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El gobierno de Dios... la única esperanza de la humanidadLa Atalaya 1980 | 15 de junio
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El gobierno de Dios... la única esperanza de la humanidad
1-3. (a) ¿A qué punto han llegado los problemas a los que se enfrenta la humanidad? (b) ¿Cómo se puede saber lo que el futuro encierra?
EL VERANO pasado, en una conferencia que ciertos científicos y líderes religiosos celebraron en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (E.U.A.), los problemas del mundo fueron representados como ‘ya casi apocalípticos.’ No hay “programa detallado de acción para la supervivencia,” advirtió Jerome R. Ravetz, maestro de filosofía de la Universidad de Leeds, Inglaterra. “Los problemas son de tan grande amplitud y complejidad que la razón humana de por sí no logrará resolverlos.”
2 Entonces, ¿qué podemos esperar del futuro? Un clérigo de la Iglesia Unida del Canadá afirmó lo siguiente: “Nadie puede predecir con confianza que haya de venir un día mejor. Nadie sabe de seguro si la civilización ha de desaparecer, o si por fin habrá una nueva sociedad con vida más abundante para todos.”
3 Pero, ¿es cierto eso? ¡No! La realidad es que hay Alguien que sabe lo que el futuro encierra porque tiene el poder y la sabiduría necesarios para amoldarlo a su voluntad. Este es nuestro Creador, Jehová Dios. Considerando que se ha hecho obvio que los seres humanos no pueden producir buen gobierno, ¿no le parece a usted que es tiempo de empezar a prestar atención a Él? De sí mismo Dios dice: “Aquel que declara desde el principio el final, y desde hace mucho las cosas que no se han hecho; Aquel que dice: ‘Mi propio consejo subsistirá, y todo lo que es mi deleite haré.’” (Isa. 46:10) Y el deleite de Dios es suministrar a los seres humanos un buen gobierno.
EL TEMA DE LA BIBLIA
4, 5. (a) ¿Cuál es el tema principal de la Biblia? (b) ¿Cómo se está dando a conocer ese tema?
4 Si alguien le preguntara: “¿Cuál es el principal tema de la Biblia?,” ¿qué diría usted? Es de interés que la publicación religiosa en inglés Modern Churchman dijo: “Durante el siglo pasado la contribución significativa de los teólogos ha sido el redescubrimiento del Reino de Dios como el tema principal del Nuevo Testamento.” Pero, ¿acaso han estado dando a conocer esta importante enseñanza bíblica a la gente los teólogos y clérigos? Note la respuesta que dio a esa pregunta un prominente lego presbiteriano cuando escribió lo siguiente en Christianity and Crisis:
“Si acaso los teólogos han estado participando últimamente en un gran y vehemente debate acerca del significado del Reino, o la pertinencia de éste a nuestro mundo, yo no he sabido de ello. Y en cuanto a los sermones, ciertamente han pasado más de treinta años desde que escuché a un ministro tratar de explicar a su gente la realidad del Reino para ellos. . . . Como lego, les ruego a nuestros teólogos y a nuestro clero: Háblennos acerca del Reino de Dios; explíquennos lo que es y cómo relacionarlo con el mundo de nuestro tiempo.”
5 ¡Pero esos líderes religiosos no han hecho tal cosa! En las encuestas que se han realizado respecto a lo referido, casi ningún concurrente a las iglesias ha podido identificar lo que el Reino de Dios es, cómo vendrá, o lo que hará por la humanidad. Por otra parte, la revista que usted tiene en las manos ha cumplido con su título de La Atalaya... anunciando el reino de Jehová. Con regularidad sus páginas han dado énfasis al mensaje del Reino. Realmente, el gobierno de Dios es el principal tema de la Biblia.
EL TEMA DESDE EL PRINCIPIO HASTA EL FIN
6-9. (a) ¿A causa de qué acontecimientos hizo Jehová los arreglos para un gobierno nuevo? (b) ¿De qué profetiza Génesis 3:15, y cómo nos ayuda Revelación 12 a entender el cumplimiento de esa profecía?
6 La Biblia empieza con una descripción de cómo Dios preparó la Tierra para que la habitaran criaturas humanas y relata que puso a la primera pareja humana en un hermoso hogar-jardín al que se llamó Edén. Sin embargo, antes que aquella pareja hubiese tenido hijos, un ángel de Dios usó a una serpiente para hablar a la mujer, Eva, y atraerla hacia rebelarse contra la gobernación de Dios. La mujer, a su vez, habló con su esposo, Adán, y consiguió que él se uniera a ella en rechazar la dirección de Dios. (Gén. 3:1-6; Rev. 12:9) Ante eso, Jehová previó que en el futuro la humanidad necesitaría sobre sí un nuevo gobierno que fuera un arreglo divino. Por eso, hablando al originador de la rebelión, el ángel que se hizo a sí mismo Satanás el Diablo, Dios dijo: “Pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.”—Gén. 3:15.
7 Pero, puede que usted pregunte: “¿Dónde dice esta profecía algo acerca de un nuevo gobierno?” Analicémosla, y lo veremos. El texto bíblico dice que habría enemistad u odio entre Satanás y “la mujer,” y entre “la descendencia,” o los hijos, de Satanás y la “descendencia,” o la prole, de la mujer. En primer lugar, tenemos que identificar a “la mujer.”
8 No es una mujer terrestre... Satanás no le ha tenido odio especial a ninguna criatura humana del sexo femenino. Más bien, esta “mujer” es una mujer simbólica. En Revelación, el último libro de la Biblia, se dice que está “vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.” Nos ayudará a identificar a la mujer el notar lo que Revelación sigue diciendo acerca de su hijo, a saber: “La Mujer dio a luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro; y su Hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono.”—Rev. 12:1-5, Biblia de Jerusalén.
