-
Carta de la SucursalMinisterio del Reino 1978 | julio
-
-
Carta de la Sucursal
Estimados publicadores:
En abril de este año se presentó en Nuestro Servicio del Reino información excitante en cuanto al servicio de precursor. Desde entonces, ¿ha considerado usted el participar en esta actividad? ¿Ha expresado algún miembro de su familia el deseo de servir de precursor? Ciertamente es algo bueno el dar seria consideración a la posibilidad de ensanchar nuestra participación en la obra vital de proclamar las “buenas nuevas” y hacer discípulos. ¡Qué grandiosa manera de expresar nuestro amor a Jehová Dios y nuestro prójimo!
Aunque el servir de precursor pudiera requerir que uno hiciera ajustes en su vida diaria, y ciertamente envuelve trabajo duro, muchos de los que están participando en este servicio han disfrutado de ricas bendiciones. Por ejemplo, un hermano con negocio propio pudo arreglar un programa que le permitió servir de precursor auxiliar por seis de los últimos doce meses. ¿Cuáles fueron los resultados? Disfrutó de conducir hasta siete estudios bíblicos cada semana.
Aunque no les ha sido fácil, debido a su carga plena de trabajo, hasta algunos miembros de las familias de Betel han podido hacer arreglos para servir de precursores auxiliares. En las Filipinas, 16 miembros de la familia de Betel pudieron servir de precursores en un mes y disfrutaron de conducir 41 estudios bíblicos. También hemos oído buenas experiencias de miembros de la familia de Betel en Brooklyn que han participado en la obra del servicio de precursor auxiliar. Un hermano dijo que había colocado cientos de revistas. ¿Cómo lo hizo? Se aprovechó de toda oportunidad de hablar acerca de la verdad... en las paradas de autobuses y en otros lugares donde había pequeños grupos reunidos.
Esperamos que ustedes, también, continúen pensando en cómo pueden aumentar su participación en
-
-
¿Aprecia usted su posesión?Ministerio del Reino 1978 | julio
-
-
¿Aprecia usted su posesión?
1 ¿Está usted disfrutando de su posesión ahora? ¿Es la misma posesión que dio deleite a David el fiel siervo de Dios? Respecto a esto, David escribió: “Jehová es la porción de mi lote asignado y de mi copa. . . . Los mismísimos cordeles de medir han caído para mí en lugares agradables. Realmente, mi propia posesión me ha resultado grata.”—Sal. 16:5, 6.
2 Note que David encontró su “lote asignado” en el Dios Altísimo. Para él su más preciada posesión era tener una relación aprobada con Jehová y poder servirle. Se complacía mucho en esa porción asignada. A diferencia de los “hombres de este sistema de cosas,” faltos de fe, David no hizo de las cosas materiales el centro de interés de su vida. Lo que realmente contaba para con él era estar siempre consciente de la presencia de Jehová. Al despertar en la mañana, concentraba sus pensamientos en el Dios Altísimo. A David le satisfacía saber que Jehová siempre estaba con él, listo para venir en su ayuda.—Sal. 17:14, 15.
¿ESTÁ EN PRIMER LUGAR EN SU VIDA EL SERVICIO A JEHOVÁ?
3 ¿Qué hay de nosotros hoy día? ¿Vemos nosotros, al igual que David, nuestra relación con Jehová y nuestro servicio a él como una de nuestras mejores posesiones? ¿Se manifiesta esto en lo ocupados que estamos en buenas obras, entre éstas, la predicación del Reino y el hacer discípulos? O, ¿están desviándonos los quehaceres diarios de la vida, el entretenimiento o algún pasatiempo u otros intereses? ¿Qué hace usted cuando puede escoger entre la búsqueda de su propio deseo o el participar en el servicio del campo, ayudar en la limpieza del Salón del Reino, visitar a un miembro de la congregación que esté enfermo, y así por el estilo? ¿Triunfa a menudo el deseo personal? ¿Tiene usted tiempo para ver su programa favorito de televisión o leer una novela, pero simplemente no tiene tiempo para leer la Biblia o las publicaciones bíblicas? ¿Pasa usted horas participando en algún entrenamiento físico o en algún pasatiempo el sábado por la tarde pero encuentra que no tiene tiempo para el servicio del campo en la mañana porque tiene que hacer otras cosas? ¿O ajusta usted voluntariamente su horario de actividades de tal manera que después de encargarse de las cosas esenciales, pueda ocupar la mayor parte del resto de su tiempo en ayudar a personas dentro y fuera de la congregación?
