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¿Es solo un sueño el que haya de haber un milenio de paz?La Atalaya 1980 | 1 de abril
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¿Es solo un sueño el que haya de haber un milenio de paz?
“Hitler se jactaba de que el tercer Reich, que nació el 30 de enero de 1933, duraría mil años, y en sus referencias al Reich los nazis solían llamarlo el “Reich de mil años.”—The Rise and Fall of the Third Reich, por W. Shirer.
USTED sabe lo que sucedió. El sueño milenario (o de mil años) de Hitler nunca se realizó. ¿Pero sabe usted que muchas personas han estado a la expectativa de un reinado milenario de paz? El Dr. W. Lee, de la Universidad de Dublín, comentó: “La especulación, tanto mundana como religiosa, sueña con un milenio.”
Con frecuencia ese ‘sueño’ ha incluido la creencia en una pasada Edad de Oro que ha de ser restaurada en el futuro. Por ejemplo, si el lector visita a Irán podrá oír acerca de una antigua “Edad de Oro de inocencia, sin enfermedades ni muerte.” Los bosquimanos del África meridional hablan de un tiempo pasado en el cual los seres humanos y los animales vivían en paz unos con otros. Al informar sobre estas creencias, The Encyclopœdia of Religion and Ethics (La enciclopedia de religión y ética) dice que la idea de una “Edad de Oro del pasado, que se perdió por culpa del hombre,” con frecuencia estaba enlazada con la “esperanza de que las cosas hayan de marchar mejor en el futuro,” como, por ejemplo, en un futuro milenio de paz.
Pero, ¿son esas esperanzas solo ilusiones? Reflexione en las cosas que nos abruman cada día... informes de delitos y crímenes, inflación, contaminación, malestar social y guerra. Pocas personas verían en estas cosas base alguna para creer en una era futura de paz y prosperidad. Un informe con fecha de septiembre de 1976 acerca de la reunión del Instituto Internacional para Estudios Estratégicos, celebrada en Baden, Austria, declaró: “Las personas que dedican su tiempo a estudiar las duras realidades que conducen a la guerra ya no [tienen] siquiera soluciones teóricas para el logro de lo que, según las promesas, sería una generación de paz.”
Sin embargo, en la Biblia se puede leer algo que da razón sólida para no descartar como solamente un sueño la idea de que haya de haber un milenio de paz. Además, la Biblia promete cosas que, de realizarse, harían que nuestra vida fuese mucho más significativa y placentera. Casi al fin de la Biblia, usted hallará lo siguiente:
“Y [un ángel] prendió al dragón, la serpiente original, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años . . . para que no extraviase más a las naciones hasta que terminasen los mil años. . . . Y [Dios] limpiará toda lágrima de sus ojos [los de la humanidad], y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”—Rev. 20:1-3; 21:4.
Esa promesa parece muy encantadora, pero, ¿por qué tenemos más razón para esperar que ésta se realice que cualquiera de las otras esperanzas milenarias que el hombre ha abrigado, incluso el Reich de mil años nazi? Hay una razón que nos impele a ello. Es Jehová Dios quien promete este milenio de paz. En una ocasión, cuando un hombre le dijo a Jesús que cierto asunto parecía imposible, el Hijo de Dios contestó: “Las cosas que son imposibles para los hombres son posibles para Dios.”—Luc. 18:27.
Pero, ¿dice la Biblia realmente que Dios habrá de traer en el futuro mil años literales de paz a la Tierra? ¿Es ése el modo en que debemos entender lo que dicen las Escrituras? Debido al interés en la posibilidad de recibir magníficas bendiciones tanto para nosotros como para nuestra familia, debemos averiguar si ese milenio de paz es más que un simple sueño.
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El milenio... ¿qué es?La Atalaya 1980 | 1 de abril
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El milenio... ¿qué es?
¿Qué puntos de vista se han tenido de él?
¿Podemos esperarlo en el futuro?
“Un tiempo durante el cual los anhelos del hombre de alcanzar la paz, librarse del mal y ver reinar la justicia en la Tierra finalmente se realizan mediante el poder de Dios.”
ASÍ es como la Encyclopœdia Britannica describe la enseñanza bíblica del “período de 1.000 años, conocido como el milenio.”
¿No está usted de acuerdo con que a todos nos gustaría que esa descripción se convirtiera en realidad? Ciertamente nos gustaría disfrutar de ‘paz, de que se nos libre del mal y de que haya justicia en la Tierra.’ Pero, ¿es esta perspectiva parte de lo que usted cree respecto al milenio?
Muchas personas no consideran esa perspectiva, pues conocen poco o nada acerca del milenio. Esto es cierto incluso de millones de personas que han asistido a las iglesias, pues muchas religiones casi ni mencionan este tema. Es casi como si esto fuera algo que Dios hubiera incluido en la Biblia, pero que ya no importara.
Sin embargo, como hemos visto, la Palabra de Dios enlaza el milenio con la descripción de cómo Él eliminará los dolores, las lágrimas y la muerte. Por eso tenemos buena razón para querer entender lo que Jehová Dios dice y lo que se propone hacer en cuanto al milenio. Nuestro futuro pudiera estar muy relacionado con el milenio.
Uno puede abrir la Biblia en el capítulo 20 de Revelación y hallar la mayor parte de lo que la Biblia dice acerca del reinado de mil años de Cristo. El apóstol Juan comparte con nosotros lo que vió:
“Vi a un ángel que descendía del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en su mano. Y prendió al dragón, la serpiente original, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años. Y lo arrojó al abismo y lo cerró y lo selló sobre él, para que no extraviase más a las naciones hasta que terminasen los mil años. . . .
“Y vi tronos, y hubo quienes se sentaron sobre ellos. . . . Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús. . . . Y llegaron a vivir y gobernaron como reyes con el Cristo por mil años. . . .
“Ahora bien, luego que hayan terminado los mil años, Satanás será soltado de su prisión, y saldrá a extraviar a aquellas naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra. . . . Pero fuego descendió del cielo y los devoró. Y el Diablo que los estaba extraviando fue arrojado al lago de fuego. . . .
“Y vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono, y se abrieron rollos. . . . Además, cualquiera que no se halló escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego [la muerte segunda].”—Rev. 20:1-15.
Así que, según la Biblia, el milenio es un período en el cual Satanás no está libre para extraviar a los seres humanos, los muertos serán levantados y juzgados, y la humanidad será gobernada en justicia por Jesucristo y sus coherederos.
Sin embargo, puede que usted se pregunte, y con razón, por qué se oye tan poco acerca de esto en las iglesias o en los círculos religiosos. La realidad es que si uno preguntara hallaría que algunas religiones creen que el milenio no es un período de 1.000 años literales durante el cual Cristo haya de gobernar. Otra enseñanza popular es que el milenio no es otra cosa sino un símbolo del reinado de Cristo, el cual comenzó hace casi 2.000 años y todavía continúa. ¿Qué debería ser, precisamente, lo que deberíamos creer? Podemos recibir una gran ayuda para entender esta importante cuestión al considerar lo que el apóstol Juan y sus compañeros, otros apóstoles, creían, y también las cosas que sucedieron después de la muerte de los fieles apóstoles de Jesús para fines del primer siglo.
SE TUERCEN LAS VERDADES BÍBLICAS
Cuando hoy día leemos la Biblia, es fácil reconocer que el reino celestial de Dios fue una de las cosas principales que Jesús enseñó a sus discípulos. De hecho, él comenzó su obra con el mensaje: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.” (Mat. 4:17; Juan 18:36) Enseñó a sus discípulos que él tenía que morir, pero que sería resucitado y prepararía un lugar para ellos en el cielo. (Mat. 16:21; Luc. 22:28-30; Juan 14:2, 3) Al principio, los apóstoles no le entendieron, pues se imaginaban que el reino sería establecido en la Tierra. (Juan 20:9; Hech. 1:6, 7) Pero después que recibieron espíritu santo, se dieron cuenta de que el reino estaría en los cielos. Por eso, el apóstol Juan escribió: “En cuanto a nosotros, nuestra ciudadanía existe en los cielos.” Para alcanzar vida en los cielos, tenían que morir y ser resucitados como criaturas de cuerpo espiritual, pues “carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios.”—Fili. 3:20; 1 Cor. 15:50.
Sin embargo, estas claras verdades bíblicas se oscurecieron después de la muerte de los apóstoles de Jesús. ¿Cómo ocurrió esto? Pablo dijo: “Después de mi partida . . . se levantarán varones y hablarán cosas torcidas para arrastrar a los discípulos tras sí.” (Hech. 20:29, 30) Sí, durante el primer siglo los apóstoles ejercieron una influencia restrictiva que ayudó a mantener pura la doctrina cristiana. Pero después que ellos murieron comenzó la apostasía. (2 Tes. 2:3-8; 1 Tim. 4:1-4) Esto tuvo una influencia definitiva en lo que se enseñó respecto al milenio. Escritos de los siglos segundo y tercero nos ayudan a descubrir lo que sucedió.