9 ¿Quién es este “Hijo” —este “Hijo” gubernamental— que ha de “regir a todas las naciones” como representante de Dios? Es el reino de Dios mediante Cristo Jesús, lo cual verificaremos más tarde. Y por lo tanto la mujer celestial es la organización de Dios compuesta de fieles criaturas angelicales, y es de esa organización que se produce el reino mesiánico. Se ve, pues, que allá en el tiempo en que Adán y Eva se rebelaron contra la gobernación de Dios, Jehová tomó la iniciativa y determinó que habría un gobierno, un reino, que serviría de inspiración y esperanza a los amadores de la justicia.
AUMENTA LA LUZ RESPECTO AL REINO
10, 11. (a) ¿En qué reinos no confiaron los siervos de Dios de la antigüedad, y por qué no? (b) ¿Qué “ciudad” preparó Dios para ellos?
10 Progresivamente Jehová Dios ha revelado información acerca de ese gobierno a sus siervos, y ha señalado a ese reino como el único en que la humanidad puede de seguro cifrar su esperanza. Puesto que el poder del Todopoderoso garantiza el éxito seguro de este reino, los fieles siervos de Dios no confiaron en los reinos de hechura humana. Francamente confesaban que esperaban el gobierno del reino celestial de Dios. Por ejemplo, el apóstol Pablo escribe lo siguiente acerca de eso:
“En fe murieron todos éstos [los fieles siervos precristianos de Dios], aunque no consiguieron el cumplimiento de las promesas, pero las vieron desde lejos y las acogieron y declararon públicamente que eran extraños y residentes temporales en la tierra. . . . Están haciendo esfuerzos por obtener un lugar mejor, es decir, uno que pertenece al cielo. Por lo tanto Dios no se avergüenza de ellos, de ser invocado como Dios de ellos, porque les tiene lista una ciudad.”—Heb. 11:13-16.
11 ¿Cuál es esta “ciudad” que Dios ha preparado y tiene lista para aquellos antiguos siervos de él? Es el reino celestial de Dios, su gobierno. Averigüemos las preparaciones que se hicieron para el establecimiento de ese gobierno real. Como se notó en la parte citada de la carta de Pablo a los hebreos, los siervos de Dios de la antigüedad “no consiguieron el cumplimiento de las promesas” respecto al Reino. ¿Qué promesas?
12-14. ¿Qué promesas acerca del gobierno de Dios se les hicieron a Abrahán, Isaac, Jacob, Judá y David?
12 En Génesis 22:18 Jehová prometió lo siguiente a Abrahán: “Por medio de tu descendencia ciertamente se bendecirán todas las naciones de la tierra.” El apóstol Pablo, en su carta a los gálatas, identificó a Jesucristo como la descendencia de Abrahán, por medio de quien las naciones se bendecirían a sí mismas. (Gál. 3:16) Se hicieron promesas parecidas acerca de una venidera “descendencia” de bendición al hijo de Abrahán, Isaac, y a su nieto, Jacob. (Gén. 26:3-5; 28:13, 14) Por lo tanto, de acuerdo con lo que esas promesas manifestaban, la “descendencia” de la mujer de Dios habría de venir por medio del linaje de Isaac y Jacob.
13 Note la promesa adicional que se le hizo a Judá, hijo de Jacob: “El cetro no se apartará de Judá, ni el bastón de mando de entre sus pies, hasta que venga Silo; y a él pertenecerá la obediencia de los pueblos.” (Gén. 49:10) Jesucristo, que ‘provino de Judá,’ resultó ser aquel “Silo” a quien “pertenecerá la obediencia de los pueblos.” Y note cómo eso se corrobora de nuevo en la Biblia.—Heb. 7:14.
14 Casi 700 años después que se hizo la promesa a Judá, Jehová dijo lo siguiente respecto a David de la tribu de Judá: “He hallado a David mi siervo; con mi aceite santo lo he ungido, con quien mi propia mano será firme, a quien mi propio brazo también fortalecerá. Y ciertamente estableceré su descendencia para siempre y su trono como los días del cielo.” (Sal. 89:20, 21, 29) Cuando Dios dice que la “descendencia” de David llega a estar establecida “para siempre,” y que “su trono” seguirá existiendo “como los días del cielo,” está aludiendo a la permanencia del gobierno del reino en manos de su gobernante nombrado, Jesucristo. ¿Cómo lo sabemos?
APARECE EL REY DEL GOBIERNO DE DIOS
15, 16. (a) ¿Cómo sabemos que Jesucristo es la “descendencia” de David? (b) ¿Por qué podía proclamar Juan: “El reino de los cielos se ha acercado”?
15 Bueno, considere lo que sucedió en el primer siglo de nuestra era común. Jehová envió a su ángel Gabriel para que informara a la virgen María acerca del niño que nacería de ella de modo milagroso. “Has de ponerle por nombre Jesús,” dijo Gabriel. “Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y gobernará como rey sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin.” (Luc. 1:31-33) Cuando Jesús nació, “el ángel de Jehová” dijo a los pastores que éste era el Mesías prometido, el Salvador y Señor.—Luc. 2:8-12.
