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Apreciando el don llamado “trabajo”La Atalaya 1973 | 1 de enero
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Apreciando el don llamado “trabajo”
“Todo cuanto hallare que hacer tu mano, hazlo con tus fuerzas.”—Ecl. 9:10, Versión Moderna.
1. ¿Cómo consideran el trabajo algunas personas, y por qué? Por eso, ¿qué preguntas se hacen?
EN ESTE tiempo de la historia cuando los hombres están trabajando menos horas y exigiendo más en pago de sus labores, sería bueno que todos los que buscan la felicidad en lo que hacen y también la aprobación de Dios examinen su propia actitud para con el trabajo. Hoy gran parte del descontento en el mundo puede atribuirse a personas que no están contentas con su trabajo. Un creciente número de trabajadores, especialmente entre los jóvenes, tienden a representar el trabajo como una maldición, un castigo o destino del cual escapar, si es posible. Su queja es que el trabajo agota las energías y deja al trabajador demasiado cansado para gozar de la vida. Arguyen: ‘¿Por qué trabajar si esto va a destruir el placer de vivir?’ ‘Demasiadas personas trabajan sin vivir,’ dicen. Para demostrar lo indeseable que es el trabajo, a menudo trabajadores señalan las muchas protestas y huelgas entre los trabajadores industriales, oficinistas y sociales, que no solo están preocupados con el salario, sino con las horas y condiciones de trabajo. A algunos les parece que la vida ideal sería un mundo libre de trabajo afanoso. Pocos consideran el trabajo como una bendición o como un don de Dios. ¿Qué actitud tiene usted para con el trabajo? ¿Lo considera usted como una bendición de Dios o lo ve solo como un mal necesario? ¿Cómo debe uno considerar su propio trabajo?
2. (a) En las Escrituras, ¿cómo se considera el trabajo? (b) ¿Qué dice la Biblia acerca de personas perezosas? (c) ¿Por qué no debemos tener consorcio con personas perezosas?
2 Las Santas Escrituras encomian el trabajo. Declaran que el hombre debe comer, beber y ‘ver el bien por todo su duro trabajo.’ La voluntad divina es que el hombre “se regocije en sus obras.” (Ecl. 5:18; 3:13, 22) En ninguna parte de la Biblia se anima a la pereza, indolencia y holgazanería como modo de vivir. Al contrario, al hombre se le insta a ‘esforzarse vigorosamente.’ Se encomia la diligencia. El hombre debe ‘hacer con su fuerza lo que sus manos hallen que hacer.’ (Luc. 13:24; Ecl. 9:10; Heb. 6:10, 11) A las almas perezosas se les dice que ‘vayan a la hormiga, que miren sus caminos y se hagan sabias.’ (Pro. 6:6) El ser despacioso está asociado con los estúpidos. Es su ‘modo despacioso lo que los destruirá.’ (Pro. 1:32) En vez de ser un modo ideal de vivir, una “mano floja” pronto se halla hundida en la pobreza. Los que aman su dormir, dormitar y el cruzar las manos no van hacia la felicidad sino hacia la ruina. (Pro. 10:4; 18:9; 24:33, 34) Por lo tanto, la gente que practica la religión verdadera, la religión de la Biblia, no puede tener consorcio con personas indolentes, perezosas. Al pueblo de Dios no se le llama a una vida inactiva, perezosa, sino a una vida activa, vibrante, en imitación de nada menos que su Dios Jehová. Es esta vida activa, productiva la que es el don de Dios que resulta en felicidad verdadera.—Juan 5:17.
DIOS Y SU HIJO SON TRABAJADORES
3. ¿Qué puede decirse acerca de Dios como trabajador y los efectos de sus obras en la humanidad?
3 Abra los ojos y mire a su alrededor. Solo necesita dar un vistazo para darse cuenta de que usted está rodeado de obras innumerables, incomparables en belleza y preciosas de contemplar. Estas obras están incluidas en la expresión ‘las maravillosas obras de Dios.’ (Sal. 145:4, 5; 148:3-10) Arriba están los cielos ‘que declaran la gloria de Dios’; y “de la obra de sus manos la expansión está informando.” La Tierra, con su extensa variedad de creaciones de animales, peces y plantas, compele a alabar. Un salmista apreciativo declaró: “¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas. La tierra está llena de tus producciones.” (Sal. 19:1-4; 104:24) El entero universo literalmente está lleno de las obras de Dios. Su número es abrumador, haciendo que brote alabanza. Su belleza es imponente. Su magnitud y sabiduría incitan a la alabanza y la gratitud. Su efecto hace que uno sienta humildad. Dijo el salmista: “Cuando veo tus cielos, las obras de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has preparado, ¿qué es el hombre mortal para que lo tengas presente, y el hijo del hombre terrestre que cuides de él?” (Sal. 8:3, 4; 92:5; 150:2) Todas estas creaciones reciben la atención y cuidado constantes de Dios.
4. ¿Quién fue la primera creación de Dios, y qué prueba hay de que él es un trabajador?
4 Todas las obras de Dios son incomparables, fieles y verdaderas. Todas ellas han sido forjadas con sabiduría. En el libro bíblico de Proverbios, a la sabiduría personificada se le representa como estando al lado de Jehová Dios en la obra creativa como su “obrero maestro.” (Pro. 8:12, 22-31) Bajo inspiración el apóstol Juan reveló que el Obrero Maestro es “la Palabra,” la primera creación de Dios, su Hijo unigénito que más tarde en la Tierra llegó a ser Jesucristo. Dijo Juan: “Éste estaba en el principio con Dios. Todas las cosas vinieron a existir por medio de él, y sin él ni siquiera una cosa vino a existir.” (Juan 1:1-3; Col. 1:17) Este sabio Hijo de Dios demostró ser un obrero maestro en la Tierra. Ningún hombre antes o desde su tiempo ha efectuado tanto, o ha hecho un impacto tan tremendo en la historia del hombre. Matusalén, que vivió 969 años, no dejó una sola obra digna de recordarse. Su larga vida pudiera considerarse como una pérdida total. Por otra parte, después de repasar los relatos de los Evangelios de las obras terrestres de Jesús, Juan escribe: “Hay, de hecho, muchas otras cosas también que Jesús hizo, que, si se escribiesen alguna vez en todo detalle, supongo que el mundo mismo no podría contener los rollos escritos.” (Juan 21:25) ¿La vida de quién fue más feliz... la de Jesús o la de Matusalén? No obstante, Jesús solo vivió un corto lapso de treinta y tres años y medio. ¡Obviamente fue un obrero diligente!