OPINIONES SECTARIAS ACERCA DEL MILENIO
En el siglo después de la muerte del apóstol Juan se desarrolló el punto de vista de que Cristo gobernaría en la Tierra durante el milenio, quizás desde Jerusalén reconstruida. El historiador J. Mosheim sugiere que esa idea quizás haya surgido de una mezcla de la esperanza que los cristianos tenían del “reino de los cielos de nuestro Salvador” con la esperanza que los judíos tenían entonces de “un reino terrestre del Mesías.” La secta de los montanistas surgió en Asia Menor, y enseñaba que Jesús reinaría allí desde Frigia. Ellos, y otros, enseñaban que sucederían muchas cosas fantásticas cuando Cristo y sus coherederos reinaran en la Tierra durante el milenio. Por ejemplo, según lo que se creía, estos gobernantes disfrutarían de toda clase de placeres sensuales, incluso de placeres sexuales. Y tendrían cuerpos materiales ‘más excelentes y etéreos que los nuestros.’ Se llegó a considerar aquellos puntos de vista extremados como típicos de las personas que creían en el milenio. El doctor A. Neander informa que, como resultado de ello, ‘la entera doctrina del milenio perdió su buena reputación.’
Se desarrolló un segundo punto de vista que empeoró la confusión. Según éste, los “mil años” eran simplemente simbólicos. Es probable que el maestro que más influencia haya ejercido a este respecto haya sido el teólogo católico Agustín. La Encyclopœdia Britannica nos dice:
“Después de convertirse al cristianismo, Agustín, quien anteriormente había sido un sibarita, favoreció consecuentemente un estilo de vida en el cual la persona se privase de las cosas mundanas, una vida ascética. De hecho, su desilusión con los valores mundanos era más profunda que la de los milenarios [o milenaristas], pues él rechazaba como algo carnal cualquier expectativa de un mundo renovado y purificado del cual los creyentes pudieran esperar disfrutar.”
La New Catholic Encyclopedia (Nueva Enciclopedia Católica) informa que Agustín “propuso la teoría de que el milenio realmente había comenzado con la natividad de Cristo.” El hecho de que usted quizás no haya escuchado mucho acerca del milenio probablemente esté relacionado con este desenvolvimiento, pues la Iglesia Católica ahora sostiene que “el reinado de 1.000 años de Jesús [es] un símbolo de toda la duración de vida de la iglesia . . . el encadenamiento de Satanás durante este mismo período significa que la influencia de Satanás ha sido notablemente reducida.”
Estos puntos de vista sectarios en pugna han contribuido a apagar el interés de la gente en la enseñanza del milenio. Pero puesto que nuestro futuro puede estar relacionado con esta enseñanza, examinemos estos dos puntos de vista acerca del milenio y determinemos lo que debemos creer basándonos en la Palabra de Dios, la Biblia.
¿DÓNDE Y CUÁNDO?
Muchas iglesias enseñan que Cristo regresara en la carne, tal como en el segundo siglo, cuando se desarrolló la idea de que Jesús y sus reyes-sacerdotes asociados reinarían en la carne en la Tierra durante el milenio. Sin embargo, Jesús mismo dijo: “Un poco más y el mundo ya no me contemplará, mas ustedes [aquellos para quienes él iba a preparar un lugar en el cielo] me contemplarán, porque yo vivo y ustedes vivirán.” (Juan 14:2, 3, 18, 19) Vemos, pues, que Jesús indicó que él reinaría en los cielos. ¿Es eso lo que debemos entender al leer el capítulo 20 de Revelación? Sí, pues la Biblia no se contradice.
Al argüir en contra de un reinado milenario en la carne aquí en la Tierra, la Encyclopœdia of Religion and Ethics, de Hastings, explica:
“En este registro [Revelación 20] el nuevo rasgo es el reinado de 1000 años de los mártires con Cristo, . . . no se dice que este reinado sea en la Tierra, tampoco se dice que la primera resurrección sea en forma corporal . . . si los mártires restaurados a la vida son los santos que moran en Jerusalén que son atacados por Gog y Magog, es extraño que Cristo (con quienes ellos reinan) no ataque a esos enemigos. La destrucción de éstos viene del cielo.”—Tomo V, pág. 387.
¿No es cierto que esto concuerda con lo que ya vimos, por el contenido de la Biblia, acerca de que Jesús y sus coherederos reinan en el reino celestial? La Biblia no dice que esos “participantes del llamamiento celestial” hayan de recibir alguna vez, ni siquiera durante los 1.000 años, cuerpos humanos. (Heb. 3:1) Más bien, muestra claramente que los cristianos ungidos por espíritu serán ‘levantados en cuerpo espiritual,’ tal como lo fue Jesucristo, para que de ese modo puedan entrar en el cielo.—1 Cor. 15:42-49; Heb. 9:24.
Puesto que los que heredan el reino van al cielo, todas las fantasías sectarias acerca de Jesús y los “santos” en cuanto a gobernar en la carne desde la Jerusalén terrestre o desde Frigia y la idea en cuanto a entregarse a los placeres sensuales de la carne sencillamente no tienen fundamento.
Parece que esos puntos de vista son una tergiversación de dos enseñanzas que la Biblia sí presenta: (1) El reino es un gobierno celestial compuesto de Jesús, los apóstoles y otros a quienes se levanta a los cielos en la “primera resurrección.” (Rev. 20:6) (2) Bajo ese gobierno celestial la Tierra será restaurada a condiciones pacíficas y de paraíso para el deleite de los siervos humanos de Dios, una vez que haya sido limpiada de los inicuos.—Luc. 23:43; Rev. 19:11-20:3; 22:1, 2, 17.
Usted puede ver que el segundo de estos acontecimientos todavía no ha tenido lugar. ¿No es cierto que eso sugiere que el milenio todavía está en el futuro?
Como hemos declarado, algunos dicen que el milenio no es realmente un período de 1.000 años, sino que sencillamente es un período largo e indefinido que quizás haya comenzado hace siglos. ¿Puede ser cierto eso? Es verdad que ciertas cifras o períodos del libro de Revelación tienen un sentido figurado, pues el mensaje del libro se presentó en muchas “señales.” (Rev. 1:1, 4; 2:10) Pero, ¿hay razón para que creamos que los “mil años” no son un símbolo?
En el capítulo siete de Revelación el apóstol hace un contraste entre el número fijo de personas que reinan con Cristo (144.000) y el número indefinidamente mayor que sobrevivirá a la “grande tribulación.” ¿Cómo hace eso Juan? Llama a a este último grupo la “grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar.” (Rev. 7:4, 9) Más tarde, él vuelve a hacer referencia al número definido, “los ciento cuarenta y cuatro mil.” (Rev. 14:3) De igual manera, en Revelación 20:8 Juan dice que el gran número indefinido de personas que se revelan al fin del milenio “es como la arena del mar.” El apóstol Juan tampoco usa en el capítulo 20 de Revelación el término plural “millares,” que en algunas ocasiones se usa en otros lugares para indicar una cantidad grande y quizás indefinida. (Rev. 5:11; Dan. 7:10; 1 Sam. 18:7; Sal. 68:17; 119:72) Por eso no parece haber buena razón para llegar a la conclusión de que la expresión “mil años” que aparece en el Rev capítulo 20 se refiera a un período indefinido. El modo en que Juan usa este término indica un período de duración establecida... “los mil años.”—Rev. 20:6.
Sin embargo, ¿podemos estar seguros de la duración de ese período fijo? Al considerar el libro de Revelación desde el punto de vista de que trataba con judíos de alrededor del fin del primer siglo, J. J. Wettstein afirmó que el milenio se componía de los 50 años que transcurrieron desde la muerte del emperador Domiciano (96 E.C.) hasta la guerra de los judíos durante el reinado de Adriano. Otra idea era la de que por cada día había de contarse un año. Según ese punto de vista, puesto que había 360 días en un año lunar, el milenio duraría 360.000 años (360 x 1.000). En cuanto a esas interpretaciones, el profesor A. T. Robertson escribió: “Se han propuesto teorías de toda clase, y ninguna de ellas satisface del todo.”
El enfoque más directo es aceptar lo que realmente dicen las palabras de Juan... el milenio dura 1.000 años. Muchos han visto en esto un período apropiado para el reinado de Jesucristo, a quien la Biblia llama el “Señor del sábado.” (Mat. 12:8) Ese período sería como un día sabático o de descanso después de unos 6.000 años durante los cuales la imperfección humana dominara el escenario terrestre.—2 Ped. 3:8.
Juan mismo muestra que ese milenio viene después de la guerra triunfal de Cristo contra todos sus enemigos terrestres. (Rev. 19:11-21) Puesto que eso no ha ocurrido todavía, podemos tener la seguridad de que el milenio todavía está por venir. El cumplimiento de la profecía bíblica en nuestro tiempo suministra evidencia de que muy pronto Cristo guerreará contra los enemigos terrestres de Dios y los destruirá.—Mat. 24:3-22.
Toda la evidencia bíblica e histórica que indica que estamos en los últimos días de este inicuo sistema de cosas nos provee un fundamento sólido para esperar que el milenio de paz comience pronto. (2 Tim. 3:1-5) ¿Cómo será la Tierra entonces?
