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  • “La mesa de demonios” contra “la mesa de Jehová”
    La Atalaya 1956 | 1 de febrero
    • beneficios de su sangre vital derramada en sacrificio. Aquellos que exigieron la muerte de Jesús mediante el colgarlo en el madero de tormento fueron los que se escandalizaron al pensar en beber la sangre de él y los que rehusaron beberla mediante fe. Esos hombres fueron quienes aceptaron la responsabilidad por su muerte después que el gobernador Poncio Pilato había dicho: “Soy inocente de la sangre de este hombre.” Ellos dijeron: “Recaiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos.” (Mat. 27:24, 25, NM) Más tarde el Tribunal Supremo judío objetó a los apóstoles: “Están determinados a traer la sangre de este hombre [Jesús] sobre nosotros,” y no obstante rehusaron beber figuradamente la sangre de Jesús y de esa manera mostrar que eran inocentes.—Hech. 5:27, 28, NM.

      31. ¿Qué dice Pablo concerniente a aquellos sacerdotes judíos que rehusaron beber, y por eso quiénes están autorizados para beber emblemáticamente la sangre de Jesús en la cena del Señor?

      31 Porque de esa manera aquellos judíos rehusaron infielmente beber su sangre no fueron admitidos en el nuevo pacto y no bebieron la única “bebida verdadera” vivificante para salvación. Muchos eran sacerdotes. Por consiguiente el apóstol dice concerniente a aquellos sacerdotes que rehusaron el sacrificio de Jesús y que continuaron sirviendo en el altar material en el templo de Herodes en Jerusalén: “Tenemos un altar del cual los que hacen servicio sagrado en la tienda no tienen autoridad para comer. Porque los cuerpos de esos animales [del día de expiación] cuya sangre el sumo sacerdote [judío] lleva al lugar santo para el pecado son quemados fuera del campamento [de Israel]. Por esto Jesús también, para santificar al pueblo con su propia sangre, sufrió fuera de la puerta [de Jerusalén]. Entonces, salgamos a él fuera del campamento, llevando el vituperio que él llevó.” (Heb. 13:10-13, NM) Los que salen a él afuera de este viejo sistema de cosas beben figuradamente su sangre mediante fe. Están autorizados para beberla emblemáticamente de la copa en la “cena del Señor.” Cada uno de ellos estima plenamente la “sangre del pacto por la cual fué santificado.” (Heb. 10:29, NM) Ellos comen dignamente del pan emblemático porque pueden decir: “Mediante dicha ‘voluntad’ [de Dios] hemos sido santificados por medio del ofrecimiento del cuerpo de Jesucristo una vez para todo tiempo.”—Heb. 10:10, NM.

      PARTICIPANTES CON JEHOVÁ EN VEZ DE CON DEMONIOS

      32, 33. (a) Al comer del sacrificio de comunión, ¿con quiénes tenían comunión los israelitas, y por qué? (b) ¿Cómo participaban los adoradores de ídolos con los demonios y bebían su copa?

      32 ¿Armoniza lo que se dice en los párrafos anteriores con las palabras del apóstol Pablo en 1 Corintios 10:16-21? Debe armonizar; ¿y armoniza? Allí Pablo está hablando de sacrificios, los que se hacen a demonios y los que se hacen a Jehová Dios. Estos eran de la clase de sacrificios que se llaman sacrificios de comunión, y los altares sobre los cuales se ofrecían se asemejaban a ‘mesas,’ porque se ofrecía alimento sacrificatorio sobre ellos. Aquel sobre el cual se ofrecían sacrificios a Jehová Dios Él mismo lo llamó “la mesa de Jehová.” (Mal. 1:7, 12) Cuando se ofrecía un sacrificio de comunión a Jehová, también se mandaba que éste fuera acompañado por una ofrenda de vino, la cual había de ser derramada sobre el altar. (Núm. 15:8-16; Éxo. 29:40; 30:9) Cuando los adoradores comían la porción que se les concedía del sacrificio de comunión estaban “participando de ‘la mesa de Jehová’” y estaban “participando con gracias.” Al comer los sacrificios, el sebo de los cuales había sido quemado sobre el altar y cuya sangre había sido rociada sobre éste, eran “participantes con el altar.” Ese altar pertenecía a Jehová Dios; era su mesa sobre la cual se ofrecía su alimento. De modo que al participar de un sacrificio con Jehová en realidad estaban participando con Jehová; estaban teniendo comunión con él, disfrutando de alimento juntos.