5. ¿Los hábitos de trabajo de quién siguió Jesús? Dé prueba.
5 Cuando los hombres trataron de impedir que él efectuara obras bondadosas en el día de sábado, Jesús contestó con una alusión a la actividad incesante de Jehová en todos los días de la semana, diciendo: “Mi Padre ha seguido trabajando hasta ahora, y yo sigo trabajando.” (Juan 5:17) ¿Por qué no deberían hacerse obras buenas en el día de sábado? ¿Cesa de brillar el Sol de Dios porque es sábado? ¿Dejan de correr los ríos? ¿Deja de crecer la hierba? ¿No es verdad que los frutos maduran y las aves trinan? ¿No está ocupado Dios atendiendo las necesidades de su creación? Entonces, ¿por qué debería su Ungido rehusar hacer obras de amor solo porque era sábado? Jesús en sus hábitos de trabajo siguió el ejemplo de su Padre celestial. “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió,” dijo él, “y terminar su obra.” (Juan 4:34) ¿El ejemplo de quién sigue usted en sus hábitos de trabajo? ¿Cuál es su actitud para con el trabajo?
EL HOMBRE, UN TRABAJADOR
6. ¿Qué prueba hay de que el hombre fue hecho para trabajar, y por qué puede referirse al trabajo como “el don de Dios”?
6 El hombre terrestre fue hecho por Dios para ser trabajador. No solo dice esto la Biblia, sino que la misma naturaleza del hombre, su estructura muscular, de el diseño de sus manos y pies, muestran que es absolutamente esencial alguna forma de trabajo para su bienestar. Todo crecimiento depende de actividad. No hay desarrollo físico o intelectual sin esfuerzo, y el esfuerzo significa trabajo. El trabajo da significado y propósito a la vida. Los logros del hombre son la medida del hombre mismo. El trabajo que utiliza las energías del hombre y le suministra contentamiento y expresión de su individualidad es una salvaguarda contra la disipación y la sensualidad. Los hombres que trabajan duro por lo general son los más felices. Sin embargo, los que no trabajan por amor al trabajo sino por dinero o por algún otro fin egoísta probablemente no hallen mucha felicidad en la vida. El trabajo duro hace que el hombre tenga hambre, de modo que come y goza de su alimento tanto más. Hace que tenga sed, por eso bebe. Hace que se sienta cansado, haciendo grato su sueño. “Que todo hombre coma y realmente beba y vea el bien por todo su duro trabajo,” dice la Biblia. “Es el don de Dios.” “En cuanto al hombre no hay nada mejor que el que coma y en realidad beba y haga que su alma vea el bien a causa de su duro trabajo. Esto también lo he visto, yo mismo, que esto proviene de la mano del Dios verdadero.” (Ecl. 3:13; 2:24) ¿Ve usted su trabajo como una bendición del Dios verdadero? Esto es esencial si ha de obtener felicidad y satisfacción duraderas de su trabajo.
7. (a) ¿Significaría la vida en perfección que no habría ningún trabajo para el hombre? (b) ¿Qué hecho hace que el trabajo tenga significado?
7 El primer hombre Adán estaba rodeado de perfección, pero aun bajo estas condiciones paradisíacas habría de ser trabajador. No habría de recostarse y pasar el tiempo en reposo indolente. Dios le mandó a Adán que cultivara el jardín de Edén y que lo cuidara. (Gén. 2:15) Esto quiso decir trabajo. Exigió iniciativa, imaginación e ingeniosidad. Como guardián de Edén, Adán podía visualizarse como colaborador de Dios, cumpliendo la voluntad y propósito del Creador en la Tierra. Su trabajo era hacer de toda la Tierra un jardín paradisíaco y poblarlo con una perfecta raza de humanidad. (Gén. 1:28) Esta no era asignación pequeña; exigía valor y diligencia para cumplirla. Pero fue este trabajo lo que hizo que su vida tuviera significado. El conocimiento de que uno es colaborador de Dios es lo que trae satisfacción y gozo. Dondequiera que falta este conocimiento, aun hoy día, el trabajo pierde su sentido de propósito y significado. Pronto llega a ser monótono, una traba, un fastidio, sin ninguna meta o propósito duradero.
8. ¿Cuál fue la búsqueda de Adán, y de la humanidad desde entonces, y con qué resultados?
8 Sin embargo, Adán optó por seguir tras un derrotero contrario a la voluntad de Dios. Trabajó para satisfacer sus propios anhelos y deseos, y este derrotero resultó desastroso para él mismo y para la entera raza humana después de él. (Rom. 5:12) La inmensa mayoría de la humanidad desde el tiempo de Adán ha seguido su ejemplo indigno. Participan en búsquedas que casi son enteramente egoístas. Dios no se halla en todos los pensamientos de ellos. (Sal. 10:4; 14:1) En su mayor parte su trabajo no se relaciona con la voluntad de Dios acerca de la humanidad ni pueden visualizarse como colaboradores de Dios. Su trabajo no tiene significado constructivo. Por lo tanto quedan vacíos y descontentos con lo que están haciendo. (Ecl. 2:22, 23) Si la humanidad hubiera demostrado estar dispuesta a llevar a cabo el propósito de Dios de convertir esta Tierra en un jardín paradisíaco, ¡piense en qué hermoso lugar sería la Tierra después de estos miles de años! Y, también, ¡cuántas lágrimas, cuánto derramamiento de sangre, qué miseria y sufrimiento se le habría ahorrado a la humanidad en todas partes de la Tierra!
LLAMADOS A HACER TRABAJO ESPECIAL
9, 10. ¿Por qué se le dio a Noé una asignación especial de trabajo, y en qué consistió?
9 Desde la creación de Adán hasta que Noé tenía 600 años de edad, un período de 1.656 años, la búsqueda de la humanidad fue casi totalmente materialista y egoísta, con resultados calamitosos. El registro de la Biblia dice: “La tierra llegó a estar arruinada a la vista del Dios verdadero y se llenó la tierra de violencia. De modo que vio Dios la tierra y, ¡mire! estaba arruinada, porque toda carne había arruinado su camino sobre la tierra.” (Gén. 6:11, 12) Esta declaración nos recuerda hasta cierto grado el estado de cosas en la Tierra hoy día. Jesucristo, en su profecía acerca del fin de este sistema de cosas, declaró que éste sería el caso, diciendo: “Así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre.” (Mat. 24:37-39) Durante estos tiempos tan críticos en la Tierra, Dios pide a los hombres que hagan trabajo especial para él. Noé recibió una asignación de esta clase.