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¿Qué bendiciones se experimentarán en la Tierra durante el milenio?La Atalaya 1980 | 1 de abril
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¿Qué bendiciones se experimentarán en la Tierra durante el milenio?
¿Qué condiciones existirán cuando ‘la voluntad de Dios se haga en la Tierra’?
¿Ha orado usted según la famosa oración modelo que Jesús enseñó? Él dijo: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.”—Mat. 6:10.
AUNQUE millones de personas han repetido esas palabras, ¿cree usted que muchas personas hayan considerado seriamente cómo será la Tierra cuando Dios conteste a cabalidad esa oración? ¿Se ha preguntado en cuanto a las cosas de las cuales usted y su familia podrán disfrutar si tienen el privilegio de vivir cuando la voluntad de Dios se haga en la Tierra como se hace en el cielo?
El libro de Revelación puede ayudarnos al respecto. En el Rev capítulo 19 de este libro leemos acerca de la venidera guerra en la cual Jesucristo destruirá a todos los enemigos terrestres de Dios. El Rev capítulo 20 nos dice que entonces el Diablo, quien ha fomentado la iniquidad, será abismado por 1.000 años. Durante ese milenio, Cristo gobernará desde el cielo para la bendición de los siervos humanos de Dios, incluso los que sean resucitados. Después que se hayan removido los elementos inicuos, habrá “nuevos cielos y una nueva tierra” donde la justicia habrá de morar.—Rev. 20:11; 21:1; 2 Ped. 3:13.
¿Le interesaría tener un cuadro más detallado de las bendiciones terrestres que habrá durante el milenio? Pues bien, Revelación pasa a darnos detalles de las condiciones que existirán cuando Dios dirija su atención a la nueva sociedad terrestre de adoradores verdaderos. Leemos:
“Él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”—Rev. 21:4.
El hecho de que no haya de haber más lágrimas, ¿no muestra que crueldades como el maltrato de esposas o de hijos, las violaciones, el robo, el asalto, el terrorismo y la guerra no continuarán plagando a la humanidad? Además, Dios nos asegura que el dolor y la muerte —los cuales a menudo acompañan a las enfermedades y los accidentes actualmente— no existirán como causa de tristeza.
La Biblia también nos da base para esperar otras bendiciones en la Tierra durante el milenio. A este respecto, no es necesario que recurramos a la fantasía ni la exageración, como lo hicieron algunos individuos en los siglos segundo y tercero.
PUNTOS DE VISTA PRIMITIVOS SOBRE LAS CONDICIONES TERRESTRES
Como se mencionó en el artículo anterior, ocurrió un apartarse del cristianismo puro después de la muerte de los apóstoles, y ciertos individuos comenzaron a enseñar cosas torcidas. Esto se debió en parte a que creían, equivocadamente, que Jesús y sus coherederos gobernarían en la Tierra. (Juan 14:19; 2 Tim. 2:12; 1 Ped. 1:3, 4) Evidentemente se concluyó que aquellos gobernantes sobrenaturales producirían condiciones terrestres increíbles.
Podemos leer un ejemplo de descripciones increíbles de esa índole en los escritos citados de Papias, un prelado de Frigia del segundo siglo. Él se imaginaba que durante el milenio sucedería lo siguiente:
“Crecerán vides que tendrán mil ramas cada una, . . . y en cada retoño habrá diez millares de racimos, y en cada racimo diez millares de uvas . . . De manera similar, un grano de trigo producirá diez millares de espigas, y cada espiga tendrá diez millares de granos, y cada grano [producirá] diez libras de flor de harina pura.”
Sin embargo, otros escritores primitivos señalaban a las encantadoras descripciones del libro de Isaías, y creían que éstas indicaban lo que haría el reinado de 1.000 años de Cristo.
Por ejemplo, Justino el mártir e Ireneo, escritores del segundo siglo, citaron de las profecías de Isaías 65:17-25 y Isa 11:6-9. El primero de estos pasajes declara:
“‘Ciertamente edificarán casas, y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá. Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo. . . . El lobo y el cordero mismos pacerán como uno solo, y el león comerá paja justamente como el toro . . . No harán daño ni causarán ruina en toda mi santa montaña,’ ha dicho Jehová.”
El capítulo 11 de Isaías también dice que los animales vivirán juntos en paz, y el león comerá paja justamente como el toro. Y dice que un muchachito los conducirá.
Ireneo reconoció que estas palabras constituyen una descripción apropiada de cómo la verdad de Dios puede cambiar la personalidad de “hombres salvajes, tanto de diferentes naciones como de diversas costumbres, que llegan a ser creyentes, y que, al llegar a ser creyentes, actúan en armonía con lo justo.” Pero también razonó que durante el milenio estos cambios que se efectuarían en los hombres, de ser crueles a ser pacíficos, lógicamente se reflejarían en la creación animal. Escribió:
“Cuando se renueve el orden creado, entonces deberá suceder que los animales estén sujetos al hombre y vuelvan a los alimentos que Dios les dio al principio, el fruto de la tierra, del mismo modo que estaban sujetos a Adán y le obedecían.”—Against Heresies V, 33, 4.
A medida que hoy leemos esos pasajes de Isaías en su contexto, podemos comprender que Isaías estaba profetizando primero acerca de la restauración de su pueblo del cautiverio en Babilonia, de manera típica, o como en miniatura, y, segundo, acerca de la restauración de los israelitas espirituales del cautiverio en Babilonia la Grande durante los “últimos días,” en sentido antitípico o completo. El cumplimiento en miniatura aconteció alrededor del año 537 a. de la E.C. Con una nueva gobernación sobre su país, los israelitas restaurados pudieron aplicarse a cultivar su tierra y restablecer la productividad, belleza y paz de ésta. (Isa. 35:1, 2) Jehová los ayudó a poner a un lado las cualidades crueles y animales, y a reflejar en su actitud y manera de ser la apacibilidad que apropiadamente debe existir entre los adoradores verdaderos.—Miq. 6:8; vea ¡El hombre al umbral de ser salvo de la angustia mundial!, págs. 319-321, §15-19; y “Nuevos cielos y una nueva tierra,” págs. 326-335, §18-29.
Puesto que entonces se desarrolló tal apacibilidad entre los israelitas restaurados, y claramente existe entre los adoradores verdaderos hoy, ¿no podemos confiar en que habrá tal apacibilidad a mayor grado todavía durante el milenio? Sin embargo, esos pasajes nos dan más en qué pensar.
INDICACIONES DESDE EDÉN
Al señalar a las nuevas condiciones de que disfrutarían los israelitas restaurados, Isaías recurrió al ejemplo del hogar original del hombre, el paraíso llamado el jardín de Edén. Escribió:
“Porque Jehová ciertamente consolará a Sión. De seguro consolará todos sus lugares devastados, y hará que su desierto sea como Edén y su llanura desértica como el jardín de Jehová.”—Isa. 51:3.
Otros escritores bíblicos también señalaron al jardín de Edén como ejemplo de condiciones fructíferas y benditas en medio de las cuales los hombres quisieran vivir.—Eze. 36:35; Joel 2:3; Gén. 13:10; compare con Oseas 2:18-21.
De modo que, al pensar en las bendiciones terrestres del milenio, podemos recordar lo que Jehová Dios proveyó para la familia humana al principio, en el jardín de Edén.
El registro de Génesis nos relata que Dios puso a Adán y Eva en un “jardín” o “paraíso.” (Gén. 2:8, Versión de los Setenta) Era mucho más que solo un jardín de flores. Leemos: “Jehová Dios hizo crecer del suelo todo árbol deseable a la vista de uno y bueno para alimento.” Aunque había una abundancia de alimento saludable, el jardín de Edén también era un lugar de trabajo remunerador. Adán y Eva habían de cultivar y cuidar el jardín, lo cual les traería mayor satisfacción cuando comieran de sus varios productos.—Gén. 2:9, 15, 16; compare con Eclesiastés 2:24; 5:12.
Mientras Adán y Eva vivieron en aquel jardín deleitable, ¿temieron a los animales salvajes? ¿Estropeaban su paz animales que estuvieran haciendo presa unos de otros con fiereza? Lo que Isaías escribió en los Isa capítulos 11 y 65 sugiere que no. También tenemos esta información histórica que se encuentra en Génesis:
“Pasó Dios a decir [a Adán y Eva]: ‘Miren que les he dado toda vegetación que da semilla que está sobre la superficie de toda la tierra y todo árbol en el cual hay fruto de árbol que da semilla. Que les sirva a ustedes de alimento. Y a toda bestia salvaje de la tierra y a toda criatura volátil de los cielos y a todo lo que se mueve sobre la tierra en que hay vida como alma les he dado toda la vegetación verde para alimento.’ Y llegó a ser así.”—Gén. 1:29, 30.
Como usted quizás sepa, hoy muchas personas, incluso algunos miembros del clero, no aceptan lo que la Biblia dice acerca del jardín de Edén y las condiciones que reinaron allí. Algunas personas afirman que el registro acerca de Adán y Eva es solo un mito o una alegoría. De ese modo se ponen en oposición a Jesucristo, ya que él aceptó el registro bíblico como verdadero, y en realidad citó de éste. (Mat. 19:4, 5) Además, muchos clérigos no creen lo que la Palabra de Dios dice acerca de los animales del jardín de Edén. Quizás la teoría de la evolución ha afectado su punto de vista... que lo que vemos en la vida animal hoy es una extensión de lo que siempre ha sido y que la “supervivencia del más apto” siempre ha regido entre los animales y los seres humanos.
