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Nuestra base para esperar que sea restauradoEl Paraíso restaurado a la humanidad... ¡por la Teocracia!
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el Paraíso que no había sido extendido, y ya no hubo distinción entre éste y lo demás de la Tierra. Noé, su esposa, sus tres hijos y las tres mujeres que habían llegado a ser sus esposas, ocho personas en total, flotaron a través del sorprendente cataclismo en una enorme arca construida según las órdenes y el diseño de Dios. Cuando estos ocho sobrevivientes humanos dejaron salir del arca todos los animales y aves y ellos mismos salieron al suelo limpiado, Dios habló como Gobernante Teocrático de la humanidad. Declaró sus leyes teocráticas para la humanidad. Hizo que apareciera el arco iris y lo usó como señal de su pacto o promesa solemne de nunca más hacer que viniera un diluvio global. Pero no mencionó que estuviera renovando la maldición que le había impuesto al suelo. Aun así, a pesar de la ausencia de una maldición sobre todo el suelo, la humanidad que ha enjambrado sobre toda la Tierra no ha podido llevarla a un estado paradisíaco en todas partes. Según nuestros científicos del siglo veinte conocidos como ecólogos, la humanidad está arruinando su ambiente natural y poniendo en peligro toda vida humana.—Génesis 6:9 a 9:19.
30. ¿Por qué podemos nosotros, después de casi seis mil años de existencia humana en la Tierra, sentirnos animados en cuanto al propósito no cambiado de Dios?
30 Sin embargo, nosotros los que no esperamos que los hombres esclavizados al pecado y moribundos hagan de esta Tierra un lugar apropiado para vivir en él para siempre no tenemos que sentirnos desanimados. Más bien, ¡qué alegres podemos estar de que el Dios Todopoderoso, el Poseedor Teocrático de toda la Tierra, sea inmutable en su propósito de tener en esta Tierra un Paraíso, no solo allá en la vecindad de la cabecera de los ríos Tigris y Éufrates, sino en todas partes de la Tierra! Si es su propósito hacer que este hermoseamiento de toda la Tierra se logre para el fin de su séptimo día de creación... bíblicamente un período de siete mil años, entonces se ha acercado el tiempo en que el arruinamiento de la Tierra por explotadores será detenido por poder teocrático y en que comenzará la bendita transformación que llevará a un jardín de deleites. Ya, casi seis mil años de la existencia del hombre desde el fin del sexto día de creación han tenido su sombrío transcurso. Tenemos que estar acercándonos al umbral de ese reinado de mil años de Jesucristo, que tiene que ser acompañado por el Paraíso según lo que Jesús le prometió al malhechor compadecido que colgaba en el madero allá en el monte Calvario.—Revelación 20:4, 6.
31-34. (a) Como ilustración de lo que él puede hacer en cuanto a restaurar el Paraíso, ¿qué país usó Dios para pintar un cuadro profético? (b) Narrando la asombrosa transformación, ¿qué dijo él por medio de su profeta Isaías?
31 Entonces la Tierra entera estará adornada con una belleza que sencillamente no podemos pintar con palabras. Junto con la belleza natural habrá salud física, mental y espiritual para los que moren en medio de esa gloria paradisíaca. El amoroso Restaurador Teocrático del hogar-jardín del hombre y la mujer perfectos nos da cuadros verbales proféticos de lo que realmente puede hacer para la felicidad eterna de la humanidad cuando ésta esté reconciliada con Él. Usa como ilustración de muestra un pequeño país que no estaba muy lejos del Paraíso original, un país que había estado desolado por setenta años durante el destierro de Su pueblo desobediente en Babilonia en el valle mesopotámico. De aquella tierra pagana de adoración falsa de ídolos los redimió, los soltó, para que regresaran a su país de origen que por mucho tiempo había estado desolado y a su santo monte Sión. Hablándoles de la asombrosa transformación que se produciría allí bajo su bendición, el Gran Teócrata dijo por medio de su profeta Isaías:
32 “El desierto y la región árida se alborozarán, y la llanura desértica estará gozosa y florecerá como el azafrán. Sin falta florecerá, y realmente estará gozosa con gozo y con alegre gritería. La gloria del Líbano mismo tendrá que serle dada, el esplendor del Carmelo y de Sarón. Habrá los que verán la gloria de Jehová, el esplendor de nuestro Dios. Fortalezcan las manos débiles, y hagan firmes las rodillas que bambolean. Digan a los que están ansiosos de corazón: ‘Sean fuertes. No tengan miedo. ¡Miren! Su propio Dios vendrá con venganza misma, Dios aun con un pago. Él mismo vendrá y los salvará.’