10 Este varón de Dios, Noé, recibió el mandato de edificar un arca para la preservación de sí mismo y los de su casa y toda la vida animal. Esto requirió fuerza y determinación adicionales, porque quiso decir el reunir mucha madera y otros materiales. Así mismo el reunir a una hueste de animales que más tarde entró en el arca requirió el forjar planes y manejo ordenado. Este trabajo envolvió conocimiento de materias primas, hábitos de los animales, alimento, arquitectura, carpintería, impermeabilización. La asignación de Noé también envolvió el predicar y practicar justicia. Y este trabajador Noé tenía más de 500 años de edad cuando comenzó a edificar el arca.—Gén. 6:9-22; 7:6; 2 Ped. 2:5.
11. ¿Por qué podemos decir que el trabajo de Noé significó su salvación y no simplemente una demostración de su fe?
11 Después de atender todos los asuntos preliminares, Noé entró en el arca en 2370 a. de la E.C., con una sociedad organizada de la cual él era el cabeza. Durante el año lunar y diez días que estuvo en el arca trabajó. Sin duda condujo consideraciones de adoración, hizo oraciones de acción de gracias, alimentó los animales, removió los desperdicios y mantuvo la cuenta del tiempo. Este fue trabajo significativo. Significó su salvación. Dijo el discípulo Santiago: “Ustedes ven que el hombre ha de ser declarado justo por obras, y no por fe solamente.” (Sant. 2:24) Las obras de Noé dieron testimonio de su fe. ¿De qué dan testimonio las obras de usted? El ejemplo de Noé nos asegura que Dios es Aquel que determina cuáles obras son correctas y cuáles obras son incorrectas. Dios advierte ahora de que “traerá toda clase de obra a juicio con relación a toda cosa escondida, en cuanto a si es buena o es mala.” (Ecl. 12:13, 14) Noé pudo hacer frente al desafío de su tiempo. ¿Puede decirse lo mismo de usted? ¿Cómo está usted respondiendo al trabajo, al trabajo de Dios?
UNA NACIÓN TRABAJANDO CON DIOS
12. ¿Cómo llegó a ser Israel una nación de colaboradores con Dios?
12 En el propósito de Dios de producir una nación, hombres como Abrahán, Isaac y Jacob, y otros, recibieron distintivas asignaciones de trabajo de parte de Jehová. El capítulo once de Hebreos registra sus obras de fe. Finalmente, en el monte Sinaí en el año 1513 a. de la E.C., Jehová organizó a la nación de Israel para su propósito exclusivo, diciendo: “Ahora si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí. Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.” A estas palabras el pueblo contestó unánimemente: “Todo cuanto ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo.” (Éxo. 19:5, 6, 8) El propósito de ese pacto de la Ley, dijo el apóstol Pablo, fue conducir a los judíos a Cristo, “para que seamos declarados justos debido a fe.”—Gál. 3:23-25.
13. (a) ¿Qué puede decirse acerca de los deberes de los sacerdotes y la manera en que llegaron a distinguirse en sus asignaciones? (b) Este hecho nos ayuda a ver ¿qué? acerca del trabajo que hacemos.
13 Dentro de la nación exclusiva de Israel, varias tribus tenían como su deber trabajo específico. Por ejemplo, los deberes sacerdotales estaban limitados a los miembros varones de la familia de Aarón, y el resto de la tribu levita actuaba como sus ayudantes. (Núm. 3:3, 6-10) El erigir, desmontar y transportar el tabernáculo era el trabajo de los levitas no sacerdotales. Su trabajo estaba organizado a sumo grado bajo el rey David, quien nombró supervisores, oficiales, jueces, porteros y tesoreros. Más tarde, después de la edificación del templo de Salomón, un vasto número ayudaba a los sacerdotes en los patios y los comedores en relación con las ofrendas, sacrificios, obra de purificación, pesar, medir y varios deberes de vigilancia. Mucho de esto era trabajo duro y falto de encanto. En una ocasión el número de sacerdotes alcanzó el total de 1.760, todos “hombres poderosos de habilidad para la obra del servicio de la casa del Dios verdadero.” (1 Cró. 9:10-13) Estos eran sacerdotes de capacidades notables. Sin embargo, no podemos imaginarnos que todos estos sacerdotes hayan estado sumamente capacitados o dotados al nacer, que les haya sido excepcionalmente fácil ser peritos en cualquier cosa que se les asignaba. No, más bien por diligencia en aprender sus trabajos y por atención resuelta a sus deberes asignados, todos sin excepción al debido tiempo consiguieron la reputación de ser hombres muy competentes para la obra de Jehová. Esto pone de relieve el hecho de que los hombres pueden trabajar en cosas que les gusta hacer o en las que no les gusta hacer. Si un hombre se aplica, ningún trabajo es tan tosco o servil que no pueda elevarlo; ningún trabajo tan aburrido o falto de animación que no le pueda inspirar un poco de vida; ningún trabajo tan soso que el hombre no pueda avivarlo con su imaginación, si solo se aplica.
14. ¿Cómo se consideraban a sí mismos los sacerdotes, y qué actitud que expresó el apóstol Pablo puede ayudarnos en nuestro trabajo?
14 En su trabajo los sacerdotes de Jehová consideraban que eran colaboradores de Dios, lo cual los hacía ver sus asignaciones como privilegio y no simplemente como una tarea común que tenía que hacerse. A pesar de lo servil de sus asignaciones, podían mantener un espíritu excelente como aquel al que instó el apóstol Pablo, quien dijo: “Sea que estén comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para la gloria de Dios.” Y otra vez dice: “Cualquier cosa que estén haciendo, trabajen en ello de toda alma como para Jehová, y no para los hombres.” (1 Cor. 10:31; Col. 3:23) Pero aun cuando los hombres consideran que son colaboradores de Dios, todavía tienen que aplicarse. Es esta aplicación vigorosa y diligente de uno mismo como colaborador de Dios lo que resulta con el tiempo en logro y felicidad verdadera. ¿Es ésta la actitud de usted para con el trabajo?
15. ¿Cómo consideraban el trabajo los hebreos, y qué se pensaba de la diligencia y la destreza?