      33 Asimismo cuando los adoradores de ídolos hacían sacrificios a los demonios y comían su porción del sacrificio, estaban “participando de . . . la mesa de demonios.” Así eran “participantes con demonios”; estaban teniendo comunión, compañía, asociación, con los demonios, disfrutando de alimento con ellos. Cuando bebían de una copa de vino en la fiesta en honor de los demonios, estaban “bebiendo . . . la copa de demonios.” Esto ilustra lo que acontece cuando uno participa de la cena del Señor.

      34. Mediante esta comparación, ¿cómo ha de considerarse la cena del Señor, y por eso qué ha de discernirse que significan el pan y la copa de vino?

      34 Al hacer la comparación susodicha, el apóstol Pablo indica que la cena del Señor ha de considerarse como una comida sacrificatoria. ¿Qué, pues, ha de entenderse que significan el “pan que partimos” y la “copa de bendición que nosotros bendecimos”? La hogaza de pan ázimo ha de discernirse como el “cuerpo del Cristo,” que él dió a Dios para la vida del mundo, su carne inmaculada, que es “comida verdadera.” La copa de vino por la cual Jesús dió gracias ha de discernirse como la “sangre del Cristo,” con la cual él validó el nuevo pacto, y que es “bebida verdadera.” Este sacrificio completo del Cristo ha de considerarse aquí como semejante al sacrificio de comunión que se hizo en la inauguración del pacto, el sebo del cual se hizo humear en el altar de Jehová y la sangre del cual se dividió, la mitad de ella siendo derramada sobre el altar de Dios y la otra mitad de ella siendo rociada primero sobre el libro de la ley de Dios y luego sobre la gente admitida en el pacto. El gran arreglo semejante a altar sobre el cual se ofrece el sacrificio de Cristo el apóstol Pablo lo llama “la mesa de Jehová,” y de esta “mesa” participan los cristianos que están en el nuevo pacto. La copa de la sangre de Cristo, que es rociada sobre el gran arreglo de altar de Jehová y sobre el simbólico libro de su nuevo pacto, es la “copa de Jehová,” y se simboliza por la copa de vino de la cena del Señor.

      35. Al participar del pan y la copa, ¿de qué cosas más grandes se representa que los cristianos están participando, y con quiénes sobre la tierra tienen una participación visible?

      35 Los cristianos que están en el nuevo pacto y que beben de la copa de vino y comen de la hogaza de pan ázimo manifiestan por esta acción que están participando del sacrificio humano de Cristo, tanto de su sangre como de su carne. De esa manera están representando que están “bebiendo la copa de Jehová” y “participando de ‘la mesa de Jehová,’” siendo “participantes con el altar.” Están representando que están participando del beneficio del perdón de pecados y de la salvación por medio del sacrificio de sangre y carne de Cristo. Por eso ahora la pregunta importante es: ¿Con quiénes están participando o teniendo comunión, compañerismo, asociación, cuando hacen esto mediante fe cada día y simbólicamente cada año en la cena del Señor? “La copa de bendición que nosotros bendecimos, ¿no es participar [griego, koinonía] en común de la sangre del Cristo? El pan que partimos, ¿no es participar [koinonía] en común del cuerpo del Cristo?” Sí, pero ¿con quiénes es que participan en común de estas cosas? Naturalmente, es una participación en común con toda la “congregación de Dios,” con todos los que “han sido santificados en unión con Cristo Jesús, llamados a ser santos.” (1 Cor. 1:2, NM) Es decir, con todos los israelitas espirituales que están en el nuevo pacto.

      36. Pero, ¿con quiénes principalmente están participando, y de qué cosas? ¿Y cómo es esto cierto del esclarecimiento divino también?

