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El espíritu santo—¿tercera persona de la trinidad o fuerza activa de Dios?La Atalaya 1957 | 1 de diciembre
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a las palabras que Pedro dijo a Ananías. Porque Pedro estaba iluminado por el espíritu santo, Ananías al mentir a Pedro estaba mintiendo al espíritu santo; y porque Pedro representaba a Dios y hablaba por Él, Ananías al mentir a Pedro también estaba mintiendo a Dios.—Hech. 5:1-11.
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Recibiendo el espíritu santo de Dios hoy díaLa Atalaya 1957 | 1 de diciembre
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Recibiendo el espíritu santo de Dios hoy día
1. ¿Qué preguntas concernientes al espíritu santo de Dios se presentan ahora?
¿Qué hay de la operación del espíritu santo de Dios hoy día? ¿Es posible todavía que los cristianos lo reciban? Si es así, ¿cómo, y a base de qué condiciones? Y ¿cómo se manifiesta el que se posea? ¿Por medio de poder hablar en lenguas, efectuar “curación divina,” y de maneras semejantes?
2. ¿Cuáles son las primeras condiciones necesarias para recibir el espíritu santo de Dios?
2 Los hechos muestran que Dios da su espíritu santo a su pueblo hoy día. Todavía aplican las palabras de Jesús de que ‘el Padre en los cielos dará espíritu santo a los que le pidan.’ (Luc. 11:13) No quiere decir esto que sólo es un asunto de pedir a Dios. Esa sólo es la primera condición. Otros textos bíblicos muestran que se requiere más que eso. Debemos tener buen corazón. Si somos orgullosos o nos deleitamos en la iniquidad no podemos esperar recibir el espíritu santo. Dios está cerca de los humildes y contritos, pero la oración de los inicuos le es repugnante—Isa. 57:15, Mod; Pro. 28:9.
3-5. ¿Qué provisiones para entender su Palabra hizo Dios en aquel entonces y qué provisión ha hecho en nuestro día? Y ¿cómo pudiera ilustrarse esto?
3 Antes de que podamos recibir espíritu santo también tenemos que recibir conocimiento, y no sólo conocimiento sino también entendimiento, de la Palabra y propósitos de Dios. Por eso Cristo “dió algunos como apóstoles, algunos como profetas, algunos como misioneros, algunos como pastores y maestros,” para que todos los cristianos “lleguemos a la unidad en la fe y en el conocimiento acertado del Hijo de Dios.” (Efe. 4:11-13) En tiempos apostólicos una junta administrativa de cristianos localizada en Jerusalén dirigía la obra y servía de conducto para poner de manifiesto alimento espiritual. Para obtener un entendimiento de la Palabra y propósitos de Dios en ese entonces uno tendría que ponerse en contacto con esa junta o con sus representantes. Y sólo los que procedían así recibían el espíritu santo de Dios.
4 Asimismo hoy día Jehová tiene un conducto de organización por medio del cual él da a conocer su voluntad y propósitos y por medio del cual dirige la obra de predicar las buenas nuevas de su reino. Así como lo predijo Jesús, hoy vemos a un “esclavo fiel y discreto, a quien su amo asignó sobre sus domésticos para darles el alimento al debido tiempo.” Los hechos muestran que este esclavo que Dios está usando no es una sola persona sino un individuo compuesto, un grupo, un instrumento, una organización, que usa como instrumento legal suyo a la Sociedad Watch Tówer.—Mat. 24:45-47.
5 Volviendo a usar una ilustración otra vez: Así como necesitamos un aparato de radio, electricidad y apropiada sintonización del cuadrante para ponernos en contacto con cierta estación de radio, así necesitamos orar, necesitamos tener la correcta condición de corazón, necesitamos conocimiento y entendimiento, y necesitamos asociación con el conducto que Jehová está usando en este tiempo e instrucción procedente de él para poder recibir su espíritu santo.
6. ¿Qué más necesitamos para poder recibir el espíritu santo de Dios?
6 Sin embargo, eso no es todo. También tenemos que poner nuestra vida en armonía con los propósitos de Dios, porque “la fe sin obras está muerta.” (Sant. 2:26) Como Pablo lo mostró cuando reprendió a algunos porque otra vez trataban de guardar la ley mosaica: “¿Recibieron ustedes el espíritu debido a obras de la ley o debido a oír obedientemente por fe?” Allí lo tenemos, “oír obedientemente por fe.” Y eso incluye mucho. Significa el arrepentirnos de nuestro proceder incorrecto, el aceptar a Jesús como nuestro Rescatador, el dedicarnos a hacer la voluntad de Dios y confesar esa dedicación mediante el bautismo en agua. Y significa el seguir un proceder de justicia y el predicar las buenas nuevas en tiempo favorable y tiempo desfavorable.—Gál. 3:2; 2 Tim. 4:2.
NO HAY DONES DEL ESPÍRITU HOY DÍA
7. ¿De acuerdo con qué opera el espíritu de Dios, como se muestra por qué ejemplos?
7 Algunos pretenden hablar en lenguas y curar por medio del espíritu santo de Dios. Pero del hecho de que los primeros cristianos pudieran hacer dichas cosas no se desprende necesariamente que nosotros hoy deberíamos poder hacer lo mismo. El espíritu santo dió a Noé y su familia sabiduría para edificar, y se salvaron ellos mismos y salvaron a animales terrestres de toda clase. Asimismo Dios llenó con su espíritu a Bezalel “en sabiduría y en entendimiento y en conocimiento y en toda clase de habilidad como artífice,” para manufacturar el tabernáculo y sus hermosos accesorios. Y a través de los siglos, desde Moisés hasta el apóstol Juan, el espíritu de Dios capacitó a hombres a escribir profecía y a hacer un registro acertado de la historia. El espíritu santo de Dios equipó a cada siervo suyo para hacer el trabajo específico que Dios le había asignado.—Éxo. 31:3.
8. ¿Por qué fué acompañado de milagros el dar espíritu santo en los días de Jesús y sus apóstoles?
8 Y así sucedió con la congregación cristiana. Al tiempo de su comienzo el espíritu santo otorgó poderes, dones o señales milagrosos para que sus miembros pudieran probar su origen divino a los incrédulos y especialmente a los judíos. (1 Cor. 1:22) ¿No había objetado Moisés a Jehová que Su pueblo no creería que Dios se le había aparecido, y no es verdad que Jehová por lo tanto habilitó a Moisés a establecer su autenticidad por medio de ejecutar una serie de milagros? Ciertamente. (Éxo. 4:1-9) Y ¿no recibió Jesús, el Hijo de Dios, poder sobrenatural por la misma razón, no sólo para aliviar el sufrimiento, sino para probar que verdaderamente era el Mesías esperado por tanto tiempo? Sí, y por eso pudo decir: “Créanme . . . ; de otro modo, crean debido a las obras mismas.” Y por eso repetidas veces leemos que como resultado de ciertos milagros la gente creyó.—Juan 14:11.
9. ¿Por qué ya no se necesitan tales milagros?
9 Pero no era necesario que estos milagros continuaran una vez que quedó firmemente establecida la autenticidad de Cristo y de la congregación cristiana, así como el don de inspiración ya no fué necesario una vez que se habían completado
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