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Conozca a los negritos¡Despertad! 1980 | 22 de diciembre
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Conozca a los negritos
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en las Filipinas
ESO fue exactamente lo que hicimos algunos de nosotros recientemente. Conocimos a los negritos que viven en las montañas detrás de la enorme base militar estadounidense de Ángeles, al norte de Manila.
¿Quiénes son estas personas? Son una gente amigable, que, en las Filipinas, se encuentran mayormente en la isla de Luzón. Puesto que son de la raza de los pigmeos, su estatura por término medio es de menos de metro y medio, y tienen la piel oscura. Sus facciones son negroides; de allí el nombre de “negritos.”
Nadie sabe de dónde vinieron los negritos ni cuándo llegaron a las Filipinas. Hoy hay unos 25.000 de ellos. Algunos llevan una vida muy sencilla en los bosques y las montañas, mientras que otros se están adaptando gradualmente al estilo de vida de sus vecinos de la tierra baja.
Su modo de vida
El grupo que nosotros visitamos ha establecido un modo de vida más o menos permanente. Viven en chozas o casuchitas hechas de hierba y bambú y de cualquier cosa que hayan podido obtener de sus vecinos. ¡Es de interés notar que vimos chozas en las cuales el piso medía poco más de un metro cuadrado! La ropa de estos negritos sigue el estilo occidental.
En otras partes del país, los negritos llevan vidas menos complicadas. Se les describe como un pueblo “extremadamente móvil,” pues viven en grupos de familia, compuestos quizás de 10 a 50 personas, y constantemente andan por las montañas y los bosques en busca de caza, frutas silvestres y vegetales. Por la noche erigen un cobertizo debajo del cual duermen, pero nunca permanecen en un lugar más de unos cuantos días o semanas. Su ropa es sencilla: para los hombres un taparrabo, y para las mujeres una falda corta que se envuelven alrededor de la cintura; ambos artículos de ropa frecuentemente están hechos de corteza de árboles.
Porque viven en el bosque, los negritos tienen los sentidos naturales bien desarrollados. John Garvan, un docto irlandés que vivió con los negritos por varios años, informó que ellos podían percibir el olor de las frutas desde bastante lejos. ¡Hasta han alegado que pueden discernir un cambio en el olor del cuerpo de alguien cuando está enfermando, y han dicho que pueden oler la clase de carne que alguien haya estado comiendo! También tienen el oído muy aguzado. Además, los negritos tienen un sentido de dirección bien desarrollado, y parecen saber por instinto si hay presa en los alrededores.
Los negritos se distinguen por su gran habilidad con el arco y la flecha. El director de un museo declaró que ellos quizás posean el sistema de flechas más altamente desarrollado del mundo. La tribu aeta, de Zambales, tiene unos 50 diferentes tipos de flechas... uno para jabalíes y venado, otro para murciélagos, otro para peces, y así por el estilo.
Los negritos que todavía viven en el bosque tienen ideas extraordinarias en cuanto a la apariencia personal y el adorno. Algunos se hacen cicatrices por todo el cuerpo “en el nombre de la belleza.” Otros llevan brazaletes en los brazos y alrededor de los tobillos, mientras que otros se ponen una pintura negra en los dientes y se los liman hasta hacerlos puntiagudos, “para mejorar la apariencia.”
Cuando entramos en un campamento de negritos cerca de la aldea filipina de Sapangbato, se nos recibió de manera muy amigable. Caritas negras nos sonreían desde las chozas mientras nos encaminábamos hacia el capitán de la aldea. Éste y el pastor metodista —otro negrito— estuvieron bien dispuestos a pasar algún tiempo con nosotros considerando el importante mensaje bíblico que habíamos traído.
Una gente amigable
Nosotros, como otras personas, quedamos impresionados por la amigabilidad de esta gente de pequeña estatura. Es verdad que las antiguas crónicas dicen que esta gente es una raza dada a la guerra. Hay relatos sobre guerras por territorio entre diferentes tribus, ¡y se dice que los victoriosos usaban los cráneos de sus enemigos vencidos como recipientes para beber de ellos! Otros relatos hablan de los tiempos primitivos en que los negritos de Laguna practicaban una clase de “estafa de protección.” Según se informa, estos negritos se presentaban a cierto tiempo y exigían un tributo de los tagalos que vivían en la tierra baja. Si éstos no les daban el tributo, los negritos de Laguna se llevaban unas cuantas cabezas.
