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  • Cómo calificar para maestros en la congregación
    La Atalaya 1979 | 1 de abril
    • criaturas sensibles son irracionales. (2 Ped. 2:12; Jud. 10) Por lo tanto, cuando a esta sabiduría se le llama “animal” o ‘del ánima o alma’ se muestra que no es espiritual, sino que proviene de las sensaciones, apetitos e inclinaciones carnales.

      15 Además, Santiago correctamente la llama sabiduría demoníaca. Esto se debe a que los demonios (espíritus inicuos) manifiestan una disposición contraria a la sabiduría divina. No son apacibles, sino duros y crueles, como se puede ver por la lamentable condición de las personas a quienes poseían. (Mar. 5:2-5) En cuanto a Satanás el Diablo, el gobernante de los demonios, la Biblia revela que el orgullo egoísta y la ambición resultaron en su caída.—1 Tim. 3:6.

      LAS CUALIDADES DESEABLES QUE SE ASOCIAN CON LA SABIDURÍA CELESTIAL

      16. ¿Qué características tiene la sabiduría celestial?

      16 Para que uno califique de maestro de sus compañeros de creencia tiene que estar libre de los rasgos que se asocian con la sabiduría terrestre, animal o del alma, y demoníaca. Su vida debe revelar que uno está gobernado por la sabiduría celestial. El discípulo Santiago describe esta sabiduría de este modo: “La sabiduría de arriba es primeramente casta, luego pacífica, razonable, lista para obedecer, llena de misericordia y buenos frutos, sin hacer distinciones por parcialidad, sin ser hipócrita.” (Sant. 3:17) Considere lo que esto significa.

      17. ¿Qué quiere decir el ser ‘castos’ y ‘pacíficos’?

      17 De los que califican para servir de maestros se dice que son ‘castos,’ puros o incontaminados en mente y corazón. Por ser ‘pacíficos,’ son personas que promueven la paz. No solo evitan ser agresivos o belicosos, sino que también hacen esfuerzos extraordinarios por establecer buenas relaciones con otros y entre otros. (Rom. 14:19; 1 Tim. 3:3) No participan en nada que quebrante la paz, ni aprueban tal cosa.—Compare con Proverbios 16:28; 17:9.

      18. ¿Cómo manifiesta uno (a) que es “razonable,” (b) ‘que está listo para obedecer’ y (c) que está ‘lleno de misericordia y buenos frutos’?

      18 El hombre “razonable” está dispuesto a ceder, es moderado o tolerante, no fanático en su celo. No insiste en que las cosas se hagan a su manera, ni insiste en la letra de la ley, sino que considera con benignidad humana, con debida consideración, el asunto que se esté tratando. (Compare con 1 Pedro 2:18.) En vez de ser terco, el que posee sabiduría celestial está ‘listo para obedecer.’ Tiene un espíritu de cooperación, una anuencia a responder a lo que se solicita cuando la solicitud es apropiada. Tal hombre cede a lo que las Escrituras dicen, y no adopta cierta posición y se apega a ella sin importar que esté en lo correcto o esté equivocado. Se apresura a cambiar cuando hay evidencia clara de que ha adoptado una posición errónea o ha llegado a conclusiones equivocadas. El que tiene sabiduría celestial también está ‘lleno de misericordia y buenos frutos.’ Cuando trata con otros, es compasivo. Muestra piedad a los afligidos y angustiados, y está deseoso de hacer lo que pueda para ayudarlos, y está presto a hacerlo. Entre los “buenos frutos” están todas las acciones que armonizan con la bondad, la justicia y la verdad.—Efe. 5:9.

      19. ¿Qué significa el que alguien ‘no haga distinciones por parcialidad’?

      19 La persona que sigue la guía de la sabiduría celestial no ‘hace distinciones por parcialidad.’ No da tratamiento de preferencia a los individuos debido a su apariencia exterior, posición, riqueza, rango en la vida o su influencia en la congregación. (Compare con Santiago 2:1-4.) En sus tratos con su congénere, se esfuerza por ser imparcial.

      20. (a) ¿Qué es un hipócrita? (b) ¿Cómo muestra el que posee sabiduría celestial que no es hipócrita?

      20 La sabiduría celestial nunca hace “hipócrita” al individuo. El hipócrita finge ser lo que no es. El hombre que despliega sabiduría divina no lleva puesta una máscara, por expresarlo así. En todas sus relaciones es recto y digno de confianza.—Efe. 4:25.

      21. ¿Cómo podemos aplicar personalmente lo que la Biblia dice acerca de los requisitos que hay que satisfacer para servir de maestro en la congregación?

