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¿Qué efecto tiene en los niños la televisión?¡Despertad! 1978 | 22 de octubre
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Ese también es el caso dentro del círculo familiar. El llevarse bien con otros miembros de la familia es algo que hay que aprender, experimentarlo por medio de hacer cosas, conversar, obrar recíprocamente. El niño tiene una gran necesidad de desarrollar esas habilidades a fin de que él mismo pueda llegar a ser un buen padre o una buena madre. Nada puede sustituir el toma y daca entre la madre, padre, hermanas y hermanos.
Es preciso que el niño se comunique constantemente dentro de la familia a fin de que se le respondan sus preguntas, se corrijan sus puntos de vista incorrectos y se animen sus opiniones correctas. Pero hay toda indicación de que el ver demasiada TV tiene un efecto destructivo en los puntos de vista. Y esto cobrará un precio adicional más tarde, cuando el niño de TV de hoy día tenga su propia prole.
Lo que la violencia puede hacer
Uno de los aspectos más alarmantes de lo que la televisión está haciéndoles a los niños tiene que ver con la violencia. En país tras país aumenta la evidencia de que muchos niños que ven demasiada violencia televisada tienden a ser más violentos en su comportamiento cotidiano. Y también son más tolerantes de la violencia que se les inflige a otros.
Un artículo en The Journal of the American Medical Association muestra que para cuando el niño norteamericano medio se gradúa de la escuela secundaria, “ha sido testigo de 18.000 asesinatos e incontables incidentes sumamente detallados de robo, incendio premeditado, bombardeo, falsificación, contrabando, palizas y tortura.” Se hace notar que hay aproximadamente un acto de violencia por minuto en el dibujo animado estándar de TV para niños menores de 10 años de edad.
Algunos padres notan una reacción inmediata cuando los niños ven demasiada violencia en la TV. Uno dijo: “Aumenta rápidamente su inhabilidad para controlarse a sí mismos. Gimen, se quejan, absolutamente retroceden. . . . Les toma un rato antes de volver a lo normal.”
Pero los efectos pueden ir más allá de una sencilla irritabilidad temporánea. Por ejemplo, considere los 146 documentos científicos que informan en cuanto a estudios de investigación que abarcaron a 10.000 niños y que llegaron todos a una conclusión similar. Mostraron que la violencia en la TV producía en los niños un aumento de comportamiento agresivo que puede ser muy duradero.
Y tampoco es esto meramente una condición norteamericana. Un encabezamiento del South China Morning Post de Hong Kong declaró: “LA VIOLENCIA EN LA TV PERJUDICA A LOS NIÑOS... EXPERTOS.” El periódico informó: “Es probable que los niños de Hong Kong sean afectados particularmente por los programas violentos de la televisión, dijeron los educadores, trabajadores sociales, siquiatras y sicólogos.” Y un informe del Japón, que salió en la revista Atlas, muestra que a los niños de allí “se les ofrecen cantidades casi ilimitadas de sangre y violencia” en la TV.
En el Canadá, un informe de 91 páginas que la Junta de Educación Hamilton de Ontario presentó a la Comisión Real del gobierno sobre la Violencia en los Medios Publicitarios dijo: “La violencia en la televisión puede crear un comportamiento antisocial, temores irreales e insensibilizar a los niños a las emociones en el mundo que los rodea.”
A la Comisión también se le dijo que el efecto de la violencia en la TV sobre los niños podía ser comparado a plantar una bomba que pudiera estallar dentro de 10 a 20 años. El informe dijo: “Cada asesinato o acto violento que un niño presencia en la TV es como un peso pequeño, hasta minúsculo, colocado en la balanza. . . . ningún sicólogo pudiera garantizar que la balanza no se inclinará y provocará actos de violencia en personas que parecen normales.”
En Inglaterra un estudio de dos años llegó a la conclusión de que los malos programas de TV ciertamente estaban ocasionando un aumento en la delincuencia juvenil. Otro estudio, por un período de seis años, que abarcó a 1.565 muchachos de edades de 13 a 16, halló que los que observaban brutalidad en la TV a menudo estaban 50 por ciento más dispuestos a recurrir a la violencia que los muchachos que no veían tales programas con regularidad.
Los estudios de investigación comisionados por el Inspector General de Sanidad de los Estados Unidos llegaron a casi la misma conclusión. De ver violencia en la TV, los niños aprendieron a actuar más violentamente. Esto fue cierto prescindiendo de los antecedentes económicos del niño, o las características de familia, o su vecindario.
Respecto a un experimento que duró 10 años, Science Digest informó lo siguiente: “La agresividad del muchacho a la edad de 19 años estuvo relacionada directa y significativamente con la cantidad de violencia que había visto en la televisión a los ocho años de edad, prescindiendo de su nivel inicial de agresividad, estado social, habilidad intelectual o el comportamiento de los padres.” Esta publicación advirtió: “Los científicos están descubriendo que ciertos efectos, notablemente el aumento de la agresividad, pueden durar por toda la vida.”
Muchos padres han tenido experiencias similares a las del padre que escribió lo siguiente al Post de Washington:
“He observado el efecto de la televisión en mi propio hijo y algo de lo que veo no me gusta. Por ejemplo, su vocabulario se hace cada vez más violento.
