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Sus oraciones revelan lo que usted esLa Atalaya 1959 | 1 de mayo
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nos ha dado su Palabra, la Biblia. Él espera de nosotros que la usemos sabiamente para su alabanza y que nos acerquemos a él en busca de guía para entenderla y usarla o cuando deseamos expresarle nuestras gracias. Si así lo hacemos, nuestras oraciones le ocasionarán placer.
Si somos sinceros en nuestras oraciones, aguantaremos mucho para ver que se cumplan. Primero oraremos, entonces trabajaremos con ahinco hacia el logro de nuestra oración en fe. Cuando Jehová ve que no dejamos que nos desvíen el trabajo arduo, el sudor, ni sangre y lágrimas, nuestra oración será contestada si está de acuerdo con su voluntad.
Ahora bien, cuando usted ora tenga presente que está pintando un cuadro vívido de usted mismo delante de Dios. Muestre respeto en su conducta, ore con sinceridad y convicción. Sea honrado. Tenga seguridad de que la oración verdadera nunca se deja sin contestar. Sobre todo, sea humilde y apreciativo del privilegio de orar. Sus oraciones no mentirán. Lo revelarán a usted tal como usted es.
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Parte 9—“Hágase tu voluntad en la tierra”La Atalaya 1959 | 1 de mayo
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Parte 9—“Hágase tu voluntad en la tierra”
Como ya se dijo en una parte anterior de este capítulo 3 del libro “Hágase tu voluntad en la tierra,” el Creador del hombre le dió a la familia humana su principio en un santuario terrestre, el santo Jardín de Edén o Paraíso de Edén, lugar donde él tenía comunión con sus criaturas inocentes, Adán y Eva. Porque perdieron su inocencia al quebrantar el mandamiento de su Padre celestial, Adán y Eva perdieron el santuario terrestre de Edén para su prole, la familia humana. Durante el diluvio global del día de Noé ese santuario en forma de jardín fué destruído. Siglos después Jehová Dios dió instrucciones al profeta Moisés para que los israelitas en el desierto del monte Sinaí construyeran un santuario portátil para llevar a cabo la adoración de Él. Este por fin lo llevaron los israelitas a la Tierra Prometida de Palestina. Cuando Salomón vino a ser rey de Israel, reemplazó este santuario en forma de tienda de campaña con un glorioso templo estacionario edificado sobre el monte Moría en Jerusalén. Con el transcurso del tiempo los Judíos profanaron este templo a tal grado que Jehová Dios decretó y permitió su destrucción por los babilonios paganos en 607 a. de J.C.
SANTUARIO TERRENAL RESTAURADO
38, 39. (a) ¿Cuánto tiempo señaló Jehová que el sitio del templo habría de estar desolado? (b) Según la profecía de Isaías, ¿a quién levantó Jehová, y qué decreto expidió éste?
38 Tal como Jeremías había profetizado, el sitio del templo de Salomón permaneció desolado por setenta años. Durante ese tiempo los miles de judíos que habían sobrevivido al derrumbe de Jerusalén y su templo estaban casi todos en cautiverio en Babilonia, prisioneros a quienes la cruel Babilonia no daba otra esperanza que el morir lejos de su patria. Pero Jehová estaba en su santuario celestial. Él estaba vigilando lo que sucedía, teniendo en cuenta su nombre y su adoración. “Porque él ha mirado desde su santa altura, desde los mismos cielos Jehová mismo ha mirado aun a la tierra, para oír el gemido del preso, para soltar a los señalados para muerte.” (Sal. 102:19, 20) Él estaba regulando y efectuando a tiempo todos sus movimientos hacia su propio pueblo y los opresores de éste. Él levantó al mismo conquistador a que él había predicho por medio de Isaías, al rey Ciro de Persia: “Yo, Jehová, estoy haciendo todo,. . . El que dice de Ciro: ‘Es mi pastor, y todo aquello en que me deleito él lo llevará a cabo por completo’; aun en mi decir de Jerusalén: ‘Será reedificada,’ y del templo: ‘Se te colocarán tus cimientos.’ ” (Isa. 44:24, 28; 45:1-5, 11-13) En 539 a. de J.C., como sorpresa a todas las naciones, la poderosa Babilonia cayó delante de los medos y persas, bebiendo la copa de vergüenza que ella había obligado a beber a la nación del pueblo de Jehová. En el año setenta de la desolación de Jerusalén, en 537 a. de J.C., el rey del Imperio Persa expidió un decreto para la reedificación del santuario de Jehová.