      21 Lo que se requiere de los maestros cristianos debería hacer que todos nos examináramos cuidadosamente. ¿Estamos dando evidencia de que deseamos vivir en armonía con la sabiduría celestial? Aunque no seamos maestros en la congregación, todos, como discípulos de Cristo, tenemos la responsabilidad de enseñar la verdad a otros. Por lo tanto, es vital que nuestras actitudes, palabras y acciones concuerden con lo que afirmamos que somos. (Rom. 2:21, 22) Que sigamos esforzándonos por ser mejores siervos de nuestro Padre celestial y regocijándonos en las bendiciones que él nos ha otorgado.—Compare con 1 Timoteo 4:15, 16.

  • Ponderando las noticias
    La Atalaya 1979 | 1 de abril
    • Ponderando las noticias

      “Cristianos” de Grecia andan sobre fuego

      ● “Danzar desenfrenado sobre un lecho de brasas en el centro de la aldea” es como un despacho de la Prensa Asociada describió la escena. ¿Se trataba de ritos paganos en algún país asiático? No; se trataba de griegos que andaban sobre brasas en celebración de la fiesta griega ortodoxa de los santos Elena y Constantino. Se dice que, después de abrazar las imágenes de los dos “santos,” las personas que se proponen andar sobre el fuego caen en un “estado como de trance.” Esta costumbre empezó en el siglo 13, cuando el fuego consumió una aldea búlgara y entre lo quemado estuvo una iglesia dedicada a los dos “santos.” Cuando, según se alega, unos hombres oyeron que las imágenes “gemían,” se atrevieron a penetrar en el fuego para rescatarlas, y, supuestamente, salieron sin haberse quemado.

      Las autoridades griegas ortodoxas tiznan de “idólatra” y “pagana” la costumbre. Sin embargo, ¿está sin culpa la iglesia cuando, para empezar, estimula el uso de imágenes? Está claro que Dios conocía cómo pensaban los hombres cuando ordenó a su pueblo que no hiciera imágenes esculpidas, al decir: “No debes inclinarte ante ellas ni ser inducido a servirles.”—Éxo. 20:4, 5.

      “¿Paz” en el monte Sinaí?

      ● A fines del año pasado, la revista noticiera U.S. News & World Report habló de la posibilidad de que para fines del diciembre pasado se firmara el tratado de paz que estaban preparando Egipto e Israel, muy probablemente para la Navidad. La revista de noticias añadió: “En aquel tiempo, Sadat desea reunirse con Begin y Carter en la cumbre del monte Sinaí, donde, según informa la Biblia, Moisés hizo su pacto con Dios y recibió los Diez Mandamientos.”

      Poco podía lograr lo “espectacular” de escoger al monte Sinaí como la ubicación para tal acuerdo de paz, excepto llamar atención pública al paso que daban estos líderes hacia la paz. Es interesante el hecho de que, al escribir acerca de dos “pactos” antiguos, el apóstol Pablo se refirió a “uno del monte Sinaí, que da a luz hijos para esclavitud.” (Gál. 4:24-26) ¿Podría tener algún resultado más deseable un tratado de paz que se firmara en el mismo lugar?

      En realidad, sean cuales sean los pasos que den hacia la paz las naciones en este “tiempo del fin,” lo único que esto puede lograr es acercarlas más al cumplimiento de la profecía que dice: “El día de Jehová viene exactamente como ladrón en la noche. Cuando sea que ellos estén diciendo: ‘¡Paz y seguridad!’, entonces destrucción repentina ha de sobrevenirles instantáneamente.” (1 Tes. 5:2, 3) Sin embargo, esto abrirá el camino para que se cumpla gloriosamente el otro “pacto” mencionado por Pablo. Ese pacto incambiable contiene la promesa divina de que “se bendecirán todas las naciones de la tierra,” no por los esfuerzos humanos por establecer una paz, sino por medio del Cristo.—Gén. 22:18; Gál. 3:8, 16.

      ‘Futuro siniestro’

      ● Una encuesta Gallup tomada bajo la dirección del Concilio Nacional de Iglesias en los Estados Unidos llegó a la conclusión de que algunos de los resultados “eran siniestros con relación al futuro de la religión organizada.”

      La encuesta descubrió que hoy los estadounidenses le dan menos importancia a la religión en su vida de la que le daban en las dos décadas anteriores. Tanto los que van a las iglesias como los que no lo hacen opinan por lo general que las iglesias y sinagogas no dan dirección espiritual. La mayoría concordó en que “la mayoría de las iglesias y sinagogas han perdido la verdadera parte espiritual de la religión.”

      Gallup dijo que estos resultados representan “una severa denuncia contra la religión organizada.”

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