16 De modo que el gobierno de Dios empezó a tomar verdadera sustancia en el primer siglo. Andando el tiempo, Juan el Bautizante empezó a predicar: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.” (Mat. 3:1, 2) ¿Por qué podía decir aquello Juan? Porque el Rey designado de aquel gobierno estaba en medio de ellos. Después que Juan bautizó a Jesús, Dios derramó su espíritu santo para ungir a Jesús como Aquel que llegaría a ser rey del gobierno celestial. Entonces, durante un ministerio que duró tres años y medio, Cristo demostró por su fidelidad a Dios hasta la muerte, cuando la serpiente lo magulló en el talón, que satisfacía los requisitos para ser rey. (Gén. 3:15) Desde que Cristo fue resucitado a la vida en el cielo, ha estado en la debida posición para llevar a cabo la voluntad de su Padre de ‘triturar y poner fin a todos estos reinos’ de los hombres para abrir paso al entrante gobierno mundial de Dios.—Dan. 2:44; Mat. 6:9, 10.
17. ¿Qué otras revelaciones se hicieron respecto a la estructura del gobierno de Dios?
17 Otra revelación que se hizo acerca de este Gobierno es que otras personas de entre la humanidad tendrán el privilegio de reinar con Cristo como reyes. Por su profeta Daniel, Dios mostró que personas a quienes se llama “santos” gobernarán con su Hijo. (Dan. 7:13, 14, 27) Además, Cristo prometió tal cosa a sus apóstoles fieles. (Luc. 22:28-30) A los cristianos ungidos, el apóstol Pablo explicó lo siguiente en su carta a los gálatas: “Si pertenecen a Cristo, realmente son descendencia de Abrahán.” Así, Pablo mostró que, aunque Cristo era principalmente la descendencia prometida, Dios escogería a otros para que participaran con él como “herederos del reino.” (Gál. 3:16, 29; Sant. 2:5) En armonía con eso, Pablo escribió lo siguiente a Timoteo: “Si seguimos aguantando, también gobernaremos juntos como reyes.” (2 Tim. 2:12) Más tarde el apóstol Juan escribió acerca de aquellos que han de “gobernar como reyes sobre la tierra” junto con Cristo Jesús, y dijo que éstos serían 144.000.—Rev. 5:10; 14:1-3.
UNA ESPERANZA BRILLA A TRAVÉS DE LA OSCURIDAD
18-20. (a) ¿Cómo resumió muy bien el tema de la Biblia cierto electricista? (b) ¿Quiénes son los únicos que están predicando el mensaje del Reino?
18 ¿No es maravillosa la manera en que Dios ha revelado su grandioso propósito de establecer un justo gobierno para el provecho eterno de los que lo aman y confían en él? No obstante, ¡cuán miserablemente han dejado de dar a conocer ese propósito a sus rebaños el clero y los teólogos de la cristiandad, manifestando falta de fe! Por eso la gente, en estado de oscuridad mental y sin conocimiento del Reino, ha cifrado su esperanza en un gobierno humano tras otro, para su propio daño y desilusión. Pero, ¿qué hay de usted? ¿aprecia usted el mensaje de la Biblia? ¿Cómo respondería si alguien le preguntara: “¿Cuál es el tema principal de la Biblia?”
19 Hace unos años un testigo de Jehová, un electricista que trabajaba en un gran almacén de Dayton, Ohio, tuvo una excelente oportunidad de contestar esa pregunta. El director del periódico del almacén le pidió que escribiera una reseña del libro de cuya lectura más había disfrutado últimamente. Él escribió lo siguiente:
“Nunca acabaré de leer este libro en toda mi vida. Comienza con un hermoso hogar que es destruido por la rebelión. Tras eso hay tragedia, desastre, dolor, asesinato y muerte. A medida que la familia se multiplica, se acelera su precipitación en la desesperanza y la tenebrosidad. Pasan siglos, naciones suben y caen, miles de personajes pasan unos tras otros, se encuentra toda emoción humana, desde el odio absoluto y enconado hasta el amor del mártir. La esperanza, que empieza como una chispita débil, aumenta hasta ser seguridad absoluta. Un gobierno perfecto ha de restablecer el hermoso hogar. Su gobernante es el Rey: Cristo Jesús. El gobierno: el Reino de Dios. La familia: la raza humana. ¡El libro es la Biblia!”
20 ¡Qué excelente testimonio dio el electricista acerca del reino de Dios y lo que éste hará para la humanidad! ¡Verdaderamente, el gobierno de Dios es la única esperanza que hay para disfrutar de una vida plena con verdadera felicidad! Ese es el mensaje que los testigos de Jehová han estado proclamando por todo el mundo en armonía con la siguiente profecía de Jesús: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mat. 24:14) Sí, pronto se pondrá fin a todos los gobiernos humanos... pues no han podido satisfacer las necesidades de la gente. Eso marcará el principio de un nuevo sistema justo bajo la dirección y control del Rey celestial, Jesucristo, y sus corregentes. Oh, ¡qué maravilloso el ser súbdito de ese gobierno de Dios! Examine por un momento las bendiciones con que el reino de Dios, según la Biblia, colmará a la humanidad.
UNA GOBERNACIÓN QUE SATISFACE LAS NECESIDADES HUMANAS
21, 22. (a) En contraste con los esfuerzos humanos, ¿qué éxito tendrá el Reino al abordar los problemas de la guerra, la criminalidad y temor? (b) ¿Qué efecto tendrá la gobernación de Dios en los animales?
21 En Salmo 46:8, 9 se nos invita, con las siguientes palabras, a examinar las obras de Jehová: “Vengan, contemplen las actividades de Jehová, cómo ha establecido acontecimientos pasmosos en la tierra.” Y, ¿cuáles son algunos de esos acontecimientos pasmosos? “Está haciendo cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra.” Los gobiernos humanos han fallado lamentablemente en sus esfuerzos por acabar con las guerras. No obstante, Dios no fallará, sino que establecerá paz permanente, porque el salmista dice: “Los malhechores mismos serán cortados, . . . el inicuo ya no será.” (Sal. 37:9, 10) La sociedad humana existirá sin cárceles, sin policía, sin cerraduras en las puertas, sí, sin temor. Así, lo que Dios promete es que los que vivan bajo la gobernación de su Reino disfrutarán de la vida, “y no habrá nadie que los haga temblar.”—Miq. 4:4.