Pero ejerciendo fe en el poder de Dios, y aceptando de buena gana lo que la Biblia dice, podemos confiar en que en Edén los primeros humanos no fueron pecaminosos, ni personas belicosas, y que los animales del paraíso se hallaban en paz. Fundándonos en nuestra propia experiencia al observar a los animales en los parques zoológicos, en programas de televisión sobre la fauna silvestre, o en granjas, ¿no podemos estar seguros de que una cosa que debe haber contribuido a hacer deleitable la vida tiene que haber sido el que el hombre tuviera en sujeción a los animales?—Gén. 1:26.
ESPERANDO CON CONFIANZA
Podemos ver, entonces, que Dios proveyó una base para que esperáramos bendiciones terrestres: La promesa de Revelación 21:4 significa que podemos estar a la expectativa del fin del lamento, el dolor y la muerte. Y, lógicamente, eso significaría el fin de las condiciones actuales que producen esas cosas. También tenemos los limitados detalles que se dan acerca del jardín de Edén. Estos nos dan razón para esperar un paraíso terrestre restaurado en el cual haya trabajo remunerador, alimento satisfaciente y saludable, y el que el hombre nuevamente tenga en tranquila sujeción a la creación animal.—Luc. 23:43; Sal. 72:16.
Estas condiciones no estarán restringidas a un jardín en una sola localidad. Más bien, Dios cumplirá su propósito original: que se sojuzgue y embellezca el globo terráqueo entero. Sus propósitos nunca fallan.—Isa. 45:18; Gén. 1:28; compare con Isaías 14:24.
Las bendiciones materiales de ninguna manera serán las únicas que harán del reinado de mil años un deleite. Jehová nos da seguridad de cosas que son más importantes aún para una vida verdaderamente satisfaciente... cosas espirituales. Recuerde lo que Jesús dijo al tentador: “No de pan solamente debe vivir el hombre, sino de toda expresión que sale de la boca de Jehová.” (Mat. 4:4) Por lo tanto, podemos confiar en que el milenio se señalará por una abundancia de alimento espiritual basado en las Sagradas Escrituras. Abundarán la justicia y la fidelidad, y eso contribuirá a una paz duradera.—Sal. 72:1, 5-7, 17; Isa. 9:6, 7; 32:1, 16-18; compare con Isaías 26:7-9.
FE AHORA
Para que disfrutemos de las bendiciones del milenio, o hasta vivamos hasta ese tiempo, necesitamos fe. Dios, en su sabiduría, no nos dio todos los detalles sobre las condiciones que existirán en la Tierra durante el milenio. Él no describió cómo realizará lo que ahora quizás parezca casi imposible... cambiar a lo contrario las condiciones de desolación que ahora cubren vastas zonas de la Tierra, eliminar la condición de enfermo y lisiado del cuerpo humano y producir un equilibrio pacífico en el reino animal. Pero ha puesto suficiente información en su Palabra como para probar que está sobrehumanamente capacitado para hacer tales milagros, y hasta resucitar a los muertos. (Hech. 10:37, 38; Luc. 7:14-16; 19:37, 38; Gén. 7:6-16) Sin embargo, el servir a Dios requiere fe, creer que él proveerá bendiciones espirituales y terrenales.—Heb. 11:1, 6.
Con esa fe, los testigos de Jehová están llevando a cabo una obra docente mundial. Están ayudando a la gente a estudiar la Biblia, conseguir una fe firme y desarrollar confianza en que Dios pronto, por medio de Cristo, tomará acción final para eliminar la iniquidad. (Mat. 24:14) Muchos de los que ahora ejercen fe sobrevivirán para ver el comienzo del reinado milenario de Cristo y disfrutarán de las bendiciones terrestres que hemos considerado. Le invitamos a aceptar la ayuda que ofrecen los testigos de Jehová para el estudio de la Biblia, para que, con confianza, usted también pueda esperar las bendiciones que se experimentarán durante el milenio.
[Ilustración en la página 9]
Durante el milenio Dios cambiará a lo contrario las condiciones de desolación de la Tierra, eliminará las enfermedades y producirá en el reino animal un equilibrio caracterizado por la paz
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La esperanza del milenio nos sostieneLa Atalaya 1980 | 1 de abril
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La esperanza del milenio nos sostiene
“Ahora bien, aprendan de la higuera la ilustración: luego que su rama nueva se pone tierna y hace brotar sus hojas, conocen que está cerca el verano. Así mismo también ustedes, cuando vean acontecer estas cosas, conozcan que él está cerca, a las puertas.”—Mar. 13:28, 29.
1, 2. (a) ¿Qué dijo un líder mundial acerca de la guerra y la paz? (b) Pero, ¿qué esperanza ofreció Jesús? (Compare con Lucas 21:29–31.)
“EN LA era de la bomba de hidrógeno, ya no hay diferencia significativa entre la guerra de alcance mundial y el suicidio mundial.” Así fue que habló el presidente de los Estados Unidos al regresar a su país después de haber firmado el Acuerdo S.A.L.T. con la Unión Soviética. Él también indicó que el mundo ha estado viviendo en una “paz crepuscular,” y que siempre se enfrenta con la perspectiva tenebrosa de “una guerra nuclear catastrófica, una guerra que por su horror, destrucción y muerte empequeñecería a todas las guerras combinadas de la larga y sangrienta historia humana.” Pero, ¿llegará la situación al suicidio mundial? Examinemos lo que contesta Jesucristo, “el Hijo del hombre,” según el libro de Marcos.
2 Al predecir los sucesos, las ‘cosas que están aconteciendo’ en nuestro siglo veinte, Jesucristo los comparó con la higuera cuando “su rama nueva se pone tierna y hace brotar sus hojas”... una prueba de que se ha acercado el verano. (Mar. 13:28, 29) Esto corresponde con la venida de Jesús para ejecutar juicio. Tras eso vendrán “los mil años,” durante los cuales el Diablo ya no extraviará a las naciones.—Rev. 20:2, 3.
3. (a) ¿Cómo han afectado a la humanidad las ‘cosas que han estado aconteciendo’ a las que se refirió Jesús? (b) ¿Cómo deben considerar estos sucesos los discípulos de Jesús?
3 Sin embargo, las ‘cosas que han estado aconteciendo’ no han sido agradables. Al profetizar acerca de ellas, Jesús nos anima con estas palabras: “Cuando oigan de guerras e informes de guerras, no se aterroricen; estas cosas tienen que suceder, mas todavía no es el fin. Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino, habrá terremotos en un lugar tras otro, habrá escaseces de alimento. Estos son principio de dolores de aflicción.” (Mar. 13:4, 7, 8) Por eso a los discípulos de Jesús no los han perturbado indebidamente las cosas temibles que han estado aconteciendo en la Tierra desde que terminaron “los tiempos señalados de las naciones” en 1914. (Luc. 21:24-28) Todos estos sucesos sirven para indicar que Cristo Jesús, el Hijo del hombre, “está cerca, a las puertas,” y que dentro de poco los seguidores de sus pisadas, ya resucitados, reinarán con él como reyes “por mil años.”—Mat. 24:33; Rev. 20:4.
“CUÍDENSE”
4. ¿Por qué a menudo han sufrido los testigos de Jehová más que otras personas, y qué dice Marcos 13:9 acerca de esto?
4 Junto con muchas otras personas de la humanidad, los testigos de Jehová han sufrido debido a los “dolores de aflicción.” A veces se han visto obligados a soportar aún más que otros, porque éste es el espacio de tiempo en que el Diablo está especialmente airado con los que “observan los mandamientos de Dios.” (Rev. 12:12, 17) Jesús se refiere a esto con estas palabras: “En cuanto a ustedes, cuídense; los entregarán a los tribunales locales, y serán golpeados en las sinagogas y tendrán que estar de pie ante gobernadores y reyes por mi causa, para testimonio a ellos.”—Mar. 13:9.
5. ¿Qué han experimentado los testigos de Jehová desde 1914 al marchar hacia la meta del milenio?
5 En la era que siguió a 1914, ¡cuán cierto ha resultado ser eso! Casi todas las naciones que participaron en la I Guerra Mundial acosaron y persiguieron a los concienzudos estudiantes de la Biblia. Durante los años treinta y hasta entrados los cuarenta, olas de persecución rompieron sobre los testigos alemanes de Jehová, pero no pudieron destruirlos. Durante la II Guerra Mundial, casi todas las naciones de la Tierra participaron en una campaña de odio contra los testigos de Jehová. Pero a pesar de lo que sufrieran, estos cristianos siempre tenían ante ellos la brillante esperanza de la bendita gobernación del milenio; y han continuado marchando adelante hacia la felicidad que vendrá en ese tiempo.—Rev. 20:6.
6. (a) ¿Qué “testimonio” ha tenido que dar el pueblo de Jehová? (b) ¿Hasta qué grado puede decirse que se ha cumplido Marcos 13:10 en tiempos modernos?
