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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1979 | 1 de enero
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Preguntas de los lectores
● Jesús dijo que “de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas.” ¿Cuál generación es ésta, y cuánto dura?
Cuando los apóstoles de Jesús pidieron una “señal” acerca de su presencia y la conclusión del sistema de cosas, Jesús dio su famosa profecía acerca de guerras, hambre y terremotos que vendrían y la predicación de las buenas nuevas del Reino antes del fin. (Mat. 24, 25; Mar. 13; Luc. 21) También dijo: “En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas.”—Mat. 24:34.
Los testigos de Jehová, basándose en la Biblia y su cumplimiento en la historia, a menudo han señalado que la profecía de Cristo tendría dos aplicaciones: Primero, entre 33 E.C. y la destrucción de Jerusalén en 70 E.C.; segundo, un cumplimiento mayor en este “tiempo del fin” desde 1914 E.C.
Sin embargo, algunos comentadores de la Biblia no han comprendido el aspecto doble de esta profecía. Por eso, han sostenido que por el término “generación” Jesús quería decir una raza o pueblo, tal como el pueblo judío o la clase de seres humanos inicuos que ha existido a través de los siglos. Quizás hasta hagan referencia a 1 Pedro 2:9, que, en la Versión Autorizada, en inglés, llama a la congregación cristiana ungida “una generación escogida.” Sin embargo, los eruditos bíblicos reconocen ahora que la palabra griega que aparece en 1 Pedro 2:9 debe traducirse “raza” y difiere de la palabra que se vierte “generación” en Mateo 24:34.
Jesús no se estaba refiriendo a una raza de personas a través de los siglos ni solo a los cristianos. Ante todo, se refería a los que le escuchaban y a otros judíos de aquel tiempo. Una indicación de esto es el hecho de que algún tiempo antes en aquel día, cuando expresó condena de los líderes religiosos judíos, Jesús mencionó que ellos habían asesinado a los profetas y dijo: “Todas estas cosas vendrán sobre esta generación.” (Mat. 23:36) Estas palabras se realizaron en la generación contemporánea cuando, en 70 E.C., los judíos que estaban en Jerusalén afrontaron la destrucción ardiente de ésta. (Luc. 3:16, 17) Aquello marcó también la ‘conclusión del sistema de cosas judío’ en el primer cumplimiento de la profecía de Cristo.
Esto nos ayuda a entender el término “generación” en Mateo 24:34. Según el uso común en el español actual, el término “generación” pudiera usarse para (1) todas las personas que han nacido y que viven durante más o menos el mismo tiempo, o (2) el promedio de la duración de vida entre el nacimiento de los padres y el de sus hijos, que suele ser de 20 a 30 años. ¿Cuál quiso decir Jesús? Obviamente no el último significado, porque en su primera aplicación la “generación” se extendió desde 33 E.C. hasta 70 E.C., o por lo menos 37 años.
Además, es patente que por la palabra “generación” Jesús no quiso decir solamente los niños judíos que hubieran nacido en 33 E.C. Lucas relata que después que los fariseos le preguntaron cuándo venía el reino, Jesús dijo a sus discípulos: “[El Hijo del hombre] tiene que pasar por muchos sufrimientos y ser rechazado por esta generación.” (Luc. 17:20-25) Ese rechazamiento ciertamente no fue por niños recién nacidos. De manera semejante, el resultado de los desenvolvimientos muestra que entre la “generación” de la cual Jesús habló en Mateo 24:34 estaban los que le estaban escuchando y otros que podrían discernir el cumplimiento de sus palabras desde 33 E.C. en adelante hasta la destrucción de Jerusalén.
Así, pues, en lo que tiene que ver con la aplicación en nuestro tiempo, es lógico que la “generación” no aplicaría a infantes nacidos durante la I Guerra Mundial. Aplica a los seguidores de Cristo y otras personas que pudieron observar aquella guerra y las otras cosas que han ocurrido en cumplimiento de la “señal” compuesta de Jesús. Algunas de estas personas ‘de ningún modo pasarán hasta’ que todo lo que Cristo profetizó suceda, incluso el fin del sistema de cosas actual.
Jesús no animó a sus seguidores a tratar de calcular exactamente cuánto dura esta “generación.” (Sal. 90:10) En vez de tratar de calcular cuantos años más, como máximo, quizás haya hasta el fin, los cristianos deben recordar esta advertencia de Jesús: “Manténganse alerta... porque a una hora que no piensan que es, viene el Hijo del hombre.”—Mat. 24:42-44.
