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Hay un futuro para los muertosLa Atalaya 1968 | 1 de septiembre
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cuatro días que está muerto.” Pero cuando Jesús habló de ver “la gloria de Dios,” quitaron la piedra. Entonces Jesús oró a Dios, después de lo cual clamó con fuerte voz: “¡Lázaro, sal!” Dice el registro bíblico: “El hombre que había estado muerto salió con los pies y manos envueltos con envolturas, y su semblante estaba envuelto en un paño. Jesús les dijo: ‘Desátenlo y déjenlo ir.’”—Juan 11:1-44.
¡Ciertamente, Jesús puede levantar a los muertos! ¡Qué base sólida hay para tener confianza en su promesa de la resurrección! ¡Cuán fortalecedores de la fe son estos relatos bíblicos inspirados! Los tres jovencitos que estuvieron en el funeral de su madre en Nueva York fueron consolados con ellos. Absolutamente confían en que la verán otra vez, viva y sana.
AGUARDANDO LA RESURRECCIÓN
Ahora hay millares de millones de muertos que aguardan la “resurrección en el último día,” de la cual habló Marta. Pero, ¿cuál es su condición actual? ¿Están vivos en sufrimiento consciente, o disfrutando de gloria celestial? Bueno, ¿cuál fue la condición de Lázaro durante los cuatro días que estuvo muerto y en la tumba? Otros de la humanidad que han muerto se hallan en esa misma condición.
Por el registro bíblico usted notará que Lázaro no menciona el haber experimentado existencia consciente en otro lugar durante aquellos cuatro días. Ahora bien, piense: Si hubiera estado vivo en el cielo disfrutando de las muchas cosas maravillosas acerca de las cuales los humanos se interesan en saber, ciertamente habría dicho algo acerca de ellas, ¿no es verdad? Pero no, Lázaro no dijo absolutamente nada sobre el asunto. También, si él verdaderamente hubiera estado disfrutando de la gloria de la vida celestial, ¿no habría sido malicioso el que su amigo Jesús de repente lo sacara de allí, y lo trajera a la vida otra vez en la Tierra?
La razón por la que Lázaro no informó nada acerca de sus actividades durante aquellos cuatro días es que no sabía nada. Estaba inconsciente. Ninguna parte de él había sobrevivido y había estado viviendo en otro lugar. Realmente estuvo muerto, como explica la Biblia: “En cuanto a los muertos, ellos no están conscientes de nada en absoluto.” (Ecl. 9:5) La Palabra de Dios aclara que el hombre no tiene un alma inmortal que sigue viviendo después de la muerte. Dice, por ejemplo, que “el alma que esté pecando... ella misma morirá.”—Eze. 18:4; Isa. 53:12.
Los tres jovencitos entendieron esto. Sabían que su mamá no estaba viva en algún otro lugar, sino que estaba inconsciente, durmiendo en la muerte. Pero, ¿cómo regresarán los muertos? ¿Con qué cuerpo? ¿Dónde serán traídos de vuelta? ¿Cuándo?
LA PROMESA DE JESÚS SE CUMPLE
Jesús mismo fue levantado por Dios al tercer día después de su muerte. (Hech. 2:32; 10:40) Fue resucitado a la vida celestial como criatura espíritu. (1 Ped. 3:18) Así Jesús fue las “primicias” de los que experimentarían lo que se llama “la resurrección más temprana de entre los muertos,” o “la primera resurrección.” (1 Cor. 15:20-23; Fili. 3:11; Rev. 20:6) Esta es una resurrección a la vida espiritual para gobernar en gloria celestial con Jesucristo. (1 Cor. 15:43, 44) Sin embargo, la Biblia muestra que solo 144.000 personas participarán en esta “resurrección más temprana” a la vida celestial. (Rev. 14:1-3) ¿Qué hay, entonces, del resto de la humanidad muerta? ¿Cuándo y cómo será levantado?