39 Decía el decreto de Ciro: “Todos los reinos de la tierra me los ha dado Jehová el Dios de los cielos y él mismo me ha comisionado para edificarle una casa en Jerusalén, que está en Judá. Quienquiera que se halle entre ustedes de todo su pueblo, resulte su Dios estar con él. Por eso que suba a Jerusalén, que está en Judá, y reedifique la casa de Jehová el Dios de Israel—él es El Dios verdadero—que estaba en Jerusalén.”—Esd. 1:2, 3; 2 Cró. 36:22, 23.
40, 41. (a) ¿Cómo fueron reanudados los sacrificios a Jehová en el lugar apropiado? (b) ¿Cuándo se estableció el cimiento del templo, para verificar la palabra de quién?
40 Un resto de aproximadamente 50,000 fieles israelitas y esclavos respondieron al decreto y con gran gusto viajaron de regreso a Jerusalén. Para fines de ese año setenta de la desolación de Jerusalén ellos habían regresado a los sitios de sus ciudades anteriores, restableciéndose allí. Esto fué en cumplimiento absoluto de la profecía que Jehová dió por medio de Jeremías. El día primero de su séptimo mes, etanim, el mes en que habían de celebrar la expiación y la fiesta de las cabañas, se reunieron con su gobernador judío, Zorobabel, y se unieron a su sumo sacerdote, Jesúa, en la obra de reedificar el altar de Jehová en el espacio del patio en el monte Moría. “De modo que establecieron el altar firmemente sobre su propio sitio.” Entonces se reanudaron los sacrificios a Jehová, de acuerdo con lo que se debía hacer cada día. Hasta celebraron su fiesta de las cabañas que duraba una semana, la primera vez en setenta años. Además de esto hubo el “holocausto” u “ofrenda quemada constante,” o la “ofrenda quemada continua,” la ofrenda quemada que se hacía diariamente, por la mañana y por la tarde. (Esd. 3:1-5; Éxo. 29:38-42; Núm. 28:3-10) De este modo se dió principio a la reanudación de la adoración de Jehová en el mismo lugar donde él había puesto su nombre. ¡Qué tiempo más gozoso fué ése para el resto de su pueblo librado! Los cimientos del templo todavía no se habían colocado, pero eso vino siete meses más tarde, en 536 a. de J.C., durante el reinado de Ciro Magno.
41 Otra vez la palabra de Jehová se había cumplido maravillosamente. Unos 185 años después de la profecía de Isaías acerca de Ciro, se estaban estableciendo los cimientos del templo de Jehová, y se estaba reedificando el santuario del Dios del antiguo Israel. ¡Pero nosotros hoy día estamos observando cumplimientos aun más maravillosos de las profecías de Jehová!
42. ¿Qué efecto tuvo la oposición enemiga en la edificación del templo, y cómo se encargó Jehová de la situación que resultó?
