-
¿Se destruirá a sí misma la humanidad?¡Despertad! 1980 | 22 de octubre
-
-
haber estado expuestas a cantidades mortíferas de radiación atómica, estas personas pronto quedaron incapacitadas por las náuseas. Tras esto vinieron vómitos de sangre, una fiebre alta, un ataque extremado de diarrea, hemorragia de los intestinos y una muerte agonizante dentro de 10 días. Al final se calculó que hubo una cantidad total de casi 140.000 muertes... ¡todas causadas por una sola bomba!
Han pasado 35 años desde que amaneció aquella nueva era. En aquel tiempo solamente una nación poseía la bomba. Pero, ¿qué ha sucedido desde entonces?
La era del “overkill”
Pronto otras naciones desarrollaron armas atómicas, y, a medida que aumentaban las tensiones internacionales, se emprendió la carrera de armamentos nucleares. Se desarrollaron bombas mayores, y en mayores cantidades. La que se dejó caer sobre Hiroshima recibió el apodo de “Muchachito” y tenía el impacto de 13 mil toneladas de T.N.T. Sin embargo realmente era como un “muchachito” cuando se le compara con las bombas de hoy. ¡Algunas de éstas, ya sometidas a prueba, son equivalentes a 60 millones de toneladas de T.N.T.!
Hay decenas de miles de estas bombas de varios tamaños almacenadas en muchos arsenales. Tan solo la nación estadounidense tiene suficientes ojivas atómicas como para matar 12 veces a cada hombre, mujer y niño sobre la Tierra. Pero el desarrollo de esa potencia de fuego es solamente uno de los acontecimientos alarmantes.
Tal vez usted todavía se sienta algo seguro al saber que se encuentra a miles de kilómetros de un país hostil. Sin embargo, hoy en día hay sistemas que están equipados para disparar ojivas atómicas o nucleares con precisión inimaginable. Proyectiles o mísiles que llevan hasta ocho diferentes ojivas atómicas ahora pueden atravesar 9.656 kilómetros y dar dentro de un radio de 450 metros del blanco. ¡Pronto podrán caer a unos cuantos metros del blanco! Evidentemente, nadie sobre la Tierra realmente puede sentirse en seguridad o “fuera de alcance.”
Para aumentar su “overkill,” o potencia que sobrepasa a la necesaria para destruir a su enemigo, algunas naciones se han armado con armamentos químicos y biológicos (bacteriológicos). Una autoridad informa que “se están manufacturando nuevos vaporizadores mortíferos, de los cuales la más minúscula gota puede provocar ataques cardíacos.” Un prominente científico que ha dedicado mucho tiempo al estudio de este asunto advirtió: “La guerra biológica todavía es una enorme amenaza para el mundo.”
“Un arma más espantosa aún que la nuclear,” es como describió el presidente soviético Leonid Brezhnev los recientes adelantos en los armamentos. Instó a “proscribir la creación de nuevos tipos de armas para la destrucción en masa.” A muchos les parece que él estaba refiriéndose a la guerra por medio del control de las condiciones del tiempo, en la cual se provocan cambios atmosféricos para destruir al enemigo. La revista soviética Red Star advirtió sobre “el peligro extraordinario en el cual se encuentra todo el mundo” como resultado de que se manipule indebidamente el ambiente “para lograr destructivos fines militares.” Se teme que un país pudiera provocar inundaciones, sequías, terremotos, tornados y hasta huracanes en territorio enemigo. Cuando se considera que un huracán tiene la fuerza de mil millones de toneladas de T.N.T., 16 veces más potencia que la más grande bomba nuclear, se ve que una guerra que se llevara a cabo por medio de controlar las condiciones atmosféricas pudiera ser enormemente destructiva.
Obviamente el hombre ya tiene a su disposición los medios de destruirse a sí mismo y de dejar la Tierra en un estado de desolación radiactiva. Sin embargo, desde 1945 no se han usado armas nucleares en la guerra. Por esa razón muchas personas se sienten seguras y piensan que el mundo jamás verá una guerra atómica total, la cual, según lo que dijo uno que ayudó a desarrollar la bomba, Albert Einstein, significaría “la destrucción total de toda forma de vida sobre la Tierra.”
-
-
Lo que nadie quisiera ver... ¿pudiera suceder?¡Despertad! 1980 | 22 de octubre
-
-
Lo que nadie quisiera ver... ¿pudiera suceder?
A causa de las terribles represalias que pudiera ocasionar, se consideraba inconcebible el que una nación quisiera comenzar una guerra nuclear. Sin embargo, los adelantos recientes en los armamentos han demostrado que este “equilibrio del terror” o “fuerza disuasoria” no constituye una verdadera base para la confianza.
Como ya se ha mencionado, la precisión de los proyectiles intercontinentales ha mejorado dramáticamente durante los pasados últimos años. La revista Nation relata por qué esto sugiere consecuencias espantosas:
“Además, el tipo de armamentos que los Estados Unidos están desarrollando sugiere algo más que simplemente ‘fuerza disuasoria.’ El proyectil crucero, al ser desplegado, da dentro de un radio de 14 a 28 metros de un blanco que esté situado a una distancia de 3.200 kilómetros. . . . El punto de esto es que armas con tal grado de precisión no son necesarias para lanzar el ‘segundo golpe’ de un ataque de venganza contra ciudades y poblaciones. Una bomba que pueda llegar a menos de un kilómetro del blanco es más que adecuada como simple ‘fuerza disuasoria.’ Sin embargo, tal precisión se hace importante cuando alguna nación proyecta un primer ataque por sorpresa que no le permita al adversario responder. Mientras más precisión se logre, menos serán las bombas que se necesiten para demoler almacenes de proyectiles del enemigo endurecidos con miles de toneladas de acero y de concreto.”—27 de mayo de 1978.
Además, va aumentando la cantidad de las naciones que están desarrollando armas nucleares. Se llama atención al peligro patente en The Bulletin of the Atomic Scientists: “Es creencia muy generalizada que, mientras más potencias haya con armamentos nucleares, más será la probabilidad de que estalle una guerra nuclear. . . . La tecnología de las armas nucleares es tan extensamente conocida ahora que la preocupación de hoy es que grupos terroristas —y no simplemente gobiernos— construyan explosivos nucleares.”—Septiembre de 1979.
-