-
La III Guerra Mundial... ¿puede impedirla alguien?¡Despertad! 1981 | 22 de septiembre
-
-
La III Guerra Mundial... ¿puede impedirla alguien?
“¡POR amor a Dios, a sus hijos y a la civilización a que pertenecen, abandonen esta locura!” Estas palabras apasionadas fueron dirigidas recientemente a los líderes de los Estados Unidos y de la Unión Soviética, que actualmente están participando en la mayor carrera de armamentos de la historia. El que pronunció estas palabras no fue ningún alarmista mal informado. Fue George F. Kennan, ex embajador de los Estados Unidos en Moscú.
“Nadie entenderá el peligro en que todos estamos hoy día,” explicó el Sr. Kennan, “a menos que reconozca que los gobiernos de este mundo moderno todavía no han aprendido a crear y cultivar grandes establecimientos militares, especialmente los que tienen armas de destrucción en gran escala, sin convertirse en los siervos, en vez de en los amos, de lo que han creado.”
Muchas otras personas concuerdan con el Sr. Kennan en su sombría avaluación de la política mundial de hoy día. Un funcionario de la República Popular de China comentó que la guerra entre las superpotencias “es inevitable,” y añadió: “Los próximos 10 años son muy, muy peligrosos. Son espantosos. Nunca debemos olvidar este hecho.”
¿Por qué tanta alarma?
Durante estos últimos años se ha hablado mucho acerca de “deténte,” o sea, un relajamiento de las tensiones entre las superpotencias del mundo, los EE. UU. y la U.R.S.S. Durante este período muchas personas se formaron la impresión de que menguaba la probabilidad de que hubiera guerra. En 1972 se firmó el primer Acuerdo para la Limitación de Armas Estratégicas entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, y tras esto se firmó el segundo tratado, S.A.L.T. II en 1979, y la gente empezó a hablar con optimismo de “una generación de paz.”
Ya no se habla así. “En treinta años la tensión política no había llegado a un grado tan peligroso como el que ha alcanzado hoy día,” señaló el Sr. Kennan a fines de 1980, justamente 18 meses después que se firmó el tratado S.A.L.T. II. “En todo ese tiempo no ha habido el grado tan elevado de desavenencia, de sospecha, de perplejidad y de absoluto temor militar que hay ahora.”
¿Qué ha creado la tensión? ¿Por qué será que la III Guerra Mundial, que en un tiempo se consideraba tan distante, de repente parece tan cercana? Factores políticos, económicos y tecnológicos tienen que ver con ello. Estos, al converger, están creando una carrera de armamentos que, en la opinión de los peritos, no podrá ser detenida. No obstante, muchos dicen que a menos que esta carrera de armamentos sea detenida lo único que se puede esperar es guerra.
“La historia moderna no ofrece ejemplo alguno de potencias rivales que hayan cultivado la fuerza armada a escala gigantesca sin que al fin eso no haya resultado en el estallido de las hostilidades,” advierte el Sr. Kennan. “Y no hay razón para creer que nosotros seamos más grandes, ni más sabios, que nuestros antepasados.”
¿Por qué no se puede detener la carrera de armamentos?
Al principio de la era nuclear, los mísiles no eran de gran precisión. Se podía contar con que dieran en objetivos muy grandes, como ciudades, pero no en objetivos pequeños, como los silos donde los enemigos tienen sus mísiles. Esto dio por resultado lo que Winston Churchill llamó “el equilibrio de terror.” Cada lado tenía sus mísiles apuntados a las ciudades del otro lado, y así se estableció, en realidad, un intercambio de rehenes. Ambos lados sabían que el empezar una guerra nuclear significaría la pérdida de sus propias ciudades.
Es posible que esta doctrina estratégica, conocida por el nombre de Destrucción Mutua Asegurada, haya ayudado a evitar un estallido temprano de la III Guerra Mundial por una razón de importancia. No importaba qué lado diera el primer golpe. La guerra nuclear todavía sería desastrosa para ambos lados. Por eso, en el pasado, en tiempos de tensión, como en la crisis de mísiles de 1962 en la que estuvo envuelta Cuba, había menos incentivo para dejar caer la primera bomba.