42 El santuario de Jehová es blanco principal de ataque, aun hasta este día presente. En los días de los reedificadores judíos de su templo por decreto de Ciro, la gente de los países circundantes se disgustaron por la restauración de este resto del pueblo de Jehová y por el restablecimiento del templo y la adoración de Jehová. Hicieron todo lo posible, localmente y en la corte de los gobernantes persas, para impedir la reedificación del santuario de Jehová, para “frustrar su propósito todos los días de Ciro el rey de Persia aun hasta el reinado de Darío el rey de Persia.” (Esd. 4:1-5) La obra de construcción de este segundo templo a Jehová de hecho había sido detenida por decreto de un rey persa mal informado y por la fuerza de armas de los paganos que se oponían al santuario de Jehová. Durante esta suspensión en la edificación del templo los judíos se hicieron materialistas y Jehová detuvo de ellos sus bendiciones. Luego, para estimular a su resto de adoradores a que cumpliera el propósito principal por el cual él había hecho que el resto fuera librado de Babilonia, Jehová levantó a sus profetas Aggeo y Zacarías para indicarle al resto su negligencia y para edificar su fe en el Dios Altísimo. Denodadamente, en el segundo año de Darío I, los del resto reanudaron la edificación del santuario de Jehová. Rehusaron cesar por las objeciones del enemigo y le citaron a éste el decreto de Jehová por medio del rey Ciro Magno. Los enemigos del santuario apelaron al rey Darío I. El rey persa hizo una investigación, comprobó la existencia del decreto de Ciro que autorizaba a los judíos a reedificar el templo de Jehová, y en fidelidad ordenó que se pusiera en vigor el decreto de Ciro. ¡Por esto dejen de interrumpir, enemigos de la casa de Jehová, o serán empalados en maderos y sus casas serán convertidas en retretes públicos! ¡De hecho, préstenles materiales a los edificadores del templo de Jehová para que terminen su casa!—Esd. 6:6-12.
43. (a) ¿Cuándo fué inaugurado el templo reedificado y cuándo se reanudaron los servicios en el templo? (b) ¿Cuál fué el propósito de la visita de Esdras a este templo, y qué visitante distinguido estuvo allí en 332 a. de J.C.?
43 Así con el poder y espíritu de Jehová, y hasta con el apoyo imperial del gobernante de Persia, la edificación del templo progresó. En poco más de cuatro años fué completado. “Completaron esta casa para el tercer día del mes lunar adar [febrero-marzo], es decir, en el sexto año del reinado de Darío el rey.” (Esd. 6:15) Esto fué en el año 516 a. de J.C. Con gozo los adoradores de Jehová inauguraron el santuario completado. El siguiente mes, el 14 de nisán, celebraron la Pascua. Los servicios del templo se efectuaron en este santuario construído por el gobernador Zorobabel, así como se habían efectuado en el templo edificado por Salomón. Una vez más el sacrificio diario, o sea la “ofrenda quemada constante [continua],” fué ofrecida a Jehová cada mañana y cada tarde. En 468 a. de J.C., que fué el séptimo año del rey Artajerjes de Persia, el sacerdote judío llamado Esdras, que también era copista de la ley de Dios, subió de Babilonia por orden del rey y vino a este templo en Jerusalén con el propósito de traer una grande donación que se había hecho para el sostén del santuario de Jehová. (Esd. 7:1 a 8:36) El siguiente siglo, según registros, otro personaje histórico visitó este santuario de Jerusalén. Fué el rey macedonio o greco Alejandro Magno, en 332 a. de J.C., cuando iba en su expedición de conquista sobre Persia,a en cumplimiento de profecía.
44. ¿Cómo sucedió que este templo volvió a ser dedicado en 165 a. de J.C., y a qué fiesta asistió Jesús en celebración de esto?
44 Unos dos siglos más tarde este segundo templo volvió a ser dedicado. El rey sirio, Antíoco IV Epífanes, hizo un esfuerzo depravado por extirpar la adoración de Jehová. En el año 168 a. de J.C. él profanó el santuario de Jehová cuando edificó un altar por encima del gran altar de Jehová y ofreció sobre éste un sacrificio abominable al dios falso a quien él adoraba, al Zeus olímpico (o Júpiter). Esto aconteció el día 25 del mes judío kislev (noviembre-diciembre). Puso fin a la ofrenda quemada constante o continua en el templo. Persiguió ferozmente a los adoradores de Jehová que rehusaron contemporizar. (1 Macabeos 1:20-64) Esto fué lo que dió principio al levantamiento de los macabeos, los hijos del fiel sacerdote Matatías. Judas, el tercer hijo, al ser escogido como líder, guió a su pequeña hueste y, derrotando a los enemigos, volvió a tomar a Jerusalén, y dedicó el templo de nuevo el día 25 de kislev, 165 a. de J.C., un día de fecha igual a aquel en que el templo había sido profanado por el rey sirio. Desde entonces los judíos han celebrado la fiesta de
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