solares. Realmente son tempestades solares de masas remolinantes de gases electrizados. Evidentemente por tener una temperatura inferior al resto de la atmósfera solar, las manchas solares parecen parches opacos en un fuego de carbón.
Las manchas solares nos afectan porque parece que están asociadas con las tempestades magnéticas a las cuales está sujeta nuestra Tierra de vez en cuando. Como resultado hay desvanecimientos de radio. Por ejemplo, en marzo de 1970, la República de las Filipinas informó una tempestad solar tan intensa que los expertos dijeron que abarcó de 60 a 70 por ciento de una región cerca del ecuador del Sol. Produjo una extinción de radio en las frecuencias inferiores que duró por más de una hora. Otros instrumentos eléctricos en la Tierra también son afectados por las tempestades solares, y la aguja de la brújula quizás deje de señalar hacia el norte o gire erráticamente.
Las plantas atrapan la luz solar
Pero, ¿de qué manera nos afecta más personalmente esta gran estrella que gira a través del espacio y está a millones de kilómetros de distancia? Bueno, nos suministra el alimento que comemos y el aire que inhalamos. ¿De qué manera?
Es por el proceso que se conoce como fotosíntesis. Esta palabra proviene de “fotos,” que significa “luz,” y “síntesis” o “formación.” La fotosíntesis se produce cuando las plantas verdes usan la energía de la luz solar para reunir los comestibles del anhídrido carbónico y el agua. El alimento producido se encuentra en forma de hidratos de carbono. Al mismo tiempo el oxígeno del agua se libera en la forma de oxígeno gaseoso libre. De modo que, la fotosíntesis hace asequible no solo nuestro alimento sino también el oxígeno del aire que inhalamos.
Otro factor muy necesario para la vida es el calor y, como hemos visto, nuestro Sol es lo suficiente caliente para mantenernos a todos abrigados. Sus facultades vivificantes son más evidentes en la primavera cuando el calor de los rayos del Sol penetra en la tierra congelada y despierta a las diminutas plantas de semillero, haciendo que saquen su pequeña nariz verde sobre la superficie del terreno. La cantidad de calor que le llega a la masa de terreno tiene un efecto importantísimo sobre lo que puede crecer en éste. Por ejemplo, ninguna vegetación importante puede crecer en lugares como la región ártica, donde la temperatura media del mes más caluroso permanece a menos de 5,6 grados centígrados.
El Sol no solo suministra alimento y aire para mantenernos vivos, sino también agua dulce. El calor de este horno solar atrae hacia arriba el agua del terreno, lagos y ríos en la forma de vapor acuoso. Después este vapor se condensa en la atmósfera superior y forma las nubes. Con el tiempo la humedad de las nubes vuelve a caer en la forma de lluvia, alimentando los ríos, regando las plantas y suministrándonos el agua dulce que necesitamos. Las palabras del hombre temeroso de Dios Eliú, registradas en el libro de Job, describen este proceso: “Pues él atrae hacia arriba las gotas de agua; se filtran como lluvia para su neblina, de modo que las nubes destilan, gotean sobre la humanidad abundantemente.” (Job 36:27, 28) En algunos lugares llueve más abundantemente que en otros, pero la constancia de este ciclo ayuda a preservar nuestra vida.
Otros efectos y beneficios
El Sol también nos suministra nuestros colores, pues el color se produce porque los objetos reflejan los diferentes colores de las luces del espectro solar. Y tampoco debe menospreciarse su efecto psicológico. La gente que tiene frío o está cansada o se siente sola se siente mejor en un día caluroso, de sol, ¿no es verdad?
El Sol nos sirve como un gran reloj, junto con la Luna y las estrellas. (Gén. 1:14, 15) El día solar de veinticuatro horas se determina por la rotación de la Tierra sobre su eje. El año es el tiempo que tarda la Tierra en hacer su revolución alrededor del Sol. Y la altura variante del Sol en el cielo y la longitud de tiempo en que aparece son las causas determinantes de los cambios de las estaciones en el clima y la vida natural.
Sí, nuestro Sol tiene un efecto muy poderoso en nuestra vida. El Creador ha provisto esta gran fuente de energía para asegurar el que tengamos luz y calor así como aire que inhalar. Origina lluvias y flores primaverales. Y por él marcamos la hora y regulamos nuestra vida.
¡Cuán vital es nuestro Sol para la Tierra! Sin él la Tierra se dispararía en el espacio. Sin él, nuestra Luna parecería desaparecer, pues ya no reflejaría su luz del Sol. La Tierra quedaría virtualmente oscura. Llegaría a ser muy fría, y no habría ningún humano vivo en la Tierra para echar de menos las resplandecientes puestas de Sol.
Pero el Creador del Sol nos asegura que nuestra estrella del día continuará brillando a través de la eternidad, sin jamás cesar de bañar nuestra Tierra con calor y luz radiantes.—Sal. 89:36; 104:5; Gén. 8:22.
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Falta de registro fósil¡Despertad! 1972 | 22 de mayo
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Falta de registro fósil
◆ Los evolucionistas con frecuencia han sugerido que el registro de los fósiles apoya su teoría. Pero esto no es cierto. E. J. H. Corner, profesor de Botánica Tropical de la Universidad de Cambridge, hace notar: “La mayoría de los botánicos acude al registro de los fósiles como fuente de esclarecimiento. Pero en lo que toca a las palmeras, así como a todos los grupos de plantas fanerógamas, no se ha descubierto esa ayuda. Hay registros que se remontan hasta la era media mesozoica, y a veces hasta más temprano, pero todos son de palmas que fácilmente se reconocen como modernas. No hay evidencia del linaje de, ni siquiera, los géneros existentes.” ¿Por qué no? Porque, en vez de ser el resultado de evolución, los diversos géneros de vegetación, fueron creados por Dios.—Gén. 1:10-12.
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