33 “En aquel tiempo los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos mismos de los sordos serán destapados. En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo, y la lengua del mudo clamará con alegría. Pues en el desierto habrán brotado aguas, y torrentes en la llanura desértica. Y el suelo abrasado por el calor se habrá puesto como un estanque lleno de cañas, y el suelo sediento como manantiales de agua. En el lugar de habitación de los chacales, un lugar de descanso para ellos, habrá hierba verde con cañas y papiros.
34 “Y ciertamente llegará a haber una calzada allí, aun un camino; y será llamado el Camino de Santidad. El inmundo no pasará por ella. Y será para el que anda por el camino, y ningún tonto andará errante por ella. Ningún león resultará estar allí, y las bestias salvajes de la clase rapaz no subirán a él. Ninguno será hallado allí; y los que fueron recomprados tendrán que andar allí. Y los mismísimos redimidos por Jehová volverán y ciertamente vendrán a Sión con clamor gozoso; y regocijo hasta tiempo indefinido estará sobre su cabeza. Alborozo y regocijo alcanzarán, y el desconsuelo y el suspirar tendrán que huir.”—Isaías 35:1-10; escrito en el siglo octavo antes de nuestra era común.
35. Dando más estímulo a los desterrados que fueron soltados de Babilonia para que repararan su país de origen, ¿qué más dijo Jehová por medio de Isaías?
35 Dando más estímulo a los que fueron recomprados y rescatados del destierro y el cautiverio en la idólatra Babilonia para que salieran y regresaran a su país de origen con la expectativa de convertirlo en algo como el Jardín de Edén, el Creador del cielo y de la Tierra siguió diciendo por medio del mismo profeta: “Así resultará ser mi palabra que sale de mi boca. No volverá a mí sin resultados, sino que ciertamente hará aquello en que me he deleitado, y tendrá éxito seguro en aquello para lo cual la he enviado. Porque con regocijo saldrán ustedes, y con paz se les hará entrar. Las montañas y las colinas mismas se alegrarán delante de ustedes con clamor gozoso, y todos los mismísimos árboles del campo batirán las manos. En vez del matorral de espinas subirá el enebro. En vez de la ortiga que causa comezón subirá el mirto. Y tendrá que llegar a ser para Jehová algo famoso, una señal hasta tiempo indefinido que no será cortada.”—Isaías 55:11-13.
36. ¿A quién no podemos dejar fuera de consideración en todas nuestras esperanzas de un Paraíso restaurado, y qué no debemos dejar de tomar en cuenta?
36 ¡Hermosas profecías ésas, y, oh, cómo, sí, dan énfasis a un hecho vital! En todas nuestras esperanzas de que el Paraíso sea restaurado a nuestra Tierra tiene que ser tomado en consideración el Creador de la Tierra. También tenemos que tener en cuenta otra cosa importante. ¿Qué? La adoración que le debemos a este maravilloso Creador. Esto es algo que la gente por lo general pasa por alto. Ah, sí, ellos quisieran tener “el cielo aquí mismo en la Tierra,” pero no tienen interés en adorar al Único que puede hacer que eso suceda, restaurando el Paraíso a la Tierra.
