-
Andando en los pasos del AmoLa Atalaya 1980 | 15 de junio
-
-
Andando en los pasos del Amo
¿QUÉ está haciendo usted con su vida? ¿Qué, realmente, desea hacer con ella?
Muchos cristianos dedicados tienen empleos seglares que requieren que ellos dediquen mucho tiempo a ganarse la vida para poder mantenerse a sí mismos y mantener a sus familias. Quizás también tengan otras responsabilidades que exijan mucho de su tiempo y atención. Por consiguiente, quizás sientan la necesidad de dedicar tiempo a otras actividades de vez en cuando, pues éstas contribuyen al disfrute de la vida y a la satisfacción personal. ¿Cómo pueden equilibrar las cosas para vivir una vida que agrade a Dios?
La mayoría de nosotros sabemos que el trabajo físico con relación a cosas materiales puede satisfacer al trabajador y honrar a Dios. Antes de que el Hijo de Dios viniera a la Tierra como hombre, trabajó con su Padre en hacer todas las cosas materiales del universo. Al Hijo se le describió como Obrero Maestro.—Col. 1:15, 16; Pro. 8:30, 31.
Más tarde su vida fue transferida a la Tierra. Cuando llegó a su juventud de hombre, trabajó como carpintero. Pero llegó el tiempo en que tuvo que hacer otra obra, al servicio de su Padre. Esa obra incluyó predicar y hacer discípulos.—Mar. 1:14, 15; Juan 18:37.
Cuando Jesús dirigió su atención a esta nueva actividad, ésta se convirtió en el interés principal de su vida. A él le agradó mucho su nueva asignación. La llamó su “alimento.” (Heb. 10:7; Juan 4:34) Y el modo en que vivió dejó demostrado que había dicho aquello en serio. De hecho, el derrotero que Jesús siguió demostró que él creía en que su Padre continuaría proveyéndole las cosas materiales que necesitara mientras mantuviera su nueva asignación en primer lugar en su vida.
LO QUE ALGUNOS ESTÁN HACIENDO
Los seguidores de Jesucristo reconocen la responsabilidad de mantenerse a sí mismos y mantener a los que dependen de ellos, y, con todo, tener algo para distribuir a alguna persona que esté necesitada. (1 Tim. 5:8; Efe. 4:28) Sin embargo, algunos desearían no tener que dedicar tanto tiempo y energía a actividades seglares. Muchos desearían tener más tiempo para dedicarlo a la actividad de predicar, enseñar y hacer discípulos. ¿Comparte usted ese deseo? Algunos han podido arreglar sus asuntos para tener más tiempo para participar en esa obra... para que ésta ocupe el primer lugar en la vida de ellos.
Un testigo de Jehová que vive en la ciudad de Nueva York trabajó por años como empleado de una agencia de importación y exportación y ganaba mucho dinero. Su esposa también trabajaba seglarmente. Pero ambos deseaban dedicar más tiempo a la obra de hacer discípulos.
El patrón de la esposa se quejó de que no podía encontrar ayuda confiable para mantener limpio el lugar de empleo. De modo que el Testigo habló a este hombre y le ofreció limpiar el establecimiento por un precio estipulado. El hombre aceptó la oferta. El matrimonio se sintió animado. De hecho, ambos decidieron que si podían encontrar solo uno o dos contratos más como aquél no tendrían que continuar en sus empleos de tiempo completo.
Ahora trabajan juntos en un pequeño negocio de limpieza. Ganan considerablemente menos que antes, pero lo que ganan les permite vivir cómodamente. Ahora ambos están muy contentos porque pueden dedicar más tiempo a buscar a personas que se interesan en conocer mejor la Biblia. También tienen el tiempo que desean para considerar y estudiar la Biblia con esas personas.
Una madre que tiene cinco hijos en su casa deseaba participar a mayor grado en la obra de predicar. Hizo los ajustes necesarios para poder hacerlo. Asignó a sus hijos a arreglar sus propias camas y poner en orden sus habitaciones antes de desayunar. A cada hijo también se le asignó la limpieza y arreglo de otra habitación de la casa. A menudo la madre se levantaba temprano para limpiar otras partes del hogar, lavar la ropa y comenzar a preparar las comidas del día. Así, cuando los niños estaban listos para irse a la escuela, generalmente ella también estaba lista para salir a participar en la obra de hacer discípulos en su comunidad, hasta que los hijos regresaban de la escuela.
HACIENDO DISCÍPULOS Y PREDICANDO DE TIEMPO COMPLETO
En casi todo país del mundo hay personas que han arreglado sus asuntos para servir de “precursores” (éstos participan en declarar las “buenas nuevas” de tiempo completo). A veces eso requiere bastantes ajustes en la rutina diaria de ellos. Lo que los ha ayudado a sentirse satisfechos y gozosos es el ejemplo del Amo. Este sintió compasión por la gente a quien servía. Veía a aquellas personas como a “ovejas sin pastor,” desolladas y maltratadas. Estuvo dispuesto a dar su alma a favor de ellas. Todos podemos recibir estímulo del ejemplo que él puso.—Mat. 9:36; 20:28.