      36 Pero ¿es eso todo? ¿Es hasta ahí donde llega el argumento del apóstol Pablo? ¡No! Porque también estamos participando con Jehová Dios, y principalmente con él. Así como el participar venerablemente de los sacrificios ofrecidos a ídolos significa llegar “a ser participantes con demonios,” así el participar nosotros del único gran sacrificio a Jehová, el sacrificio de Cristo una vez para todo tiempo, significa el llegar a ser participantes con Jehová, tener comunión con él. Aceptamos como sacrificio para nosotros el sacrificio de Cristo que fué ofrecido a Jehová. Naturalmente, Jehová no participa de la hogaza literal de pan ázimo y de la copa de vino literal en la cena del Señor, pero él participa de la carne y sangre verdaderas de las cuales el pan y la copa sólo son emblemas. Al participar unidamente de este sacrificio, el único sacrificio aceptable a Dios, los beneficios del cual él hace disponibles para nosotros, nosotros y Él somos las partes interesadas de un pacto nuevo. Sí, y estamos teniendo una participación juntos, una comunión, una asociación con él, así como lo hacemos en el asunto del esclarecimiento divino. De esto está escrito: “Lo que hemos visto y oído se lo estamos informando también a ustedes, para que ustedes, también, estén teniendo comunión [koinonía] con nosotros. Además, esta comunión [koinonía] de nosotros es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Si hacemos la declaración: ‘Estamos teniendo comunión [koinonía] con él,’ y sin embargo seguimos andando en las tinieblas, estamos mintiendo y no estamos practicando la verdad. Pero, si estamos andando en la luz así como él mismo está en la luz, tenemos comunión [koinonía] los unos con los otros, y la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado.”—1 Juan 1:3, 6, 7, NM.

      37. De modo que los que comen de la cena del Señor tienen que estar enteramente a favor ¿de quién, y por qué?

      37 La selección, entonces, es entre Jehová Dios y los demonios. Ningún proceder de contemporización, de ser tibio, de cojear entre dos opiniones diferentes, semejante a usar muletas, puede ser aceptable. Tiene que haber una adoración plena, indivisa, al único Dios verdadero Jehová o a los falsos dioses demoníacos. Si aquellos cristianos que están en el nuevo pacto se reúnen para “comer la cena del Señor,” haciéndolo en memoria de él, y luego participan de los emblemas, el pan y la copa de vino, entonces están declarando que están participando de “la mesa de Jehová” y que son “participantes con el altar” de Jehová. Por esta razón tienen que estar enteramente a favor de él. No pueden dividir su adoración y servicio. No les es posible participar también de los sacrificios que las naciones de este mundo (incluyendo la cristiandad) están ofreciendo a los muchos ídolos de diversas clases en esta edad moderna.

      38. ¿De qué manera pudiera representarse una mentira al participar de los emblemas de la cena del Señor, y a qué estaría incitando eso a Jehová, con qué consecuencias?

      38 A un mismo tiempo, ustedes los celebrantes de la cena del Señor, “no pueden estar bebiendo la copa de Jehová y la copa de demonios; no pueden estar participando de ‘la mesa de Jehová’ y de la mesa de demonios.” Por eso el apóstol Pablo dice: “No lleguen a estar unidos en yugo desigual con los incrédulos. Porque . . . ¿qué compañerismo [koinonía] tiene la luz con las tinieblas? . . . Y ¿qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque nosotros somos el templo del Dios viviente.” (2 Cor. 6:14-16, NM) Al tratar de dividir su amor, su devoción, su adoración y su servicio entre Jehová Dios y los demonios, usted está representando una mentira si entonces asiste a la cena del Señor y participa de los emblemas. Mediante eso usted pretende tener compañerismo con el Dios de luz o participar con él, pero en realidad usted no lo está haciendo de manera alguna. Usted se está engañando. Usted está obrando hipócritamente. Usted está ‘andando en las tinieblas, . . . está mintiendo y no está practicando la verdad.’ Está “incitando a Jehová a celos,” porque “él es un Dios que exige devoción exclusiva.” Él no acepta un amor dividido. (Éxo. 34:14, NM) El incitarlo así resulta en graves consecuencias. ¿Por qué? Porque, como Pablo pregunta, “nosotros no somos más fuertes que él, ¿verdad?” (1 Cor. 10:22, NM) No, no lo somos. De modo que no tenemos ninguna medida de fuerza capaz de resistir y vencer la destrucción que él nos trae por incitarlo a celos.—Sal. 78:58-64.

