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Las iglesias se inmiscuyenLa Atalaya 1982 | 15 de marzo
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con los cuales estos grupos no simpatizan han sufrido derrota en las elecciones.
El Concilio Mundial de Iglesias, con su sede en Europa, se envolvió en la política de otra manera. Se informa que desde 1970 el Concilio ha contribuido 3 millones de dólares (EE. UU.) a varios movimientos políticos revolucionarios.
Por otra parte, algunos ministros ordenados aspiran a puestos electivos en el gobierno. Pero tal vez el máximo ejemplo de envolvimiento político lo muestre un titular reciente que decía: “Sacerdotes filipinos abandonan las parroquias y se unen a la rebelión.” El artículo informó acerca de cuatro sacerdotes católicos que se unieron al movimiento de los guerrilleros comunistas. El envolverse en tales movimientos radicales es algo común, pero ha costado caro. En Latinoamérica ha resultado en la muerte, el secuestro o el exilio de aproximadamente 850 sacerdotes, monjas y legos durante la década pasada.
¿Cómo considera usted dicha actividad política en la que participan los líderes religiosos? ¿La encomiaría usted? O, ¿tiene usted sus dudas tocante a esto? Puede que usted no se oponga a que la religión discretamente hable con franqueza respecto a cuestiones políticas pero quizás sí le perturbe el que los sacerdotes participen en revoluciones.
Pero, si aprobamos el que la religión se envuelva en la política hasta cierto grado, se hace difícil determinar el límite hasta el cual debe inmiscuirse. Si es admisible que algunos ministros ordenados sirvan discretamente de cabilderos en la capital del país a fin de dar su apoyo a los programas que ellos aprueban, ¿por qué es incorrecto el que fundamentalistas protestantes organicen grupos de presión por todo el estado para adelantar programas que ellos consideran importantes? Además, si la Mayoría Moral puede hablar a favor de la defensa de Israel, ¿por qué no puede el Concilio Mundial de Iglesias contribuir dinero a las causas militares que ellos favorecen? Y si eso no es impropio, ¿qué tendría de malo el que, en vez de pagar a otros para que corran los riesgos, los sacerdotes católicos pelearan y murieran por las causas que ellos apoyan en Sudamérica y Asia?
Y sin embargo . . . ¿halla usted algo incorrecto con esta cadena de razonamientos lógicos? ¿Es ésta realmente la mejor forma en que la religión puede ayudar al género humano en estos tiempos difíciles?
El que la religión trate de ejercer influencia en la política no es nada nuevo. En el recuadro que sigue se alistan algunas ocasiones sobresalientes en que la religión se mezcló con la política.
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¿Cómo puede la religión aliviar las tensiones?La Atalaya 1982 | 15 de marzo
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¿Cómo puede la religión aliviar las tensiones?
LA OPRESIÓN, el hambre, las normas morales en decadencia, el abuso de las drogas, la amenaza de una guerra nuclear... éstos son algunos de los problemas a los que están dando su atención en su activismo político algunos ministros ordenados de la religión. Claro está que todo cristiano se interesa intensamente en esos asuntos. ¿Pero es por medio de envolverse en la política que se podrá aliviar las tensiones del mundo?
Los líderes religiosos se envuelven en la política porque quieren fijar un “tono o carácter moral” o porque quieren advertir cuando los gobiernos van por una “senda indebida.” Sin embargo, ¿qué hay cuando ellos mismos toman la senda indebida? Por ejemplo, en el interés del nacionalismo serbio, hace poco un sacerdote serbio bombardeó el hogar estadounidense de un cónsul yugoeslavo. Seguramente, semejante acto de terrorismo es incorrecto, ¡especialmente cuando el que lo comete es un sacerdote! Prescindiendo de lo que sean sus motivaciones, el sacerdote dice que representa a Dios. Sin embargo, la Palabra de Dios da la siguiente advertencia clara a todos los que creen en El: “No se venguen ustedes mismos, . . . porque está escrito: ‘Mía es la venganza; yo pagaré, dice Jehová.’” (Romanos 12:19) Acciones como la de ese sacerdote debilitan la dirección moral que algunas religiones están tratando de proporcionar.
Además, aun en la Iglesia Católica, muchos dudan seriamente de los sacerdotes y las monjas que se inmiscuyen en las revoluciones. Un jesuita colombiano dijo: “Las primeras personas que sufrirían en una rebelión armada serían los pobres mismos, no el clero ni los obispos. ¿Cómo podemos apoyar tal posición?” El papa mismo ha tratado de restringir cierto activismo político, pues dijo que el sacerdote o la monja tiene el deber de atender a las necesidades espirituales del rebaño, más bien que organizarlos para rebeliones.
Similarmente, las contribuciones monetarias que el Concilio Mundial de Iglesias ha hecho a grupos revolucionarios han suscitado controversias, ¡especialmente cuando pareció que algunos de estos grupos tenían un historial de haber perseguido a misioneros! A causa de este asunto el Ejército de Salvación dejó de ser miembro del Concilio.
Hasta los grupos de presión protestantes de los Estados Unidos han sido objeto de crítica. El redactor de una revista comentó: “En las actividades de la derecha cristiana, todo lo que queda de Jesús es su nombre.” Evidentemente el redactor opinaba que al hallarse envueltas en la política, esas personas se comportaban más como políticos sin escrúpulos que como ministros de religión. Esto nos recuerda la amonestación que dio el escritor bíblico Santiago de que el cristiano verdadero debe mantenerse “sin mancha del mundo.”—Santiago 1:27.
Por eso, el activismo religioso suscita preguntas difíciles en la mente de personas meditativas. Pero, ¿qué hay si los líderes religiosos limitan su actividad de modo que solo dieran consejo “discreto” sobre planes de acción específicos del gobierno? Aun esto causa problemas, puesto que estos líderes dan consejos contradictorios. No contribuye nada al alivio de las tensiones.
Por ejemplo, en los Estados Unidos algunos religiosos favorecen el desarme. Sin embargo, hay otros que quieren ver que su país tenga las “fuerzas armadas más poderosas desde la Creación.” La Mayoría Moral trabaja a favor de la “supervivencia de los Estados Unidos” y su sistema capitalista. Sin embargo, un funcionario del Concilio Mundial de Iglesias escribió esto: “Se necesita una revolución mundial para librar a la humanidad de la destrucción, del desperdicio y de la explotación y opresión, que el sistema capitalista ha generado.” Tras eso, pasó a alabar la versión cubana de esta “revolución mundial.”
Aun en los asuntos relacionados con la moralidad sexual, los líderes religiosos expresan opiniones diferentes. Así pues, ¿cómo ha de saber el no afiliado o la persona independiente qué norma “moral” es a la que debe atenerse, y qué sendero es el “sendero indebido” que debe evitarse? ¿Acaso el que algo sea “correcto” o “incorrecto,” depende de la nación en que uno nazca, o del partido político del cual es miembro, o del color de su piel o de su estado económico?
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