Un precursor de Illinois (E.U.A.) que ha participado en la obra de tiempo completo por seis años escribió: “Durante los últimos años he sentido tanta felicidad, tanto contentamiento y gozo, que tenía que decírselos. Solo oro que con la bendición de Jehová pueda continuar en el servicio de tiempo completo mientras haya trabajo que hacer.”
¿Le permiten sus circunstancias participar a mayor grado en esta obra, o pudiera usted hacer ajustes para que le fuera posible participar en ella? El considerar su deseo con los que actualmente participan en el servicio de tiempo completo pudiera ayudarle. Quizás usted pueda hablar con algunas de esas personas en las asambleas de distrito o de circuito de los testigos de Jehová. Los comentarios de estas personas y el espíritu que muestran pudieran animarle de modo que usted se sienta impelido a pensar: ‘¡Si ellos han logrado hacerlo, yo también puedo!’
Usted descubrirá que aunque quizás sea necesario hacer ajustes en algunos respectos, lo que principalmente se necesita es tener FE. Posiblemente usted haya visto evidencia de eso al observar a otras personas, o quizás usted mismo haya tenido experiencias que han sido demostraciones claras de que lo que Jesús dijo es realmente cierto: “Sigan, pues, buscando primero el reino y Su justicia [la de Dios], y todas estas otras cosas les serán añadidas.”—Mat. 6:24-33.
Los que se esfuerzan por participar al mayor grado posible en la obra especial que Jehová Dios y Jesucristo han encomendado a los cristianos durante este tiempo, disfrutan de un sentimiento de logro y felicidad en la vida. Ese es el propósito de Dios para sus siervos. ¿Describe eso su situación en la vida? Si no, usted pudiera lograr que así sea si hace ajustes que hayan sido bien pensados y bien planeados.
Hay felicidad en dar. Uno disfruta de un sentimiento de afectuosidad y satisfacción al saber que ha usado su tiempo y energía a plenitud en la obra especial que se ha encomendado a los cristianos durante este tiempo del fin. Sí, el andar en los pasos del Amo nos traerá la mayor felicidad y resultará en la mayor honra para Jehová.—Mat. 22:37-39; Hech. 20:35.
-
-
Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1980 | 15 de junio
-
-
Preguntas de los lectores
● Antes de que yo estudiara la Biblia, mi esposa y yo nos habíamos divorciado, no debido a inmoralidad sino porque no nos llevábamos bien. Ahora soy cristiano. ¿Estoy libre, bíblicamente, para casarme de nuevo?
El que una persona en la situación que usted describe esté libre en sentido bíblico para volver a casarse depende de si el matrimonio ha llegado a su fin a los ojos de Dios.
Antes que usted llegara a ser cristiano, su matrimonio terminó legalmente, quizás sobre una base legal como la de incompatibilidad. Eso terminó el matrimonio desde el punto de vista del gobierno. Pero, apropiadamente, usted está interesado en si el Legislador Universal todavía ve a usted y a su anterior esposa como “una sola carne.”—Gén. 2:22-24.
Jesús dijo algo que nos ayuda a ver claramente la situación. Después de reconocer que se habían obtenido divorcios con diferentes razones como base para ello, él añadió: “Cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación [griego, porneía], y se case con otra comete adulterio.” (Mat. 19:9; 5:32) Por eso, la única base bíblica para el divorcio que dejaría a la persona libre para volver a casarse es la de “fornicación” o porneía, la cual incluye adulterio u otra crasa inmoralidad sexual.
Por eso, si su esposa hubiera sido culpable de adulterio, usted habría tenido base bíblica para divorciarse. Si entonces usted se hubiera divorciado, fuera por motivo de adulterio o por algún otro motivo legal verdadero, usted y ella ya no hubieran sido “una sola carne.” Por el contrario, si usted hubiera cometido adulterio y su esposa hubiera optado por no perdonarle y hubiera obtenido un divorcio, ambos estarían libres en sentido bíblico.
Sin embargo, usted dice que no se había incurrido en inmoralidad antes del divorcio. Por lo tanto, en vista de lo que Jesús dijo, ¿qué razón habría para creer que el divorcio hubiera disuelto automáticamente el matrimonio a la vista de Dios? Aunque al abrazar el cristianismo la persona puede pedir el perdón de Dios por los pecados que haya cometido en el pasado, eso no quiere decir que las obligaciones y compromisos que la persona hubiera contraído en el pasado quedarían cancelados. (1 Juan 1:7; 1 Cor. 6:9-11) Por ejemplo: Usted quizás haya tomado dinero prestado de un amigo, y haya concordado en hacerle pagos regulares. Luego usted llega a ser cristiano. ¿Cancelaría eso la deuda? Difícilmente. Después de aprender el punto de vista de Dios sobre el pagar las deudas, usted probablemente se sentiría aún más obligado a pagarlas. (Sal. 37:21; 15:4; 112:5) De modo similar puede ser respecto al matrimonio. Cuando usted se casó, Dios comenzó a ver a usted y a su cónyuge como “una sola carne.” Por eso, pregúntese: ¿Hay base alguna para que Dios haya dejado de vernos de ese modo?
Quizás la haya. Puede que desde que ustedes se divorciaron haya ocurrido algo que pueda haber terminado el matrimonio a los ojos de Dios. Podemos comprender por qué eso es así al considerar el asunto a la luz de lo que Jesús dijo, según se registra en Mateo 19:9. Aunque
-