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  • Los privilegios de la mujer cristiana
    La Atalaya 1964 | 15 de agosto
    • como si ésta no fuera la asignación normal para él. En esto no obraría como representante correcto de Cristo a la congregación, y así deshonraría a su cabeza, Cristo. La mujer, por otra parte, había de cubrirse la cabeza cuando orara o profetizara en la congregación por respeto al principio teocrático de que ésta normalmente era la función del hombre, para no aparecer como si ella estuviera tratando de desempeñar el papel del hombre, de usurpar la posición del hombre. Esto sería deshonroso, no solo para los miembros varones de la congregación, sino también para su cabeza, su esposo, como si ella no pensara que hubiera necesidad de estar en sujeción a él tampoco. Por eso, Pablo arguye, si una mujer fuese a obrar de esa manera de una vez debería hacerlo de modo completo y hacer que su pelo le fuera cortado exactamente como el del hombre o como el de una esclava. Pero esto sería vergonzoso, ¿no es verdad? Ciertamente lo era en el día de Pablo, porque el que una mujer se rapara la cabeza, o se cortara el pelo corto, comúnmente era una señal de ser esclava, o peor, de ser una mujer atrapada en inmoralidad o adulterio y trasquilada como señal de oprobio público.

      16. ¿Qué principio se halla en cuestión en el asunto de cubrirse la cabeza, y en conexión con esto, qué indicación da la naturaleza misma?

      16 Era costumbre de las mujeres en los días de los cristianos primitivos el cubrirse la cabeza siempre que salían en público; pues a una mujer que no tuviera cubierta la cabeza en público se le consideraba como una mujer libertina y fácil, como una mujer que no reconocía la jefatura de su padre o de su esposo. Sin embargo, éste no era el punto en cuestión básico. Era asunto de reconocer el principio divino de la jefatura, y Pablo presenta en los versículos 13 al 15 el argumento de cómo la naturaleza misma indica esto: “Juzguen por ustedes mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios con la cabeza descubierta? ¿No les enseña la naturaleza misma a ustedes que si el varón tiene cabello largo, es para él una deshonra; pero si la mujer tiene cabello largo, es para ella gloria? Porque se le da el cabello en lugar de mantilla.” Esto no quiere decir que su pelo largo fuera suficiente cubierta para la cabeza cuando oraba o profetizaba en la congregación; de otra manera el versículo seis no sería lógico. Más bien, en tales ocasiones su pelo largo le sería un recordatorio de que era necesario cubrirse la cabeza como señal de sujeción.

      17. La mujer humilde, ¿qué asignación reconoce que tiene?

      17 Ciertamente una mujer con la cabeza rapada no sería muy atractiva, ¿no es verdad? Igualmente, si una mujer no mostraba respeto al orden teocrático, tal como el profetizar sin cubrirse la cabeza en la congregación primitiva, sería sumamente inatractiva a Jehová y a los otros miembros de la congregación, debido a su falta de humildad. Una mujer fiel reconoce su asignación en el arreglo de Jehová. Como Pablo escribe en los versículos 8 al 10: “Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón; y, más aún, el varón no fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. Por eso la mujer debe tener una señal de autoridad sobre la cabeza debido a los ángeles.”

      18. ¿Qué tenía presente evidentemente Pablo al decir que la mujer “debe tener una señal de autoridad sobre la cabeza debido a los ángeles”?

      18 ¿Por qué “debido a los ángeles”? Esto no podría ser con el fin de mostrarles sujeción a ellos. En 1 Corintios 11:3, Pablo no menciona a ángeles como teniendo jefatura sobre las mujeres en la Tierra. A los ángeles no se les ha asignado para llevar la delantera en la congregación cristiana ni para predicar las buenas nuevas del Reino. Por eso no hay duda en cuanto a que la mujer tenga que cubrirse la cabeza por respeto a algún ángel a quien ella pudiera estar sustituyendo. Pero tanto los hombres como las mujeres dedicados son “un espectáculo teatral al mundo, tanto a los ángeles como a los hombres.” (1 Cor. 4:9) Por ejemplo, una mujer fiel puede poner un excelente ejemplo a los ángeles. Al conformarse lealmente al patrón teocrático de Jehová de sujeción a su cabeza marital y también al mostrar ella respeto a los miembros varones de la congregación, ella pone un ejemplo correcto a los ángeles en el cielo en su continua sujeción fiel a Jehová y a su Rey reinante, Jesucristo.