-
-
La tecnología empuja al mundo hacia la guerra¡Despertad! 1981 | 22 de septiembre
-
-
La tecnología empuja al mundo hacia la guerra
La tecnología ha cambiado el viejo “equilibrio de terror.” Los mísiles de hoy día son de mucha más precisión que los de antes. Por eso, ya no están apuntados solo a las ciudades. Muchos apuntan a otros mísiles. Las grandes mejoras que se han realizado en los sistemas de guiado por el control de computadoras son responsables del cambio en el apuntamiento. ¿Con qué resultado? En el pensamiento militar la Destrucción Mutua Asegurada ha sido reemplazada por estrategias de “contrafuerza” en las cuales, teóricamente, ya no hay impedimento para las guerras nucleares, sino que éstas se pelean y se ganan.
Pero, ¿cómo puede un lado o el otro esperar victoria en una guerra nuclear? Por medio de dar el primer golpe y destruir, no las ciudades del enemigo, sino sus mísiles. Entonces, según la teoría, el enemigo está a la merced del lado que haya dado el primer golpe y tiene que someterse a cualquier ultimátum que éste le imponga.
¿Le parece peligroso este modo de pensar? Lo mismo opinan muchos peritos. “Mientras más lleguen a depender de estrategias de contrafuerza las dos grandes potencias, más grande se hace la probabilidad de que haya guerra mundial nuclear,” dice el Dr. Frank Barnaby, del Instituto de Estocolmo para la Investigación de la Paz Internacional. “El dilema de la era nuclear es que, a pesar del deseo de los liderazgos políticos de evitar tal guerra, la tecnología militar no controlada nos está empujando hacia ella.”
Durante los años ochenta, a medida que se hagan más y más mísiles de exactitud suficiente como para ser usados en contrafuerza, el mundo se irá haciendo cada vez más peligroso. Como señaló el Times de Nueva York, Robert McNamara, ex secretario de defensa de los EE. UU. en los años sesenta, “se opuso a que se hiciera que las fuerzas nucleares estadounidenses tuvieran la capacidad de amenazar a las soviéticas. Él insistió en que si una de las dos superpotencias, o ambas, llegaban a pensar que sus mísiles se habían hecho vulnerables a un ataque por sorpresa, las presiones hacia lanzarlas en una crisis se harían casi irresistibles.” La pesadilla del Sr. McNamara está a punto de convertirse en realidad.
¿Pudiera el concepto de la contrafuerza realmente ayudar a empujar al mundo a la guerra? La historia reciente demuestra que ciertamente pudiera hacerlo. Considere la secuela del Tratado Naval de Washington que se firmó en 1922, en el cual los Estados Unidos, el Japón y la Gran Bretaña convinieron en limitar su construcción de buques de guerra. Según Charles Fairbanks, profesor de ciencias políticas, este tratado, en vez de detener la carrera de armamentos, “estimuló la aparición del portaaviones, una nueva arma que no habían aprovechado los almirantes de acorazados que entonces dominaban todas las armadas principales.” El profesor añade: “Como demostró claramente lo que aconteció en Pearl Harbor, el portaaviones era un arma, que, comparada con el acorazado, animaba a que se diera el primer golpe en una crisis, y por lo tanto aumentó hasta cierto grado las probabilidades de que hubiera guerra.”
Igual que los mísiles modernos, los portaaviones estaban en condición vulnerable a los ataques del enemigo porque no poseían el blindaje grueso de los acorazados y porque estaban cargados de gasolina. Igual que los mísiles modernos, los portaaviones eran muy eficaces cuando los empleaba el lado que diera el primer golpe con sus aviones, a la vez que mantenía el portaaviones mismo a distancia segura. En 1941, a medida que iban deteriorándose las relaciones entre los Estados Unidos y el Japón, la presión hacia dar el primer golpe se les hizo irresistible a los japoneses. ¿Qué sucederá si las relaciones entre los Estados Unidos y la Unión Soviética siguen deteriorándose? ¿Se repetirá la historia?
Lasers, satélites y falsas alarmas
No una sola vez, sino tres veces en menos de un año un ordenador o computadora informó que mísiles soviéticos iban en dirección hacia los Estados Unidos. Las tripulaciones de los bombarderos FB-111 y B-52 pusieron a funcionar sus motores inmediatamente, mientras que se dieron órdenes para que la flota estadounidense de submarinos nucleares estuviera alerta, como también el personal de los 1.000 silos de mísiles Minuteman de los EE. UU. En cada caso se halló que el informe del ordenador era falso. Dos veces se descubrió que la alerta errónea se había debido a un pequeño circuito electrónico que valía 46 centavos de dólar. Al personal de los bombarderos, submarinos y mísiles se les mandó que se retiraran . . . hasta la próxima vez.
