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  • La bestia de color escarlata
    La Atalaya 1963 | 1 de septiembre
    • dragón y de la bestia salvaje que vino del mar. En los días de Juan cinco de éstas habían caído: Egipto, Asiria, Babilonia, Medo-Persia y Grecia. La sexta estaba en existencia en aquel tiempo, la Roma pagana, la cual continuó su existencia más tarde como el Santo Imperio Romano, y una todavía había de venir, la potencia mundial angloamericana, la bestia de dos cuernos. El que permanezca por un tiempo breve indica que el fin de estas potencias está cerca.

      Esta bestia de color escarlata aparece en todavía otra forma en el libro de Apocalipsis. Esto, sin embargo, no debería parecer sorprendente, puesto que en la profecía bíblica varias personas y entidades aparecen a veces en más de una sola forma, todas ellas apropiadas y adecuadas, pero se usan para mostrar diferentes aspectos de una persona, organización, nación o entidad política. Así es como hemos notado que la séptima potencia mundial, la potencia mundial angloamericana, se muestra como la séptima cabeza de la bestia salvaje que salió del mar, como la bestia salvaje que tiene dos cuernos como cordero y sin embargo tiene la voz de un dragón, y también como el falso profeta debido a sus actividades propagandistas. Así es con esta bestia salvaje de color escarlata; se le llama también una octava potencia mundial y, en Apocalipsis 13:14, 15, “una imagen de la bestia salvaje,” es decir, de la bestia del mar: “Y [la bestia de dos cuernos] extravía a los que moran sobre la tierra, a causa de las señales que se le concedieron que ejecutara a la vista de la bestia salvaje, mientras dice a los que moran sobre la tierra que hagan una imagen a la bestia salvaje que tenía la herida de espada y sin embargo revivió. Y se le concedió que diera aliento a la imagen de la bestia salvaje, de modo que la imagen de la bestia salvaje hablara y también hiciera que se diera muerte a todos los que no quisieran de manera alguna adorar la imagen de la bestia salvaje.”

      Según esta profecía la bestia de dos cuernos, es decir, Gran Bretaña y los Estados Unidos, dijeron a los que moraban sobre la Tierra que hiciesen esta imagen a la bestia, la Sociedad de las Naciones. ¿Corroboran esto los hechos de la historia? Ciertamente que sí, porque, dice The Encyclopædia Britannica, tomo 20, página 846, Ed. de 1959, en su biografía de Juan Cristián Smuts, estadista sudafricano: “Después del armisticio [de 1918], Smuts escribió su Memoria sobre la Sociedad de las Naciones, The League of Nations: A Practical Suggestion (1918), que recibió el apoyo de tanto el presidente Wilson como de Lloyd George, y en sustancia llegó a ser el Pacto de la Sociedad.” Estos últimos eran, por supuesto, los jefes de los Estados Unidos y de Gran Bretaña en aquel tiempo. Mientras que los Estados Unidos nunca se hicieron miembro, oficialmente, de la Sociedad, su jefe en realidad tomó la delantera en decir al mundo que hiciera esta imagen a la bestia. Con el transcurso de los años los Estados Unidos en efecto entraron por la puerta trasera de la Sociedad por medio de su apoyo a pactos y tratados promulgados por los miembros de la Sociedad. La evidencia es aun más fuerte de que los jefes de estas dos naciones, o de esta potencia mundial binaria, Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt, tomaron la delantera en hacer que la gente de la Tierra sacara a esta bestia de color escarlata del abismo de la inactividad en que la había arrojado la II Guerra Mundial en la forma de las Naciones Unidas.