15 Los hebreos de la antigüedad, igual que sus sacerdotes, jamás dudaban de la importancia del trabajo. Se consideraba como un deber sumamente honorable, sagrado, un don de Dios. El Talmud enseña: “El que no enseña un oficio a su hijo está, por decirlo así, criándolo para el robo.” “El trabajo ha de tenerse en alta estima, porque eleva al trabajador, y lo mantiene.” La Biblia encomia la diligencia y el trabajo diestro, diciendo: “¿Has contemplado a un hombre hábil en su trabajo? Delante de reyes es donde él se apostará; no se apostará delante de hombres comunes.” (Pro. 22:29) La diligencia era sinónimo de riquezas. (Pro. 10:4; 12:27) El apóstol cristiano Pablo también declaró: “Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma.”—2 Tes. 3:10.
16. ¿Cómo se consideraba el trabajo de parte de las hebreas, y qué dicen los Proverbios acerca de esto?
16 Aun entre las hebreas, se encomiaba la laboriosidad. A la mujer que trabajaba de buena gana con las manos se le recomendaba altamente como “esposa capaz.” “Trabaja en todo cuanto sea el deleite de sus manos.”—Pro. 31:10, 13, 31.
17. ¿Por qué se les tenía en alta estima a los judíos como cautivos?
17 Con tan alta estimación del trabajo, no es difícil ver por qué prosperaban los hebreos como nación. También, no es difícil ver por qué las naciones victoriosas los tenían en alta estima como cautivos. Nabucodonosor, igual que el rey de Tiro, sin duda halló entre los millares de individuos que había tomado cautivos a diestros artesanos judíos de toda clase: herreros y metalarios, carpinteros y albañiles, constructores de buques, maestros en el arte de hilar y tejer tanto lana como lino, zapateros, sastres y pintores.—2 Cró. 2:13, 14.
EL VALOR DEL TRABAJO Y DEL DESCANSO
18, 19. ¿Qué podemos decir acerca del descanso, y por qué no debe pervertirse el propósito de la noche?
18 La vida tiene ritmos hermosos. Hay un tiempo para trabajar y un tiempo para descansar. Las leyes sabáticas que Dios dio a Israel hicieron provisión para que la séptima parte de las horas de trabajo del hombre estuvieran libres de trabajo afanoso. Esto era para dar descanso al cuerpo y mejorar la mente, lo cual tiende a fortalecer, vigorizar y sostener al hombre. El día sábado el hombre habría de descansar y adorar. El cuerpo requería descanso, mientras que la mente y el corazón adquirían la fuerza que proviene de la adoración, de alimentarse de los pensamientos de Dios. (Mat. 4:4) Puesto que el hombre tiene que adorar a Dios a fin de vivir, ciertamente es razonable que esa adoración esté libre de toda distracción. Aunque el trabajo es importante, también debe haber tiempo para meditación tranquila a fin de evaluar uno el esfuerzo y ganar de tal avalúo un sentido de vivir y de logro. Esto no es sugerir que los trabajadores hagan castillos en el aire durante las horas del día. No, sino que se emplee algo de tiempo después del fin del día en meditar tranquilamente. La noche sirve bien ese propósito.
19 Sin embargo, no debe usarse incorrectamente o pervertirse el propósito de la noche. Para muchos es tiempo que se consume escuchando música de “rock,” un tiempo para beber licor en clubes nocturnos y bailar con vigor en discotecas, todo lo cual deja al hombre o a la mujer más agotados y cansados que todo el trabajo del día. Sin embargo, Dios dio la noche para la clase de descanso que restaura genuinamente al cuerpo y la mente. El descanso honrado como el trabajo honrado produce bienestar y gozo.
20. ¿Por qué debe preguntarse la humanidad acerca del trabajo que hace ahora, y por qué no hay razón para desesperarse?
20 Nada determina el valor de un hombre como el trabajo que hace de día en día. Dios le dio al hombre manos y músculos para acción. Son sus acciones, entonces, las que determinan su valor. De hecho, Dios juzgará a la humanidad según sus hechos. (Rev. 20:12) Por eso es bueno que nos preguntemos: ¿Qué hemos hecho con nuestra vida? ¿Qué obras hemos ejecutado o podemos señalar que probarían nuestro valor? Si usted tiene poco o nada que mostrar por el tiempo que ha estado en la Tierra, no se desespere. Las buenas nuevas indican que no es demasiado tarde para cambiar. Aún hay tiempo en el cual usted puede hacer trabajo útil para gloria de Dios y del cual puede obtener satisfacción eterna. En estos tiempos críticos y difíciles Dios tiene un trabajo en el cual usted puede participar y llegar a ser su colaborador. Dejamos que el siguiente artículo nos diga de ese trabajo y de cómo usted puede participar en él para su felicidad eterna.
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Trabajando duro por el galardón de la vida eternaLa Atalaya 1973 | 1 de enero
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Trabajando duro por el galardón de la vida eterna
“Siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su labor no es en vano en lo relacionado con el Señor.”—1 Cor. 15:58.
1, 2. (a) ¿Qué preguntas presentan a menudo los jóvenes, y por qué? (b) ¿Qué admiten algunas personas acerca de su vida pasada? (c) ¿Qué dijeron el salmista y Jesucristo acerca de la vida y la necesidad más urgente de la humanidad?
SI SE le extendiera a usted la oportunidad hoy de empezar un modo de vivir completamente nuevo, ¿lo aceptaría? ¿O está satisfecho con el trabajo que está haciendo y con la vida que lleva? A menudo los jóvenes preguntan a personas de mayor edad: ‘Si usted tuviera la oportunidad de vivir su vida de nuevo, ¿haría el mismo trabajo que está haciendo ahora, o escogería algo diferente? ¿Querría usted que sus hijos e hijas hicieran el mismo trabajo que usted está haciendo?’ Estas preguntas escrutadoras son la manera que los jóvenes tienen para determinar si el trabajo de usted ha sido remunerador y si sería un proceder que valdría la pena que ellos emprendieran.
