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¿Cómo junta dinero su religión?La Atalaya 1964 | 15 de febrero
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de Dios se halle en tan lamentable estrechez que sus siervos tengan que mendigar para mantenerla viva? ¿Tiene sentido el mendigar por Dios? ¿Es adecuado a las cosas el mendigar por Aquel a quien pertenecen el universo y “las bestias de mil montañas”? Los sacerdotes y levitas bajo la ley mosaica jamás tuvieron que mendigar. Cuando, en los días de Nehemías, los israelitas no proveyeron apropiadamente para la adoración del templo, los levitas se pusieron a trabajar en los campos para proveer para ellos mismos.—Sal. 50:10-12; Deu. 12:19; Heb. 13:10.
El mismo principio aplicó en los días de los apóstoles de Jesús. Cuando compañeros cristianos no sostuvieron al apóstol Pablo en su ministerio, él trabajó haciendo tiendas de campaña. Obró sobre el principio dictado por Jesús: “Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.” Pablo puso el ejemplo para los cristianos.—Hech. 18:3; 20:34, 35; 1 Cor. 11:1.
DIEZMAR
Quizás su iglesia sea una de las que juntan dinero por medio del diezmo. Algunas organizaciones religiosas más pequeñas, como los adventistas del séptimo día y los mormones, han practicado el diezmar por mucho tiempo, pero hoy existe una tendencia definida hacia su uso tanto en la Iglesia Católica Romana como en las iglesias protestantes. Especialmente celoso en este respecto es el semanario católico romano estadounidense Our Sunday Visitor. Dice el “padre” José Payne: “Este es el plan de Dios, no del hombre, que cada devengador de salario dé el 10 por ciento a Sus obras. . . . Si ponemos en tela de juicio la equidad del diezmar estamos poniendo en tela de juicio la sabiduría de Dios.” Se dice que toda familia debe diezmar los ingresos brutos, y esto sin importar cuán grande sea la familia y cuán pequeños sean los ingresos.
Pero, ¿es el diezmar el “plan de Dios”? No, dice el teólogo católico romano Gregorio Baum, profesor de teología en el Colegio de San Miguel, Toronto, Canadá. El afirmar que lo es, dice él, es peligroso, “porque no solo proclama enseñanza incorrecta sino que también falsifica la ciencia de los hombres y causa angustia y sublevación. La enseñanza divina confiada a Israel ha sido abolida. . . . Como cristianos estamos libres de la ley de Moisés. La circuncisión, el diezmar y otros mandamientos ya no son para nosotros. ¿Es el diezmar la ley de la iglesia? La respuesta es muy sencilla. No lo es.” Sin embargo, el Concilio de Trento del siglo dieciséis, un concilio católico, fue hasta el grado de ordenar el diezmo bajo castigo de excomunión.
Quizás Gregorio Baum esté equivocado en cuanto a la enseñanza católica romana sobre el tema del diezmar, pero no está equivocado en cuanto a lo que la Biblia enseña en cuanto a ello. Cuando Jesucristo abolió mediante su muerte “la Ley de mandamientos que consistía en decretos,” también abolió el diezmar.—Efe. 2:14, 15; Rom. 6:14.
Si el diezmar fuera para los cristianos habría alguna indicación en ese sentido en las Escrituras Griegas Cristianas, pero buscamos en vano tal indicación. Aunque el diezmar se menciona unas cuarenta veces en la Biblia, solo hay tres referencias separadas y distintas a ello en el llamado Nuevo Testamento.
La primera de éstas es cuando Jesús dice: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! porque dan el décimo [o diezmo] . . . pero han desatendido los asuntos de más peso de la Ley, a saber, la justicia y la misericordia y la fidelidad.” Otra referencia se halla en las palabras del fariseo pagado de su propia rectitud de la parábola de Jesús: “Ayuno dos veces a la semana, doy el décimo [o diezmo] de todas las cosas que adquiero.” No obstante, una tercera referencia se halla en una consideración del tema en el libro de Hebreos, donde se menciona el diezmar para mostrar la superioridad del sacerdocio de Jesús, pero no para mostrar que el diezmar es para los cristianos.—Mat. 23:23; Luc. 11:42; 18:12; Heb. 7:4-9.