      ¿Qué hay de esta mujer ataviada de escarlata a la cual se muestra cabalgando sobre esta bestia de color parecido? A través de las Escrituras, desde Génesis 3:15 hasta Apocalipsis 22:17, se usa a la mujer para representar una organización, y especialmente una organización religiosa. Así es que a la Jerusalén infiel se le describe como una prostituta, y a la congregación fiel cristiana como una virgen casta. (Isa. 1:21; 2 Cor. 11:2) Esta mujer por lo tanto bien representaría a la religión falsa y, en particular, a la cristiandad apóstata, que afirma estar casada con Jesucristo pero que se ha probado infiel a él como se ve por el hecho de que ella se ha asociado con los gobiernos de este mundo y hecho causa común con ellos en vez de esperar el reino de Cristo. Aplican a ella las palabras de condenación: “Babilonia la Grande, la madre de las rameras y de las cosas repugnantes de la tierra.” Es digno de notar que, mientras que se muestra al Rey de los reyes, Jesucristo, ejecutando juicio contra las varias bestias, son los diez cuernos o reyes de la bestia de color escarlata los que se ven efectuando la destrucción de este sistema religioso falso, de lo cual se ve un precursor en la oposición jurada del comunismo hacia todas las cosas religiosas.—Apo. 17:5.

      Obviamente, este esbozo en miniatura, por decirlo así, de las bestias del Apocalipsis, no podría tocar en todos los detalles minuciosos. Estos, sin embargo, al estudiarse, se hallarán consistentes con lo susodicho, así como se manifiesta en otras de las publicaciones de la Sociedad Watch Tower.

      Jehová Dios seguramente está haciendo que brille luz sobre sus profecías registradas hace mucho tiempo, de acuerdo con su promesa de que la senda de sus siervos se pondría cada vez más iluminada. Aquello de veras es motivo para que todos sus siervos tengan fe aumentada en que Él en todo momento tiene control cabal de los asuntos mundiales y que la Biblia es su Palabra inspirada. Debería fortalecer su esperanza en el triunfo final de la justicia y ayudarles a servir a Dios con la “forma de adoración que es limpia e incontaminada desde el punto de vista de nuestro Dios y Padre,” manteniéndose sin mancha del mundo.—Sant. 1:27.

  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya 1963 | 1 de septiembre
    • Preguntas de los lectores

      ● En Génesis 2:10-14 se mencionan cuatro ríos. Sin embargo, en los mapas bíblicos solo dos de éstos se muestran, el Hiddekel y el Éufrates. ¿Qué hay de los otros dos, el Pisón y el Gihón?—H. N., EE. UU.

      Antes de contestar esta pregunta bien puede mencionarse que a “Hiddekel,” el tercer río mencionado en el texto citado, se le reconoce por consentimiento común como el río Tigris. De hecho, éste es el nombre que se le da en la Versión de los Setenta tanto en Génesis 2:14 como en Daniel 10:4.

      En cuanto a los primeros dos ríos, el Pisón y el Gihón, ha habido mucha conjetura sobre su identidad. Diccionarios bíblicos y enciclopedias religiosas dan diversas teorías y algunos son prolijos al presentar éstas. Pero al fin todo ello solo es conjetura.

      El hecho de que estos dos ríos no puedan ser identificados con precisión no es causa para preocupación. Bien puede ser que estos dos ya no existan. Ha habido cambios en la apariencia de la Tierra desde que esas palabras fueron registradas por primera vez en el libro que Moisés consultó cuando compiló esta parte de Génesis. (Gén. 5:1) Especialmente es razonable concluir que el diluvio del día de Noé produjo grandes cambios en la topografía de la Tierra, así como ese diluvio destruyó el jardín de Edén, de modo que los ángeles no se necesitaron ya para guardar la entrada a él.—Sal. 104:6-8; Gén. 3:24.

      Como Delitzsch hace notar tan bien en su Commentary on Genesis: “Es por lo tanto innecesario para establecer las declaraciones geográficas del escritor sagrado, que podamos todavía señalar cuatro corrientes distintas (el Tigris y el Éufrates entre ellas), procediendo de una sola fuente, lo cual es claramente imposible. La original unicidad de las cuatro corrientes se halla, en el sentido del autor, tan ciertamente terminada como aquel paraíso está perdido.”

      ● ¿Cuál es la explicación de que a Lot se le llame hermano de Abrahán en Génesis 14:14 cuando de hecho era su sobrino?—A. M., EE. UU.

      Lot fue, por supuesto, sobrino de Abrahán, pues Génesis 11:31 dice que Téraj tomó a “Abram su hijo y a Lot, el hijo de Harán, su nieto,” consigo cuando salieron de Ur de los caldeos.

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