22 Aun hoy día, por medio de aplicar la Palabra de Dios en su vida, personas que han tendido a portarse como animales están aprendiendo a vivir en paz con otras personas. La Palabra de Dios indica que, bajo la gobernación del Reino, hasta los animales vivirán en paz. “El lobo realmente morará por un tiempo con el cordero,” dice la Biblia, “y el leopardo mismo se echará con el cabrito, y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre ellos.” ¡De seguro que no hay gobierno humano que siquiera pueda esperar el logro de cosa semejante!—Isa. 11:6.
23. ¿Qué poderes del nuevo gobernante de la Tierra aseguran que habrá suficiente alimento para todos los súbditos del Reino?
23 Otro requisito vital que tendría que satisfacer el mundo para ser la clase de mundo en el cual todos quisiéramos vivir sería que fuera un mundo en el que hubiera suficiente alimento para todos. Los gobiernos humanos no han podido eliminar la escasez de alimento y el hambre, pero la gobernación del Reino no dejará de eliminarlas. Cuando Jesús estuvo en la Tierra, mostró que por medio del espíritu de Dios podía ejercer control sobre el viento y el mar, sobre la vegetación y los peces. (Mar. 4:39; Mat. 21:19; Juan 21:6) ¡Considere lo que esto querrá decir bajo el Reino! Por toda la Tierra el clima estará perfectamente controlado, lo cual significa que no habrá malogros agrícolas. A su vez, eso garantiza una abundancia de alimento para todos. La Biblia dice: “Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia.”—Sal. 72:16.
24-26. ¿Qué hará el Reino para los enfermos, los cojos, los sordos y hasta para los que están envejeciendo?
24 Los gobiernos humanos no han podido librar a la familia humana de las dolencias y las enfermedades, un requisito vital si se quiere disfrutar de una vida verdaderamente feliz. No obstante, cuando Jesús estuvo en la Tierra curó toda suerte de enfermedad y toda suerte de mal, y así demostró lo que hará por toda la Tierra para proveer a todos sus súbditos de salud y vida. Bajo la gobernación del Reino, esta promesa bíblica se cumplirá literalmente: “Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo.’” (Isa. 33:24) ¡Sí, ya no habrá cuentas de médico ni del dentista! ¡Ya no habrá clínicas, hospitales ni cuentas de hospitales!
25 El envejecimiento mismo puede ser una experiencia angustiosa hoy día. Una señora, al escribir, lo expresó así: “No soy del tipo que se deprima, pero eso mismo me está sucediendo ahora y sé por qué: estoy envejeciendo. . . . Los achaques que suelen acompañar a la vejez no me molestan tanto como mi apariencia. Cuando yo era joven era bonita, pero ya no lo soy. Tengo rayas y arrugas que ninguna cirugía cosmética podría corregir, y mi cabello ha encanecido. . . . ¿Cómo puedo deshacerme de esta tristeza?”—El Post de Nueva York, 23 marzo de 1979.
26 La verdad es que el reino de Dios es el único remedio seguro para problemas de esa índole. ¡Bajo la gobernación del Reino, el poder de Dios hará que se recobre la juventud; sí, el cuerpo y la mente rejuvenecerán y lograrán la perfección! La gente será restaurada a un estado de salud perfecta de modo que ‘la carne del hombre se haga más fresca que en su juventud.’ (Job 33:25) Las condiciones serán como las que se describen en Isaías 35:5, 6, a saber: “Los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos mismos de los sordos serán destapados. En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo, y la lengua del mudo clamará con alegría.”
27. ¿Qué evidencia hay de que hasta la muerte será vencida?
27 Pero puede que alguien diga: “Si la gente no enfermara, ni envejeciera, entonces no moriría.” Tiene razón. Eso es precisamente lo que va a suceder. Los empresarios de pompas fúnebres tendrán que buscar trabajo de otra índole, porque Dios promete: “La muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor.” (Rev. 21:4; Isa. 25:8) El salmista dijo lo siguiente acerca de Jehová: “Estás abriendo tu mano y satisfaciendo el deseo de toda cosa viviente.” (Sal. 145:16) ¡Imagínese lo que eso quiere decir! Las necesidades y deseos legítimos de toda persona serán satisfechos, y mucho mejor de lo que cualquiera de nosotros, seres humanos imperfectos, podemos imaginarnos en la actualidad.
28, 29. (a) ¿Qué otras bendiciones, que por largo tiempo se han anhelado, realizará el Reino? (b) ¿Qué evidencia hay de que los muertos resucitarán? (Luc. 7:11–15; 8:49–56)
28 ¡Qué gozo! Bajo las justas condiciones de la gobernación del Reino, a los hijos se les dará la oportunidad de aprender y crecer a un estado de perfección, sin la inseguridad de este mundo y la amenaza de sus calles. ¡Ya no habrá temor de caer en una trampa que haga de uno un esclavo de las drogas, ni de corromperse con la influencia de las malas asociaciones! Todo ser humano tendrá la oportunidad de desarrollar sus aptitudes y talentos a grado cabal, y para todos habrá actividad agradable y satisfaciente. El profeta Isaías ilustró lo que la gobernación del Reino puede hacer, cuando dijo: “Ciertamente edificarán casas, y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. . . . Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal.”—Isa. 65:17-25.