6 Hasta el día de hoy, en muchos países los del pueblo de Jehová han tenido que comparecer ante jueces y gobernantes, como “testimonio a ellos.” Esto se debe a que los siervos de Dios dan su primera lealtad al reino de Cristo, y en cuanto a ese reino Jesús mismo declaró que “no es parte de este mundo.” (Juan 18:36) También se debe a que los siervos de Dios participan celosamente en el cumplimiento de las siguientes palabras de la profecía de Jesús: “También, en todas las naciones primero tienen que predicarse las buenas nuevas.” (Mar. 13:10) ¿Se ha logrado esto desde 1914? ¡Ciertamente que sí! No con simple fuerza humana, sino por el poder del espíritu de Dios, los testigos de Jehová han abarcado la Tierra con una campaña de predicar y hacer discípulos. Hoy día más de dos millones de Testigos están proclamando la esperanza del milenio “hasta los extremos de la tierra habitada.”—Zac. 4:6; Rom. 10:18.
7. ¿De qué maneras experimentan los testigos de Jehová la ayuda de la energía dinámica de Dios? (Isa. 40:28–31)
7 Mediante su energía dinámica Dios ha estado sosteniendo a su pueblo maravillosamente a medida que éstos continúan encontrándose en las situaciones que Jesús sigue describiendo al decir: “Pero cuando van conduciéndolos para entregarlos, no se inquieten de antemano acerca de qué hablar; sino lo que se les dé en aquella hora, eso hablen, porque no son ustedes los que hablan, sino el espíritu santo. Además, el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo, y los hijos se levantarán contra los padres y los harán morir; y ustedes serán objetos de odio de parte de toda la gente por causa de mi nombre.”—Mar. 13:11-13.
8. ¿De qué manera ha ayudado a menudo el “espíritu santo” a los del pueblo de Dios cuando éstos se han hallado bajo tensión?
8 En estos días en que se cumple la “señal” de Jesús ha habido muchos casos en que Jehová ha provisto “espíritu santo” y dirección cuando más se ha necesitado. (Mar. 13:4) Hace poco un testigo de Jehová, un fiel superintendente viajante, fue arrestado por predicar las “buenas nuevas,” y sus apresadores se preparaban para ejecutarlo. Sin embargo, el Testigo protestó, diciendo que primero tenían que darle un juicio imparcial. Cuando se le concedió el juicio, pidió un secretario de tribunal. Con la ayuda del espíritu de Jehová, el superintendente dio un testimonio excelente respecto al Reino y citó muchos textos bíblicos. Se escribió todo esto en las actas del tribunal. No obstante, el Testigo fue condenado a muerte. Pero entonces él informó al tribunal que la ley le concedía el derecho de apelación. De modo que se le permitió apelar de la decisión sobre la base de las actas escritas del tribunal. El tribunal superior revocó la decisión, y liberó al superintendente viajante para que continuara predicando el reino de Dios. ¡Espíritu santo lo había ayudado a conseguir la victoria!—Compare con Hechos 4:13, 31; 5:32.
9. ¿Qué problemas relacionados con parientes se han encontrado y vencido?
9 Como Jesús predijo, parientes incrédulos de algunos Testigos se han levantado como perseguidores de éstos. De vez en cuando ha sucedido que hijos rebeldes de los Testigos los han traicionado, como sucedió en un campo de refugiados en África. También, en países donde hay relativa tranquilidad, a veces los testigos de Jehová han tenido que luchar contra la enconada oposición de sus cónyuges u otros miembros de su familia. A medida que todos estos Testigos testifican con prudencia y tratan de ayudar amorosamente a estos opositores, los sostiene la seguridad de que “el que haya perseverado hasta el fin es el que será salvo.”—Mar. 13:13; compare con Marcos 10:28-30; 1 Pedro 3:1-4.
DISCIERNEN LA “COSA REPUGNANTE”
10. ¿Qué pregunta surge respecto a Marcos 13:14?
10 A todos los que anhelan el venidero milenio les afecta intensamente el cumplimiento de las siguientes palabras de Jesús: “Sin embargo, cuando alcancen a ver la cosa repugnante que causa desolación estar en pie donde no debe (use discernimiento el lector), entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas.” (Mar. 13:14) ¿Qué es esta “cosa repugnante”?
11. (a) ¿Cómo se han presentado en oposición el reino de Dios y la “cosa repugnante”? (b) ¿Por qué es “repugnante” desde el punto de vista de Jehová la organización de las Naciones Unidas?
11 La “cosa repugnante” está en contraste con el “reino de nuestro Señor [Jehová Dios] y de su Cristo,” un reino que nació en los cielos en 1914. (Rev. 11:15-12:12) A ese Reino se le describe proféticamente como “bello por encumbramiento” y “la perfección de la belleza.” (Sal. 48:2; 50:2) Pero las naciones se enfurecieron inmediatamente contra el Reino. (Sal. 2:1-6) Pronto produjeron la Sociedad de las Naciones, que más tarde volvió a aparecer como las Naciones Unidas. En el libro bíblico de Revelación se describe a este cuerpo internacional como algo verdaderamente “repugnante”... “una bestia salvaje de color escarlata . . . llena de nombres blasfemos y que [tiene] siete cabezas y diez cuernos.” (Rev. 17:3, 8) ¡Qué “repugnante” es desde el punto de vista de Jehová! Pues, se le ha elogiado como la agencia que traerá “paz y seguridad”... algo que solo la gloriosa gobernación real de Cristo puede lograr para la humanidad.—Isa. 9:6, 7; compare con 1 Tesalonicenses 5:3.
12. ¿A qué se debe que Babilonia la Grande haya recibido la desaprobación de Dios, y en qué resultará esto para ella?
12 ¿Quiénes han afirmado tan jactanciosamente que esta agencia humana podrá realizar dichos logros? ¡En esto ha sobresalido el clero de la cristiandad! En diciembre de 1918 el Consejo Federal de las Iglesias de Cristo en América alabó a la entonces propuesta Sociedad de las Naciones como “la expresión política del Reino de Dios en la Tierra.” En fecha más reciente, en 1965, el papa Paulo VI proclamó que las Naciones Unidas eran “la última esperanza de concordia y paz.” Hasta este mismo año de 1980, los papas y prelados siguen solicitando favores de la O.N.U. Pero, ¿qué lugar les corresponde a estos clérigos? Están relacionados con una “ramera” religiosa, descrita en Revelación como “Babilonia la Grande, la madre de las rameras y de las cosas repugnantes de la tierra.” (Rev. 17:1, 3-6) Como el imperio mundial de la religión falsa, esta “mujer” meretricia lleva a cabo su negocio con los líderes políticos de las naciones a la vez que declara su fe en la O.N.U., simbolizada por la “bestia,” y, procediendo con presunción, hasta se ‘sienta como reina’ encima de esa “bestia” al suministrarle dirección. (Rev. 18:7) Pero llegado el momento preciso en que parezca que está en una situación muy favorable con sus “amantes” políticos, los “diez cuernos” radicales de la O.N.U. le cobrarán ‘odio a la ramera y harán que quede devastada y desnuda,’ y la dejarán completamente desolada.—Rev. 17:16.
13, 14. (a) ¿Por qué debemos asegurarnos ahora de que hayamos completado nuestra ‘huida a las montañas’? (b) ¿Qué evidencia hay de que muchos todavía están obedeciendo el mandato de Revelación 18:4?
13 Con el ojo discernidor de la fe los cristianos pueden ver ahora mismo la “cosa repugnante” —la O.N.U.— “en pie donde no debe [estar],” amenazando con los “cuernos” a la llamada ‘región santa’ de la cristiandad. (Mar. 13:14; Mat. 24:15) ¡Se acerca la desolación de la religión falsa! ¡Ha cometido un error al confiar en esta bestia “repugnante”! Al discernir estas cosas, ¿qué debe hacer el lector? Jesús contesta: “Echen a huir a las montañas.”
14 Felizmente, ‘los que están en Judea’ no han demorado su huida a las “montañas” protectoras de Jehová fuera de aquella región. Por consiguiente, hoy día, en 205 países y territorios por todo el globo terráqueo, los testigos de Jehová están dando advertencia de que pronto terminará este sistema de cosas. Han obedecido la voz procedente del cielo que dice: “Sálganse de [Babilonia la Grande], pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas. Porque sus pecados se han amontonado hasta llegar al cielo, y Dios ha recordado sus actos de injusticia.” (Rev. 18:4, 5) Los del pueblo de Jehová han tenido cuidado para ‘no hacerse parte del mundo.’ (Juan 15:19) Miles de personas continúan huyendo, según lo manifiesta el hecho de que un total de 416.167 personas se bautizaron en los tres años que siguieron a 1975.
UNA SITUACIÓN URGENTE
15. ¿Cómo podemos aplicar a nuestra propia vida el consejo de Marcos 13:15, 16?