2 Sin embargo, pocas personas admitirán el haber desperdiciado su vida en trabajos que no valen la pena, a pesar de lo poco remunerador que haya sido su vida. Una de estas personas, Andrew Carnegie, un hombre envidiado por su riqueza, dijo: “Daría todos mis millones, si pudiera tener juventud y salud. Si pudiera hacer el pacto de Fausto, lo haría. Gozosamente vendería todo para vivir mi vida de nuevo.” Pero, ¡ay! no se vende la vida eterna. La juventud y la salud están fuera de alcance de la riqueza. Es posible que las personas de entre la humanidad se ocupan activamente en acumular riqueza como si fuese alguna forma de panacea son las más dignas de compasión. Pues de veras que su vida es una ilusión vacía. Escribió el salmista inspirado: “La ocupada vida del hombre realmente no es más que un fantasma, pues hace un bullicio vacío, acumula riqueza y no sabe quién ha de quedarse con su tesoro.” (Sal. 39:6, Moffatt) Escudriñando este mismísimo tema de determinar el interés o búsqueda principal de la vida, el más grande pensador entre todos los hombres que han vivido, a saber, Jesucristo, señaló con precisión la respuesta en dos preguntas escrutadoras, al decir: “Porque ¿de qué provecho le será al hombre si gana todo el mundo pero lo paga con perder su alma [o, vida]? o ¿qué dará el hombre en cambio por su alma [o, vida]?” (Mat. 16:26) La necesidad más urgente y duradera del hombre, según Jesucristo, no es fama o fortuna, placer o posesiones, sino la vida misma. Es por el galardón de la vida eterna que toda persona en la Tierra debería estar trabajando ahora. ¿Lo está haciendo usted?
3, 4. (a) ¿Qué están haciendo hoy personas por millares, haciendo de qué cosa su meta? (b) El ser discípulo de Cristo requiere ¿qué, con qué galardón en mira?
3 Hoy literalmente centenares de miles de personas en todas partes están considerando concienzudamente las palabras de Jesús acerca de la vida. Están trabajando duro ahora por el galardón de vida eterna respondiendo a un nuevo modo de vivir en imitación de Jesucristo. (1 Ped. 2:21) Solo en los pasados tres años, 1970, 1971 y 1972, un gran total de 477.124 personas de 208 países han efectuado grandes cambios en su vida al hacerse elegibles para recibir el galardón de vida eterna. Han dedicado su vida a Jehová Dios y han simbolizado esa dedicación siendo sumergidas en agua. Han puesto las búsquedas materialistas en una posición subordinada. Han tomado a pechos el llamamiento de Jesús: “Trabajen, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna, que el Hijo del hombre les dará.” (Juan 6:27) Aunque se encargan de proveer para sí las cosas necesarias para la vida, estas cosas ya no son sus metas principales. Saben que si confían plenamente en Jehová él les proveerá las cosas necesarias para la vida. De modo que buscan primero el reino de Dios y Su justicia, y como Dios promete, todas estas cosas necesarias les son añadidas.—Mat. 6:25-33.
4 Esta vida en imitación de Jesucristo requiere fe. Es trabajo duro y exige diligencia y habilidad. Requiere abnegación, una buena gana de compartir lo que es de uno. Esta obra de hacer discípulos de Cristo de gente de todas las naciones requiere paciencia. Sin embargo, el trabajador diligente se regocija en este trabajo de Dios, como declaró el salmista: “En hacer tu voluntad, oh Dios mío, me he deleitado.” (Sal. 40:8) A sus oyentes, Jesús dijo: “Si saben estas cosas, felices son si las hacen.” (Juan 13:17) El hombre que no se retrae del trabajo duro de ser cristiano está en camino para recibir el galardón espléndido y máximo... la vida eterna.—Mat. 16:24, 25.
BIENVENIDOS A LA ORGANIZACIÓN TRABAJADORA DE JEHOVÁ
5. En la asamblea de Nueva York de 1971, ¿cómo saludó a los discípulos de Cristo en perspectiva el orador del bautismo, y a qué clase de congregación les dio la bienvenida?
5 Para los trabajadores cristianos, el acontecimiento sobresaliente y feliz para 1971 fue la maravillosa serie de las Asambleas de Distrito “Nombre Divino.” Estas se celebraron por toda la Tierra. Una de las escenas más conmovedoras en estas asambleas fue el ver a centenares, sí, hasta miles de personas ponerse de pie y dar testimonio público de su determinación de emprender el trabajo duro de ser discípulos de Jesucristo. En una de estas asambleas, en Nueva York, el orador del bautismo saludó a los candidatos, diciendo: “¡Cuán conmovedor es y cuánto alegra ver aquí esta mañana a tan grande multitud de personas cuyo amor a Jehová Dios les impele a seguir en los pasos de su Hijo amado, Jesucristo! Por muchos meses ustedes han estado estudiando sistemáticamente la Biblia. Han llegado a aceptarla como guía de Dios para sus criaturas humanas. Han aprendido sus enseñanzas básicas. Han llegado a saber exactamente lo que está envuelto en ser un siervo genuino del Altísimo Dios. Su estudio ha dado buen fruto, porque ha producido un deseo poderoso en su corazón, un deseo de hacer lo que todas las criaturas inteligentes de Dios correctamente deben hacer... dedicar su vida a Dios, haciéndose así siervos voluntarios de él para siempre. . . . Verdaderamente nos sentimos felices por ustedes y les damos la bienvenida a la congregación de los siervos felices y trabajadores de Dios, sus testigos.”
6, 7. (a) ¿Cómo han cambiado las cosas en la vida para muchos que se bautizaron, y en qué clase de trabajo se les invitó a participar? (b) ¿Qué hechos prueban que estos nuevos trabajadores han venido a una organización ocupada?
6 Entonces se les llamó la atención a la organización terrestre de Jehová que consta de personas muy ocupadas. “En tiempos pasados muchos de ustedes,” continuó el orador, “muy probablemente, han pensado que la vida no tenía objeto, que era un simple círculo de accidentes que finalmente habría de concluir con el gran accidente, la muerte. Quizás otros de ustedes hayan estado . . . vivamente conscientes de que la vida está llena de injusticias y frustraciones. Pero ahora todo eso ha cambiado para ustedes. Tienen por qué vivir. Han descubierto que Jehová Dios y Cristo Jesús están haciendo que se efectúe una gran obra en toda la Tierra en estos días... y además, que están haciendo accesible la oportunidad para que multitudes trabajen con ellos en una obra dadora de vida, transformadora de vidas. ¡Trabajadores junto con Dios! Eso no tiene el sonido de emprender una vida despaciosa, despreocupada, ¿verdad?”
7 Durante 1972, por ejemplo, los de la organización de Jehová emplearon 291.894.945 horas en hablar a otros acerca de la Palabra de Dios, la Biblia. Hicieron 135.898.447 revisitas, porque se interesaban intensamente en la vida de la gente. Además de eso, organizaron estudios bíblicos de casa con muchos de los interesados, conduciendo como promedio, 1.269.277 estudios. Así se logró hacer discípulos de multitudes de personas, y todo en obediencia a la comisión que Jesús dio a sus seguidores: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos.”—Mat. 28:19, 20.
