tal como el Diablo y sus ángeles demoníacos lo serán con el tiempo. Después de la “grande tribulación” al Diablo y sus ángeles se les arroja en el “abismo.” Pero después del fin del reinado de mil años de Cristo se les soltará por un poco de tiempo para someter a una prueba a la humanidad restaurada, y después de eso se les destruirá para siempre.

19. ¿Cómo será recompensada la clase justa de las “ovejas,” según lo indica Revelación 7:14?

¹⁹ En cuanto a los “justos” semejantes a ovejas que hacen bien a los “hermanos” espirituales de Cristo hasta el momento en que estalla la “grande tribulación,” el Rey reinante Jesucristo expresará entonces que los aprueba. (Mateo 25:34) Como un Pastor amoroso a sus “ovejas,” los protegerá durante la “grande tribulación” para que entren en el período de mil años de su reinado bendito. Como se dijo de la “grande muchedumbre” en Revelación 7:14, se dirá de estos sobrevivientes semejantes a ovejas de la “grande tribulación”: “Estos son los que salen de la grande tribulación.”

20. ¿Inmediatamente después de qué acontecimiento comienza el reinado milenario de Cristo? Y, en el caso de las “ovejas” sobrevivientes, esto señala el comienzo de ¿qué?

²⁰ Inmediatamente después de la “grande tribulación,” al “Diablo y sus ángeles” se les ata como con cadenas y se les arroja en el “abismo” del aprisionamiento. Entonces comienza el glorioso reinado milenario del Pastor Rey, Jesucristo. Los sobrevivientes “justos” semejantes a ovejas llegarán a ser los súbditos terrestres obedientes del reino milenario de Cristo. Ahora comenzarán a experimentar física y mentalmente los poderes de restauración del reino de Cristo, y esto señalará para ellos el comienzo en el camino a la vida humana perfecta para siempre.

21. ¿Para estímulo especial de quiénes ahora se incluyó esta parábola en su profecía acerca de la “señal,” y qué expectativa pone ante ellos?

²¹ Para estímulo particular de la clase de las ovejas ‘justas’ el Señor Jesucristo incluyó esta parábola en su profecía sobre la “señal” de su presencia y de la conclusión del sistema de cosas. ¡Qué expectativa inspiradora de gozo pone ante estos que hoy hacen bien a los “hermanos” espirituales de Cristo esta parábola! El que continúen firmemente haciendo bien de este modo les preparará el camino para oír estas palabras de bienvenida del Rey: “Vengan, ustedes que han sido bendecidos por mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo.”—Mateo 25:34.

Capítulo 16

Pronto estará completa la “señal” predicha

1. ¿Por qué podemos sentirnos agradecidos de que los apóstoles de Jesús le hicieran la pregunta que contiene Mateo 24:3?

NOSOTROS hoy podemos sentirnos agradecidos de que los apóstoles de Jesucristo le hicieran la pregunta: “Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas, y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?” (Mateo 24:3) La pregunta de ellos lo llevó a dar una profecía larga y detallada cuya exactitud nos deja pasmados de asombro cuando la vemos en curso de cumplimiento en este importante siglo veinte. Esto nos ayuda a determinar con certeza dónde estamos en el desenvolvimiento del propósito de Dios para con la humanidad sufriente. Nos fortalece en nuestra creencia de que estamos de hecho viviendo durante la “presencia” invisible de Cristo en el espíritu y en la “conclusión del sistema de cosas,” puesto que sí vemos “la señal” que él predijo.

2. ¿Dónde se describe la “señal” con todos sus rasgos, y qué parte del relato consideraremos ahora?

² La “señal” con todos sus detalles se va acercando a su etapa de completa claridad sin que haya lugar para que los observadores que están vigilando se equivoquen. La “señal” tiene muchos rasgos, según se da en el relato de los capítulos veinticuatro y veinticinco de Mateo, el capítulo trece del relato de Marcos 13 y el capítulo veintiuno del relato de Lucas 21, y la manifestación plena de todos los rasgos de la “señal” ha tomado casi el tiempo de vida de una generación de la humanidad. En capítulos anteriores hemos considerado los rasgos de la señal que se describen en el capítulo veinticinco del relato de Mateo 25. Ahora