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Las Naciones Unidas... ¿hasta qué grado son fuerza mundial?La Atalaya 1975 | 1 de febrero
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y la Organización Educacional, Científica y Cultural de las Naciones Unidas, todas estaban logrando progresos notables en zonas extensas de la Tierra. Pero las N.U. fueron designadas para ser principalmente un instrumento político. Y fue en el campo de la política mundial donde parecía evidente su mayor debilidad.
La organización, por supuesto, tenía limitaciones y debilidades intraconstruidas desde su mismísima formación. Como declara la World Book Encyclopedia de 1970: “Las NU no son un gobierno mundial. Normalmente, solo pueden hacer estudios y recomendaciones.” Esto es particularmente cierto de la Asamblea General, el cuerpo principal de la organización, que puede redactar y aprobar resoluciones... pero resoluciones que no son obligatorias sobre los miembros de la organización.
El Consejo de Seguridad de quince miembros tiene mayor iniciativa y puede tomar decisiones que son obligatorias. Sin embargo, cada uno de sus cinco miembros permanentes (los Estados Unidos, la Unión Soviética, la Gran Bretaña, Francia y China) tiene el poder de veto.
El presente secretario general de las N.U., Kurt Waldheim, resumió el problema al decir:
“No se debe esperar que las Naciones Unidas efectúen milagros. Nos componemos de naciones soberanas. Solo podemos efectuar lo que nuestras naciones miembros nos permiten efectuar.”
La unidad ha sido el factor crítico para cualquier acción decisiva de la organización gigantesca. Y en el transcurso de un año a partir de su formación, la unidad de las Naciones Unidas era en gran parte solo de nombre. La “guerra fría” incitaba a las naciones comunistas contra las potencias occidentales.
Es preciso que recordemos que la composición de las N.U. allá en 1945 era sumamente diferente de lo que ha llegado a ser hoy día. Entonces los miembros fundadores ascendían a cincuenta y uno. De éstos, veintidós estaban en el hemisferio occidental (incluyendo a los Estados Unidos y el Canadá), aproximadamente otros doce eran de Europa occidental y el Commonwealth Británico de Naciones. Entre los restantes, solo había un puñado de países comunistas y neutrales.
Por lo tanto, la mayoría de los miembros de las N.U. eran aliados de los Estados Unidos, y por muchos años la manera en que los Estados Unidos votaban era la manera en que votaba la mayoría. Esta preponderancia de poder para las naciones occidentales colocaba al bloque comunista y a su líder, la Unión Soviética, en una posición desagradable. Esa fue una razón importante por la cual la Unión Soviética usó su poder para vetar medidas del Consejo de Seguridad más de cien veces en las primeras dos décadas de la existencia de las N.U. Para los años sesenta el cuadro había sufrido un cambio dramático. Las brillantes esperanzas vacilaban, se debilitaban.
UN FACTOR BÁSICO EN LA DECADENCIA
Durante los primeros cinco años de la vida de la organización, solo nueve miembros nuevos fueron admitidos, elevando el número de miembros a 60. Pero para 1960 había 99 miembros. Actualmente hay 138. La inmensa mayoría de nuevos miembros ha venido de Asia y África (donde antiguas colonias imperiales constantemente han estado consiguiendo independencia, a menudo con ayuda de las N.U.). Este cambio en composición resultó ser un factor básico en el descenso de las N.U. de su lugar de importancia mundial. ¿Por qué?
Por una parte, esta expansión hizo a la organización verdaderamente global. Sin embargo, al mismo tiempo la influencia occidental sufrió erosión constante. El celo y el entusiasmo por la organización disminuyeron, notablemente en los Estados Unidos.
Una causa principal de desilusión tenía que ver con la votación en la Asamblea General. Allí cualquiera de los ahora abundantes países pequeños, algunos de los cuales tienen una población de menos de un millón de habitantes, tenía un poder de votar igual al de naciones del tamaño de Inglaterra, el Brasil, los Estados Unidos o la Unión Soviética. A menudo las “superpotencias” hallaban frustratorio esto.