8. ¿Por qué está trabajando tan duro el pueblo de Dios?
8 ¿Por qué están trabajando tan duro los del pueblo dedicado de Dios? Se debe a que hacen de corazón el trabajo de Dios. Su dedicación es genuina. Fueron sinceros cuando optaron por dar a la voluntad de Dios el primer lugar en su vida. Y además de eso, tienen presente el magnífico galardón que Dios les ofrece... ¡el galardón de vida eterna! ¡Qué poderoso incentivo éste!
9. ¿Por qué deben las personas que aman la vida querer unirse a las filas de los testigos de Jehová?
9 Todos los que aman la vida deben querer unirse a las filas de los testigos de Jehová. Y especialmente hoy, porque tenemos la bendición de vivir en el tiempo en que la necesidad por más trabajadores es mayor. Recuerde las palabras de Jesús cuando miró a la gente con compasión y dijo: “La cosecha es grande, pero los trabajadores están escasos; por lo tanto tienen que rogarle al dueño que envíe trabajadores para que recojan su cosecha.” (Mat. 9:36-38, New English Bible) Ahora nos hallamos en la parte final de otra gran obra de recogimiento. Los que aman a Dios deben querer participar en esta obra de Dios y cosechar el magnífico galardón de sus labores fieles, a saber, vida eterna.
10. ¿Por qué debe cultivarse la actitud de urgencia, y con qué actitud para con el trabajo que está adelante?
10 Hay necesidad, al emprender la obra de Dios, que usted se dé cuenta de los peligros, de los obstáculos, que pueden amenazar con apartarlo del derrotero de servicio leal a Dios. Es necesario que usted tenga el punto de vista correcto del trabajo que tiene que hacerse y hacerse rápidamente entre ahora y la “tribulación grande” que acabará con el inicuo sistema de cosas actual, y es preciso que se adhiera a ese punto de vista correcto. (Mat. 24:21) Pero, ¿cómo puede uno mantener ese punto de vista correcto y no permitir que la actitud de pereza o indiferencia de la gente mundana o de personas que carecen de fe influya en uno?
SIEMPRE MANTENGA EL PUNTO DE VISTA CORRECTO DE NUESTRO TRABAJAR DURO
11. (a) ¿La aprobación de quién busca el trabajador cristiano, y por qué? (b) ¿Qué actitud para con el trabajo señala al cristiano verdadero? (c) ¿Qué consejo da Pablo?
11 Puesto que los cristianos verdaderos son siervos de Jehová y han dedicado su vida a él porque lo aman, ¿qué importa lo que otras personas piensen de ellos o de su trabajo? Es la aprobación de Dios lo que anhelan. “Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos.” (1 Juan 5:3) El ser tibio respecto a la predicación del Reino y la obra de hacer discípulos no es la marca del siervo genuino y dedicado de Dios. Más bien, es el celo y el ahínco por participar en el trabajo duro de la gran organización de testigos de Dios lo que señala al cristiano verdadero. (Rev. 3:16; Luc. 13:24) Debemos querer hacer cada vez más, siempre progresando en nuestra vocación escogida como trabajadores junto con Dios. (2 Cor. 1:24) El apóstol Pablo, aquel incansable trabajador, tenía el consejo apropiado para nosotros cuando recomendó: “Cualquier cosa que estén haciendo, trabajen en ello de toda alma como para Jehová, y no para los hombres, porque ustedes saben que es de Jehová que recibirán el debido galardón.” (Col. 3:23, 24) ¡Note eso! Jehová es el remunerador. Es preciso que nos elevemos a su norma de servicio. ¿No sugiere eso que podríamos hacer más?
12. El amor genuino a Dios impelerá al cristiano a hacer ¿qué?
12 En vez de imitar a los mundanos en su esfuerzo por trabajar tan poco como sea posible por tanto pago como sea posible, el cristiano tiene que colocar el ministerio de Dios en un nivel muy superior y sobre una base mucho más estable, y entonces seguir progresando constantemente. (Fili. 3:16) No tratará de agradar a los hombres, sino a Dios, quien prueba nuestro corazón. (1 Tes. 2:4) Como Cristo y sus apóstoles, no se agradará a sí mismo ni se ahorrará trabajo, sino que seguirá trabajando en aquello que Dios aprueba.—Juan 8:29; Hech. 20:31.
13. ¿Por qué es urgente la obra de recogimiento cristiano, especialmente ahora?
13 Además, hay necesidad urgente de que se efectúe la obra de recogimiento de Dios, porque ya es corto el tiempo antes que el fin alcance a este inicuo sistema de cosas y a todos los que todavía forman parte de él. Piense en cuántos todavía pueden ser ayudados a hallar la paz con Dios y ponerse firmemente de parte de él y en contra de este viejo sistema y su dios, Satanás el Diablo. A medida que se acaba velozmente este tiempo oportuno, ¿qué puede hacer usted para llegar a estas personas con la salvadora Palabra de verdad de Dios? Es un verdadero desafío, un desafío que no ha de pasarse por alto.—Efe. 5:15-17.
GUÁRDESE DE FUERZAS NEGATIVAS Y DEPRIMENTES
14. ¿Qué puede esperar el trabajador cristiano, y qué consejo contrarrestador hallamos en Gálatas, capítulo 6?
14 No podría menos que esperarse que la obra de Dios y sus trabajadores despertara la ira y odio de Satanás y su organización, y que éstos, a su vez, sometieran al cristiano a presiones de toda clase en un esfuerzo por hacer que el cristiano quebrante su integridad a Dios. Pero rehúse dejarse desviar de su relación de dedicación a Dios, aunque un cónyuge incrédulo, un miembro de su propia familia o algún amigo allegado resulte ser el mismísimo instrumento que el Diablo use para desanimarlo a usted. Aun cuando los que son colaboradores en la congregación de Dios de alguna manera no le den a usted consuelo y ayuda cuando más sienta la necesidad de ello, ésa no es razón válida para darle la espalda al trabajo honorable, significativo, que Jehová le ha extendido. Más bien, cuente fuertemente con la Palabra de Jehová y confíe implícitamente en sus promesas. Sepa con seguridad que los que están sembrando teniendo en mira el espíritu segarán vida eterna del espíritu, si no se rinden.—Gál. 6:8-10.