29 En esto tenemos la promesa de dignidad y propósito para todo hombre, mujer y niño. La vieja vida desaparecerá de la memoria. Lo que el hombre edifica, planta y siega le seguirá perteneciendo. Se podrá criar a los hijos en un ambiente tranquilo y sano. ¡Hasta los muertos serán resucitados! (Juan 5:28, 29) Padres y madres, hermanos y hermanas, tíos y tías, amigos y vecinos, desde el tiempo de Abel hasta esta misma hora... todos ellos serán reunidos aquí en la Tierra. ¡Qué día será ése!
30. (a) ¿De qué manera se cumplirá el propósito original de Dios para la Tierra? (b) ¿A qué lo mueve a usted la esperanza del Reino?
30 No hay gobierno humano que se atreva a soñar con lograr tales cosas para el bien de sus súbditos. Dios es el único que puede garantizar el cumplimiento de tan grandiosas promesas. Lo que es más, bajo la gobernación del Reino toda la humanidad estará unida en la adoración de Jehová. Bajo Su supervisión celestial, la Tierra gradualmente será transformada en un paraíso global, un jardín de Edén que abarque toda la Tierra. Y todos los que vivan disfrutarán de salud perfecta y vida eterna bajo el reino de Dios. ¡Verdaderamente una maravillosa esperanza! Y se basa sobre la fuente más fidedigna de todas: Jehová Dios mismo.
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¿Es usted súbdito leal del gobierno de Dios?La Atalaya 1980 | 15 de junio
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¿Es usted súbdito leal del gobierno de Dios?
1. ¿Qué clase de gobierno le parece a usted que a todas las personas les gustaría tener?
SI HOY día hubiera en la Tierra una nación que pudiera librar por completo de las enfermedades a sus ciudadanos, sanar a sus tullidos, restaurar la vista a sus ciegos, destapar los oídos de sus sordos, y hasta traer a sus muertos de nuevo a la vida, ¿no se jactaría el gobierno de esa nación acerca de tales hazañas? ¿No haría de inmediato todo el que viviera en la Tierra cuanto pudiera por asegurarse un lugar bajo ese gobierno? Así parecería. Pero la historia muestra una inclinación diferente por parte de muchos.
2, 3. ¿Qué hizo que los gobernantes judíos del primer siglo, y sus súbditos, rechazaran al rey nombrado por Dios?
2 Considere la situación que existió en el primer siglo, cuando Jesucristo, el Rey designado del gobierno de Dios, estaba efectuando hazañas tan maravillosas como ésas. ¿Cómo lo recibió la gente? Aquellas personas dejaron que los gobernantes judíos influyeran fácilmente en ellas, y quedaron divididas en cuanto a su lealtad. Como muestra la Biblia, aquellos gobernantes estaban más interesados en no perder los puestos y posiciones que ocupaban en el gobierno humano que en atender al pueblo para el mayor bien de éste:
“Los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el Sanedrín y empezaron a decir ‘¿Qué hemos de hacer, porque este hombre [Jesús] ejecuta muchas señales? Si lo dejamos así, todos pondrán fe en él, y vendrán los romanos y nos quitarán nuestro lugar así como nuestra nación.’ Pero uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: ‘Ustedes no saben nada, y no raciocinan que les es de provecho a ustedes que un solo hombre muera en el interés del pueblo y no que la nación entera sea destruida.’ . . . Por eso desde aquel día entraron en consejo para matarlo.”—Juan 11:47-53.
3 No solo sucedió que los intereses egoístas de los gobernantes judíos impidieron que ellos dieran su lealtad al gobierno de Dios; además, el egoísmo de ellos los movió a inducir a la gente a rechazar a Jesús. La Biblia dice que cuando el gobernador romano Poncio Pilato presentó a Jesús y dijo: “¡Miren! ¡Su rey!” la gente gritó: “‘¡Quítalo! ¡Quítalo! ¡Al madero con él!’ Pilato les dijo: ‘¿A su rey fijo en un madero?’ Contestaron los principales sacerdotes: ‘No tenemos más rey que César.’” De modo que fueron los líderes religiosos los que persuadieron a la gente a votar en contra del rey y el reino de Dios.—Juan 19:14, 15.
4. ¿A qué selección se enfrenta cada uno de nosotros hoy día?
4 Sea que usted se dé cuenta de ello o no, está ante una selección similar hoy día. Y ésa es: Ser súbdito leal del gobierno de Dios, o unirse a los que se oponen al gobierno de ese reino. El hecho de que Jesucristo y las personas que han de gobernar con él están en el cielo y son invisibles no hace que ellos sean menos reales. La evidencia de ello es arrolladora: Cristo fue levantado de entre los muertos, y en breve él, junto con sus cogobernantes, obrará en armonía con el mandato de Dios y eliminará a todos los gobiernos terrestres y a sus apoyadores. (Dan. 2:44; 2 Tes. 1:6-9; Rev. 2:26, 27) Por tanto, ¿cómo escoge usted? ¿A favor del gobierno por los seres humanos o del gobierno por Dios?
SE NECESITA CONOCIMIENTO PARA LLEGAR A SER SÚBDITO
5. ¿Qué requisito exige cierto gobierno que los extranjeros satisfagan a fin de obtener la ciudadanía?
5 No es cuestión de sencillamente levantar la mano y decir: “Quiero ser súbdito del gobierno de Dios.” Es fácil de entender que se requiere más de eso. Por ejemplo, el extranjero que desea hacerse ciudadano de los Estados Unidos de América tiene que satisfacer ciertos requisitos. The World Book Encyclopedia explica lo siguiente: “Los Funcionarios del Servicio de Inmigración y Naturalización investigan y entrevistan al extranjero. . . . El individuo tiene que mostrar que sabe leer, escribir y hablar inglés sencillo . . . El extranjero también tiene que mostrar que sabe algo de la historia y de la forma de gobierno de los Estados Unidos.”—Edición de 1973, tomo 14, pág. 52.