“Lo que está fallando aquí no son los dispositivos, sino el juicio,” fue el comentario que hizo el Times de Nueva York. Algunos militares opinan que ya no les conviene esperar hasta que realmente lleguen los mísiles de que sospechan antes de tomar represalias. Como resultado de esto, está aumentando el peligro de que las falsas alarmas provoquen verdaderos contraataques. En el mundo nervioso que ha adoptado el concepto de la contrafuerza, la III Guerra Mundial pudiera empezar simplemente por equivocación. Esto no es muy tranquilizador, ¿verdad?
La tecnología está haciendo inestable al mundo militar de otras maneras también. A continuación se presentan algunas de ellas:
Guerra submarina: No solo los mísiles que tienen su base en tierra están alcanzando suficiente precisión como para destruir otros mísiles, sino que mísiles de submarinos, como los que ha de llevar la nueva flota Trident estadounidense, están alcanzando la misma alta precisión. Además, tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética están trabajando con empeño en toda clase de sensores antisubmarinos y submarinos “cazadores-destructores.” Pero, ¿qué hay si los submarinos nucleares llegaran a ser vulnerables a un “primer golpe”? “Entonces la tentación de dar el golpe nuclear de prioridad se hará casi irresistible,” según opina el Dr. Barnaby.
Guerra por satélites: Los satélites son los ojos y oídos de los establecimientos militares de hoy día. En esta edad en que domina la inquietud, los satélites proveen el aviso de mayor prontitud respecto al lanzamiento de mísiles enemigos, y también facilitan la verificación de datos para los tratados de armamentos. Entre el 70 y 80 por ciento de todas las comunicaciones militares ahora se envían por satélite. Puesto que los satélites están cobrando tanta importancia, algunos observadores expresan la idea de que “el que se hiciera un ataque contra los satélites de una nación casi de seguro llevaría a un golpe nuclear en que se emplearan todos los recursos, puesto que la capacidad de la nación para recoger información quedaría estropeada.” ¿Será posible tal ataque?
La revista Science 80 nos informa que “de vez en cuando durante los pasados 12 años, la Unión Soviética ha puesto en órbita por lo menos 15 satélites cazadores-destructores.” A su vez, los Estados Unidos están desarrollando un mísil antisatélite que puede ser disparado desde un avión de caza F-15. Son especialmente siniestros los nuevos tipos de armamentos que podrían cegar o destruir instantáneamente hasta satélites que estuvieran en órbitas muy distantes. ¿Qué clase de armas son éstas?
¿Ficción científica? Repiénselo
Si usted cree que la idea de un disparador de rayos que pudiera destruir un mísil en vuelo es parte de la ficción científica o ciencia ficción, repiénselo. ¡Ya existen armas de esa clase! Desde 1973 se ha empleado el laser en pruebas para derribar aviones y mísiles en el aire. La Fuerza Aérea de los Estados Unidos ha equipado un avión de carga con un haz de laser experimental de potencia masiva para realizar pruebas a grandes alturas. Tan solo los estadounidenses han gastado más de mil millones de dólares en el desarrollo de armas de laser, y se afirma que los soviéticos han logrado igual progreso en este campo.
Es cierto que posiblemente pase mucho tiempo antes de que un rayo de laser procedente de una base en tierra pueda derribar un satélite que esté a gran altura. Un laser capaz de hacer eso exigiría enormes cantidades de energía. Por otra parte, “cantidades mucho más módicas de energía . . . pueden cegar los sensores infrarrojos de un satélite,” comenta la revista New Scientist, “y dejar al contrario de uno sin modo alguno de vigilar el lanzamiento de los mísiles de uno.” Ya se ve la posibilidad de tener rayos de laser con suficiente potencia como para esto, lo cual agrega otra incertidumbre a un mundo nervioso.
