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  • ¿Cuándo cesarán estas crueldades?
    ¡Despertad! 1976 | 8 de mayo
    • por alto por Jehová Dios a quien sirven estos Testigos cristianos. Claro está que él les ha concedido “poder que es más allá de lo normal” y ellos han podido aguantar y perseverar. Ante el mundo en general, están estableciendo un registro notable de integridad y fidelidad.—2 Cor. 4:7-9.

      La luz de la verdad tiene concentrados sus rayos en Malawi. Los actos de brutalidad contra los testigos cristianos de Jehová de ese país que son amadores de paz, observantes de la ley y moralmente rectos no están cubiertos de tinieblas y ocultos de la vista pública. Han recibido publicidad por toda la Tierra. ¿Qué harán los funcionarios públicos de Malawi para poner fin a las crueldades? Los que aman la libertad y la justicia están esperando para ver.

  • Los “witkars” de Amsterdam... nacidos de la necesidad
    ¡Despertad! 1976 | 8 de mayo
    • Los “witkars” de Amsterdam... nacidos de la necesidad

      Por el corresponsal de “¡Despertad!” en los Países Bajos

      ERA el primer día de la primavera de 1974 y, como siempre, la primavera trajo nuevas vistas y sonidos. Pero pocos residentes de la colorida Amsterdam estaban preparados para algo tan insólito. Se aguzó el ingenio y humor holandés a su punto más afilado tratando de describir lo que apareció ese día: “Un canapé para dos móvil,” “Un sombrero de copa con ruedas,” “Una campana de quesera viajante.”

      Bueno, ¿precisamente qué estaban contemplando?

      ¡Un witkar!

      Una mirada al raro vehículo propulsado por batería y fácilmente se entiende la sorpresa de todos. Este cochecito —con su cómodo asiento interior para dos, su chasis redondo, parado, según parece, demasiado alto sobre sus ruedas pequeñas, y con vidrio todo alrededor— ciertamente que encajaba en el cuadro de los bromistas habitantes de Amsterdam. ¿De dónde vino una idea tan extraordinaria?

      Nació principalmente de la necesidad. Sucede que el atractivo distrito de comercio de Amsterdam es desfigurado diariamente por 35.000 coches estacionados en todo rincón y espacio disponible. Esto, junto con la conducción arriesgada en las estrechas calles y el ruido y la contaminación, fastidia a los peatones. Sin embargo, solo 1.500 coches de los 35.000 realmente están en uso al mismo tiempo. Este hecho engendró la idea de un sistema de tránsito destinado a mantener ocupados a más vehículos y no que simplemente estén estacionados sin usarse.

      En 1966 jóvenes radicales de Amsterdam se organizaron en un grupo que llamaron los Provos. Su objetivo no era la violencia, sino la provocación contra situaciones que irritaban al público. Una de esas condiciones era la congestión del tránsito y la contaminación en el distrito de comercio. El volumen de automóviles del país ha crecido de 100.000 en 1949 a 2.500.000 en la actualidad. Esto es mucha carga para un país que mide menos de 39.000 kilómetros cuadrados. Los Provos presentaron algunos planes no ortodoxos y muy radicales para resolver este difícil problema de tránsito.

      Primeramente Luud Schimmelpennink, una de las principales figuras de la organización, propuso el uso especial de bicicletas en el distrito de comercio; pero a Amsterdam no le agradó esa sugerencia. Entonces se le ocurrió la idea del witkar que habría de emplearse exclusivamente para viajar en el distrito de comercio. En 1967 Schimmelpennink discutió los witkars con un grupo de personas interesadas. La mayoría de los concurrentes, muchos de los cuales eran ciudadanos prominentes, dijeron que ellos nunca irían en semejante artefacto. Pero estaban dispuestos a contribuir dinero para que Schimmelpennink construyera un modelo de guía del coche. En 1968 estuvo listo el modelo.

      Con este modelo, Schimmelpennink entonces procedió a desarrollar en detalle el plan witkar. Primero, aceleraría la velocidad a treinta kilómetros por hora. Al estar completo, el plan witkar incluiría 105 estaciones distribuidas equitativamente por todo el distrito de comercio y un total de aproximadamente 1.200 witkars. Esto querría decir que ninguna estación distaría más de 457 metros de otra.

      El principio sería que los witkars viajarían solamente entre las estaciones que uno escogiera, y en estas estaciones habría espacio para estacionar los coches y servicios de mantenimiento, incluso recarga de baterías. El uso del witkar estaría limitado a los miembros de una fundación establecida para administrar el proyecto. Uno paga diez dólares para hacerse miembro y otros diez para comprar una llave que es necesaria para conducir el coche.

      Un socio que está en el distrito de comercio primero tiene que determinar qué estación está más cercana a él. Al llegar a la estación, donde se encuentra disponible un coche, introduce su llave en una ranura en el tablero de selección. Cada estación podrá albergar siete o más witkars. El tablero de selección de cada estación está conectado por cable a una computadora en la sala de control principal. La computadora registra el número de la llave, que corresponde con el número de la cuenta en el Banco Municipal de Liquidación. Cuando el viajante marca el número de la estación que desea, la computadora se asegura de que esté disponible el espacio de estacionamiento en dicha estación, y si no lo está, selecciona otra estación cercana a la que prefirió originalmente el viajante.