“Siempre me está ‘matando’ o ‘muriendo’ él mismo o ‘disparando’ a alguien o algo con algún artículo casero que en cualquier modo se asemeje a un revólver.
“A veces es un monstruo o un pirata o sencillamente un tipo malo. Habla de la cárcel y por la noche, cuando las luces están apagadas, seres de aspecto extraño lo visitan.”
Los jueces ya están viendo la evidencia de esta insensibilidad para con la violencia. El juez de tribunal juvenil Patrick Tamillia, de Pensilvania, dice que el crimen televisado endurece cada vez más a los delincuentes juveniles. Declara: “Los muchachos ya no lloran tanto en el tribunal; la dureza de corazón es sencillamente increíble. Ven la violencia en los programas de TV, en los cuales no se muestra remordimiento alguno. Así es que cuando hieren a alguien, no les parece que han herido a un ser humano.”
Los registros de la policía muestran que los jóvenes que imitan los crímenes de la TV son mucho más numerosos de lo que la gente cree. Por ejemplo, un joven de 17 años de edad admitió que al matar a una joven se apegó a una nueva representación que planeó de un programa de TV. Un niño de siete años de edad al que se halló rociando vidrio molido en el guiso de cordero de la familia dijo que había sacado la idea de un programa de TV. Dos niños que trataron de extorsionar 500 dólares de una compañía por medio de la amenaza de una bomba copiaron la idea de la TV. Un niño de nueve años de edad que le dio a su maestro una caja de dulces envenenados para Navidad dijo que lo había aprendido de un programa de TV en el que un hombre mató a su esposa de esa manera sin que lo atraparan. El hijo de seis años de edad de un policía le pidió a su padre balas verdaderas a fin de poder hacer que su hermanita “muriera de veras” como él creía que la gente hacía en la TV.
Varios asaltos sexuales efectuados por adolescentes fueron casi idénticos a los que se habían mostrado en programas de TV, lo cual resultó en que un padre demandara a una red de TV. Y una madre a quien no le preocupaba la violencia en la TV cambió de opinión cuando su hijo de cuatro años de edad trató de asfixiar al perro de la familia con una almohada inmediatamente después de haber visto a un hombre hacerle esto a otra persona en la TV.
Los niños también han puesto su vida en peligro como resultado directo de observar TV. En Perth, Australia, una niña de cuatro años de edad trató de ahorcarse imitando un ahorcamiento que había visto en un dibujo animado de la TV. Los niños se han roto huesos o de otra manera se han lesionado al saltar de lugares elevados, imitando a personajes de la TV de los tipos de “superhombre” o “batman.” Niños que montan bicicletas han sufrido numerosas lesiones al tratar de imitar a los motociclistas acrobáticos de la TV.
Así, son cada vez más los estudios de los efectos de corto plazo y largo plazo que señalan a la conclusión que la revista Parade hizo notar: “La violencia de la TV . . . perjudica a los niños de tres maneras: Aprenden y recuerdan —y muchos de ellos copian— el comportamiento agresivo; se les hace más fácil ser violentos, y les preocupa menos; intensifica su agresividad, más bien que ‘disiparla.’”
Por supuesto, es cierto que la agresión y la violencia han ocurrido entre los jóvenes desde hace siglos. Pero el hecho es que, prescindiendo de lo mala que haya estado la situación anteriormente, un régimen constante de programas inadecuados de TV está empeorando la situación.
¿Qué, pues, pueden hacer los padres para contrarrestar estas tendencias? ¿Qué deben hacer los adultos para evitar ellos mismos los malos efectos de los programas deficientes de la TV?
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¡Controle su televisor!¡Despertad! 1978 | 22 de octubre
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¡Controle su televisor!
DEBIDAMENTE controlada, la televisión puede informar, educar y entretener. Puede contribuir a nuestro disfrute de la vida. Sin control apropiado, puede ser destructiva. Así es que aprenda a controlarla antes de que lo controle a usted... y a sus hijos.
Escribiendo para el Daily News de Nueva York, el Dr. Saul Kapel declaró: “El tiempo de dudar la investigación ha pasado hace mucho. Es hora de que los padres obren en armonía con ella . . . y presten más atención a la cantidad de TV y a los programas que ven los niños.” Se puede decir lo mismo en cuanto a los hábitos de los televidentes adultos.
¿Está usted enviciado con la TV?
Sería bueno echar una ojeada honrada a cuánto tiempo usted y su familia pasan viendo TV. Usted pudiera colocar una hoja de papel y un lápiz cerca de su televisor, y para una semana normal escribir, cada día, la cantidad de televisión que se ve y quién la ve. Entonces súmelo. Los resultados pudieran sorprenderle.
Además, para ayudar a determinar si usted se está enviciando con la TV, hágase preguntas como las siguientes:
1. ¿Espera usted con anhelo el fin del día para poder ver sus programas favoritos de TV?
2. ¿Deja usted encendida la TV después que sus programas favoritos han terminado, y sigue viendo otros?
3. ¿Hace usted lo de arriba (1 y 2) noche tras noche?
4. ¿Prefiere usted ver TV a estar con amigos o hacer cosas con la familia?
5. ¿Enciende usted la TV por la mañana si tiene la oportunidad?
6. ¿Mantiene usted el televisor encendido aun cuando en realidad no lo está viendo?
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