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Paz y seguridad... la esperanzaLa Atalaya 1985 | 1 de octubre
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indo-paquistaní de 1947 a 1949. Hasta demostraron que tenían poder militar cuando grupos de soldados portando la bandera de la ONU entraron en Corea en 1950 y en el Congo (actualmente Zaire) en 1960. Todavía hay fuerzas de las Naciones Unidas para mantener la paz en Chipre y en el Oriente Medio. Sí, en los últimos 40 años las Naciones Unidas se han distinguido. Como demostración de que reconocen esto, más de 150 países han enviado delegados a la distinguida sede de la organización en la ciudad de Nueva York, a la orilla del East River.
Pero ¿hasta qué grado han cumplido las Naciones Unidas con su mandato fundamental de “mantener la paz y la seguridad internacional”? ¿Y qué efecto tendrá el proclamado “Año Internacional de la Paz”?
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Paz y seguridad... ¿de qué fuente?La Atalaya 1985 | 1 de octubre
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Paz y seguridad... ¿de qué fuente?
AUNQUE la Organización de las Naciones Unidas ha efectuado servicios valiosos en algunos campos, cualquiera que se mantiene al día con las noticias tiene que admitir que hasta ahora esta ha fracasado en lo que tiene que ver con la paz y seguridad. Esto lo han admitido francamente los apoyadores más ardientes de la organización.
Así, allá en 1953, solo ocho años después del nacimiento de la ONU, Dag Hammarskjöld, entonces secretario general, confesó: “En tanto que nuestros predecesores soñaron con un nuevo cielo, nuestra esperanza más grande es que se nos permita salvar la vieja tierra”. Veintiséis años después, el señor C. William Maynes, subsecretario de estado de los Estados Unidos, se vio obligado a admitir: “El propósito principal del Consejo de Seguridad y la Asamblea General era mantener la paz y seguridad internacional. [...] Ustedes tienen prueba de que la organización ha fracasado en su propósito central”.
¿Cuán pertinente es esto?
La verdad es que la mayoría de las decisiones sobresalientes que han afectado la paz y seguridad durante los últimos 40 años han sido tomadas mayormente fuera de las Naciones Unidas. En 1982 el secretario general Javier Pérez de Cuéllar se lamentó de que “este año, vez tras vez hemos visto a la organización dejada a un lado o rechazada, por una razón u otra, en situaciones en que debía, y podía, haber desempeñado un papel importante y constructivo”. ¿A qué se debe esto?
Algunos señalan como razón al espectacular crecimiento de la organización en cuanto a miembros se refiere. La cantidad original de 51 miembros aumentó a más de 150, cada cual con un voto igual en la Asamblea General. No obstante, algunas de estas naciones son bastante pequeñas. Pues la nación compuesta de las islas San Cristóbal y Nevis, la nación número 158 que se ha afiliado a la organización, tiene una población de menos de 50.000 habitantes; sin embargo, su voto es equivalente al de la China, cuya población se aproxima a mil millones de habitantes. Es cierto que este arreglo les da a las naciones más pequeñas la oportunidad de ser oídas, pero difícilmente anima a las potencias más grandes a tomar en serio las decisiones de la organización.
Shirley Hazzard alude a un segundo problema: “Los poderes de obligación no fueron conferidos a la Organización de las Naciones Unidas, excepto en la medida en que tal vez residan en los mismísimos miembros que muy probablemente necesiten ser compelidos”. En otras palabras, la organización puede tomar decisiones, pero por lo general no puede hacer que estas se cumplan. Con regularidad se consideran de manera detallada los importantes problemas mundiales. Las resoluciones son aprobadas solemnemente... y luego olvidadas. En 1982 el secretario general de las Naciones Unidas se sintió movido a deplorar la “falta de respeto a sus decisiones [de la organización] por parte de aquellos a quienes se dirigen”.
Estos son problemas de organización... y hay otros problemas que han mencionado algunos analistas. Pero hay razones más profundas y serias por las cuales han fracasado las Naciones Unidas.
Los problemas más profundos
“En aquel entonces parecía posible establecer, como asunto de primera importancia, un sistema para mantener la paz y seguridad internacional bajo las provisiones de la Carta”, dijo el señor Javier Pérez de Cuéllar, al recordar el idealismo de los fundadores de la organización. “¿Qué sucedió con esa majestuosa visión? Esta pronto fue oscurecida por las diferencias entre las potencias principales. [...] Además, el mundo resultó ser un lugar más complejo y mucho menos ordenado de lo que se había esperado.”
De hecho, nunca hubo probabilidad alguna de que las Naciones Unidas trajeran paz y seguridad. La misión realmente fue demasiado difícil. Los comentarios del secretario general nos hacen recordar las palabras del profeta Jeremías: “No le pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso”. (Jeremías 10:23.) Los humanos, con su sabiduría y habilidades limitadas, jamás podrán resolver el problema en cuanto a traer paz y seguridad para todos.
El secretario general dijo que los fundadores de las Naciones Unidas descubrieron que el mundo era “más complejo” de lo que ellos esperaban. Hay una razón básica para tal situación, y aparentemente ellos no estaban conscientes de ella. Pero el apóstol Juan lo explica de la siguiente manera: “El mundo entero está yaciendo en el poder del inicuo”. (1 Juan 5:19.) La Biblia nos dice que hoy día ‘el inicuo’, Satanás, está causando ‘ayes en la tierra’, “teniendo gran cólera”. (Revelación 12:12.) La horrible realidad acerca de Satanás y su influencia condenó de antemano los esfuerzos de las Naciones Unidas por traer paz, aún antes de que la organización comenzara a funcionar.
Recuerde, también, que la Organización de las Naciones Unidas es progenie de este mundo y por eso hereda sus características. La iniquidad, la maldad y la corrupción que caracterizan a cada nación inevitablemente existen también en las Naciones Unidas. Se ha citado al escritor Alexander Solzhenitsyn, quien dijo en 1972: “Hace un cuarto de siglo, con grandes esperanzas para toda la humanidad, nació la Organización de las Naciones Unidas. ¡Qué lástima, pues en un mundo inmoral esta también creció siendo inmoral!”. La Biblia advierte: “‘No hay paz,’ ha dicho Jehová, ‘para los inicuos’”. (Isaías 48:22.) Una organización “inmoral” jamás podrá traer paz y seguridad.
¿Qué hay acerca de la paz y seguridad?
De modo que, ¿se logrará algo con declarar el año 1986 como el “Año Internacional de la
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