15 Subrayando la urgencia que existiría al tiempo de la “conclusión” del sistema de cosas, Jesús pasó a decir: “El que esté sobre la azotea no baje, ni entre a sacar nada de su casa; y el que se halle en el campo no vuelva a las cosas atrás para tomar su prenda exterior de vestir.” (Mar. 13:15, 16) En tiempos bíblicos, cuando amenazaba un desastre, el que un hombre hubiese descendido de su cámara del techo por la escalera exterior y entrado en la casa para sacar sus posesiones hubiese sido un acto temerario. A menudo el modo más rápido de escaparse hubiese sido cruzando por los techos adyacentes. También, el agricultor, desvestido parcialmente para trabajar en su campo, hubiese perjudicado su oportunidad de escape si hubiese regresado a fin de recoger una excelente prenda exterior de vestir. Igualmente sucede hoy día; hemos de hallar la salvación por medio de huir al reino de Dios y poner los intereses del Reino continuamente en primer lugar... no por medio de tratar de salvar cosas materiales de un mundo condenado a la destrucción.—Compare con Lucas 9:62; 12:22-31; 17:31, 32.
16. (a) ¿Quiénes se verán en una situación muy difícil cuando la “tribulación” final azote? (b) En contraste, ¿qué expectativa consoladora pueden abrigar los padres temerosos de Dios?
16 Entonces Jesús dice: “¡Ay de las mujeres que estén encintas y de las que den de mamar en aquellos días!” (Mar. 13:17) Les fue difícil —muy difícil— a las personas que se hallaban en aquella situación cuando el ejército imperial de Roma desoló a Jerusalén en el año 70 E.C. Y será un tiempo difícil para las familias que hayan pasado por alto la provisión de escape que Jehová ha suministrado, cuando la “tribulación” final se halle en la Tierra. Felizmente, los padres temerosos de Dios, que se esfuerzan por criar a sus pequeñuelos “en la disciplina y regulación mental de Jehová,” pueden esperar que los hijos obedientes menores de edad sean incluidos bajo el mérito de la familia, lo cual puede significar salvación para ellos. (Efe. 6:4; compare con 1 Corintios 7:14.) Pero el camino de la supervivencia no será fácil, como lo indican las siguientes palabras de Jesús:
17. (a) ¿Qué podemos esperar del “tiempo de invierno” de la “tribulación”? (b) ¿Cómo podemos obrar prudentemente ahora, y con qué esperanza para el futuro? (Isa. 26:20, 21)
17 “Sigan orando que [su huida] no ocurra en tiempo de invierno; porque aquellos días serán días de una tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio de la creación que Dios creó hasta aquel tiempo, y no volverá a suceder. De hecho, a menos que Jehová hubiese acortado los días, ninguna carne se salvaría. Mas por causa de los escogidos que él ha escogido él ha acortado los días.” (Mar. 13:18-20) Puede que nosotros, individualmente, no logremos escapar si durante una temporada favorable como el verano aplazamos nuestra huida hasta el tiempo de invierno de la “tribulación.” En estos tiempos anormales, nadie puede esperar que le sea posible seguir llevando una vida normal. Hoy día el proceder de sabiduría es huir a ponernos del lado del reino de Dios, permanecer allí y gastarnos en una vida de sacrificio personal a favor de los intereses del Reino. (Mar. 8:34-36; Mat. 6:33) Al encararnos a la tribulación más grande de todas, podemos sentirnos agradecidos por la seguridad que Jesús da de que Jehová ‘acortará los días’ a fin de salvar “carne” dedicada a él... la de los “escogidos” que más tarde gobernarán con Cristo y la de la “grande muchedumbre” que forma el núcleo de los que vivirán en la Tierra durante el milenio.—Rev. 5:9,10; 7:4, 9-17.
18. ¿Cómo podemos esperar que llegue a su punto culminante la “angustia de naciones”? (Isa. 45:18)
18 Después de advertir acerca de los “falsos Cristos y falsos profetas,” muchos de los cuales han aparecido en estos días finales, Jesús se refirió a cosas temibles que se verían en los cielos y al “gran poder y gloria” de su venida como “Hijo del hombre,” cuando ejecuta juicio y junta a los suyos para la salvación. (Mat. 24:24; Mar. 13:26) No hay duda de que al faltar los alimentos, el combustible y otros suministros, y al seguir almacenándose las armas de destrucción en masa, se verá una intensificación de la “angustia de naciones, no conociendo la salida . . . , mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectativa de las cosas que vienen sobre la tierra habitada.” (Luc. 21:25, 26) Queda por ver si esas naciones intentarán el proceder suicida de una guerra nuclear de esfuerzo máximo. ¡Pero no pueden borrar, y no borrarán, a la humanidad de sobre la haz de la Tierra! Para los “escogidos” y sus compañeros subsiste la firme promesa de liberación.—Luc. 21:28; Mat. 24:21, 22.
19. ¿Qué podemos esperar ver en el futuro cercano?
19 Verdaderamente los “dolores de aflicción han acarreado mucha tristeza a la humanidad desde que ‘nación empezó a levantarse contra nación’ en guerra mundial. (Mar. 13:8) No obstante, Jesús nos asegura que, justamente como reconocemos que se acerca el verano al ver las hojas nuevas que la higuera hace brotar, así dentro de poco ‘estas cosas que están aconteciendo’ tendrán que llegar a su punto culminante con la venida de Cristo para ejecutar juicio. Él dice: “En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que acontezcan todas estas cosas. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” (Mar. 13:21-27, 30, 31) Además, la Revelación, que Jesús dio más tarde al apóstol Juan, nos asegura que después que hayan pasado el Diablo y todas sus obras, vendrán 1.000 años del reino de Dios mediante Cristo.—Rev. 20:2, 3; 1 Juan 3:8.
“MANTÉNGANSE ALERTA”
20. (a) ¿Por qué es peligroso adormecernos en este tiempo? (b) En armonía con Marcos 13:34, 35, ¿cómo podemos mostrarle lealtad a nuestro Amo?
20 Las últimas palabras de la gran profecía de Jesús contienen una vigorosa advertencia para todos nosotros. Puede que algunos se hayan adormecido, o hasta dormido, porque el “Hijo del hombre” no vino para habérselas con las naciones en la fecha que ellos esperaban. ¡Qué peligroso! Jesús da este consejo: “Respecto a aquel día o la hora, nadie sabe, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre. Sigan mirando, manténganse despiertos, porque no saben cuándo es el tiempo señalado.” El hecho de que no sabemos cuándo llegará ese tiempo nos suministra fuerte razón para mantenernos muy despiertos. Además, la lealtad a nuestro Amo, la cual demostramos predicando celosamente las “buenas nuevas” respecto a su llegada, exige vigilancia constante. “Es semejante a un hombre que, viajando al extranjero, dejó su casa y dio la autoridad a sus esclavos, a cada uno su trabajo, y mandó al portero que se mantuviera alerta. Por lo tanto manténganse alerta, porque no saben cuándo viene el amo de la casa.”—Mar. 13:32-35.
21. ¿En vista de qué promesas debemos ‘mantenernos alerta’?
21 Por lo tanto, cuando el “Hijo del hombre” llegue “de súbito” para ejecutar juicio, que no nos halle dormidos, sino muy ocupados en hacer la voluntad de nuestro Padre. Porque se nos bendecirá si hemos prestado atención a estas palabras de Jesús: “Lo que les digo a ustedes, a todos lo digo: Manténganse alerta.” (Mar. 13:37) ¡Que nos sostengan las preciosas promesas de Jehová, a través de la “tribulación” y hasta el tiempo en que hayamos de disfrutar de la maravillosa paz que durará 1.000 años bajo el reino de Dios por Cristo!—Rev 20:1-6; 21:1-5.
[Ilustración en la página 15]
Los “dolores de aflicción” para la humanidad empezaron en 1914 y se han intensificado hasta ahora
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¡Ánimo! el milenio se ha acercadoLa Atalaya 1980 | 1 de abril
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¡Ánimo! el milenio se ha acercado
“En el mundo están teniendo tribulación, pero ¡cobren ánimo! yo he vencido al mundo.”—Juan 16:33.
1. ¿Por qué tendrían que ser sumamente animosos los discípulos de Jesús?
ESAS fueron las palabras de consejo finales que Jesús dio a sus discípulos, las cuales habló en vísperas de su propio arresto y ejecución. Él mismo desplegó la cualidad de ser animoso a un grado notable, y quería que sus seguidores devotos también la desplegaran. Tendrían que ser sumamente animosos, pues Jesús acababa de decirles: “Si el mundo los odia, saben que me ha odiado a mí antes que los odiara a ustedes. Si ustedes fueran parte del mundo, el mundo le tendría afecto a lo que es suyo. Ahora bien, porque ustedes no son parte del mundo, sino que yo los he escogido del mundo, a causa de esto el mundo los odia. Tengan presente la palabra que les dije: El esclavo no es mayor que su amo. Si ellos me han perseguido a mí, a ustedes también los perseguirán; si ellos han observado mi palabra, también observarán la de ustedes. Mas todas estas cosas las harán contra ustedes por causa de mi nombre, porque ellos no conocen al que me envió.”—Juan 15:18-21.
2. ¿Qué está envuelto en tener ánimo semejante al de Cristo? (Compare con Salmo 27:13, 14; 31:24.)