  • “Un solo cuerpo” de participantes
    La Atalaya 1956 | 1 de febrero
    • “Un solo cuerpo” de participantes

      1. ¿Cómo deben ser los que comen la cena del Señor en su adoración y servicio a Jehová, y a qué “un solo cuerpo” se refiere Pablo al argüir a favor de esto?

      AQUELLOS israelitas espirituales cristianos que están en el nuevo pacto deben ser indivisos en su adoración y servicio a Jehová individualmente y también como congregación. Por eso, después de hablar de la copa y el pan de la cena del Señor, el apóstol les dice a éstos: “Porque hay un solo pan, nosotros, aunque somos muchos, somos un solo cuerpo, porque todos nosotros estamos participando [comiendo] de ese solo pan.” (1 Cor. 10:17, NM) ¿A qué cuerpo se refiere Pablo aquí por las palabras “un solo cuerpo”? No al cuerpo personal, carnal, de Jesús que se simboliza por la hogaza de pan ázimo. No, sino a la entera congregación de israelitas espirituales de la cual Jesucristo es la Cabeza espiritual. Esta congregación bajo él se menciona más tarde en esta misma carta de Pablo y se hace referencia a ella como el cuerpo de Cristo: “Ahora ustedes son el cuerpo de Cristo, y miembros individualmente. Y Dios ha colocado a los miembros respectivos en la congregación.”—1 Cor. 12:27, 28, NM.

      2. ¿Para indicar qué hecho usó Jesús sólo un pan en la cena, y por qué es que Jehová no participa en el “un solo cuerpo” que Pablo menciona?

      2 En los primeros tres capítulos de esta carta Pablo manifiesta que la congregación, el cuerpo de Cristo, debe ser indivisa en pensamiento y acción. Por lo tanto tiene que estar indivisa en su actitud hacia la cena del Señor y hacia todo lo que ella obliga a un miembro de la congregación a ser y a hacer. Si todos los miembros participan de la cena del Señor, entonces éstos deben permanecer juntos y ser un solo cuerpo. Cuando instituyó la cena del Señor, Jesús usó un solo pan, y lo hizo así para indicar que los que participan del pan o del cuerpo de carne de Jesús eran “un solo cuerpo” bajo él su Cabeza. Los israelitas espirituales en el nuevo pacto que participan del un solo pan ázimo están teniendo una comida en común juntos. Mediante esto ellos representan que son “un solo cuerpo,” que participan de los mismos beneficios y privilegios, comen en la misma mesa espiritual. Prescindiendo de cuántos son, todavía son “un solo cuerpo,” porque ‘todos ellos están participando [comiendo] de ese solo pan.’ Jehová Dios no está participando con ellos en este “un solo cuerpo,” porque él no es miembro de él. Jesucristo es la Cabeza de ese “un solo cuerpo,” pero está bajo Jehová. “La cabeza del Cristo es Dios.” (1 Cor. 11:3, NM) Como Cabeza, Jehová aceptó el sacrificio de Jesús.

      3. (a) De modo que, ¿qué acto indica que todos ellos son “un solo cuerpo”? (b) Al participar de la carne y sangre de Cristo ¿qué han recibido de Dios y para qué privilegios adicionales ha servido esto como un escalón?

      3 En sí mismo el un solo pan ázimo no simboliza este “un solo cuerpo” bajo Jesús. Ese pan simboliza el cuerpo humano que Jesús sacrificó. El acto de comer ese pan en participación común es lo que indica que todos los que lo comen son “un solo cuerpo,” “el cuerpo de Cristo.” Al participar de la carne y la sangre de Jesucristo todos han recibido justificación de Dios o han sido declarados justos. Esta justificación de ellos en la carne no ha sido un fin en sí misma.

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