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La renovación carismática... ¿qué es?¡Despertad! 1982 | 22 de junio
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grandes del mundo. En 1980, cierta encuesta reveló que unos 29 millones de adultos estadounidenses decían que eran cristianos carismáticos.
¿Qué significa esto?
Muchas personas sinceras ven estos sucesos como prueba de que el espíritu santo de Dios está obrando en la forma de una renovación carismática a fin de ayudar a la religión a que se restablezca. No se puede negar que algo ha sucedido a estas personas de diversos antecedentes religiosos. Y es evidente que desean agradar a Dios.
Dado que éste es el caso, las personas deberían estar dispuestas a hacer un examen cuidadoso del movimiento para ver lo que éste realmente ha logrado. ¿Está produciendo pruebas de que tiene la aprobación de Dios? ¿Es así como Dios está obrando en nuestro tiempo?
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Un examen más detenido¡Despertad! 1982 | 22 de junio
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Un examen más detenido
¿HA ESTADO obrando el espíritu santo en el movimiento de renovación carismática? Ciertamente los participantes en el movimiento reconocen que cada uno quisiera estar seguro al respecto, especialmente en vista de que en la Palabra de Dios se dan las siguientes instrucciones a los cristianos: “Queridos hermanos, no crean ustedes a todos los que dicen estar inspirados por Dios, sino pónganlos a prueba, a ver si el espíritu que hay en ellos es de Dios o no.”—1 Juan 4:1, Versión Popular.
Por supuesto, los adeptos sinceros del movimiento carismático creen que lo que experimentan es prueba de que el espíritu santo está obrando entre los creyentes, y que está produciendo el mismo efecto que produjo en los cristianos del primer siglo. Por otra parte, los que no están envueltos en el movimiento carismático esperan ver repetidas otras manifestaciones del espíritu santo que también eran evidentes en el primer siglo.
¿Verdadera unidad?
Por ejemplo, ¿qué hay de la unidad que se ha logrado? ¿Hasta qué grado se ha logrado ésta en realidad? El hecho es que por lo general los adeptos del movimiento carismático han seguido siendo miembros de la iglesia con la que se asociaban antes de su experiencia. Pero esto hace que surjan preguntas serias en la mente de los que observan la situación.
Por ejemplo: ¿Realmente cree un pentecostal devoto que un presbiteriano carismático que fume tabaco esté verdaderamente salvo? ¿Sinceramente cree un bautista carismático que la aspersión que haya recibido previamente un católico o un episcopal constituya de repente un bautismo cristiano válido simplemente porque dicha persona se haya unido al movimiento carismático? ¿Concordará ahora genuinamente un luterano carismático con un católico carismático en que los sacerdotes católicos romanos realmente convierten el pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo cuando celebran la misa? Se podría seguir enumerando otras diferencias.
¿Debería importar el que existan estas barreras divisivas? A los cristianos del primer siglo ciertamente les importaba. Bajo inspiración del espíritu santo, el apóstol Pablo escribió lo siguiente: “Les ruego que se pongan de acuerdo y no estén divididos. Vivan en armonía, pensando y
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