2 Sin embargo, ¿qué está envuelto en tener ánimo semejante al de Cristo? ¿Significa el tipo de valentía que se despliega en una situación desesperada, como la que muestran los soldados en el calor de la batalla? No, significa mucho más que eso. El ánimo o valor cristiano exige el despliegue de una ejemplar fortaleza moral en todo tiempo. Exige un apoyo inquebrantable del reino de Dios en cualquier y toda circunstancia. Requiere constancia, aguante e inflexible lealtad a los principios justos. El verdadero ánimo incluye resolución y la determinación positiva de continuar avanzando y de conseguir el propósito deseado, aun frente a oposición y dificultad aparentemente abrumadoras. Abarca la resolución que el apóstol Pablo expresó al decir: “Hay una cosa en cuanto a ello: Olvidando las cosas que quedan atrás y extendiéndome hacia adelante a las cosas más allá, estoy prosiguiendo hacia la meta.”—Fili. 3:13, 14.
EL EJEMPLO DE ÁNIMO VALEROSO DE DANIEL
3. ¿Qué ánimo o valor ejemplar mostraron Daniel y sus compañeros en lo relacionado con el alimento y la bebida?
3 La Palabra de Dios abunda en relatos en los que sus siervos desplegaron gran valor y ánimo frente a situaciones que pusieron a prueba su fe. Un individuo que desplegó tal ánimo en varias ocasiones fue Daniel, el profeta de Dios. Como joven esclavizado en Babilonia, “se resolvió en su corazón a no contaminarse con los manjares exquisitos del rey y con su vino de beber,” y en aquella resolución lo acompañaron Sadrac, Mesac y Abednego. (Dan. 1:8-19) Eso exigió ánimo, semejante al ánimo que han tenido que desplegar los testigos de Jehová jóvenes en algunos países hoy día, por ejemplo al rehusar almuerzos escolares que contienen productos de sangre.—Hech. 15:28, 29.
4. ¿Qué ejemplo excelente han hallado muchos jóvenes hoy día en el capítulo 3 de Daniel? (Romanos 15:4)
4 Más tarde, cuando aquellos mismos tres compañeros de Daniel adoptaron una posición firme en cuanto a la cuestión de la idolatría, Daniel sin duda aprobó lealmente la posición de ellos. Bajo inspiración registró en detalle aquel suceso para nuestra amonestación en estos días críticos.—Dan. cap. 3.
5. (a) ¿Por qué requirió ánimo de parte de Daniel hablar ante Nabucodonosor, y más tarde ante Belsasar? (b) ¿Cómo se requiere ánimo similar de parte de los testigos de Jehová hoy día?
5 El que Daniel se presentara ante el poderoso Nabucodonosor de Babilonia, y le diera a saber a aquel gobernante las interpretaciones de los sueños que éste había tenido, requirió ánimo... especialmente puesto que lo que Daniel profetizó indicaba que finalmente el Imperio Babilónico sería destruido, y que el rey sería humillado. (Dan. 2:36-38, 44, 45; 4:24, 25, 33) Además, cuando durante el banquete idólatra de Belsasar la escritura de Jehová apareció en la pared del palacio del rey, Daniel tuvo que ser muy animoso para informar al rey y a sus grandes que la gran Babilonia había llegado a su fin e iba a ser dada a Medo-Persia. (Dan. 5:1-6, 17-28) De igual manera, hoy día se ha requerido ánimo de parte de muchos testigos de Jehová para hablar denodadamente acerca del juicio de Dios en contra de Babilonia la Grande y otros sistemas de este mundo que están condenados a la destrucción.—Rev. 16:12-16, 19.
EN EL FOSO DE LOS LEONES
6, 7. (a) ¿Por qué llegó a gozar de prominencia Daniel durante el reinado de Darío? (b) ¿Cuál era la única manera en que sus enemigos podían hallar una oportunidad contra él? (c) ¿Qué situaciones semejantes han surgido en nuestro tiempo?
6 En sus penosas experiencias, Daniel y sus compañeros habían confiado mucho en Jehová por medio de la oración. (Dan. 2:17, 18) Y fue en relación con la oración que en otra ocasión se le volvió a exigir a Daniel que mostrara ánimo inquebrantable. Babilonia ya había caído y Darío gobernaba sobre Medo-Persia, la cuarta potencia mundial del registro bíblico. A causa del “espíritu extraordinario” que su Dios le había concedido, el envejecido Daniel llegó a ser más distinguido que todos los demás funcionarios del reino. Aquellos hombres notables, celosos de la sabiduría y posición de Daniel, buscaban el modo de destruirlo. Pero sabían muy bien que no hallarían pretexto alguno, a menos que lo hicieran en conexión con “la ley de su Dios.”—Dan. 6:1-5.
7 Puesto que estaban al tanto de la costumbre que Daniel tenía de orar y ofrecer alabanza a su Dios tres veces al día, los conspiradores hicieron que el rey firmara un edicto en el que se ordenaba que cualquiera que hiciera petición a algún dios u hombre por 30 días, excepto al rey, fuera arrojado al foso de los leones. El edicto llegó a ser la ley inmutable de los medos y los persas. (Dan. 6:6-9) Esta situación se asemeja a la situación actual en muchos países en los que oficiales subordinados o clérigos, resentidos por el hecho de que los testigos de Jehová se niegan a hacerse parte del mundo o a suavizar o moderar su actividad del Reino, y celosos de la bendición de Dios sobre la obra de ellos, tratan de “entrampar” y sacar del medio a los Testigos. Estos opositores saben bien que por lo general el pueblo de Jehová está compuesto de las personas más respetuosas de las leyes y honradas de la comunidad. Por eso, inventan cuestiones que envuelven ceremonias y saludos idólatras, y gritos de lemas partidistas o patrióticos, como “Heil Hitler,” “Viva Franco,” y otros.
8. ¿Cómo han seguido los fieles Testigos de hoy día el ejemplo de Daniel en cuanto a no transigir?
8 ¡Qué brillante ejemplo dejó Daniel en lo que está relacionado con enfrentarse a tales cuestiones! El registro nos dice: “Pero Daniel, tan pronto como supo que el escrito había sido firmado, entró en su casa, y, las ventanas de su cámara del techo estando abiertas para él hacia Jerusalén, aun tres veces al día se hincaba de rodillas y oraba y ofrecía alabanza delante de su Dios, como había estado haciendo regularmente antes de esto.” (Dan. 6:10) No cesó de dar a Jehová la adoración que acostumbraba darle. De modo semejante, los Testigos fieles de tiempos modernos no cesan de dar su adoración a Dios debido a que algún dictador proscriba o ponga restricciones a la actividad cristiana de ellos. Quizás tengan que emplear tanteos discretamente, como por medio de alterar el patrón que acostumbran seguir en la actividad de casa en casa, o por medio de testificar solamente con la Biblia, o hasta poniendo énfasis en la predicación informal. ¡Pero tienen que continuar adorando! ‘No pueden dejar de hablar de las cosas que han visto y oído.’—Hech. 4:20.
9. ¿Cómo halló protección Daniel, y cómo nos anima esto hoy día?
9 Por su proceder de integridad, Daniel fue arrojado al foso de los leones. Pero, ¿significó eso que su Dios lo había abandonado? ¡Jamás! Tampoco abandona Jehová a sus Testigos cuando éstos son arrojados en cárceles inmundas hoy día. Daniel ni siquiera había sido abandonado por el rey Darío, quien “pasó la noche en ayuno”... probablemente orando al Dios de Daniel. De seguro, la protección de Jehová resultó más poderosa que el edicto inmutable de la ley de Medo-Persia. A la mañana siguiente, cuando el rey se apresuró a ir al foso de los leones y le preguntó a Daniel si su Dios a quien él ‘servía con constancia’ había podido rescatarlo, Daniel pudo responder con las siguientes palabras: “Mi propio Dios envió a su ángel y cerró la boca de los leones, y no me han arruinado, puesto que delante de él inocencia misma se halló en mí; y también delante de ti, oh rey, ningún acto nocivo he hecho.”—Dan. 6:18-22.
10. ¿Cómo pueden los del pueblo de Jehová frustrar los proyectos de ese “león rugiente”... el Diablo?
10 La oración a Jehová es tan importante hoy día como lo era en el tiempo de Daniel, ¡y qué eficaz puede ser! Aunque actualmente quizás no se arroje a los testigos de Jehová en fosos de leones literales, sí viven en un mundo en el que su “adversario, el Diablo, anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien.” ¿Qué deben hacer los cristianos, pues, al encararse a persecuciones y otras pruebas? Deben ser animosos. Deben someterse humildemente a las circunstancias penosas y orar, confiando también en que sus hermanos por todas partes están orando fervorosamente a favor de ellos. El apóstol Pedro nos suministra un consejo excelente: “[Echen] sobre [Dios] toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes. Mantengan su juicio, sean vigilantes. . . . pónganse en contra [del Diablo], sólidos en la fe, sabiendo que las mismas cosas en cuanto a sufrimientos van realizándose en toda la asociación de sus hermanos en el mundo. Pero, después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, el Dios de toda bondad inmerecida . . . terminará él mismo el entrenamiento de ustedes, él los hará firmes, él los hará fuertes. A él sea la potencia para siempre.”—1 Ped. 5:6-11.