“La resurrección en el último día,” de la cual habló Marta, es la resurrección general de millares de millones de humanos que serán sacados de sus tumbas a la vida terrestre. (Juan 11:24) Esta resurrección será “así de justos como de injustos.” Estos disfrutarán de la vida durante un glorioso Día del Reino de mil años. (Hech. 24:15; 17:31) Este milenio acontecerá después que el presente e inicuo sistema de cosas sea destruido en “la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso,” que comúnmente se llama Armagedón, y después de atar y abismar a Satanás el Diablo. (Mat. 24:3; Rev. 16:14-16; 20:1-6) Entonces los muertos serán sacados a una Tierra limpia, restaurada a condiciones paradisíacas por el poder de Dios.—Luc. 23:43.
Estos resucitados recibirán cuerpos y mentes sanos, y tendrán plena oportunidad para aprender acerca de su magnífico Creador y crecerán a la perfección humana. Aunque no recibirán exactamente los mismos cuerpos, compuestos de idénticamente los mismos elementos que al tiempo de morir, no obstante serán las mismas personas. Jehová Dios producirá cada uno de los millones de rasgos y características del individuo, no solo los heredados, sino todos aquellos que son el resultado de un sinnúmero de influencias que afectaron al individuo durante su vida. Sí, Dios re-creará con exactitud infalible en un cuerpo la personalidad idéntica que amigos y parientes reconocerán como el amado que perdieron en la muerte.
¡Qué maravilloso! ¡Qué gloriosa ocasión cuando los amados se reúnan! ¡Felizmente, se cumplirá la promesa de Jesús! Sí, “todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles a una resurrección de juicio.”—Juan 5:28, 29.
Note de esto que la resurrección de algunas personas, debido a su conducta justa después de su resurrección, resultará en que sean declaradas dignas de la vida. Por otra parte, debido a que algunos no se amoldarán obedientemente a las leyes de Dios después de ser levantados, su resurrección resultará en juicio condenatorio y serán cortados eternamente. Un factor que afectará el derrotero que uno emprenda después de su resurrección es su modelo de vida previo. Jesús indicó esto cuando dijo que las cosas les serían más soportable en el Día de Juicio a algunos resucitados que a los galileos resucitados de Corazín, Betsaida y Capernaum, que obstinadamente lo rechazaron durante su ministerio terrestre.—Mat. 10:15; 11:20-24.
Hoy es especialmente vital el amoldarse a los principios justos de Dios, porque note lo que dice la Biblia que sucederá cuando Jesucristo se revele como ejecutor en la guerra del Armagedón de Dios: “Al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. Estos mismos sufrirán . . . destrucción eterna.”—2 Tes. 1:7-9.
¡Sí, la humanidad se está enfrentando a una ejecución temprana de juicio divino! Los que sean destruidos con este sistema de cosas no volverán. Por eso, ¡dé los pasos necesarios ahora! Aprenda acerca de Dios, y obedezca las buenas nuevas acerca de Jesucristo. Entonces, es posible que usted tenga el placer indescriptible de darles la bienvenida a sus amados que vuelvan de entre los muertos.
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Lo grande y lo pequeño testifican del CreadorLa Atalaya 1968 | 1 de septiembre
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Lo grande y lo pequeño testifican del Creador
● El poder del Creador, así como su sabiduría, se pueden discernir en lo grande y en lo pequeño. (Rom. 1:20) El universo visible es tan grande y contiene tantos cuerpos celestes que el hombre no puede ver el fin de ellos con los telescopios más poderosos. Tampoco puede ver las partículas más pequeñas en el centro del átomo, ni siquiera con los microscopios más perfeccionados. En lo que atañe a pequeñez, los científicos han calculado que si todo el material hereditario, los cromosomas, que se necesitan para producir toda la población que vive hoy (¡más de 3.000.000.000!) se juntara, la cantidad total sería menor en tamaño que una tableta de aspirina.—Heredity, Race and Society, por L. C. Dunn y T. Dobzhansky.
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