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¿Está usted dispuesto a sufrir penalidad?La Atalaya 1975 | 15 de octubre
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la pérdida de todas las cosas y las considero como un montón de basura, a fin de ganar a Cristo.”—Fili. 3:8; Luc. 14:26.
Cristianos verdaderos de Alemania durante el régimen de Hitler y, en tiempos más cercanos, cristianos de Malawi, demostraron esta excelente actitud; lo sacrificaron todo para mantenerse leales a Dios.
DESARROLLANDO LA CUALIDAD
La obediencia a Dios es la clave en el desarrollo del aguante. ¿Con cuánta prontitud obedece usted las cosas que manda la Palabra de Dios? Al llevar usted a cabo la voluntad de Dios, hay obstáculos que está venciendo casi todos los días. No obstante, ¿obedece anuentemente? Esto puede serle de gran ayuda al enfrentarse a situaciones que requieran más que el aguante usual. Santiago, el medio hermano de Jesús, aconsejó:
“Considérenlo todo gozo, mis hermanos, cuando se encuentren en diversas pruebas, puesto que ustedes saben que esta cualidad probada [o prueba] de su fe obra aguante. Pero que el aguante tenga completa su obra, para que ustedes sean completos y sanos en todo respecto, sin tener deficiencia en nada.”—Sant. 1:2-4; Kingdom Interlinear Translation.
Por lo tanto, si usted ha comenzado a seguir el derrotero de obedecer a Dios, ciertamente querrá evitar el ceder ante cualquier prueba ahora, sin importar lo pequeña que sea. Las tentaciones que se deben a los deseos de la carne pueden producir gran presión en los cristianos, tanto desde dentro de ellos mismos como desde la “atmósfera” y malas asociaciones que hay en este mundo. La inmoralidad sexual, el beber en exceso y el uso de drogas, incluso el tabaco, se hallan entre estas cosas. La persecución también puede traer fuerte presión para que se peque por medio de transigir y violar la integridad. El apóstol Pedro expresó la actitud y resolución que el cristiano debe tener cuando escribió:
“Por lo tanto, puesto que Cristo sufrió en la carne, ustedes también ármense con la misma disposición mental; porque la persona que ha sufrido en la carne ha desistido de los pecados, con el fin de vivir el resto de su tiempo en la carne, ya no para los deseos de los hombres, sino para la voluntad de Dios.”—1 Ped. 4:1, 2.
Por eso, si usted ha aceptado el modo de vivir cristiano, que usted sabe que incluye sufrir por causa de la verdad, y quizás ya haya sufrido a cierto grado por causa de la justicia, este tiempo no es tiempo para volverse atrás.—Luc. 9:62.
EXAMINÁNDOSE
Para examinarse usted mismo en cuanto a si está desarrollando aguante o no, considere lo que está haciendo en la actualidad. ¿Está manteniéndose fiel ahora? ¿Está estudiando con regularidad la Palabra de Dios ahora? ¿Obtiene, no simplemente la “leche” de la palabra, las doctrinas primarias, sino también “conocimiento exacto y pleno discernimiento; para que se aseguren de las cosas más importantes”?—Fili. 1:9, 10; Efe. 5:16.
Actualmente, ¿está haciendo un esfuerzo especial para ayudar a otros, o titubea ante el sufrir incomodidades? (Gál. 6:10) El que está dispuesto a sufrir alguna dificultad a favor de otros en los intereses del cristianismo verdadero está desarrollando la cualidad de aguante.—Sant. 1:27.
Otro factor esencial recibe énfasis por medio de esta pregunta: ¿Reconoce usted que el buen éxito que tenga al aguantar pruebas no se debe a ningún bien en usted mismo, sino a la fuerza que Dios suministra? (1 Ped. 4:11) ¿Acude confiadamente a Dios por sabiduría y habilidad, y reconoce que todo lo que tiene proviene de él?—Fili. 4:13; Sant. 1:5.