Por supuesto, esto de ninguna manera agota la lista de adelantos en la tecnología militar que contribuyen a la inestabilidad. Los mísiles-cruceros, que, aunque son lentos, son mucho más precisos que cualquier proyectil balístico intercontinental, pueden considerarse como un arma de contrafuerza. Son muy adecuados para ataques sobre pequeños objetivos militares. Se ha diseñado una “bomba de neutrón” que puede matar a la gente con radiación mientras destruye relativamente poca propiedad. ¡Algunas autoridades militares están abogando por nuevos y “mejorados” gases tóxicos que ataquen el sistema nervioso, aunque desde 1925 se ha prohibido usar gases de esta clase en las guerras! También se oye hablar de Guerra Biológica, en la cual se usen bacterias como la del ántrax. Pero la tecnología no es lo único que está empujando al mundo hacia la III Guerra Mundial.
-
-
Creciente tensión mundial... las causas¡Despertad! 1981 | 22 de septiembre
-
-
Creciente tensión mundial... las causas
En septiembre de 1979 un satélite estadounidense detectó un brillante destello doble cerca de Sudáfrica. Un destello de esta clase es característico de una explosión nuclear. ¿Estaba probando armas nucleares Sudáfrica? El gobierno sudafricano lo niega, pero Sudáfrica nunca ha firmado el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares de 1968.
Israel es otro país que no firmó el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. Allá en 1974 el presidente de Israel declaró: “Siempre ha sido nuestra intención proveer el potencial para el desarrollo de armas nucleares. Ahora tenemos ese potencial.”
Y eso no es todo. El Times de Nueva York informa: “Especialistas del servicio de información para la administración creen que en cinco años una variedad de naciones, entre ellas Taiwan, Corea del Sur, Paquistán, Sudáfrica, Brasil y Argentina, pudieran unirse a los seis o siete miembros actuales del llamado ‘club de armas nucleares.’”
Lo que hace especialmente siniestro al decenio venidero no es simplemente la difusión casi inevitable de las armas atómicas, sino los países a los cuales estas armas probablemente se difundan. Muchas de estas naciones se consideran cercadas de enemigos poderosos. El U.S. News & World Report hizo este comentario: “Entre los estados que se sienten sitiados, como Israel y Taiwan, hay una tendencia cada vez más marcada a ver el poder emplear armas atómicas como la máxima fuerza disuasiva contra un ataque por fuerzas hostiles.” Difícilmente pudiera esperarse que tales naciones emplearan restricción nuclear en una crisis.
¿Podrá detenerse la proliferación de armas nucleares? Es dudoso. Simplemente, por todas partes hay demasiado plutonio del cual se pueden hacer bombas, y los conocimientos necesarios para hacerlas son fáciles de obtener. Sombríamente, un informe reciente del grupo Evaluación Internacional del Ciclo de Combustible Nuclear indicó “que el problema de impedir la propagación de armas nucleares a los países que actualmente no las poseen no tiene solución técnica.”—Instituto de Estocolmo para la Investigación de la Paz Internacional (SIPRI).
¿De dónde vino todo el plutonio? “Hasta la fecha se ha acumulado un total de 100.000 kilogramos de plutonio, sin elaboración, de los reactores nucleares civiles,” explica SIPRI. ¡Solo se necesitan unos cuantos kilogramos de plutonio para hacer una bomba como la que destruyó a Nagasaki! A medida que los países en vías de desarrollo recurren a la energía atómica en un mundo en que escasea el petróleo, terminan por tener como derivado la materia básica de las bombas atómicas.
¿Realmente podría un país en vías de desarrollo construir una bomba atómica si consiguiera el plutonio? En 1978 estuvo en primera plana la noticia de que un estudiante universitario de los Estados Unidos, por medio de utilizar documentos cuyo carácter secreto había sido suspendido, y que cualquiera pudiera conseguir por 25 dólares, diseñó una bomba atómica capaz de funcionar. Si un universitario no graduado pudo hacerlo, ¿por qué no podría un país subdesarrollado?
¿Cooperación, o confrontación?
Los peritos están advirtiendo que un mundo con más naciones nucleares se hará cada vez más inestable, “un mundo de muchos temores y de profunda incertidumbre,” según lo expresó Joseph Nye, de Harvard, quien es especialista en la proliferación nuclear. Algo que reprimiría esta inestabilidad sería un aumento en la cooperación entre las superpotencias, los Estados Unidos y la Unión Soviética. ¿Es probable que haya tal cooperación? En un mundo en que escasean los recursos, muchos creen que no es posible.