Sin embargo, investigadores modernos afirman con insistencia que los negritos son de disposición bastante mansa. Se dice que estas personas nunca se mienten unas a otras. Además, existe verdadero afecto entre los cónyuges. Aman a sus hijos y demuestran respeto a las personas de mayor edad. Lo que más se asemeja a un gobierno entre esta gente del bosque es el consejo y la guía del miembro mayor del grupo.
Algunos han alegado que los negritos aprenden con dificultad. Pero el hecho es que tienen la memoria sumamente aguda y manifiestan profundo interés en asuntos que tienen que ver con el bosque o la caza. Por otro lado, las posesiones materiales les interesan muy poco. Con tal que tengan el alimento para el día, no se preocupan por el mañana. Felizmente, durante muchas generaciones el bosque ha satisfecho generosamente sus necesidades.
La religión entre los negritos
Nos interesaba aprender algo acerca de los antecedentes religiosos de estas personas a quienes acabábamos de conocer. Nos dijeron que eran metodistas. Pero anteriormente habían sido católicos. Algunos recordaban cuando no pertenecían a ninguna secta de la cristiandad. Sus recuerdos del culto negrito de aquel tiempo eran algo vagos, pero sí recordaban que hacían un baile ceremonial cuando alguien enfermaba. Si la cosecha era excepcionalmente buena, acostumbraban degollar un cerdo, cortarle la cabeza y danzar en torno de ella, gritando: “¡Gruñe, cerdo! ¡Gruñe, cerdo!” ¡Afirmaron que entonces la cabeza del cerdo muerto gruñía! Bueno, ¿adoraban la cabeza del cerdo muerto? No. A ellos no les parecía que lo hacían, ¡porque después se la comían!
Los negritos que todavía viven en el bosque tienen vagas creencias religiosas que varían de un campamento a otro. Parece que algunos creen en un Dios supremo, y tienen mitos para explicar los fenómenos naturales que no comprenden. Por ejemplo, algunos dijeron a John Garvan que el Sol es un hombre, que la Luna es su esposa y que las estrellas son los hijos de éstos. Sin embargo, la Luna teme que el calor del Sol haga daño a sus hijitos; por eso, ella y las estrellas constantemente huyen de las muestras de afecto del esplendoroso esposo. Garvan trató de explicar que el Sol y la Luna no son personas. “¿Qué son, entonces?,” le preguntaron. “Son esferas celestiales,” les respondió. Ante semejante idea absurda, todo el grupo se echó a reír.
Nos alegró mucho el considerar con estas personas lo que la Biblia dice en cuanto al “Espíritu Supremo” y lo que éste ha prometido para la humanidad. Algo que les impresionó fue saber que Dios tiene un nombre, Jehová. (Sal. 83:18) Los que recientemente habían perdido a seres queridos en la muerte se sintieron consolados al saber que Jehová Dios dará vida a los muertos. (Juan 5:28, 29) Con gusto les hablamos acerca del prometido nuevo orden de Dios, en el cual no habrá más enfermedad ni muerte y siempre habrá bastante alimento para cada día.—Isa. 25:6, 8; 2 Ped. 3:13; Rev. 21:4.
Como sucede en el caso de muchas otras minorías tribuales, los negritos y su modo de vida están desapareciendo bajo la presión de la civilización moderna. El territorio de los que todavía vagan por los bosques está disminuyendo. Pero nosotros disfrutamos muchísimo de hablar con esta amigable y tranquila tribu de personas de pequeña estatura. Ya que hemos llegado a conocer a los negritos, esperamos volver a visitarlos.
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¿Le interesaría la artesanía?¡Despertad! 1980 | 22 de diciembre
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¿Le interesaría la artesanía?
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Australia
“HACE muchos años, cuando yo vivía en Latvia, tenía una amiga que podía trasquilar una oveja, hilar la lana que había obtenido, convertirla en tela y usar la tela para hacer su propia ropa.” Mientras Madge contaba esto, el rostro le brillaba con manifiesto aprecio por la habilidad e ingenio de su amiga.
En el pasado, la mayoría de la gente acostumbraba hacer obras de destreza manual de diferentes clases. Mucho de lo que se usaba o se llevaba puesto tenía que producirse a mano. Pero ya no sucede así.
¿Por qué será, pues, que vemos semejante resurgimiento de interés en la artesanía? La monótona semejanza de los artículos producidos en masa hace que algunas personas estimen los objetos hechos a mano que exhiben la destreza del artesano. Otras miran atrás a ‘los viejos tiempos’ y tratan de captar de nuevo el espíritu de una época más tranquila, más estable. A muchas personas el emprender alguna labor
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