LO QUE HAY QUE EVITAR
En nuestra obediencia a Dios, y en las cosas que hemos aguantado, no debemos aflojar el paso, creyendo que hemos alcanzado nuestra meta. Tampoco debemos desarrollar un espíritu jactancioso, creyendo que, habiendo aguantado alguna prueba, somos “héroes,” con derecho a consideración especial, o que hayamos adelantado más hacia la meta que nuestros hermanos. Es ‘el que persevere hasta el fin el que será salvo.’ (Mat. 24:13) Para evitar una actitud incorrecta, recuerde que algunos de los que habían aguantado años de sufrimiento en los campos de concentración nazis más tarde fueron presa del materialismo o la inmoralidad. Solo hay una razón para jactarse, y ésa es en conocer a Jehová.—Jer. 9:23, 24.
Algunos se preocupan en cuanto al maltrato físico específico que quizás tengan que aguantar. Esto es imprudente. No sabemos qué penalidades hayamos de experimentar individualmente. No todos se enfrentaran a las mismas pruebas. Lo importante es confiar en Jehová. “Dios es fiel, y no dejará que sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que junto con la tentación él también dispondrá la salida para que puedan aguantarla.”—1 Cor. 10:13.
Jehová quiere que su pueblo sea feliz. No se complace en ver a su pueblo sufriendo. Pero sí hace felices hasta a los que aguantan penalidad porque tienen ahora la oportunidad de producir un registro eterno de integridad al Soberano Universal Jehová Dios.—Mat. 5:11, 12.
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Regocijándome en “la excelente pelea” de la feLa Atalaya 1975 | 15 de octubre
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Regocijándome en “la excelente pelea” de la fe
Según lo relató Väinö Pallari
CRECÍ en Finlandia, un país que es 92 por ciento luterano. Cuando llegué a ser testigo cristiano de Jehová en 1930, mi empleo como maestro de escuela quedó bajo amenaza.
Esto se debió a que a los Estudiantes de la Biblia, como se les conocía entonces, se les consideraba comunistas y se les decía que los enviarían a Rusia. La junta de enseñanza me amenazó con hacerme esto si no dejaba voluntariamente el distrito escolar.
Pero rehusé dejar mi trabajo. Entonces la junta de enseñanza trató de hacer que yo prometiera que no iría de casa en casa para predicar una “nueva doctrina” que la comunidad no podía tolerar. Por supuesto, yo no pude prometer tal cosa; de hecho, mi meta era dedicar algún día todo mi tiempo a predicar las buenas nuevas del reino de Dios.
Entonces, la junta de enseñanza evidentemente influyó en los padres de mis alumnos. Trataron de hacer que los alumnos se declararan en huelga. Pero ni siquiera uno dejó de venir a la escuela.
Finalmente, frustrada en sus esfuerzos por removerme, la junta de enseñanza simplemente abolió la posición que yo ocupaba. Sin embargo, el resultado de aquel procedimiento fue que yo tendría derecho a ingresos considerables. No puse ninguna objeción, ya que la ayuda financiera sencillamente me ayudaría a emprender la obra de predicación de tiempo cabal... mi meta final. La oportunidad que había esperado se presentó, y la aproveché, regocijándome de que al fin pudiera dedicar todas mis energías a “la excelente pelea” de la fe, como lo hizo el apóstol Pablo.—2 Tim. 4:7.
También, para aquel tiempo recibí una carta de la Sociedad Watch Tower en la que se me pedía que ayudara a organizar la obra de predicar de casa en casa. Este tiempo fue muy dichoso para mí. Estaba en la obra de predicar con mis hermanos cristianos diariamente y celebraba reuniones por la noche... sin embargo, no parecía que esto cansara demasiado.
LOS AÑOS BÉLICOS
En 1939 las nubes amenazantes de la guerra se juntaban en el horizonte. En Finlandia la gente se hallaba en un estado de ánimo muy inquieto. Como los testigos cristianos de Jehová eran neutrales en los asuntos políticos, se les miraba con disfavor y ya no podían trabajar libremente. El primer caso jurídico contra los Testigos
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