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  • Cómo hacer el mejor uso de su tiempo
    ¡Despertad! 1976 | 22 de diciembre
    • primero en las cosas de mayor importancia; y haga caso del siguiente consejo de la publicación How to Organize Your Time: “Se puede hacer una sola cosa a la vez. Si trata de hacer una cosa mientras que al mismo tiempo se preocupa por las otras tareas . . . necesitará más tiempo para el trabajo que está haciendo, pues se atrasará más y estará en peor aprieto.

      El fijarse términos puede ser beneficioso

      El profesor C. Northcote Parkinson declaró: “El trabajo se dilata de modo que ocupa el tiempo disponible para su terminación.” Probablemente haya notado que, si usted tiene todo un día para hacer algo, es muy posible que pase todo el día en ello; mientras que bajo presión podría haber terminado la misma tarea en unas cuantas horas. Muchos han encontrado que para hacer mejor uso de su tiempo tienen que imponerse términos razonables. Joseph D. Cooper dice lo siguiente en How to Get More Done in Less Time:

      “Hay ventajas en ejecutar algo bajo presión. Usted se infunde de un espíritu impulsor que favorece menos acciones marginales, menos interrupciones . . . Su paso se acelera, usted se hace más decisivo. Su esfuerzo práctico y enérgico se transmite a otros. Los desanima de interrumpirlo o de intervenir de algún modo y estropear su propio paso de progreso.”

      Algunos quizás teman que no puedan trabajar bajo la presión de un término. Pero el fijar límites de tiempo razonables para cada paso de un proyecto realmente puede servir para disminuir la intensidad de la presión más tarde por haber distribuido el tiempo más equitativamente sobre todo el trabajo. La persona que proceda así se desafía a sí misma para mantenerse dentro de su tiempo asignado. ¡Y qué alivio no tener que enfrentarse a un aprieto frenético al último minuto!

      Sin embargo, cuando usted se fije términos, evite ser excesivamente rígido. Corríjalos si resultan irrealizables. Y no se olvide de permitirse algún tiempo para contratiempos e interrupciones inesperados. El consultor de administración Mackenzie, citado anteriormente, recomienda que uno deje el 20 por ciento de su día libre de planes, “solo para poder hacer frente a sucesos inesperados.”

      Tenga presente, también, que el hacer el mejor uso del tiempo de uno no significa trabajar en algo cada minuto. Eric Johnston, un consejero para ejecutivos, escribió: “Cada hombre en algún punto durante cada día debiera apartar un poco de tiempo en el cual no hacer absolutamente nada. Así es... nada.” Son indispensables los períodos de relajación. Refrescan tanto el cuerpo como la mente y hacen posible que la persona vuelva a trabajar con interés y determinación realzados.

      Las personas que desean hacer el mejor uso de su tiempo harán bien en reflexionar sobre recursos de tiempo que a menudo son pasados por alto. Considere algunos de éstos: Muchas personas en el mundo industrializado tienen más o menos cuarenta minutos desde la hora en que se levantan hasta que se marchan al trabajo; cuando llegan a casa del trabajo puede que todavía falten cuatro o cinco horas antes de acostarse. Eso suma más de veinte horas a la semana. El fin de semana de dos días suministra alrededor de tres meses al año de tiempo libre.

      Claro que mucho de este tiempo se pasa en vestirse, comer, dormir o en actividades de familia. Pero, ¿no se podría canalizar parte de ese tiempo para lectura necesaria, segar el césped o hacer otras cosas que necesitan atención?

      También es fácil hacer caso omiso del tiempo que se pasa en esperar. Todos los días miles de personas esperan en fila, en salas de espera, o para que otros se presenten a citas. En un artículo que trató de cómo se puede sacar el mejor partido de estos momentos la autora señala:

      “Ninguno de nosotros pensaría en tirar las moneditas que recibimos de cambio y que se acumulan en nuestros bolsillos. Pero casi todos nosotros si desperdiciamos los momentos —cinco minutos aquí, un cuarto de hora allá— que se acumulan en cualquier día común. Me imagino que yo probablemente desperdicié todo un día de trabajo en el consultorio del dentista este año pasado, mientras hojeaba distraídamente viejas revistas.”

      La escritora del artículo ya mencionado inició una campaña de vigilar el tiempo y utilizó el tiempo que pasaba esperando para escribir cartas y atender a otra correspondencia. Quedó encantada con los resultados.

      ¿Cómo puede usted hacer el mejor uso de su tiempo? Establezca metas dignas, que valgan la pena y esfuércese por lograrlas paso por paso; dése un empujón por medio de comenzar a tiempo y fijarse términos prácticos para cada etapa de su trabajo. Gobierno de sí mismo y buena organización le ayudarán a usar sabiamente sus horas más productivas. Y no deje de recurrir a su recurso de momentos y horas que de otro modo podrían ser desperdiciados.

  • Terremoto azota al Friul
    ¡Despertad! 1976 | 22 de diciembre
    • Terremoto azota al Friul

      Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Italia

      Informe de un testigo ocular del noreste de Italia

      “EL PISO de cemento empezó a sacudirse violentamente. Traté de permanecer de pie pero finalmente caí al suelo, como les sucedió a otros. El ruido se hizo cada vez más ensordecedor, como si estuvieran cayendo escombros sobre nosotros. De repente se apagaron las luces, y cierto pánico empezó a apoderarse de nosotros. Los niños pequeños gritaban: ‘¡Papi! ¡Papi!’”

      Así es como Anacleto Martin de Gemona, Italia, describió el temblor principal de un devastador terremoto que azotó la localidad del Friul durante la noche del 6 de mayo de 1976. El Friul comprende una región de unos 7.166 kilómetros cuadrados en el norte de Italia. Es parte de la provincia de Udine.

      El terremoto sacudió 117 comunidades. Centenares de personas murieron, y la destrucción de propiedad fue trágica. Alrededor de 100.000 personas perdieron sus viviendas. Algunas de las casas se derrumbaron; otras quedaron en condición tan precaria que tuvieron que ser demolidas. Se observó a un hombre de pie ante su hogar medio destruido, con la cabeza entre las manos, sollozando: “¡Veinticinco años! ¡Veinticinco años!” Había trabajado en el extranjero todo ese tiempo para poder construir su casa. Y ahora estaba en ruinas.

      Si usted experimentara un terremoto, cuando cesara el retumbo, ¿en qué cree que pensaría primero? Después de dar las gracias a Dios por permitirle permanecer con vida, probablemente sus pensamientos se dirigirían hacia personas amadas y otros compañeros. ¿Habrán sobrevivido ellos también? Esa pregunta pesó en la mente de los testigos de Jehová después del terremoto. Un ministro viajero que atiende los intereses espirituales de varias congregaciones en la zona del Friul informa:

      “Para las 6 de la mañana del día siguiente los noticiarios indicaban que el terremoto había sido de proporciones catastróficas.

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