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    La Atalaya 1957 | 15 de febrero
    • Dios volver a la santa organización de Dios. Dejados en la obscuridad al ser excluídos de los consejos iluminadores de Dios, los desobedientes hijos de Dios eran ahora “espíritus en prisión.” (1 Ped. 3:19, NM) El Diablo se hizo gobernante de los “espíritus en prisión” y vino a ser el gobernante de los demonios. El Diablo y sus demonios por tanto constituyen los “cielos” de este mundo inicuo.

      Aptamente, un apóstol de Cristo Jesús llamó a este mundo “este presente mundo inicuo.” (Gál. 1:4, VA) De manera que este mundo presente no se origina de Dios. Lo domina el Diablo, de quien las Escrituras dicen: “El mundo entero está yaciendo en el poder del inicuo.”—1 Juan 5:19, NM.

      ¿Está destinado a continuar hasta tiempo indefinido este “presente mundo inicuo”? No, Dios ha fijado una fecha para su fin. Según la señal de los últimos días, ese fin vendrá durante esta generación. El medio por el cual Dios borrará este presente mundo es una guerra en el cielo y en la tierra. La Biblia da a esta guerra invisible y visible el nombre simbólico “Armagedón.”—Apo. 16:16.

      La Palabra de Dios contiene numerosas referencias a esta guerra que el cielo peleará, la cual pondrá fin a este mundo inicuo. Por ejemplo, se refiere a ella como “la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso,” eso es, “el día grande y tremendo de Jehová,” “el día de la ira de Jehová,” “el día de la venganza de nuestro Dios,” “el día de ira y de la revelación del justo juicio de Dios,” “el día de juicio y de la destrucción de hombres impíos.” Significa “la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles en fuego llameante,” “destrucción repentina,” y “grande tribulación como no ha acontecido desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a acontecer.”—Apo. 16:14, NM; Mal. 4:5; Sof. 2:2; Isa. 61:2; Rom. 2:5; 2 Ped. 3:7; 2 Tes. 1:7, 8; 1 Tes. 5:3; Mat. 24:21, NM.

      Así como ocurrió en los días de Noé durante el tiempo del fin de ese mundo, así será hoy en día. El gran Profeta Cristo Jesús dijo: “Así como estaba la gente en aquellos días antes del diluvio, comiendo y bebiendo, casándose y dándose en matrimonio, hasta el día que Noé entró al arca; y no notaron nada hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre.” (Mat. 24:38, 39, NM) Absorta como está en las ocupaciones de la vida, la gente hoy día no quiere oír la amonestación acerca del fin de este presente mundo; ella, igual a la gente del “mundo antiguo,” se burla de la idea de que un mundo inicuo vaya a ser destruído. De manera que la mayor parte de la gente ‘no nota nada’ ni le presta atención a la advertencia que la sociedad del nuevo mundo de los testigos de Jehová ahora proclama acerca del fin de este mundo. Algunas personas se burlan y se ríen de la idea de que Dios intervenga y ponga fin a este mundo.

      No es raro el que la gente ridiculice la señal de los “últimos días” y de la segunda presencia de Cristo. Con certeza tenía que ser así. “En los últimos días,” dijo el apóstol Pedro, “vendrán burladores con sus burlas, procediendo de acuerdo con sus propios deseos y diciendo: ‘¿Dónde está esa prometida presencia de él? Pues, desde el día que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan igual como ha sido desde el principio de la creación.’”—2 Ped. 3:3, 4, NM.

      Pero, ¿por qué se burlan los burladores? ¿No debiera la destrucción del “mundo antiguo” servir de amonestación de que Dios puede hacerlo otra vez? ¡Sí, debiera! Pero los hombres no quieren que se les haga recordar el fin de este mundo; ellos evitan pensar en ello adrede; quieren creer que todas las cosas continuarán “igual como ha sido desde el principio de la creación.” Por motivos egoístas tratan de borrar toda memoria del “mundo antiguo” y su fin por medio de agua.