6. ¿Qué “lenguaje” tenemos que aprender a fin de satisfacer los requisitos para llegar a ser súbditos del reino de Dios?
6 Para llegar a ser súbdito del gobierno de Dios, es preciso satisfacer requisitos similares. Primero hay que aprender el “lenguaje” de las personas que han de vivir bajo el gobierno del reino de Dios. En su Palabra, la Biblia, Jehová dice: “Porque entonces daré a pueblos el cambio a un lenguaje puro, para que todos ellos invoquen el nombre de Jehová, para servirle hombro a hombro.” (Sof. 3:9) Ese “lenguaje puro” es la verdad de Dios que está en la Biblia, en particular lo relacionado con el reino que traerá paz a la Tierra. Jesús y sus discípulos hablaron este “lenguaje puro” cuando estuvieron en la Tierra. Dieron testimonio de la verdad acerca del Reino, y mantuvieron ese mensaje en primer plano. Hoy día los que quieren llegar a ser súbditos del reino de Dios tienen que hacer lo mismo.—Juan 18:36; Luc. 8:1; 10:8-11.
7. ¿Cuáles son algunas preguntas que el súbdito del gobierno de Dios debe poder contestar? ¿Puede usted responder a ellas?
7 Además, para calificar como súbdito del reino de Dios, uno tiene que saber algo acerca de la historia de ese Reino, así como de sus gobernantes. ¿Puede usted mostrar que sabe esas cosas, por medio de responder a preguntas como: ¿Cuándo hizo Dios los primeros arreglos para su gobierno del Reino? ¿Quiénes fueron algunos de los siervos precristianos de Jehová que esperaban con anhelo llegar a ser súbditos del gobierno justo de Dios? ¿Cómo demostraron ellos la fe que tenían en ese gobierno? ¿Cuántos servirán como gobernantes en el gobierno de Dios? ¿Cuáles son algunas de las personas que, según dice la Biblia, dieron prueba de haber llenado los requisitos para ser cogobernantes con Cristo? ¿Qué hicieron ellas para mostrar su fidelidad? ¿Cómo satisfizo Jesucristo los requisitos para ser rey? ¿Qué condiciones existirán bajo el gobierno del reino de Dios que mostrarán el amor de Dios por la humanidad? Es vital que conozcamos esos asuntos, pues, en oración a su Padre, Jesús dijo: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.”—Juan 17:3.
SE REQUIERE CONDUCTA JUSTA
8. ¿Qué otro requisito exige cierto gobierno que los extranjeros satisfagan a fin de obtener la ciudadanía?
8 Así como hay otros requisitos para llegar a ser ciudadanos de los gobiernos terrestres, también los hay para llegar a ser súbditos del reino de Dios. The World Book Encyclopedia dice acerca de la persona que quiere satisfacer los requisitos para obtener la ciudadanía de los EE. UU.: “Debe ser persona de buen carácter moral. . . . La ley declara que un extranjero no es de buen carácter moral si es un borracho, si ha cometido adulterio, si tiene más de una esposa, si se gana la vida jugando por dinero,” y así por el estilo. De igual modo, las personas que quieren llegar a ser súbditos del gobierno de Dios tienen que satisfacer ciertos requisitos morales. Esos se presentan en la Biblia.
9. ¿Qué requisitos morales tiene que satisfacer la persona que quiere llegar a ser súbdito del gobierno de Dios?
9 Por ejemplo, el que espera llegar a ser súbdito del Reino tiene que aplicar en su vida lo que la Biblia dice acerca de la honradez. No puede ser mentiroso ni ladrón. (Efe. 4:25, 28; Rev. 21:8) También tiene que prestar atención a la prohibición de la Biblia en contra de la borrachera. (Efe. 5:18; 1 Ped. 4:3, 4) Además, prácticas como la fornicación, el adulterio o la homosexualidad violan los requisitos de Dios, y los que las practican quedan descalificados en cuanto a ser aptos para vivir bajo el reino de Dios. (1 Cor. 6:18; Heb. 13:4; Rom. 1:24-27) Sin embargo, si alguien participaba en el pasado en tales prácticas, y ya las ha abandonado, no está descalificado a causa de su anterior proceder inmoral en la vida. (1 Cor. 6:9-11) El punto es el siguiente: Dios no tolera la transgresión voluntaria de sus leyes; la persona tiene que amoldarse a los requisitos morales de su Palabra a fin de estar calificada para ser súbdito de su gobierno.
10. ¿Qué arreglo para dar dirección tienen que respetar los súbditos del gobierno de Dios?
10 Eso significa que las personas que han de vivir bajo el reino de Dios tienen que amoldarse voluntariamente a lo que la Palabra de Dios dice. Pero se requiere más que eso. También tienen que mostrar respeto al consejo y las decisiones de aquellos a quienes Dios coloca en posiciones de responsabilidad dentro de la congregación cristiana. No pueden ser personas que ‘van a hacer lo suyo’ o ‘hacer lo que les plazca,’ prescindiendo de la dirección que reciban del “esclavo fiel y discreto,” a quien Cristo ha confiado la superintendencia de los intereses del Reino en la Tierra. (Mat. 24:45) El apóstol Pedro escribió acerca de personas que desprecian la autoridad, y las describió como “las que siguen tras la carne con el deseo de contaminarla y que menosprecian el señorío.” Describiendo a esos individuos con más detalles, el apóstol dice: “Osados, tercos, no tiemblan ante los gloriosos [personas a quienes se ha confiado la superintendencia dentro de la congregación de Dios] sino que hablan injuriosamente.”—2 Ped. 2:10.
