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No olvidando el nombre de DiosLa Atalaya 1960 | 1 de diciembre
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de no pronunciar el nombre divino. Siempre que se encontraran con el tetragrámaton, JHVH, estudiosamente substituían las palabras hebreas Adonaí, que significa Señor, y Elohim, que significa Dios. Para recordarles que hiciesen esta substitución se colocaba la puntuación vocal de Adonaí bajo las consonantes del tetragrámaton.
El hebreo, lo mismo que otras lenguas semíticas, no tiene letras vocales, pero aun en tiempos primitivos se usaban signos vocales. Estas vocales, según Adams, “se indican por medio de ‘puntos’ o pequeños símbolos—generalmente puntos, que se asemejan a diminutos puntos finales. Entonces cuando los eruditos de la temprana era moderna comenzaron a traducir la Biblia al inglés idearon lo que a veces resultaba ser interpretaciones erróneas de las vocales.” El nombre en forma de Jehová se introdujo cuando traductores primitivos tomaron las vocales de Adonaí y las insertaron entre las consonantes JHVH, y luego cambiaron la “a” original a “e” para facilitar la pronunciación del nombre. Descubrimientos recientes muestran el uso de esta forma del nombre allá en 1270 d. de J.C. en Pugio Fidei por Raimundo Martini. De manera que la forma Jehovah o Jehová del nombre se ha usado por mucho tiempo.
No obstante, es casi seguro que el nombre de Dios originalmente se pronunciaba “Yahweh.” (En “Jehová” o “Jehovah” el sonido de la “Y” se representa por la “J” y el sonido de la “W” por la “V,” como en latín.) The Encyclopædia Britannica dice: “Por lo general se reconoce que la verdadera pronunciación es Jahwe (Yahwe).” The Universal Jewish Encyclopedia declara: “Yahweh es la más probable representación del sonido del antiguo nombre hebreo para Dios.” El traductor bíblico J. B. Rotherham dijo: “La verdadera pronunciación parece haber sido Yahwe.” The Catholic Encyclopedia declara: “Jehová, el nombre propio de Dios en el Antiguo Testamento. . . . Insertando las vocales de Jabe [la pronunciación samaritana] en el texto hebreo original en consonantes, obtenemos la forma Jahveh (Yahweh), la cual han aceptado por regla general los eruditos modernos como la pronunciación verdadera del nombre Divino.” El Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo declaró sobre su versión en inglés: “Mientras que nos inclinamos a considerar la pronunciación ‘Yahweh’ como la manera más correcta, hemos retenido la forma ‘Jehovah’ debido a la familiaridad de la gente con ella desde el siglo 14. Además, preserva, al igual que otras formas, las cuatro letras del tetragrámaton JHVH.”
OLVIDANDO EL NOMBRE
La primera versión en inglés de las Escrituras Hebreas completas traducidas directamente del texto hebreo parece ser la de la popular Versión del Rey Jaime, publicada en 1611. El nombre Jehová aparece en ella solamente cuatro veces. Por esta razón el nombre Jehová ha sido ocultado durante muchos siglos. Recientemente los traductores de la Versión Normal Revisada han suprimido completamente el nombre del texto.
Desde el cuarto siglo el dios-trino o el concepto trinitario de la deidad ha ganado terreno. Es a esta deidad mítica o ficticia que el clero de la cristiandad llama “dios” y “señor.” Se desprecia a Jehová como el dios tribal de los judíos. Difaman su nombre y lo vilipendian. La gente está haciendo todo cuanto puede para olvidarlo. Pero Jehová, en fiel cumplimiento de su promesa registrada en Hechos 15:14, tiene en la tierra hoy un pueblo para su nombre, a saber, los testigos de Jehová, quienes están dedicados al mismísimo propósito de dar a conocer el nombre y propósito de Jehová en toda la tierra. Y él mismo lo vindicará en la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” cuando destruya a todos los que rehusan honrar su nombre. La misma Palabra de Jehová nos asegura que su nombre no será olvidado, porque en ella él dice: “La tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas están cubriendo el mismísimo mar.” Entonces nadie dirá: “¡Conozcan a Jehová!” porque “todos ellos me conocerán, desde el menor de ellos hasta el mayor de ellos,” es la promesa de Jehová.—Isa. 11:9; Jer. 31:34; Éxo. 9:16.
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Los samaritanos—pueblo que va desapareciendoLa Atalaya 1960 | 1 de diciembre
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Los samaritanos—pueblo que va desapareciendo
ASÍ como se les llama chinos a los oriundos de la China e ingleses a los de Inglaterra, de igual manera se conoce como samaritanos a los habitantes de Samaria.
Puede decirse que la historia de la gente de Samaria comenzó después de 997 a. de J.C., cuando las diez tribus septentrionales de Israel bajo la dirección de Jeroboam se rebelaron contra el dominio de la casa de David. Unos cincuenta años después, el rey Omri, del reino de las diez tribus, compró el monte de Samaria a Semer y sobre éste edificó la ciudad de Samaria, la cual llegó a ser la capital de Israel. Después de eso la gente de Israel, especialmente la de Samaria, llegó a llamarse samaritana, y todo el territorio septentrional, Samaria.—1 Rey. 16:23, 24; Ose. 8:5; 2 Rey. 17:29.
La ciudad de Samaria no sólo fue de gran belleza, ubicada encima de un promontorio acantilado de unos 868 metros de altura, sino también una poderosa fortaleza. Fue sitiada varias veces sin ser capturada. Pero en 740 a. de J.C. Samaria cayó, después de tres años de sitio por el rey de Asiria, y el reino de diez tribus fue destruído. La ciudad de Samaria fue demolida, y toda la gente prominente del país, las cabezas de familias, los sacerdotes y profetas, fueron desterrados de su patria. De ese modo las diez tribus que se habían separado de la casa de David fueron reducidas a desolación completa, para jamás volver a cobrar fuerza ni prominencia. Posiblemente fueron dejados atrás los pobres del país, conforme a la costumbre de los conquistadores de ese tiempo.—2 Rey. 25:12.
Para impedir la rebelión contra el dominio asirlo por parte de los judíos que quedaron, y para no permitir que la tierra llegara a estar completamente desolada por falta de habitantes, el rey asirio hizo que un grupo mixto de gentes se mudara al país para ocupar las ciudades vacías. El rey Sargón de Asiria escribió: “Sitié a Samaria y vencí. . . tomé en cautiverio a 27,290 personas. . . establecí allí gente de todas las naciones, mis prisioneros de guerra; hice a mi oficial gobernador sobre ellos, igual que a los asirios les impuse tributo e impuestos.” El registro bíblico dice: “Subsiguientemente el rey de Asiria trajo gente de Babilonia y de Cuta y de Ava y de Hamat y de Sefarvaim e hizo que habitaran en las ciudades de Samaria
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