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  • ¿Es un sueño la unidad mundial?
    La Atalaya 1955 | 1 de junio
    • organizada: “Y los diez cuernos que viste, y la bestia salvaje, éstos aborrecerán a la ramera y la dejarán devastada y desnuda, y comerán sus partes carnales y la quemarán por completo a fuego. Porque Dios puso en sus corazones el que lleven a cabo el propósito de él.” Jehová deja que los amantes políticos de la religión prostituta la destruyan por su infidelidad a él. Ya podemos ver elementos políticos radicales que son miembros de las Naciones Unidas volviéndose en contra de la religión y echándola a un lado, y esta actitud aumentará hasta que la religión falsa quede devastada.

      Y entonces ¿qué? Estas naciones de la “bestia salvaje” “guerrearán contra el Cordero, pero, porque es el Señor de los señores, y el Rey de los reyes, el Cordero los vencerá.” Este es el punto culminante de la guerra del Armagedón de Jehová y es cuando la bestia salvaje ‘se irá a la destrucción.’ En ese punto dramático Satanás y sus demonios serán puestos fuera de existencia, y así las fuerzas que causan desunión serán borradas. El justo nuevo mundo que Jehová prometió introducirá unión completa.—Vers. 1-3, 8, 16, 17, 14, NM.

      Es sólo un sueño el que los hombres piensen que ellos van a establecer un mundo unificado. No importa cuál sea el sistema de gobierno, los hombres que lo dirigen son imperfectos y egoístas y a menudo corruptos. Los hombres tendrían que cambiar, y no pueden cambiarse ellos mismos. Por medio de estudiar la Biblia los hombres pueden rehacer su mente, quitarse su vieja personalidad y ponerse una nueva dedicada a la justicia y moralidad. (Rom. 12:2; Col. 3:5-10) Pero los líderes del mundo en la actualidad, junto con multitudes de personas, creen que la Biblia no es práctica y la evitan. Y aunque se conformaran a los principios de la Biblia no se lograría la unidad. ¿Por qué? Porque Satanás todavía sería el dios de este mundo. (2 Cor. 4:4, NC) El hombre no puede aplastar a este invisible dios tirano.

      Hace once años Winston Churchill emprendió un vuelo de oratoria pretenciosa y dijo que los Aliados esperaban el tiempo “cuando finalmente hayamos abatido a Satanás bajo nuestros pies.” No sólo tomó prestado esto de la Biblia, sino que lo redactó, substituyendo con los Aliados a Dios. Únicamente Dios quebrantará bajo pie a Satanás. (Rom. 16:20) Diez años más tarde Churchill todavía no había pisoteado a Satanás y le faltaba la confianza de antes, puesto que dijo: “Frente a nosotros está la imponente pregunta: ¿Se han salido nuestros problemas de la esfera de nuestro dominio?” Siempre lo han estado y siempre lo estarán. Satanás es la causa de las angustias actuales, y Jehová es el único que puede eliminar esa causa.

      Hay cosas que podemos hacer. Podemos estudiar la Biblia, obedecerla, declarar su mensaje a otros y dar a conocer la amonestación de la destrucción inminente en el Armagedón. Al hacer que se declare la verdad Cristo está separando la gente como separa un pastor las ovejas de las cabras. Cuando eso esté terminado, estallará el Armagedón. Satanás será abismado. La tierra no será abrasada. Justamente como nosotros no quemaríamos un granero para matar las ratas, Jehová no quemará la tierra para matar a las cabras o a Satanás. Él destruirá el presente sistema inicuo y lo reemplazará con un sistema justo, su nuevo mundo. Los hombres obedientes, disfrutando de unidad con Jehová, su Rey, su Palabra y propósitos, vivirán en ella para siempre. La desunión empezó cuando la desobediencia a Dios empezó. Terminará cuando la desobediencia a Dios termine. Nosotros podemos ponerle fin a nuestra desobediencia ahora mismo; Jehová le pondrá fin a la de Satanás al terminar los mil años del reinado de Cristo. Debemos hacer lo que podemos; Jehová hará lo que no podemos. Sólo de esta manera pueden los hombres escaparse de la pesadilla actual de la desunión y llegar a un nuevo mundo de unidad y vida eterna.

      Entonces, en ese nuevo mundo edificado por Jehová, nuestra unidad será igual a la de los cielos, a la de las langostas que no rompen fila, a la de los variados matices de la naturaleza, a la de los incontables sonidos de diferente tono y volumen que llenan los arroyos y los campos, los bosques y las montañas. Nuestra unidad será igual a la de ellos porque vendrá de la misma fuente, de Jehová el Dios de unidad, el Creador del justo nuevo mundo de unidad, el que invita a los amadores de la unidad a entrar en su nuevo mundo y vivir allí eternamente. ¿Aceptará usted su invitación? ¿Vivirá en este nuevo mundo de unidad, cosa con la cual los hombres sólo pueden soñar, pero que sólo Jehová puede lograr?

  • El sistema anticristiano de castas
    La Atalaya 1955 | 1 de junio
    • El sistema anticristiano de castas

      A MUCHAS personas la palabra “casta” inmediatamente les recuerda de la India, donde el sistema de castas ha sido una maldición por tantos siglos. No obstante, este tema de castas no es de interés solamente teórico o académico a los que residen fuera de la India. Al contrario, cuando se considera en todas sus ramificaciones, se verá que es muy pertinente para todos los que quieren guiarse por la Palabra de Dios, la Biblia.

      La palabra “casta” viene de la palabra latina “casta,” la cual quiere decir pura. En castellano significa generación o linaje, y por inferencia raza pura o no mezclada. El diccionario de la Real Academia Española da como la segunda acepción: “Parte de los habitantes de un país que forma clase especial, sin mezclarse con las demás, unas veces por considerarse privilegiada y otras por miserable y abatida.” Según el diccionario en inglés de Wébster “casta” es “una orden o clase de personas más o menos separada en la sociedad que principalmente se mezcla entre sí, basándose la separación en tales cosas como diferencia en cuanto a riqueza, rango o privilegios hereditarios, profesión, oficio, etc.” Es realmente un principio falso de divisiones sociales de la gente en grupos egoístamente exclusivos, según supuestos rangos sociales de personas que tienen la misma posición relativa o poseen características comunes. Entre las manifestaciones del sistema de castas por lo tanto se incluiría la parcialidad de raza, la distinción entre clero y laico, cualquier exclusivismo que se deba a la “sangre,” riqueza, erudición, etc., así como cualquier favoritismo que se manifieste debido a tener en común admiración para ciertos líderes humanos, o sectarismo, o debido a pertenecer a grupos de ciertas edades.

      El sistema de castas parece haber tenido su origen al tiempo que las clases gobernantes y sacerdotales se organizaron en Babel después del Diluvio, cuando se desarrollaron dinastías como una subversión de las divisiones patriarcales de familias autorizadas por Jehová Dios y también ilustradas en la familia de Noé y en los descendientes de Jacob. En la India el sistema de castas se remonta hasta más de mil años antes de Cristo, y fué instituído, según parece, por los invasores arios de tez blanca para mantenerse como clase superior. Esto

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