11. ¿Qué ejemplos del día moderno hay de testigos de Jehová que hayan sobrevivido ‘un foso de leones’?
11 Ha habido muchos ejemplos del día moderno en que, por decirlo así, los testigos de Jehová han sido arrojados en “el foso de los leones.” Emisarios semejantes a leones de ese “león rugiente,” el Diablo, continuamente están tratando de devorar al pueblo de Dios. Sin embargo, sus Testigos perseveran en oración, y echan su inquietud sobre Jehová, y se ponen “sólidos en la fe.” Tenemos el ejemplo de una jovencita de Rodesia a quien sus padres habían instruido bien en los principios bíblicos. Ella fue capturada por una partida de guerrilleros. Sus padres temían por ella, puesto que los guerrilleros tenían el hábito de violar o imbuir de ideas partidistas a las adolescentes. Todo lo que los padres podían hacer era orar por la seguridad de ella. Después de varios días, ella regresó sin haber sufrido daño alguno. “¿Qué te sucedió?” preguntaron los padres. “Sencillamente no dejé de darles testimonio,” explicó la jovencita. De modo que sus apresadores la enviaron a casa. Más tarde, el líder de los guerrilleros vino a la aldea y buscó a los padres de ella. Les dijo que solo quería conocer a los padres de una niñita tan bien entrenada.
12. ¿Qué oración fervorosa podemos ofrecer siempre a Jehová, y con qué confianza?
12 ¡Qué cierto es que Jehová se interesa en sus siervos devotos y está listo para prestarles ayuda! Con confianza, siempre podemos orar como lo hizo David: “Oh Jehová Dios mío, en ti me he refugiado. Sálvame de todos los que me persiguen y líbrame, para que nadie desgarre mi alma como lo hace un león, arrebatándome cuando no hay libertador.” Sí, a veces quizás nos parezca que nuestra “alma está en medio de leones,” que estamos entre “devoradores, aun los hijos de los hombres, cuyos dientes son lanzas y flechas, y cuya lengua es una espada aguda.” Pero por medio de continuar orando fervorosamente a Jehová, y refugiarnos en la sombra de sus alas, pasaremos con vida a través de esas pruebas como mantenedores de integridad. (Sal. 7:1, 2; 57:1-4) Como Daniel ‘por fe tapó las bocas de leones,’ así también podemos hacerlo nosotros.—Heb. 11:33.
EN “UN TIEMPO DE ANGUSTIA”
13. (a) En el reinado de Ciro, ¿por qué fue preciso fortalecer a Daniel? (b) ¿Qué ánimo similar han necesitado los testigos de Jehová hoy día?
13 Más tarde, durante el reinado del rey Ciro, un ángel se le apareció a Daniel en una visión y lo fortaleció con las siguientes palabras: “No tengas miedo, oh hombre muy deseable. Ten paz. Sé fuerte, sí, sé fuerte.” (Dan. 10:1-19) Requirió ánimo de parte de Daniel el recibir y registrar la poderosa profecía que el ángel le dio a continuación, la cual hallamos en los capítulos 11 y 12 de Daniel. Y los testigos de Jehová han tenido que desplegar ánimo a fin de continuar ‘sin ser parte del mundo’ durante el cumplimiento de la parte final de esa profecía, puesto que ésta describe la confrontación entre el “rey del norte” comunista y el “rey del sur” capitalista en esta era nuclear.
14. (a) ¿Qué identifica a Miguel con el Señor Jesucristo? (b) ¿Cómo podemos sacar ánimo del registro del capítulo 12 de Daniel?
14 En el libro de Daniel varias veces se menciona a Miguel, cuyo nombre significa “¿Quién Es Como Dios?” (Dan. 10:13, 21) Así, se identifica a este gran príncipe con el Señor Jesucristo, el cual contiende por la vindicación de la soberanía de Jehová. Al hablar de este “tiempo del fin,” el ángel le dice a Daniel: “Y durante aquel tiempo se pondrá de pie Miguel, el gran príncipe que está plantado a favor de los hijos de tu pueblo. Y ciertamente ocurrirá un tiempo de angustia como el cual no se ha hecho que ocurra uno desde que hubo nación hasta aquel tiempo. Y durante aquel tiempo tu pueblo escapará, todo el que se halle escrito en el libro.” (Dan. 12:1, 4) Que seamos muy animosos a fin de hacer todo lo que el Dios de Daniel requiere de nosotros, hasta que ese “tiempo de angustia” barra al mundo inicuo de Satanás. Pues entonces amanecerá el glorioso día del reinado milenario de Jesús. “Muchos de los que están dormidos en el suelo de polvo . . . despertarán” con expectativas de vida eterna en la Tierra. El valeroso Daniel, también, ‘se pondrá de pie para su porción al fin de los días.’—Dan. 12:2, 9, 13.
“SEAN ANIMOSOS Y FUERTES”
15, 16. (a) ¿En qué situación anterior en que se halló Israel, el pueblo de Daniel, se requirió ánimo? (b) Al igual que en Israel, ¿cómo puede fortalecerse el ánimo del pueblo de Dios hoy día?
15 Hoy día, el pueblo de Dios se encuentra en los mismos portales del milenio. La situación se asemeja a la de Israel, el pueblo de Daniel, en un período muy anterior de su historia. Eso fue cuando estaban acampados a las orillas del río Jordán, listos para cruzarlo y entrar en la Tierra Prometida. La meta estaba a la vista. Pero por delante todavía había pruebas y dificultades. Se necesitaba ánimo. Por lo tanto, otro famoso profeta de Jehová, el envejecido Moisés, le dijo a Israel las siguientes palabras: “Sean animosos y fuertes. No tengan miedo ni sufran un sobresalto delante de [sus enemigos], porque Jehová tu Dios es el que marcha contigo. Ni te desamparará ni enteramente te dejará.” Y a Josué, su propio sucesor nombrado, Moisés dio una amonestación similar: “Sé animoso y fuerte.”—Deu. 31:1-8.
16 Ciertamente todo el pueblo tendría que ser muy animoso; y, por lo tanto, Moisés instruyó a los sacerdotes, los levitas y los hombres de más edad de Israel en relación con lo que iba a suceder cada siete años en la fiesta de las cabañas que todos tendrían que guardar: “Congrega al pueblo, los hombres y las mujeres y los pequeñuelos y tu residente forastero que está dentro de tus puertas, a fin de que escuchen y a fin de que aprendan, puesto que tienen que temer a Jehová el Dios de ustedes y cuidar de poner por obra todas las palabras de esta ley.” (Deu. 31:9-12) El escuchar, aprender y obedecer la ley de Jehová era esencial a fin de que la nación tuviera buen éxito, y eso también es necesario hoy día a fin de que el pueblo de Dios reciba el ánimo que le permitirá sobrevivir el fin del mundo.
17, 18. ¿Qué se requiere para llegar a ser “animoso y fuerte,” y por qué deben los ancianos cristianos prestar atención particular a esto?
17 En aquel tiempo crítico de la historia de Israel, fue necesario que el anciano Josué manifestara un ánimo ejemplar, tal como es necesario que lo manifiesten los ancianos cristianos de la congregación hoy día. Por tanto, debemos prestar mucha atención a las palabras que Jehová habló directamente a Josué, fortificando las que Moisés había dicho previamente: “Sé animoso y fuerte. . . . Solo sé animoso y fuerte. . . . Sé animoso y fuerte. No sufras sobresalto ni te aterrorices, porque Jehová tu Dios está contigo adondequiera que vayas.” (Jos. 1:6, 7, 9) Jehová le dijo a Josué lo que se requería para ser “animoso y fuerte,” y para actuar sabiamente en toda situación. ¿Y qué es eso? Dejemos que la escritura conteste:
18 “Este libro de la ley [de Jehová] no debe apartarse de tu boca, y día y noche tienes que leer en él en tono bajo, a fin de que cuides de hacer conforme a todo lo que está escrito en él; porque entonces tendrás éxito en tu camino y entonces actuarás sabiamente.”—Jos. 1:8.
19, 20. ¿Cuál será el resultado final de que seamos “animosos y fuertes”?
19 ¿En qué resultaron al fin la sabiduría que mostró Josué al actuar, y la obediencia animosa de la gente? Después que todos los obstáculos fueron superados, después que Jehová le había dado la victoria a Israel sobre todos sus enemigos y cuando la gente por fin se había establecido en aquella “tierra que mana leche y miel,” Josué pudo animarlos diciéndoles las siguientes palabras: “Ustedes bien saben con todo su corazón y con toda su alma que ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado. Todas se han realizado para ustedes. Ni una sola palabra de ellas ha fallado.”—Jos. 5:6; 23:14.
20 Cuando el pueblo animoso de Jehová de tiempos modernos por fin haya salido del catastrófico “tiempo de angustia” y entrado en el milenio del reinado pacífico de Cristo, experimentará el cumplimiento de las promesas de Jehová en una escala mucho más grande, sí, en una escala permanente. ¡Que todos ‘seamos animosos y muy fuertes’ a fin de entrar con vida en ese milenio que se ha acercado!
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