Los Estados Unidos actualmente importan más del 40 por ciento de su petróleo. Muchos aliados de los Estados Unidos tienen que importar porcentajes mayores aún... en el caso de Francia el 90 por ciento y en el de la República Federal de Alemania el 97 por ciento. Esas naciones han dado a entender que están dispuestas a arriesgarse a una guerra para proteger sus abastecimientos de petróleo. ¿En qué ha resultado esto? Las zonas petrolíferas de la Tierra, como el golfo Pérsico, están viendo una rivalidad militar intensa entre las superpotencias... una situación muy peligrosa.
Comentando sobre el peligro de que empiece la III Guerra Mundial en el Oriente Medio, Richard Falk dijo que “en el pasado siempre ha habido guerras generales cuando una potencia grande ha tratado de compensar por la decadencia económica y política recurriendo a medios militares decisivos.”—The Bulletin of the Atomic Scientists, abril de 1979.
En otras palabras, el tratar de resolver los problemas económicos mediante el incremento de lo militar lleva a la guerra. Un ejemplo reciente de esto fue la “solución” japonesa a las restricciones que los Estados Unidos impusieron en 1941 sobre vitales abastecimientos de petróleo. “La consternación ocasionada por la restricción impelió al mando naval japonés . . . a confabularse con el extremismo del ejército.” (Encyclopœdia Britannica) ¿Con qué resultado? El ataque a Pearl Harbor.
¿Le conviene al mundo experimentar un ataque como el de Pearl Harbor?
El petróleo no es la única cosa que escasea en los Estados Unidos. Según el U.S. News & World Report: “La importación da cuenta de más de la mitad de las fuentes de 23 materiales estratégicos que consume la industria de los Estados Unidos.” Entonces esta revista añade: “Peor todavía, la mayoría de estos minerales vienen de países políticamente inestables del África de más abajo del Sáhara.” Los EE. UU. tienen que importar el 89 por ciento de su platino (usado en la elaboración del petróleo bruto), el 90 por ciento de su cromo (usado en blindaje para tanques) y el 98 por ciento de su manganeso (usado en hacer aleaciones muy fuertes). Cada producto vital que escasee representa un conflicto potencial, de amenazarse el abastecimiento de éste.
La escasez no sorprende a algunos
Antes de la II Guerra Mundial, los Estados Unidos producían más petróleo que todos los demás países del mundo juntos. En aquel tiempo era común hablar de las ilimitadas riquezas minerales de los Estados Unidos. Pocas personas pudieron prever que en el breve período de unas cuantas décadas los Estados Unidos no podrían abastecerse de los materiales más estratégicos que necesitarían. Sin embargo, estudiantes cuidadosos de la Biblia veían que iban a surgir problemas.
En el libro “Hágase tu voluntad en la Tierra,”a que se publicó allá en 1958 en inglés y en 1961 en español, se identifica a la Unión Soviética como el “rey del norte,” mencionado en el capítulo 11 de Daniel. Al “rey del sur,” también mencionado en ese capítulo, se le identificó como el llamado mundo libre, encabezado por los Estados Unidos y la Gran Bretaña. En ese capítulo de la profecía bíblica se describe la competencia entre estos dos reyes simbólicos, de este modo:
“Y en el tiempo del fin el rey del sur se envolverá con él [el rey del norte] en un empuje, y contra él el rey del norte se lanzará como tempestad con carros y con hombres de a caballo y con muchas naves . . . Y él [el rey del norte] verdaderamente gobernará sobre los tesoros escondidos del oro y la plata y sobre todas las cosas deseables de Egipto.”—Dan. 11:40, 43.
¿Qué significó eso? Hace más de 22 años el libro “Hágase tu voluntad en la Tierra” hizo la siguiente interesante predicción basada en la Biblia:
“Hasta dónde alcanzará el rey del Norte para cuando llegue su ‘tiempo del fin’ solo el futuro podrá decir. Pero se predice que llegará a dominar los tesoros de oro, plata y todas las cosas preciosas o apetecibles de este mundo comercializado y materialista, incluyendo el petróleo.”—Página 322.
Hoy día la Unión Soviética es una de las muy pocas naciones industrializadas que no tiene necesidad de importar petróleo. La Unión Soviética también controla inmensos depósitos de precisamente los minerales estratégicos que el “rey del sur” necesita desesperadamente. ¡Con razón la política del mundo ha sido caracterizada en los últimos años por una competencia de “empujones” entre las superpotencias!