4 Una manera vital en la que podemos ayudar a personas fuera de la congregación es por medio de participar en la obra de proclamar el Reino y hacer discípulos. Por supuesto, nadie nos puede fijar la cantidad de tiempo que como individuos debemos dedicar a esta actividad. Pero, ¿sería consistente el que alguien que verdaderamente amara a Jehová pensara que esto carece de importancia siempre que por lo menos haga algo, cuando pudo haber hecho mucho más? ¿Puede una persona decir que aprecia el poder servir a Dios y Cristo cuando pasa más tiempo en pasatiempos o en algún otro placer que en las actividades espirituales? ¿Realmente está dando lo mejor que puede?—Compare con Malaquías 1:8.
5 Puesto que reconocemos que Dios y Cristo nos llamarán a cuentas, debemos examinar cómo estamos usando nuestro tiempo. (Rom. 14:10; 2 Cor. 5:10; compare con Lucas 12:35-40, 47, 48.) Hemos escogido servirles, y, por tanto, hemos recibido inapreciables beneficios, incluso el perdón de nuestros pecados, ayuda y guía divina y la promesa de vida eterna. Por eso, la manera en que usamos nuestro tiempo debe armonizar con lo que hemos concordado en hacer y debe mostrar aprecio por lo que Jehová Dios y Jesucristo han hecho por nosotros. Individualmente podemos preguntarnos: ¿Querría yo estar de pie ante Dios y que se revisara mi registro de buenas obras? ¿Estoy dispuesto a orar como lo hizo David: “Examíname, oh Jehová”?—Sal. 26:2.
6 Quizás al darnos cuenta de que no hemos usado bien nuestro tiempo, nos sintamos temerosos de que se nos examine ahora. Si así es, debemos pensar seriamente en mejorar en el futuro. Nuestro amor a Jehová y Jesucristo nos debe mover a servirles de toda alma. Si hacemos lo que razonablemente podemos hacer, no tendremos razón alguna para temer un cuidadoso examen de nuestro registro como cristianos. De hecho, nos complaceremos en que se revise nuestro registro de obras buenas, seguros de que Jehová nos recompensará.—Heb. 6:10.
7 Verdaderamente, queremos ser como David y hallar deleite en nuestra relación con Jehová y en nuestro servicio a él. Si seguimos considerando esto como una posesión inapreciable, podemos contar con una posición de aprobados delante del asiento de juicio de nuestro Amo, Jesucristo, y por tanto, también delante de Jehová Dios.
-
-
Ayude a viudas y huérfanosMinisterio del Reino 1978 | julio
-
-
Ayude a viudas y huérfanos
1 Uno de los requisitos de la adoración verdadera es: “cuidar de los huérfanos y de las viudas en su tribulación.” (Sant. 1:27) En las muchas congregaciones del pueblo de Jehová hay viudas y huérfanos literales que necesitan atención amorosa de la clase que el discípulo Santiago nos instó a dar. Pero en las congregaciones hay otros que también necesitan consideración amorosa y ayuda.
2 Los problemas a los que se enfrentan estas personas difieren considerablemente. Algunas viudas quizás tengan que trabajar seglarmente a la vez que cuidan de un hogar y proveen ayuda y guía a sus hijos. Esto puede resultar en un horario tan exigente que deje a estas hermanas totalmente agotadas al llegar la noche. Otras viudas quizás sean de edad avanzada y se enfrenten a serios problemas de salud y dificultades financieras. Aún otras, aunque disfrutan de relativa buena salud y seguridad financiera, quizás se sientan solas y deprimidas. Las hermanas que tienen cónyuges incrédulos quizás se desanimen debido a que no pueden tener compañerismo espiritual con sus esposos. No obstante, deben esforzarse por ganar a sus esposos por medio de conducta piadosa. (1 Ped. 3:1, 2) En cuanto a niños huérfanos, muchos de ellos sienten vivamente la ausencia de uno de sus progenitores. Especialmente los adolescentes tienen dificultades en considerar los problemas personales con su madre. En los casos en que el padre es incrédulo, es posible que a los niños se les dé consejo que carezca de base bíblica, se enfrenten a ridículo y tal vez hasta a maltrato, pero deben dar la obediencia debida.—Efe. 6:1-3.
CÓMO PODEMOS AYUDARLES
3 Es claro que al igual que todos en la congregación, los huérfanos y viudas entre nosotros necesitan aliento y edificación espirituales. Para que cualquiera de nosotros pueda ser una fuente de estímulo o ayuda a todos estos necesitados, es preciso que conozcamos su situación. Puesto que ellos no consideran abiertamente sus dificultades y sentimientos íntimos con toda
-