11. (a) ¿Qué mandatos del rey nombrado por Dios tienen que obedecer todos los súbditos del Reino? (b) ¿Cómo se siguen esos mandatos, y por qué es tan importante obedecerlos?
11 Sin embargo, de los súbditos del gobierno de Dios se requiere más que sencillamente abstenerse de un modo de vivir falto de respeto, inmoral. También tienen que tomar la iniciativa en efectuar obras bondadosas para con otras personas. Tienen que vivir en armonía con esta regla divina suministrada por el Rey, Jesucristo: “Por lo tanto, todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos.” (Mat. 7:12) Cristo puso el ejemplo al amar a otros, hasta dar su vida por la humanidad. Y dio el siguiente mandato a sus seguidores: ‘Ámense unos a otros, así como yo los he amado.’ (Juan 13:34; 1 Juan 3:16) Es ese amor abnegado y ese interés por otros lo que hará que el vivir bajo el gobierno del reino de Dios sea un verdadero deleite. ¿Lo está capacitando la conducta de usted para vivir en ese entonces? ¿De veras se esfuerza usted por hacer obras de bondad para otras personas?
DIOS REQUIERE APOYO LEAL
12. ¿Cuál es un requisito más que cierto gobierno exige que los extranjeros satisfagan a fin de obtener la ciudadanía?
12 No debe sorprender el hecho de que Jehová Dios requiera que sus súbditos apoyen lealmente el gobierno de su Reino, pues los gobiernos humanos hacen la misma cosa. Acerca del extranjero que desea llegar a ser ciudadano de los Estados Unidos The World Book Encyclopedia sigue diciendo: “Promete apoyar y defender la Constitución y portar armas a favor de los Estados Unidos.” Además, “presta un juramento en el que renuncia a todo título extranjero y fidelidad jurada a todo otro país.” Pero, ¿de qué manera requiere Dios que las personas apoyen lealmente su reino?
13. ¿Qué muestra que es incorrecto que los cristianos luchen con armas físicas a favor del gobierno de Dios?
13 Eso no se hace por medio de portar armas carnales a fin de luchar a favor del Reino. Al gobernador romano Poncio Pilato, Jesús explicó lo siguiente: “Mi reino no es parte de este mundo. Si mi reino fuera parte de este mundo, mis servidores habrían peleado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero, como es el caso, mi reino no es de esta fuente.” (Juan 18:36) Antes de eso, cuando el apóstol Pedro trató de defender a su Amo, Jesús le dijo: “Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que toman la espada, perecerán por la espada. ¿O crees que no puedo apelar a mi Padre para que me suministre en este momento más de doce legiones de ángeles?” (Mat. 26:52, 53) Los cristianos no participarán en destruir a los enemigos de Dios; ésa es la tarea de los ejércitos celestiales de Dios. La Biblia muestra que los cristianos no deben participar en el guerrear físico, carnal.—Compare con 2 Corintios 10:3-5; 2 Timoteo 2:24.
14. (a) Dios requiere que los súbditos de su Reino hagan ¿qué obra? (b) ¿Cómo deben ellos demostrar que están dedicados a Dios?
14 Más bien, Dios requiere que sus siervos terrestres sean voceros a favor del gobierno de él... apoyadores o proclamadores del Reino. Así, ‘con la boca hacen declaración pública para salvación.’ (Rom. 10:10) Además, Dios requiere dedicación y fidelidad jurada a él de parte de sus súbditos. Jesucristo se presentó para hacer la voluntad de Dios, y fue bautizado en símbolo de ello. (Mat. 3:16, 17; Heb. 10:5-10) Los cristianos tienen que obrar de manera semejante. Después de adquirir el conocimiento necesario y amoldarse a los requisitos morales de Dios, tienen que dedicar su vida a él y simbolizar esa dedicación por medio del bautismo en agua. Entonces tienen que participar de toda alma en la gran obra de publicidad que Jehová quiere que se efectúe.
15, 16. (a) ¿Cuál fue la obra principal de Jesús en la Tierra, y cómo mostró él a sus discípulos que ésa también sería la actividad principal de ellos? (b) El seguir las instrucciones de Jesús requería visitar a la gente ¿dónde?
15 Es la voluntad de Jehová que todos sepan lo que el reino de él es y cómo resolverá los problemas de la humanidad. Hay gran estima en el corazón de Jehová para ese gobierno, pues es el medio por el cual él limpiará su nombre de todo oprobio y traerá bendiciones a su pueblo. Así, de la actividad principal del Hijo de Dios en la Tierra, la Biblia dice: “Jesús emprendió un recorrido de todas las ciudades y aldeas, . . . predicando las buenas nuevas del reino.” (Mat. 9:35) Y en otra ocasión Jesús dijo: “También a las otras ciudades tengo que declarar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado.”—Luc. 4:43.
16 Jesús entrenó a su seguidores a hacer esa misma obra. Primero, envió a sus 12 apóstoles, dándoles las siguientes instrucciones: “Al ir, prediquen, diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado.’ . . . En cualquier ciudad o aldea que entren, busquen hasta descubrir quién en ella es merecedor, y quédense allí hasta que salgan. Al entrar en la casa, salúdenla; y si la casa lo merece, venga sobre ella la paz que le desean.” (Mat. 10:5-14) A fin de cumplir con esas instrucciones, los apóstoles visitaron las casas de la gente, y se alojaron en las casas de los ‘merecedores’ y compartieron con ellos el mensaje del Reino. Más tarde, Jesús dio a 70 de sus discípulos las siguientes instrucciones: “Dondequiera que entren en una ciudad y los reciban, . . . sigan diciéndoles: ‘El reino de Dios se ha acercado a ustedes.’” (Luc. 10:1-11) Sí, Jesús envió a sus seguidores a la ocupación relacionada con el Reino.