Tenemos amplia evidencia de que el capítulo 24 de Mateo se está cumpliendo ahora, durante “la conclusión del sistema de cosas.” Una prueba de eso es que en toda la Tierra se están predicando las buenas nuevas del reino mesiánico establecido, cosa que, según Jesús dijo, tiene que hacerse antes de que venga el fin. (Mat. 24:14) Por eso, en vez de dejarse atraer hacia especulaciones acerca de una fecha que no podemos conocer, que los cristianos verdaderos participen activamente en esa importante predicación, mientras esperan con confianza el cumplimiento de las palabras de Jesús acerca de “esta generación” en Mateo 24:34.
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¿Recuerda usted?La Atalaya 1979 | 1 de enero
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¿Recuerda usted?
¿Ha leído usted cuidadosamente los números recientes de La Atalaya? En tal caso, sin duda recordará los siguientes puntos:
● ¿Qué prueba hay de que el nombre divino (YHWH o YHVH), por lo común vertido Jehová, aparecía en las Escrituras Griegas Cristianas?
La principal línea de prueba viene de fragmentos de manuscritos de la Versión de los Setenta griega, la primera traducción griega de las Escrituras Hebreas. En los manuscritos más completos de esta traducción que datan del cuarto siglo E.C., el nombre divino está reemplazado por las palabras griegas para “Dios” y “Señor.” Sin embargo, en fragmentos más antiguos aparece el nombre divino, en letras hebreas. Puesto que el nombre divino se halla en ejemplares de la Versión de los Setenta que estaban disponibles en el primer siglo, lógicamente se entiende que los escritores bíblicos cristianos tienen que haber usado el nombre al citar pasajes de las Escrituras Hebreas en los cuales el nombre aparecía. A medida que con el tiempo el nombre divino desapareció de los ejemplares de la Versión de los Setenta, parece que también fue removido de las Escrituras Griegas Cristianas.—15/9 págs. 7-11.
● ¿A qué se debe que ciertos versículos que se hallan en versiones antiguas de la Biblia no estén en traducciones modernas?
Durante los siglos diecinueve y veinte se hallaron muchos manuscritos antiguos de la Biblia. Esto les ha permitido a los doctos y eruditos emprender un estudio cuidadoso en un esfuerzo por determinar las lecturas originales del texto bíblico. Estos estudios de eruditos sacaron a luz el hecho de que ciertas palabras y frases no aparezcan en los manuscritos más antiguos disponibles, lo cual indica que los copistas habían hecho añadiduras posteriormente. Por eso, cuando se prepararon textos maestros que incorporaron los hallazgos recientes, estas palabras y frases fueron omitidas del cuerpo principal de la obra. Debido a que muchas traducciones bíblicas modernas se basan en estos textos más exactos y refinados, no contienen versículos de los cuales se conoce que son añadiduras de copistas.—1/10 págs. 12-14.
● ¿Cuáles son algunas cosas que muestran que Eliab, el primogénito de Jesé, no era apropiado para el puesto de rey?
Sin evidencia sólida, Eliab imputó malos motivos a David. Mostró falta de fe en Jehová, pues no hizo nada en cuanto al desafío del filisteo Goliat. Eliab aparentemente se preocupaba más acerca de unas cuantas ovejas que en cuanto a que el nombre de Jehová fuera santificado.—15/10 pág. 31.
● Al estimular a los cristianos de Antioquía a “continuar en el Señor con propósito de corazón,” ¿qué estaba haciendo Bernabé?—Hech. 11:23.
Estaba dando a sus compañeros de creencia la admonición de permanecer adheridos al Señor Jesucristo con su corazón, con todo su afecto. Este había de ser todo su propósito en la vida.—1/11 pág. 6.
● En cumplimiento de Isaías 61:3, ¿cuándo y cómo recibieron por primera vez los discípulos de Jesucristo una “prenda de adorno para la cabeza,” “el aceite de alborozo” y “el manto de alabanza”?
Esto fue en el día del Pentecostés del año 33 E.C. Sus cabezas fueron coronadas entonces con la aprobación divina. Fue como si se les hubiera derramado aceite calmante en la cabeza y esto los hubiera refrescado hasta el punto de producir alborozo en ellos. Ya no tenían un espíritu desalentado, sino que las alabanzas de Jehová los identificaban como si estuvieran vestidos con un “manto de alabanza.”—15/11 pág. 20.
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