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  • “La señal del Hijo del hombre”
    La Atalaya 1966 | 15 de junio
    • Jesús mencionó en Mateo 24:30, y también son simbólicas de invisibilidad. (1 Rey. 8:10–12) En el monte Sinaí fue en nubes y con trueno y relámpago que Jehová Dios “se encontró” con Moisés, y ni Moisés ni el pueblo que estaba abajo vieron a Dios con sus ojos carnales. (Éxo. 20:21; 24:18; 33:20; Deu. 4:11, 12) Asimismo, cuando el Hijo de Dios, Cristo Jesús, se despidió de sus apóstoles y comenzó su ascensión a los cielos de la presencia de Dios, el registro en Hechos 1:9 nos dice: “Estando ellos mirando, fue elevado y una nube se lo llevó de la vista de ellos.” Así la nube lo quitó de la vista literal de ellos pero, el día del Pentecostés, Jehová Dios les abrió el entendimiento para que percibieran que Jesús había ascendido hasta la diestra de Dios. (Hech. 2:33-35) Puesto que los ángeles, que estaban de pie al lado de ellos al tiempo que Cristo comenzó su ascensión, les dijeron a los discípulos que Jesús ‘vendría así de la misma manera,’ podemos estar seguros de que su ‘venida sobre las nubes’ será invisible a los ojos carnales y será percibida solo con los ‘ojos del corazón.’ Como su Padre, Jesús ahora “mora en luz inaccesible, a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver.”—Hech. 1:11; 1 Tim. 6:15, 16.

      LEYENDO LA SEÑAL CON ENTENDIMIENTO

      ¿Qué significa esta “señal” para usted, sí, para toda persona que vive hoy en día? El facultar a Cristo Jesús, el “Hijo del hombre,” con “gobernación y dignidad y reino” significa que “pueblos, grupos nacionales y lenguas, todos, le sirven aun a él.” (Dan. 7:14) El hacerlo significará la vida bajo un gobierno perfecto con todos los magníficos beneficios que procederán de tal gobierno. La “señal” también indica el grave peligro de no lograr servir anuentemente a ese reino. Mientras que el reino del “Hijo del hombre” será “eterno” y ‘nunca será reducido a ruinas,’ los reinos y gobiernos de la Tierra, a los que estas personas de todos los grupos nacionales y lingüísticos han servido, se enfrentan a la destrucción total.—Vea Daniel 2:44.

      Cuán providencial es para todos nosotros, entonces, que esta “señal” del Rey instalado en los cielos invisibles, más allá del poder de nuestra visión humana, haya sido hecha evidente por todavía otra señal, una que sí se ve por los ojos humanos. Esta señal visible sigue y resulta de la invisible “señal del Hijo del hombre,” puesto que se compone de los muchos acontecimientos y condiciones que predijo la Biblia que seguirían y resultarían del establecimiento del gobierno del Reino de Cristo. Por lo tanto, es una señal compuesta, y el aparecimiento de todos estos acontecimientos y condiciones así “indicaría” esa señal visible y abriría los ojos de sus lectores para percibir que la ‘señal del Hijo del hombre ha aparecido en el cielo.’ Sí, gritarían el anuncio: ¡Cristo Jesús está gobernando ahora!

      Lea usted mismo la descripción de los múltiples rasgos y detalles de esta señal compuesta que Jesús dio en Mateo 24, Marcos 13, Lucas 21 y Revelación 6:1-8, la cual incluye guerras globales, escaseces de alimento por todas partes, pestes, terremotos en muchos lugares, aumento del desafuero, inquietud y temor del futuro y una predicación por toda la Tierra de las “buenas nuevas del reino” por personas que serían perseguidas en todas las naciones. Esa señal compuesta no solo es visible en esta generación desde 1914; es ineludible. Usted se enfrenta a ella cada vez que lee el periódico, su sonido se oye a través de toda transmisión de noticias en su radio o televisión, está todo en derredor de usted al pasar por cada día de su vida prescindiendo de dónde viva.