37. En el fracaso del hombre en cuanto a crear su propio paraíso, ¿de qué manera ha sido el factor vital el asunto de la adoración?
37 Es obvio que el hombre no puede crear su propio paraíso. ¡Considere todos los esfuerzos que ha hecho por milenios de tiempo! Mire todos los medios científicos que tiene a su disposición hoy día. Y sin embargo el hombre no ha podido llevar esta Tierra a un estado paradisíaco libre de sequías, tizón, plagas que afectan las plantas, hambre, mortífera deficiencia en la alimentación, e inanición. Algo ha estado mal. Esto ha tenido que ver con la adoración por el hombre. Él ha oscurecido la adoración verdadera. No ha adorado al Creador de todas las cosas hermosas, el Sembrador divino del Paraíso terrestre original, sí, el Gran Teócrata que echó de aquel Paraíso al primer hombre y a la primera mujer porque ellos dejaron de adorarlo sin egoísmo. El Paraíso es para los que lo adoran.
38. ¿La bendición de quién se necesita para el regreso del hombre al Paraíso, y en la ilustración antigua de esto, a quién levantó el Creador para señalar lo que estaba mal?
38 Sin la bendición de este Creador que merece adoración no puede haber un regreso de la humanidad a un hogar paradisíaco. La historia antigua nos suministra una ilustración de la vida real de la verdad de ese principio. Este ejemplo histórico fue suministrado por medio del mismo pueblo a quien el Dueño de todas las cosas recompró del destierro y la esclavitud en la antigua Babilonia, en 537 a. de la E.C. Fueron restablecidos en su amado país de origen, cuyo estado desolado había de ser restaurado a su belleza natural según las profecías esplendorosas de los profetas del Creador. Más de dieciséis años de oportunidad pasaron, pero ¿por qué no prosperó aquel pueblo favorecido? Algo tenía que haber estado mal. Algo había sido pasado por alto. Algo había sido empujado al fondo. ¿Qué era? El Recomprador y Gobernante Teocrático de aquel pueblo liberado sabía lo que era. Para señalar lo que pasaba, levantó a su profeta llamado Ageo. Lo que Ageo señaló en aquel tiempo nos interesa seriamente ahora. Veamos.
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Por qué desilusionadas las más altas esperanzasEl Paraíso restaurado a la humanidad... ¡por la Teocracia!
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Capítulo 2
Por qué desilusionadas las más altas esperanzas
1. ¿De qué vivimos todos, pero qué situación desilusionadora pudiera desarrollarse con relación a esto?
TODOS vivimos de la tierra. Todos dependemos de lo que crece del suelo. Pues bien, supongamos que todos fuéramos jardineros o agricultores. ¿Qué hay si usted sembrara mucha semilla, y esperara mucho, pero recibiera muy poco de la siembra? Si podara sus vides y las cultivara, pero recogiera poco fruto. Si sembrara su lino y lo atendiera bien, pero que fuera poco lo que recogiera con lo cual hacer la tela de lino para la ropa. Si diera toda la debida atención a sus olivos, pero hubiera pocas aceitunas para enviarlas a la prensa para hacer aceite. Si viniera a su almacén y quisiera recoger veinte medidas de grano, pero ¡mire! solo hubiera diez medidas allí en realidad. Si fuera a su lagar después de aplastar todas las uvas que hubiera disponibles, y para atender a otros o para vender necesitara llevarse cincuenta medidas, y, pues ¡mire! todo lo que pudiera sacar fuera veinte medidas. ¡Supóngase que esto siguiera así año tras año! ¿Qué pensaría usted?
2. ¿Qué otras malas condiciones agrícolas pudiera haber, y condiciones sociales, y adónde deberíamos mirar para ver dónde podría estar la culpa?
2 Bueno, usted pudiera culpar de ello a las sequías constantes...
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