15. Cuando surgen preguntas de duda, ¿las respuestas de quién debemos buscar? ¿El ejemplo de quién podemos copiar?
15 ¿Qué debe hacer uno si el Diablo le plaga la mente con pensamientos de duda, pensamientos como: ‘¿De qué sirve todo? ¿Realmente estoy logrando algo? ¿Se espera que haga yo todo este trabajo en medio de presiones, críticas y burlones?’ Acuérdese, solo Jehová puede dar las respuestas correctas, las respuestas confiables, pues él es quien ha comisionado a sus siervos a efectuar esta obra de hacer discípulos. Cuando surgen preguntas, son Sus respuestas las que usted necesita. Diríjase inmediatamente a él y pregunte. (Pro. 3:5, 6; Mat. 7:7) ¡Acuérdese del profeta Job! Como continuó honrando a Dios con sus labios a través de amargas pruebas de su fe. Dios lo bendijo por ello también. Acuérdese también de los hombres de fe registrados en el capítulo once de Hebreos y saque provecho de sus experiencias. “¡Miren! Pronunciamos felices a los que han aguantado,” escribió el discípulo Santiago. “Feliz es el hombre que sigue aguantando la prueba, porque al llegar a ser aprobado recibirá la corona de la vida, que Jehová prometió a los que continúan amándolo.”—Sant. 5:11; 1:12.
COMPENSANDO LA NEGLIGENCIA DEL PASADO RESPECTO A LA VOLUNTAD DE DIOS
16. (a) ¿Qué meditaciones pueden resultar provechosas, y por qué? (b) ¿Qué palabras del apóstol Pedro podemos tomar a pechos? (c) ¿Cómo es provechoso el ejemplo de Jonás?
16 De vez en cuando es bueno meditar en el pasado, recordar nuestra situación previa, antes de llegar a ser siervos de Dios, cuando nos hallábamos sin Dios y sin esperanza en el mundo. El meditar así debe despertar un deseo fervoroso en nosotros de compensar esa negligencia del pasado cuando Dios no se hallaba en ninguno de nuestros pensamientos. Pero, ¿cómo podemos compensar por haber pasado por alto a Dios y su voluntad en el pasado? Esforzándonos en el servicio de Jehová y probando así que nos arrepentimos de nuestro pasado. Pedro nos insta a armarnos de esta disposición correcta, “con el fin de vivir el resto de [nuestro] tiempo en la carne, ya no para los deseos de los hombres, sino para la voluntad de Dios. Porque basta el tiempo que ha pasado para que ustedes hayan obrado la voluntad de las naciones cuando procedían en hechos de conducta relajada.” (1 Ped. 4:2-11) El profeta Jonás es un buen ejemplo. Cuando recobró el juicio y se dio cuenta de cómo había eludido su responsabilidad para con Dios, dio la vuelta, y lo hallamos proclamando en voz alta: “A Jehová el Dios de los cielos temo, Aquel que hizo el mar y la tierra seca.” Además, declaró: “En cuanto a mí, con la voz de acción de gracias ciertamente te haré sacrificio. Lo que he prometido en voto, ciertamente pagaré. La salvación pertenece a Jehová.” (Jon. 1:9; 2:9) Estaba deseoso de compensar su negligencia del pasado; y nosotros también debemos estarlo.
17. (a) ¿Qué deben tener presente los cristianos ocupados? (b) ¿Cómo mostró Pablo que esto mismo lo preocupaba?
17 Tenga presente además que al mismo tiempo que Jehová nos extiende benévolamente una participación en el ocupado trabajo del Reino, también espera que mantengamos buena conducta en las relaciones cotidianas de la vida. El estar ocupado en la actividad de predicación, pero al mismo tiempo rebajar su norma moral, demostraría que no es por amor a Dios que uno sirve. El servir con el motivo incorrecto podría hacer que todo nuestro trabajo fuera en vano. Por eso mientras nos ocupamos en el trabajo del Señor, busque cada uno de nosotros la aprobación de Dios en todos nuestros caminos. Esto era lo que preocupaba al apóstol Pablo, a pesar de ser un vigoroso trabajador, cuando declaró: “Trato mi cuerpo severamente y lo conduzco como a esclavo [bajo estrecho control], para que, después de haber predicado a otros, yo mismo no llegue a ser desaprobado de algún modo.”—1 Cor. 9:27.
18. ¿Qué puede salvaguardarlo a uno de ser desaprobado por Dios?
18 Evite el ser desaprobado... póngase la nueva personalidad de la que habla la Biblia. (Efe. 4:22-24; Col. 3:9, 10) Permita que la corriente libre del espíritu de Dios guíe todo aspecto de su vida para que el fruto del espíritu se ponga de manifiesto. Entonces, el amor, gozo, paz y los otros frutos del espíritu afectarán provechosamente nuestras relaciones entre los unos y los otros. El que hagamos este resuelto y concienzudo esfuerzo es evidencia de un motivo correcto y un corazón puro en nuestro servicio a Dios.—Gál. 5:16-25.
PUNTO DE VISTA CORRECTO DEL GALARDÓN, UN ESTIMULANTE PROVECHOSO
19. ¿Por qué debe tenerse también un punto de vista correcto del galardón?
19 No solo hay que tener un punto de vista correcto de la obra de predicar, sino un punto de vista correcto del galardón. No se equivoque, el trabajar por el galardón realmente puede armonizarse con el trabajar por amor a Dios. ¿Cómo es eso? Es Dios quien ofrece el galardón y nos pide que nos esforcemos por ganarlo. En Tito 1:2 leemos: “Sobre la base de una esperanza de la vida eterna que Dios, que no puede mentir, prometió antes de tiempos de larga duración.” Fue teniendo presente ese prometido don de la vida que Dios dio a su Hijo unigénito Jesucristo como rescate, “para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:14-16, 36) Habiendo provisto Dios un don tan precioso, ciertamente no puede menos que amar a los que con toda diligencia se esfuerzan por recibirlo. Y, además, las Escrituras inspiradas nos aseguran que “sin fe es imposible agradarle bien, porque el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que viene a ser remunerador de los que le buscan encarecidamente.” (Heb. 11:6) ¿Y cuál es ese galardón? Recuerde siempre que el galardón es vida eterna bajo condiciones justas en el nuevo orden de Dios. Por eso, esfuércese ahora por el galardón, y llene los requisitos para recibirlo, mientras todavía está disponible la oportunidad.
20, 21. (a) ¿Cómo será la vida en el nuevo orden de Dios? (b) ¿De qué gozará la gente en todas partes, y en qué transformará esta Tierra?