El solo razonar sobre el tema excluye el diezmar como medio de sostener las actividades cristianas. El servicio cristiano es asunto de amor, y el amor no se rinde sobre una base de porcentaje. El hombre que verdaderamente ama a su esposa no necesita ningún reglamento tal a fin de suministrarle lo que necesita, ni se limitaría a cierto porcentaje si pudiera dar más cuando se necesitara. Y una esposa que verdaderamente ama a su esposo no esperaría cierto porcentaje del salario de él para ella misma sin importar si él pudiera proveerlo o no. Dios es más razonable que la mejor ama de casa.
Además, el diezmar no siempre es un arreglo enteramente equitativo. Debido a las condiciones económicas desiguales de la actualidad, el diezmo para un hombre quizás ascienda a una simple friolera, una bagatela, por decirlo así, mientras que para otro quizás represente una carga que causa vértigos. Por eso, por una parte, el diezmo no necesariamente indicaría altruismo y, por otra parte, obraría una verdadera penalidad, una carga opresiva.
No sorprende, por lo tanto, que el diezmar no fuera parte de la enseñanza cristiana primitiva. En tiempos más primitivos se requería en la ley de Dios para los israelitas, pero era un arreglo enteramente justo. En primer lugar, cada israelita había recibido una porción justa de tierra y, si ésta se perdía, se hacía provisión para restauración en el año de jubileo. Además, el diezmo se daba principalmente al levita, que no había recibido herencia en la tierra. Pero aquellas condiciones no reinaban en la congregación cristiana. Por esta razón tampoco hallamos algún arreglo de diezmar en los días post-apostólicos de la iglesia cristiana. Dice la Encyclopedia of Religion and Ethics: “No se recurrió al sistema de diezmos por varios siglos . . . Hasta el cuarto siglo poco se sabe de ello . . . Epifanio dice que el diezmo no es más obligatorio que la circuncisión.” (Tomo 12, pág. 348) Sin embargo, con la apostasía de la fe verdadera, como se predijo por el apóstol Pablo, la iglesia cristiana también se extravió en cuanto a los medios que habían de usarse para juntar dinero para cuidar del gasto en que se incurría al predicar las buenas nuevas. No obstante, no fue sino hasta el siglo sexto que ciertos concilios eclesiásticos hicieron obligatorio el diezmo, y solo hacia el fin del siglo octavo Carlomagno hizo del diezmo un asunto de ley para el Santo Imperio Romano.
Sin embargo, aun en tiempos antiguos el dispositivo sencillo de tener una caja o cofre de contribuciones resultó muy eficaz. Esto se hizo en los días del rey Joás y el sumo sacerdote Joiada. Estos cofres también fueron prácticos en el día de Jesús, y un método semejante existe en los Salones del Reino de los testigos de Jehová hoy día. Una caja o dos de contribuciones se colocan en la parte de atrás del salón donde cada uno puede ir y contribuir lo que desee sin sentir ninguna obligación ni compulsión.—2 Rey. 12:9, 10; Luc. 21:1.
Donde está el espíritu cristiano verdadero, no hay necesidad de nada más; las actividades para juntar fondos consideradas aquí no se emplean. Lo que se requiere es enseñar más a la gente en cuanto a los propios atributos de Dios, su sabiduría, amor, justicia y poder, la verdad acerca de sus propósitos en cuanto a la vindicación de su nombre y el establecimiento de una Tierra paradisíaca. No han de pasarse por alto los ejemplos bíblicos del dar altruista desplegados por el Hijo de Dios y también por hombres, que aunque imperfectos, temían a Dios. Esta enseñanza efectuará una reacción espontánea de los que sean enseñados así. Entonces, como lo expresó el apóstol Pablo, “si primero está allí la prontitud, es especialmente acepto según lo que tiene la persona, no según lo que no tiene.”—2 Cor. 8:12.
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Bíblicamente exactoLa Atalaya 1964 | 15 de febrero
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Bíblicamente exacto
● Un Nuevo diccionario de pronunciación de las lenguas inglesa y española, compilado por Mariano Velázquez de la Cadena, en la edición de 1902 y en la revisada de 1962, da como una de las definiciones en español de la palabra inglesa “remnant” (resto) lo siguiente: “Los verdaderos siervos de Jehová.”
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