      Pero de nada les servirá pasar por alto la verdad, como explica el apóstol: “De acuerdo con su deseo, este hecho escapa a su atención, que en tiempos antiguos había cielos y una tierra situada sólidamente fuera de agua y en medio de agua por la palabra de Dios, y por esos medios el mundo de ese tiempo sufrió la destrucción cuando fué anegado con agua. Pero por la misma palabra los cielos y la tierra actuales están guardados para fuego y se están reservando para el día de juicio y de la destrucción de hombres impíos.” (2 Ped. 3:5-7, NM) ¡Sí, Dios lo volverá a hacer! Lo ha prometido en su Palabra.

      “NUEVOS CIELOS Y UNA NUEVA TIERRA”

      La destrucción de los simbólicos cielos y tierra de este mundo no dejará un vacío. No, sino que hará lugar para un mundo enteramente nuevo: “Pero hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos de acuerdo con su promesa, y en éstos la justicia habrá de morar.”—2 Ped. 3:13, NM.

      El nuevo mundo nunca se corromperá; para siempre seguirá siendo un mundo justo. El Diablo y los demonios, los cuales constituyen los cielos de este mundo, nunca llegarán a ser los cielos del nuevo mundo. En el Armagedón el Diablo y sus demonios serán abismados por mil años; entonces, al fin del reinado de mil años de Cristo, serán arrojados en el lago de fuego, símbolo de la destrucción eterna.

      Los nuevos cielos, compuestos de Cristo Jesús y 144,000 cristianos fieles rescatados de entre los hombres, nunca se volverán corruptos. Y la nueva tierra permanecerá justa para siempre. Usted puede ser habitante de aquella nueva tierra justa y gozar de sus bendiciones eternas. Acerca de la nueva tierra la Palabra de Dios dice: “La muerte no será más, ni tampoco habrá más duelo ni lloro ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”—Apo. 21:4, NM.

      Nunca, nunca a través de toda la eternidad terminará el nuevo mundo ni cesarán de fluir sus bendiciones a todos los hombres y mujeres perfectos que estarán viviendo en la tierra. Jehová garantiza esto: “Porque así como los nuevos cielos y la nueva tierra que voy a hacer, permanecerán delante de mí, dice Jehová, así también permanecerá vuestro linaje y vuestro nombre. Y sucederá que de novilunio en novilunio, y de sábado en sábado, vendrá toda carne para adorar delante de mí, dice Jehová. Y saldrán, y mirarán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí.”—Isa. 66:22-24.

      Después del Armagedón los sobrevivientes saldrán y contemplarán los cuerpos muertos de aquellos a quienes Jehová habrá muerto. ¡Más de dos mil millones de muertos! ¡Los cadáveres de los que rehusaron amar al nuevo mundo que Dios amó tanto que dió a su Hijo unigénito! Los cadáveres de los que amaron a este presente mundo inicuo, respecto al cual se nos manda que no lo amemos. Sus cuerpos muertos no serán enterrados; serán alimento para los gusanos, aves y bestias. Serán objetos repugnantes a toda carne justa que sobreviva. Entonces a través del tiempo interminable, durante todas las estaciones del año, de mes en mes, de semana en semana, toda carne humana vendrá a adorar a Jehová y a darle gloria al Dios del justo nuevo mundo.

  • Fiel transmisión
    La Atalaya 1957 | 15 de febrero
    • Fiel transmisión

      ● El nuevo libro The Dead Sea Scrolls (Los Rollos del mar Muerto), por Millar Burrows, presenta la pregunta en cuanto a si estos rollos cambian o no la Biblia como la conocemos. El autor contesta con un “no” categórico. En realidad, tanto el manuscrito de Isaías como el texto de Habacuc confirman, como escribe Burrows, que “la verdad esencial y la voluntad de Dios que se revelan en la Biblia . . . han sido conservadas sin cambio a través de todas las vicisitudes en la transmisión del texto.”

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