20 ¡Qué diferente será la vida en el nuevo orden de Dios de lo que vemos hoy! Ahora un hombre puede pasar largas horas en construir una casa y hacer un jardín hermoso, solo para morir súbitamente y dejárselo a algún otro. Pero en el prometido Nuevo Orden el hombre gozará del resultado de sus labores por años sin fin. ¡Considere todas las maravillas de los cielos, el mar y la tierra! Los científicos más adelantados solo han tocado la superficie en su esfuerzo por entender la sabiduría y principios sobre los cuales está fundado nuestro universo. El galardón de vida eterna del que gozarán entonces los siervos de Dios que mantienen su integridad les suministrará amplia oportunidad de investigar todas estas maravillas de la creación. El tiempo permitirá entonces el viajar para familiarizarse directamente con sus semejantes de todas las razas y con las criaturas animales en todas partes de la Tierra.
21 Lo mejor de todo, la gente en todas partes de la Tierra gozará de paz y libertad como hijos terrestres de Dios. Estarán libres de los temores que plagan a este viejo sistema de cosas. Podrán servir a Jehová en todo lo que emprendan, porque Dios se encargará de que haya trabajo significativo para todos. No, no trabajos que produzcan cargas o pongan en peligro la vida del trabajador o la de otros, sino trabajo que tiene que ver con rehabilitar al hombre y transformar esta Tierra en un hermoso paraíso-jardín.
22. ¿Por qué no es prudente dar rienda suelta a la imaginación al pensar acerca del futuro nuevo sistema de cosas?
22 Por supuesto, es bueno guardarse de dar rienda suelta a la imaginación de uno al pensar en condiciones del Nuevo Orden acerca de las cuales Jehová no ha hecho promesa en su Palabra, la Biblia. Por ejemplo, no hay por qué entrenarse ahora para alguna actividad que se espera realizar en esa gloriosa era, porque entonces habrá bastante tiempo para conseguir ese entrenamiento y esa experiencia. Bajo la gobernación del reino de Dios la gente vivirá en un sistema donde no habrá lucha contra el tiempo. El tiempo todavía estará marcando los días y los años, pero la perpetuidad de la vida entonces hará innecesario el tener que ir de prisa.
23. ¿Por qué se les asegura a los trabajadores cristianos el galardón, y los ejemplos de quiénes se les pide que imiten?
23 El galardón por el cual el pueblo de Dios está trabajando duro es seguro, pues lo garantiza el Creador mismo, de quien el apóstol Pablo declaró confiadamente: “Dios no es injusto para olvidar la obra de ustedes y el amor que mostraron para con su nombre.” (Heb. 6:10) El trabajo duro que usted hace al proclamar las buenas nuevas de Su reino, y así anunciar Su santo nombre Jehová, no quedará sin galardón. Contando con ese hecho, sea como Abrahán que se adhirió inquebrantablemente a su fe en la Palabra de Dios a él: “No temas, Abrán. Soy para ti un escudo. Tu galardón será muy grande.” (Gén. 15:1) También, sea como Rut la moabita que aceptó con plena fe la maravillosa perspectiva que se le ofreció: “Que Jehová recompense tu manera de obrar, y que llegue a haber para ti un salario perfecto procedente de Jehová el Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a buscar refugio.” (Rut 2:12) ¡Que usted también halle la fuerza y el valor para buscar refugio bajo las alas de extensa envergadura de Jehová como colaborador de él!
24. ¿Por qué es el trabajo del cristiano la más elevada de todas las causas, con qué fin en mira?
24 A medida que manifiesta la actitud correcta para con el trabajo usted no querrá aflojar su esfuerzo, sino que querrá estar siempre alerta para tener mucho que hacer en la obra del Señor, haciendo cada vez más, si es posible. (1 Cor. 15:58) Nuestro servicio a Dios es la forma más elevada de trabajo a la cual se puede dedicar el hombre. Es la mayor Causa de todas. Es la que tiene que ver con el Nombre de nuestro Dios y Creador, Jehová, y ciertamente ésa no es una causa perdida. Más bien, es una causa triunfante, y una que promete a los que diligentemente la promueven una vida plena y satisfactoria ahora con la perspectiva de vida sin fin en el nuevo orden de Dios que tan cerca está. ¡Que llene usted los requisitos para unirse a nosotros en ésta, la más urgente de todas las causas ahora!
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¿Está justificado Dios al castigar a los transgresores?La Atalaya 1973 | 1 de enero
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¿Está justificado Dios al castigar a los transgresores?
EN TIEMPOS recientes hemos visto a naciones irse por el mal camino y violar el derecho internacional. En tal caso, quizás otras naciones se combinen para pelear a fin de someter y castigar a la nación “desaforada” o agresora. Al proceder así ciudades quedan destruidas y hay gran matanza de poblaciones civiles. Ese fue el caso cuando Hitler perturbó la paz mundial.
Por lo general, ese proceder se acepta como necesario. La gente militar no cae bajo la misma condenación que los soldados. Se presenta el argumento: ‘¿No es verdad que la gente respalda a sus líderes políticos y los principios que éstos representan? ¿No apoyan a sus ejércitos con el trabajo que efectúan en el frente nacional?’
De manera similar, dentro de una nación, los gobernantes dan pasos para someter a los elementos desaforados, sediciosos. Les parece que tienen que hacer esto para preservar el orden y el buen nombre de su gobierno, y para que los ciudadanos observantes de la ley puedan disfrutar de paz y seguridad. Les parece que si el gobierno no actúa, vendrá a menos, y con el tiempo resultará derrota o anarquía.
¿No es raro, entonces, que estas mismas personas que presentan estos argumentos en cuanto a la rectitud y sabiduría de este proceder adoptado por los gobiernos a menudo se quejen y acusen a Dios de crueldad cuando leen que Dios va a castigar con destrucción a los transgresores?
Sin embargo, como Soberano Universal, Dios está moralmente obligado a obrar contra los rebeldes, desobedientes a sus leyes. Tiene que hacerlo, de otra manera ¿no se mostraría débil, no capaz o no suficientemente interesado en hacer observar sus propias leyes y no digno de ser Soberano? Además, no estaría ejerciendo justicia para con los que obedecen sus leyes. Pero, ¿qué hay de una nación u organización que, aunque afirma servirle, le acarrea vituperio a Su gobernación debido a desobediencia y prácticas corruptas? Él está aun más fuertemente obligado a obrar para limpiar Su nombre y vindicar su soberanía.
Los que afirman servir a Dios pero que le son desobedientes realmente no han llegado a conocerlo. Si hubieran llegado a
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