      Al llegar al otro extremo de su viaje, el conductor estaciona el witkar detrás del último coche en la fila de los witkars. Un dispositivo colocado en el techo del coche conecta automáticamente con un enrejado para recargar la batería. En minutos la energía que se usó es reemplazada.

      Desde el momento de la primera aparición del witkar en Amsterdam en 1968, empezaron las negociaciones con los funcionarios de la ciudad. No estaban del todo a favor del plan los funcionarios; los miembros de la policía eran los más escépticos, pues sostenían que el vehículo de treinta kilómetros por hora obstacularizaría el tránsito más rápido. Sin embargo, los promotores del witkar presentaron registros gráficos que mostraron que como promedio la velocidad del movimiento del tránsito en el distrito de comercio era menos de treinta kilómetros por hora.

      Cientos de personas se hicieron socios pagadores de la fundación, incluso concejales. Grandes compañías se comprometieron a ayudar. Finalmente, la ciudad concedió la autorización para tener una sola estación experimental con tres witkars. El 21 de marzo de 1974 fue el gran día; empezó el experimento. Duró tres meses.

      Este período de tres meses les fue valioso a los iniciadores del proyecto. Muchas personas, incluso ciudadanos prominentes, emprendieron cortos viajes de ida y vuelta en el witkar, lo cual sirvió para dar publicidad al proyecto. Al final del período experimental, dos witkars corrieron un maratón de 24 horas. Recorrieron 444 kilómetros y usaron menos de cinco dólares de electricidad. Un auto hubiera quemado 68 litros de gasolina para recorrer esa distancia en la ciudad.

      En contraste con los automóviles propulsados a gasolina el witkar reduce la contaminación por ruido a un mínimum. Sin embargo, el witkar no funciona completamente sin causar contaminación. La cantidad de aceite combustible que se necesitó para producir la corriente eléctrica para el maratón de 444 kilómetros del witkar fue (en volumen) alrededor de la mitad de la gasolina necesaria para un coche común. En suma, parece que los witkars causan menos contaminación que los automóviles.

      El experimento impresionó tanto a las autoridades que la ciudad de Amsterdam concedió la autorización para otras dos estaciones que habrían de completarse en el mes de octubre y otras dos en diciembre, haciendo un total de cinco. Se informó que el Ministerio de la Sanidad e Higiene Ambiental concedió un subsidio de 130.000 dólares, y otras donaciones grandes fueron recibidas de fuentes privadas. Así, la financiación de la primera fase del proyecto, cinco estaciones y treinta y cinco witkars, quedó completa.

      El insólito proyecto de Amsterdam para combatir la congestión automovilística y la contaminación que ésta causa ya está en funcionamiento.

  • Acción y reacción en China
    ¡Despertad! 1976 | 8 de mayo
    • Acción y reacción en China

      CUÁNTAS veces sucede en los asuntos humanos que las acciones de uno pueden provocar reacciones inesperadas más tarde. Es evidente que eso es lo que ha sucedido en relación con los misioneros de la cristiandad en China. A pesar del claro mensaje bíblico en contra de ello, los misioneros de las iglesias en el pasado se entremetieron en la política. Y, como un medio de ganar conversos, pusieron énfasis en las cosas materiales. En su libro Asia in the European Age 1498-1955, Michael Edwardes dice:

      “Napoleón, a principios del siglo diecinueve, había declarado que ‘las misiones religiosas me podrán ser muy útiles en Asia, África y América, y haré que exploren todos los países que visitan. La santidad de su vestimenta no solo los protegerá sino que servirá para disimular sus averiguaciones políticas y comerciales.’ Ningún otro estadista occidental de hecho habló con tal franqueza, pero de todos modos llegó a ser su norma. . . . Como ‘personas protegidas,’ los misioneros frecuentemente se envolvieron en la política local. Algunos chinos descubrieron que era ventajoso convertirse en cristianos para poder pedir la protección de una potencia extranjera en contra de su propio gobierno. A los misioneros se les consideraba como una quinta columna, una avanzada de Occidente y de su sometimiento de toda la China.

      “Los resultados de los esfuerzos misionales cristianos en China fueron comparativamente pequeños. A los que se convirtieron, frecuentemente los misioneros les aseguraban las ventajas mundanas de ser conocidos como cristianos, bajo la protección del misionero y de las armas de los que lo protegían a él, más bien que los dones espirituales de la enseñanza de Cristo. . . . Además, la diferencia fundamental entre el mensaje pacífico de Cristo y las acciones agresivas de las potencias ‘cristianas’ les era obvia a todos.”

      ¿Cuál ha sido la reacción histórica a estas actividades y actitudes no bíblicas de los misioneros de las iglesias? Un bautista norteamericano que recientemente viajó un mes por la China comunista informó lo siguiente en una revista religiosa: “Les pregunté a camaradas responsables qué es lo que el presidente Mao propugnaba que no propugnara Jesucristo. Se me dijo que no había comparación entre Mao y Cristo. . . . Me dijeron que desde el programa de la reforma agraria y la redistribución de las riquezas los campesinos pensaban que Mao les había dado en esta vida lo que Dios prometía para la otra. . . . La palabra ‘misionero’ es una palabra desagradable en China. La gente considera que la obra misional y el imperialismo son la misma cosa. Los chinos no son los únicos que lo hacen; durante mi visita a 12 estados africanos antes de ir a la China hallé que los africanos eran muy antimisioneros.”

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