      19. ¿Qué aprecio de la relación del hombre y la mujer ilustra Pablo en 1 Corintios 11:11, 12, y qué mantendrá humildes tanto al hombre como a la mujer en el arreglo de Jehová?

      19 Sin embargo, para que el hombre no obtenga la impresión incorrecta de lo que él escribió, como si el hombre fuera la criatura importantísima y la mujer insignificante, Pablo pasa a decir, en los versículos 11 y 12 del capítulo 11 de 1 Corintios: “Además, en lo relacionado con el Señor ni es la mujer sin el varón ni el varón sin la mujer. Porque así como la mujer procede del varón, así también el varón es por medio de la mujer; pero todas las cosas proceden de Dios.” Sí, esto es lo que debe tenerse presente—que el arreglo de las cosas en cuanto a la jefatura, en cuanto a la relación del hombre y la mujer, en cuanto a la conducta y el orden en la congregación, procede de Dios y no del hombre. El tener este punto de vista nos mantiene equilibrados y humildes y apreciando las bendiciones de Jehová, ora que seamos hombres o mujeres.

      20. ¿Con qué propósito se considera ahora la cuestión de cubrirse la cabeza?

      20 Aparentemente había alguna disputa sobre esta cuestión del lugar de la mujer en la congregación en Corinto, y por eso el apóstol Pablo empleó tiempo en manifestar los principios para que todos entendieran, y luego concluyó: “No obstante, si algún hombre parece disputar en pro de otra costumbre, nosotros no tenemos otra, ni tampoco las congregaciones de Dios.” (1 Cor. 11:16) Aunque quizás éste no sea asunto de disputa entre los testigos de Jehová en estos días, no obstante parece bien en este tiempo el considerar el tema algo detalladamente en cuanto a su aplicación práctica para la congregación cristiana hoy en día. Por eso, en el siguiente número de La Atalaya, consideraremos algunas de las circunstancias en que pudiera surgir la cuestión de cubrirse la cabeza, para que las ministras fieles de la sociedad del nuevo mundo sepan cómo obrar correctamente en armonía con las Escrituras y con una buena conciencia cristiana.

  • La verdad no se compra con dinero
    La Atalaya 1964 | 15 de agosto
    • La verdad no se compra con dinero

      EN ISRAEL un judío se interesó en la obra de los testigos de Jehová, y el resultado fue la siguiente experiencia: “Un día, alguien tocó a mi puerta. El hombre que visitaba venía de parte de la oficina de los rabinos y me dijo que ésta se había enterado de que yo había cambiado de religión. El comité de rabinos se reunió para considerar el asunto, y dijo que ellos estaban dispuestos a ayudarme económicamente si volvía a la religión judía, porque ellos creían que yo me había convertido a otra religión por razones económicas. Le respondí diciéndole que hay algunas cosas que no se pueden comprar ni vender con dinero, y que la verdad de la Palabra de Dios, la Biblia, era una de ellas. Con la ayuda de los testigos de Jehová he hallado esta verdad. Entonces el representante de la oficina de los rabinos me preguntó: ‘¿Quién es Jehová?’ Yo le respondí: ‘¡Es vergonzoso que un judío no conozca el nombre de Jehová!’ Tomé una Biblia y le mostré los textos y la evidencia, y le pregunté si estaba de acuerdo con toda la evidencia. Comenzó a mascullar, obviamente abochornado: ‘Hace mucho que no tengo una Biblia en mis manos, así que no puedo usarla para contestarle.’ Entonces le dije: ‘Si usted no sabe cuál es el nombre de Dios y no conoce su Palabra escrita, la Biblia, ¿por qué y a quién ora usted en la sinagoga?’ El hombre no supo qué decir. Pero dijo: ‘¿Quiere que le diga un secreto? Yo no creo en nada. Solo continúo la tradición de mis antepasados. Lo principal es que tengo cierto trabajo en la oficina de los rabinos por el cual me pagan un salario.’ Después de testificarle, le di alguna literatura bíblica, y le dije que le diera las gracias a los rabinos por su oferta de ayuda económica, pero que yo no la necesitaba, ya que pongo mi confianza en el Dios viviente, Jehová.”

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