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¿Entiende usted la Biblia?La Atalaya 1957 | 1 de diciembre
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cuidadosamente con las Escrituras. De modo que coloque una base de la clase correcta para el entendimiento mediante el seguir el consejo bíblico: “Prueben para ustedes mismos la buena y la aceptable y la completa voluntad de Dios.”—1 Tes. 5:21; Hech. 17:11; Rom. 12:2.
AYUDAS PARA EL ENTENDIMIENTO
Ahora que los obstáculos han sido quitados y se ha colocado una buena base para el entendimiento, sigue algo más: Consiga ayudas para el entendimiento que sean de la clase correcta.
Una ayuda excelente para el entendimiento es una traducción de la Biblia en idioma moderno. ¡Cuánto más claras son éstas que la Versión de Valera de 1602! Como ilustración, fíjese en este pasaje en Hechos 8:33, según se halla en la Versión Valera: “En su humillación su juicio fué quitado.” ¿Qué querrá decir esto? ¿Querrá decir que Jesús perdió su poder del raciocinio al tiempo de su humillación? Una traducción moderna aclara el significado: “En su humillación le es quitado su derecho.” (Mod) ¡Qué diferente! ¡Qué fácil de entender! De modo que una traducción moderna, como la Versión Moderna que acaba de citarse, o en inglés la Traducción del Nuevo Mundo, será una ayuda de valor incalculable para conseguir entendimiento de la Biblia.
De principalísima importancia para conseguir entendimiento de la Palabra de Dios es el espíritu santo de Dios, su fuerza activa invisible. Por medio de éste fué escrita la Biblia: “Ustedes conocen esto primeramente, que ninguna profecía de la Escritura proviene de divulgación privada. Porque la profecía en ningún tiempo fué traída por la voluntad del hombre, sino que hombres hablaron por parte de Dios al ser ellos impulsados por espíritu santo.” En vista de que la Biblia fué escrita bajo el espíritu de Dios, sólo su espíritu puede producir el entendimiento: “Nadie ha llegado a conocer las cosas de Dios, a no ser el espíritu de Dios. Ahora nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el espíritu que proviene de Dios, para que conozcamos las cosas que Dios nos ha dado bondadosamente. Pero el hombre físico no recibe las cosas del espíritu de Dios, porque son insensatez para él, y él no las puede entender.”—2 Ped. 1:20, 21; 1 Cor. 2:11, 12, 14.
Ahora bien, ¿qué predijo la Biblia acerca de la operación del espíritu de Dios durante este “tiempo del fin”? Que su espíritu estaría sobre su organización de fieles seguidores de Cristo Jesús y que por medio de éstos se le proveería alimento espiritual a la gente. Esta agencia para la distribución de alimento espiritual que explica la Biblia se llama el “esclavo fiel y discreto.” Cristo predijo: “¿Quién es verdaderamente el esclavo fiel y discreto, a quien su amo asignó sobre sus domésticos para darles el alimento al debido tiempo? De cierto les digo: Lo nombrará al cargo de todos sus bienes.”—Mat. 24:45, 47.
Fíjese en que Cristo predijo que él usaría, no una multitud de organizaciones, sino más bien una sola organización para repartir verdades espirituales, y que nombraría a este “esclavo” “al cargo de todos sus bienes.”
Este “esclavo fiel y discreto,” entonces, no es un solo hombre, sino una compañía que sigue el ejemplo de Cristo; es la compañía unida de los seguidores ungidos de Cristo. Son identificados por el profeta: “Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi Siervo, a quien he escogido.”—Isa. 43:10, Mod.
Por medio de este “siervo” o grupo de testigos ungidos, el espíritu de Dios bajo la dirección de Cristo ha hecho disponible hoy día un tesoro de ayudas para hacer entendible la Biblia. La Atalaya es una de estas ayudas. Hay muchas otras, tales ayudas para el estudio bíblico como los libros “Sea Dios veraz” y “Nuevos cielos y una nueva tierra”.
Aun con todas las ayudas que pueden conseguirse nadie puede entender la Biblia a menos que estudie para sí en privado, porque “el corazón del justo estudia para responder.” También tiene que asociarse con otros de la organización de Dios, porque la regla de Cristo es: “Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”—Pro. 15:28, AN; Mat. 18:20.
La Biblia puede ser entendida. Primero quite los obstáculos. Edifique una base firme para el entendimiento. Luego aproveche las ayudas para conseguir entendimiento.
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Siguiendo tras mi propósito en la vidaLa Atalaya 1957 | 1 de diciembre
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Siguiendo tras mi propósito en la vida
Según lo relató Bennett Berry
EN EL pequeño pueblo estadounidense de Hebrón, Misisipí, crecí. En este distrito productor de ganado y algodón había terminado mis estudios en la escuela de segunda enseñanza. Aunque yo no era un gran lector ni estudioso, más tarde me hice un profundo amante de los libros, especialmente de historia mundial. Vine a ser lector habitual de la Biblia, las publicaciones de la Watch Tówer y buenos periódicos.
Al lado nuestro vivía un subscriptor a La Atalaya y evidentemente un representante viajero de la Sociedad (siervo de circuito ahora) lo había visitado en el otoño de 1939, pues en ese entonces no había ninguna congregación de los testigos de Jehová aquí. El marzo siguiente, en la ocasión de su próxima visita a nuestra comunidad, simbolicé mi dedicación a Jehová. Dentro de seis meses yo realmente estaba tratando de decidir entre el hallar empleo en alguna próspera industria bélica para hacerme de dinero rápidamente o, en lugar de eso, hacerme predicador de tiempo cabal del reino de Dios. Durante la próxima visita de ese siervo de zona él por casualidad supo que yo estaba jugando con la idea de emprender el precursorado. Antes que terminase esa semana yo había firmado y echado al correo una solicitud para ser precursor. Ahora le doy las gracias a él, dondequiera que esté. Eso fué el 1 de mayo de 1941; yo tenía 23 años. Ahora tengo casi 40. En los caminos polvorientos de las secciones rurales de Misisipí comencé a seguir tras mi propósito en la vida, caminando día tras día, colocando muchos libros, gozando de muchas experiencias. Todos los días temprano por la mañana solía empezar a trabajar todas las casas del lado derecho del camino hasta el mediodía, y entonces emprender el camino a casa, trabajando el otro lado. En menos de un año vi la pequeña congregación de allí aumentar desde diez hasta treinta publicadores del Reino. Para el fin de otro año la Sociedad me invitó a ser precursor especial. Fuí asignado a Clarksville, Tennessee, a 1,125 kilómetros de distancia, con dos compañeros. Estuvimos allí apenas un año cuando dos otros
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