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  • ‘Alcen la cabeza’
    La Atalaya 1979 | 15 de diciembre
    • fueron creados con esa aptitud o capacidad. Más bien, Dios los creó para que dependieran de él y Sus leyes. (Gén. 2:16, 17) Los creó de tal modo que verdaderamente necesitaban la dirección de él. El que se apartaran de los arreglos de Dios solo podía resultar en daño, como se ha demostrado a través de los siglos. Es como si una persona pasara por alto las reglas de la salud mental y esperara tener salud mental, o pasara por alto su necesidad de alimento nutritivo y esperara buena salud, o pasara por alto la ley de la gravedad y saltara de un edificio alto sin esperar lastimarse, o constantemente pasara por alto las leyes del tránsito y esperara que nunca se le hubiera de castigar.

      De modo que se ha probado claramente que lo que la Palabra de Dios dice es la verdad, a saber: “Al hombre terrestre no le pertenece su camino. No le pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso. Corrígeme, oh Jehová.” (Jer. 10:23, 24) El que la humanidad pase por alto a Dios y sus caminos da precisamente el resultado que la Biblia dice: “Cree uno que su camino es recto, y va a parar a la muerte.”—Pro. 14:12, Nueva Biblia Española.

      El registro de lo que los hombres y las naciones han hecho a través de los siglos indica claramente que no merecen gobernar esta hermosa Tierra. Como dijo un presidente del Tribunal Supremo de California: “Si nuestra estancia aquí dependiera de un arreglo mensual, hace mucho que se nos hubiese desahuciado.”

      Aunque no se ha efectuado sobre una base “mensual,” de ninguna manera es permanente la gobernación de esta Tierra por la humanidad en condición de independencia respecto a Dios. Es solo temporal, por un período limitado. Y la profecía bíblica muestra que este tiempo limitado se aproxima a su fin. Ya que se ha demostrado ampliamente lo relativo a las varias cuestiones relacionadas con la gobernación humana, se acerca el tiempo en que Dios destruirá este sistema no satisfactorio. Después que lo elimine, introducirá un nuevo orden de su propia hechura, un orden que traerá a esta Tierra paz verdadera y permanente, con seguridad real y felicidad genuina.

      LA DESTRUCCIÓN DE ESTE SISTEMA

      La destrucción de este sistema se describe en el libro de la Revelación (el Apocalipsis) con el siguiente lenguaje simbólico: “Vi también a un ángel que estaba de pie en el sol, y clamó con voz fuerte y dijo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: ‘Vengan acá, sean juntadas a la gran cena de Dios, para que coman las carnes de reyes y las carnes de comandantes militares y las carnes de hombres fuertes y las carnes de caballos y de los que van sentados sobre ellos, y las carnes de todos, de libres así como de esclavos y de pequeños y grandes.’”—Rev. 19:17, 18.

      Eso será la culminación de lo que Jesús llamó la “grande tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder.” (Mat. 24:21) De modo que el régimen celestial de Dios mediante Jesucristo “triturará y pondrá fin a todos estos reinos [que actualmente existen]” y proveerá, sobre toda la Tierra, un gobierno “que nunca será reducido a ruinas.”—Dan. 2:44.

      LOS SOBREVIVIENTES

      Habrá sobrevivientes de la venidera catástrofe mundial, tal como los hubo cuando el diluvio global del día de Noé destruyó al mundo corrupto de aquel tiempo. (2 Ped. 2:5) La Palabra de Dios dice: “Diríjanse al SEÑOR, todos ustedes los humildes de la tierra, que obedecen sus mandatos. Hagan lo correcto, y humíllense delante del SEÑOR. Tal vez escapen del castigo en el día en que el SEÑOR muestre su ira.” “Tiene que ocurrir que todo el que invoque el nombre de Jehová escapará salvo.”—Sof. 2:3, Today’s English Version; Joel 2:32.

      También el último libro de la Biblia nos asegura que habrá sobrevivientes. Se refiere a ellos como “una grande muchedumbre” que “salen de la grande tribulación.” ¿Por qué se les salva? Porque, como dice la profecía, están “rindiendo [a Dios] servicio sagrado día y noche.”—Rev. 7:9, 14, 15.

      Ahora mismo se está realizando el recogimiento de estos posibles sobrevivientes de entre todas las naciones. Por todo el mundo se está juntando a los indlviduos que quieren aprender acerca de los propósitos de Dios y que desean hacer Su voluntad, y se les está introduciendo en una sociedad internacional de personas que servirá de cimientos para la venidera “nueva tierra” de Dios. (2 Ped. 3:13) A diferencia de las naciones de este mundo, estas personas ya han aprendido a “batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas.” Al hacerlo, aun ahora han cumplido la profecía que dice: “No alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.”—Isa. 2:2-4.

      Se ve, pues, que mientras las naciones en independencia de Dios se hunden en cada vez mayor angustia, el propósito de Dios de juntar un pueblo que habrá de heredar la región terrestre que estará bajo el reino de Dios progresa majestuosamente. (Mat. 25:34) Debido a lo que estas personas están aprendiendo respecto al pronto fin de este sistema inicuo y el justo nuevo sistema tan cercano, ya no ven el futuro con desesperanza. Más bien, ‘alzan la cabeza, porque su liberación se acerca.’ (Luc. 21:28) Tienen mucha confianza en el futuro porque saben con toda seguridad que, como dice la Biblia: “El hombre medita muchos planes, pero se cumple el designio de Dios.”—Pro. 19:21, Nueva Biblia Española.

  • ‘Los que dejan a Jehová perecerán’
    La Atalaya 1979 | 15 de diciembre
    • ‘Los que dejan a Jehová perecerán’

      Durante el tiempo del profeta Isaías, muchos de los habitantes de Jerusalén y de la tierra de Judá eran infieles a Jehová, el Dios de ellos. Estaban empapados en las prácticas idolátricas. Por lo tanto, fue contra ellos contra quienes Jehová dirigió estas palabras por medio de Isaías: “Los que dejan a Jehová se desharán. Porque ellos se avergonzarán de los poderosos árboles que ustedes desearon, y ustedes quedarán corridos a causa de los jardines que ustedes han escogido.”—Isa. 1:28, 29.

      La gente ofrecía sacrificios y quemaba incienso a deidades falsas en los jardines o en arboledas sagrados. (Isa. 65:3; 66:17) “Los poderosos árboles” también desempeñaban un papel en aquella idolatría. Cuando llegara el tiempo para la ejecución de los juicios de Jehová, los árboles y jardines sagrados resultarían ser causa de vergüenza para los idólatras. Las deidades a las cuales habían servido no podrían resguardarlos o protegerlos del día de la ira.

      La profecía de Isaías continúa así: “Porque ustedes llegarán a ser como un árbol grande cuyo follaje está marchitándose, y como un jardín que no tiene agua.” (Isa. 1:30) Al transferir así la figura del “árbol grande” y del “jardín” a los idólatras, la profecía mostró que la gente infiel se ‘marchitaría’ por el calor de la cólera de Dios, y se secaría como un jardín en la temporada de sequía. “Y,” pasa a decir el profeta, “el hombre vigoroso [el idólatra] ciertamente llegará a ser estopa [como las partes combustibles sueltas y bastas de la fibra de lino], y el producto de su actividad [el ídolo] una chispa; y ambos [el idólatra y el ídolo] ciertamente se harán llamas al mismo tiempo, sin que haya quien extinga.” (Isa. 1:31) ¡Qué vigorosa advertencia contra la idolatría! Indiscutiblemente, ‘los que dejan a Jehová perecerán.’

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