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Vida en la laguna¡Despertad! 1973 | 8 de agosto
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que arrojan al aire puñados de barro extraído del fondo. Las carpas, no pudiendo nadar a través de las aguas enturbiadas por el barro, son entrampadas en los espacios que hay entre las raíces del mangle, y los pescadores las pueden coger con sus manos. No obstante, es un poco inquietante, el meter la mano en esos oscuros hoyos, ¡esperando encontrar solo una carpa!
Se desvanece el temor de las leyendas de la laguna
Aunque es cierto que hoy día me regocijaría de las pacíficas noches en el silencio y la oscuridad de la laguna, tengo que confesar que muchas veces cuando salía con mi padre, tenía miedo. En los pantanos de mangle, por ejemplo, a menudo tenía miedo porque creíamos que algunos de estos lugares eran la morada de extraños monstruos, que podían convertirse en un cocodrilo o un pez grande, esperando al asecho por un pescador desprevenido.
Otra leyenda se refiere a Akou, que se cree que es un genio del fuego, cubierto de largo pelo desde la cabeza hasta los pies. Se me había enseñado que si oía un extraño silbido al mediodía o a la medianoche se suponía que se acercaba Akou, y debía saltar sobre un pedazo de madera para protegerme.
Todos estos cuentos eran aterradores para un jovencito. Pero hace algún tiempo aprendí la verdad de la Biblia acerca de esos relatos, y ahora puedo reírme de los temores que en un tiempo sentía. Ahora sé que cualquier silbido extraño a la medianoche es muy probable que sea de un parrandista que regresa tarde después de haber consumido demasiado bangui, nuestro vino local de palmera. Y en caso de que el brujo local y el adivinador de la aldea traten de ponerse en comunicación con los espíritus inicuos, sé que el ser un siervo de Jehová me servirá de protección.—Sal. 23:4; Sant. 4:7.
Aunque echo de menos la vida sencilla de la aldea, tengo mucho por lo cual estar agradecido. Me he liberado de muchas supersticiones esclavizadoras y puedo usar mi tiempo más provechosamente. Aquí en Abidján me llegó el mensaje de verdad de la Biblia, y hay todavía mucha gente que aún no han aprendido sus consoladoras verdades, así es que me siento feliz de quedarme y ayudarlas. Sin embargo, la vida de un pescador es de muchas maneras una vida feliz, así es que, ¿quién sabe? Tal vez algún día tenga un bote otra vez y pueda salir en busca de mi alimento diario como lo hacía antes. Hasta entonces, me contento con la vista desde el puente.
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La invitación permanece¡Despertad! 1973 | 8 de agosto
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La invitación permanece
◆ Allá en 1716 Johann Scheuchzer publicó un informe de ciencias naturales sobre los Alpes suizos, los cuales abarcan unos 39.000 kilómetros cuadrados y contienen cientos de picos que se elevan a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar. Él hizo una pregunta en cuanto a “si las montañas, tal como las vemos ahora, fueron creadas por Dios en el período creativo, o en qué tiempo se originaron.” Él creía que el diluvio bíblico tuvo un efecto considerable sobre los Alpes y en la forma actual de éstos.
También llamó la atención al hecho de que en las rocas de los altos Alpes uno puede hallar restos de conchas de mar y otros crustáceos comprimidos en las mismas formaciones rocosas. Entonces ofreció un interesante desafío:
“Vengan aquí, ustedes los que desprecian las Santas Escrituras, los que sostienen que el registro del diluvio en el Libro de Moisés es una simple fábula; vengan y aprendan aquí, ustedes los ateos y los incrédulos, las mudas rocas les predicarán, las duras paredes los ablandarán, si es posible inclinarlos de algún modo.”
Todavía es válida la interesante invitación.
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