      Por medio de esta señal visible, compuesta, más de un millón de personas en todas partes del globo terráqueo hoy en día reconocen que han podido ‘ver’ “la señal del Hijo del hombre” y reconocer su significado. Han presenciado la manera en que la evidencia se ha amontonado año tras año por más de medio siglo, evidencia que testifica del hecho de que en el año 1914 “la señal del Hijo del hombre” apareció en el cielo. Por lo tanto, son diferentes de los fariseos y saduceos del primer siglo a quienes Jesús dijo: “Saben interpretar la apariencia del cielo, pero las señales de los tiempos no las pueden interpretar.” (Mat. 16:3) Usted también puede ser ayudado a ver y leer el significado de las “señales de los tiempos” por medio de estudio personal de las profecías bíblicas y por medio de comparar éstas con los acontecimientos de nuestro día.

      Comprendiendo que Cristo Jesús ha recibido autoridad real y ha comenzado su gobierno y que el fin de los sistemas mundanos de gobierno se acerca más y más, los que obran en respuesta a la importancia de “la señal del Hijo del hombre” ahora se someten al gobierno del Reino de Cristo y ponen ese reino en primer lugar en su vida. (Mat. 6:33) Se regocijan por servir como testigos de Jehová Dios y atraen la atención a esta “señal” en una grandiosa campaña de publicidad que ha alcanzado a 197 países e islas del mar. Por medio de ellos le ha llegado a usted esta revista.

      Vendrá el día cuando “todo ojo” deba ver esta “señal,” como indica Revelación 1:7. Por desgracia para la mayoría, esto será en la ocasión descrita en 2 Tesalonicenses 1:7-9: “En la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza.” Las personas que ahora rehúsan abrir su mente y corazón a fin de ‘ver’ la “señal del Hijo del hombre,” o que insisten en dar una razón incorrecta por las evidencias que la señalan, serán obligadas a reconocer la presencia de Cristo Jesús como rey reinante cuando obre para destruir a tales personas en la guerra del Armagedón. Jesús dijo que, para tales personas de “todas las tribus de la tierra,” la señal no producirá gozo sino solo ‘lamento’ y un ‘golpearse en desconsuelo.’ Para ellas únicamente significará desastre.—Mat. 24:30; Rev. 1:7; 16:16.

      Por causa de su propia vida, deje que sus ojos de entendimiento se enfoquen sobre esta “señal” vital. Con la ayuda de la Palabra de Dios léala correctamente, y déjela que lo guíe a ‘obedecer las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús,’ el Hijo del hombre, y a ‘servirle aun a él.’ Entonces la “señal” significará vida para usted.

  • Tú, el que predicas: “No hurtes,” ¿hurtas?
    La Atalaya 1966 | 15 de junio
    • Tú, el que predicas: “No hurtes,” ¿hurtas?

      ¿Cuán eficaz cree usted que sería un sermón en cuanto a lo malo de hurtar si, en el mismísimo día siguiente, la iglesia aprobara el hurto de propiedad y bienes para venderlos de nuevo a sus dueños en un esfuerzo por obtener “contribuciones involuntarias”? Este es el método que ha ideado una iglesia católica de un suburbio de Managua, Nicaragua, para obligar a toda la gente de su vecindad, sin importar la religión que profesen, a contribuir a la iglesia durante la “Semana Santa.” Cualquier cosa en que puedan poner manos los “ladrones santos” se lleva a la iglesia y solo se puede conseguir de nuevo dando una contribución por ello. Esto, por supuesto, ha dado a muchos “ladrones que no son tan santos” la oportunidad de llevarse también pertenencias personales.

      No es raro que la Iglesia Católica no haya resultado ser una fuerza contra el latrocinio, pues, como dijo el apóstol Pablo: “El nombre de Dios es blasfemado entre las naciones a causa de ustedes.”—Rom. 2:21-24.

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