[Nota a pie de página]
a Publicado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
[Ilustración en la página 9]
Si un estudiante universitario podría producir una bomba atómica que funcionara, ¿por qué no podría hacer lo mismo aun un país pequeño?
-
-
Esperanza de escapar de la destrucción mundial¡Despertad! 1981 | 22 de septiembre
-
-
Esperanza de escapar de la destrucción mundial
¿Resultará en una III Guerra Mundial esta competencia nacionalista de “empujones”? Posiblemente. Desde el punto de vista humano, la situación política mundial ciertamente parece ser desesperanzada. Pero hay otro punto de vista que debe recibir consideración.
Así como la Palabra de Dios predijo correctamente la presente situación mundial de tensión, también predice el resultado. Sin que especifique si la carrera armamentista actual desencadenaría una III Guerra Mundial, la Biblia hace esta declaración acerca de nuestro tiempo:
“Pero las naciones se airaron, y vino tu propia ira, y el tiempo señalado para que los muertos fuesen juzgados, y para dar su galardón a tus esclavos los profetas y a los santos y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y para causar la ruina de los que están arruinando la tierra.”—Rev. 11:18.
La codicia económica y la contaminación ya están “arruinando la tierra,” y Dios tiene abundante razón para poner fin a los responsables de estas cosas, hasta sin tomar en cuenta el arruinamiento adicional que una tercera guerra mundial pudiera traer. No obstante, en vista de esta profecía, aun si estallara una guerra mundial Dios nunca permitiría que ésta arruinara este hermoso globo terráqueo, creado por él para ser el hogar de la humanidad y no su cementerio.—Isa. 45:18.
La Biblia aun tiene un nombre para la batalla simbólica mediante la cual el Dios Todopoderoso pone fin, de una vez por todas, al nacionalismo, el militarismo y la guerra actuales. En la “Versión del Rey Jaime” de la Biblia, conocida como Versión Autorizada, se llama “Armagedón” a la ubicación simbólica de esta guerra.—Rev. 16:14, 16.
“¿Armagedón?,” quizás pregunte usted: “Pero, ¿no son la misma cosa Armagedón y la III Guerra Mundial?” La contestación es: ¡NO!
Los expertos en noticias pudieran emplear la palabra “Armagedón” fuera del contexto bíblico para referirse a la III Guerra Mundial y la destrucción nuclear, pero la Biblia define este término de manera notablemente diferente. La Biblia describe esta batalla, en el capítulo 19 de Revelación, no como una lucha entre naciones terrestres, sino como una lucha entre todas esas naciones y los ejércitos celestiales bajo el mando de “La Palabra de Dios,” Jesucristo.—Rev. 19:11-21.
El Armagedón no viene como resultado de la guerra nuclear. Es la solución a la guerra nuclear, una solución impuesta por el Único que tiene suficiente poder como para hacer cumplir su voluntad en este sistema de cosas violento donde existe gran acumulación de armas. Como resultado de Armagedón no quedarán humeantes cráteres llenos de escombros radiactivos. Más bien, el resultado será una “nueva tierra,” libre de toda forma de iniquidad, incluso de la carrera de armamentos. Considere esta alentadora promesa:
“Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra . . . Con eso oí una voz fuerte desde el trono decir: ‘¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad, y él residirá con ellos, y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos.’”—Rev. 21:1, 3.
¿Qué le sucederá a la carrera armamentista en esta nueva tierra? Para los sobrevivientes de Armagedón, acostumbrados a que se invierta continuamente en municiones, el cambio será pasmoso. La Palabra de Dios declara:
“Vengan, contemplen las actividades de Jehová, cómo ha establecido acontecimientos pasmosos en la tierra. Está haciendo cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza; quema los carruajes en el fuego.”—Sal. 46:8, 9.
¿Puede alguien detener la destrucción mundial? Ningún poder humano puede hacerlo. Solo una Persona en el entero universo puede rescatarnos de esto, y lo hará. Si usted llega a conocerlo ahora, puede escapar de la destrucción, no de la destrucción causada por la III Guerra Mundial, sino de aquélla por Jehová Dios, quien pronto “triturará y pondrá fin” al sistema mundial tan próximo a arruinar nuestro planeta.—Dan. 2:44.
-