17. (a) ¿Por qué requirió valor el efectuar la predicación del Reino en el primer siglo? (b) ¿Cómo demostraron los cristianos primitivos su valor al efectuar la predicación?
17 El participar en aquella actividad exigió verdadero valor. Jesús había sido asesinado a instigación de los opositores del Reino, y, con el tiempo, sus seguidores Esteban y el apóstol Santiago también fueron asesinados. (Hech. 7:54-60; 12:2) Sin embargo, los seguidores de Jesús no se desanimaron. Hasta después de ser azotados los apóstoles, la Biblia dice que “todos los días en el templo y de casa en casa continuaban sin cesar enseñando y declarando las buenas nuevas acerca del Cristo, Jesús.” (Hech. 5:42) Años más tarde, en Tesalónica, una chusma levantó contra el apóstol Pablo y los compañeros de éste la siguiente acusación: “Estos actúan en oposición a los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús.” (Hech. 17:7) Pero esa persecución no hizo que ellos cesaran de predicar. Las Escrituras indican que Pablo no cesó de ‘declarar las buenas nuevas.’ Él iba ‘enseñando públicamente y de casa en casa,’ dando testimonio cabal a los judíos y a otras personas que necesitaban arrepentimiento.—Hech. 20:20, 21.
¿QUÉ POSICIÓN TOMA USTED?
18, 19. (a) ¿Qué desea Dios que se haga ahora? (b) ¿El que recordemos qué cosas nos puede ayudar a participar en la predicación del Reino?
18 No es menos el valor que se necesita hoy día para apoyar el Reino. En la actualidad la oposición al mensaje del Reino es exactamente tan grande como lo era en el primer siglo. Por eso la pregunta es: ¿Qué posición toma usted? ¿Prestará su apoyo leal al reino de Dios? La voluntad de Él es que se dé un gran testimonio respecto al Reino antes que el fin venga. ¿Tendrá usted parte en dar ese testimonio?—Mat. 24:14.
19 Quizás le sea difícil tomar la iniciativa de hablar a otras personas acerca del gobierno de Dios. Pero usted puede hacerlo. El hacerlo demostrará su amor a Jehová. (1 Juan 5:3) Recuerde que Dios le dio a Abrahán la asignación difícil de ofrecerle su hijo como sacrificio. Cuando Abrahán mostró obediencia, Dios lo detuvo de llevar a cabo el sacrificio, y le dijo: “Porque ahora sé de veras que eres temeroso de Dios.” Sí, la obediencia de Abrahán probó que él confiaba de modo cabal en Dios. (Gén. 22:12; Heb. 11:17-19) De manera semejante, por medio de nuestra celosa predicación del Reino mostramos a Dios nuestro apoyo leal a su gobierno, un apoyo que él requiere de sus súbditos. Al mismo tiempo, demostramos nuestro amor e interés para con la gente, pues la única manera en que pueden escapar de la destrucción en la “grande tribulación” que a paso rápido se acerca es por medio de oír el mensaje del Reino y obrar en armonía con él.—Mat. 24:21; 1 Juan 2:17.
20. ¿Cómo puede ayudarnos el ejemplo de Moisés a tomar una postura correcta en relación con los requisitos morales de Dios?
20 Sin embargo, también mostramos nuestro apoyo leal al gobierno de Dios, por nuestra adherencia a los requisitos morales de Dios. ¿Cuál es nuestra postura en ese asunto? Algunos dan prioridad a agradarse a sí mismos, ‘hacer lo suyo, lo que les place.’ Y es cierto que se puede obtener cierta medida de disfrute como resultado de ir con la muchedumbre que vive de modo disoluto, que tiene como meta los placeres. Pero el disfrute es solamente temporero. Prudentemente, Moisés no escogió tal proceder. “Por fe Moisés, ya crecido, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, escogiendo ser maltratado con el pueblo de Dios más bien que disfrutar temporalmente del pecado, . . . porque miraba atentamente hacia el pago del galardón.” (Heb. 11:24-26) Es cuestión de manifestar lo que consideramos más importante. ¿Es sencillamente satisfacer nuestras inclinaciones egoístas, o es hacer lo que agrada a nuestro Creador y servir en el interés de su gobierno del Reino?
21. (a) ¿Cómo presentó Jesús la selección ante la cual todos nos encontramos? (b) ¿Qué está resuelto a escoger usted?
21 En realidad, solo hay dos cosas entre las cuales seleccionar. Cristo comparó esto a escoger entre uno de dos caminos. Un camino, dijo él, es “ancho y espacioso.” En él a los viajeros se les permite la libertad de ‘hacer lo suyo,’ o ‘hacer lo que les place.’ Sin embargo, el otro camino es “estrecho.” Sí, los que van en ese camino tienen que adherirse a la dirección de Dios. La mayoría, notó Jesús, está tomando el camino ancho; solo unos cuantos toman el estrecho. ¿Cuál de ellos escogerá usted? Al hacer su selección, tenga esto presente: El camino ancho llega abruptamente a un fin... ¡la destrucción! Por otra parte, el camino estrecho le conducirá hasta el mismísimo nuevo sistema de Dios en el cual podrá vivir para siempre como súbdito leal del Reino. (Mat. 7:13, 14) De modo que, ¡a usted le toca escoger! ¿Qué escogerá?
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