En la década pasada se ha traído el ascendiente de los estados afroasiáticos a una posición mayoritaria en las N.U. (más de 70 de los 138 miembros). Esto sin duda fue un fuerte factor en el éxito del movimiento de veinte años para admitir a la China comunista como miembro, con su enorme población de unos 800.000.000 de personas. Su entrada en 1971 a una posición permanente en el Consejo de Seguridad en el lugar de la China nacionalista también contribuyó al aspecto radicalmente cambiado de las N.U. Claramente, las cosas jamás volverían a ser como fueron durante la infancia de la organización global.
A pesar de la expansión, a la vista del mundo no había señal notable de que tuviesen fuerza renovada las N.U. El llamado “Tercer Mundo,” compuesto de las naciones más pobres, “en desarrollo,” había entrado a la posición extraordinaria de poder hacer que se aceptaran resoluciones en la Asamblea General a pesar de la oposición de las “superpotencias.” Pero las naciones del “Tercer Mundo” no tenían los medios para dar “fuerza” a estas resoluciones. El estado general de la frustración continuó y la organización gigantesca se contorció, gimió y gritó, pero generalmente no podía coordinar su fuerza para acción decisiva.
En consecuencia, como lo expresó un editorial de la revista Life en 1970: “El egoísmo nacional todavía es el rasgo común de la política internacional, y el poder verdadero reside donde siempre ha residido... en los gobiernos y las fuerzas militares de las grandes potencias.”
¿Por qué, entonces, hay razón para creer que las Naciones Unidas actualmente están experimentando un resurgimiento de poder? ¿Qué factores contribuyen a esto? ¿Qué papel desempeñará todavía esta organización global en el futuro de toda la humanidad?
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¿Qué encierra el futuro para las Naciones Unidas?La Atalaya 1975 | 1 de febrero
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¿Qué encierra el futuro para las Naciones Unidas?
EVIDENTEMENTE las Naciones Unidas están entrando en una era de vigor y prominencia renovados en la escena mundial. En el futuro cercano estarán envueltas en acontecimientos de impacto sacudidor del mundo. ¿A qué se debe esto?
El conflicto del Oriente Medio en octubre de 1973 y su secuela ayudaron a restaurar mucho del prestigio de las N.U. Cierto, las potencias grandes desempeñaron papeles dominantes en los arreglos de tregua entre Israel, Egipto y Siria. Pero como escribe el historiador finlandés Max Jakobson en el Saturday Review/World (23 de marzo de 1974):
“Aun las superpotencias encontraron que no podían prescindir enteramente de las Naciones Unidas. El acuerdo de cesar el fuego negociado . . . fue legitimado por el Consejo de Seguridad [de las N.U.]. Las Naciones Unidas suministraron la supervisión del terreno. La vista de las boinas azules a lo largo de las riberas del canal de Suez revivió la fe entre los creyentes: Las Naciones Unidas se necesitaban después de todo.”
De la designación del secretario general de las N.U., Kurt Waldheim, como presidente de la conferencia de paz del Oriente Medio, el reportero de las N.U., Anthony Astrachan, dice:
“Su papel como presidente de las conversaciones de apertura sobre la paz en Ginebra puede ser simbólico, pero los símbolos desarrollan importancia, si no desarrollan poder. Moscú y Washington . . . lo cultivan ahora para proteger sus opciones con el mundo.”
El más reciente conflicto en Chipre también enfocó muy claramente el papel de mantenedor de la paz de las N.U.
PROBLEMAS QUE CLAMAN POR ACCIÓN INTERNACIONAL
Pero el Oriente Medio solo es una parte pequeña del cuadro global. Hay, mundialmente, una comprensión creciente de la necesidad de acción unida veloz, internacionalmente, para enfrentarse con los problemas severos que ahora ascienden en el horizonte de la humanidad.
Enormes regiones de la Tierra se encuentran ahora en lamentable necesidad de alimento. Pero los graneros del mundo virtualmente están vacíos de abastecimientos de reserva. Mientras tanto la población del mundo continúa ascendiendo constantemente... setenta y ocho millones más en 1973.
La pobreza se profundiza. Según el presidente del Banco Mundial, Robert McNamara,
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