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  • La Primera Guerra Mundial... ¿preludio de la Era final del hombre? (Parte II)
    ¡Despertad! 1984 | 22 de enero
    • y enfermedad. La nación está a punto de rebelarse.

      A Austria-Hungría no le va mucho mejor a medida que su imperio comienza a desintegrarse... las naciones miembros o piden la paz o declaran su independencia. Ante una moral derrumbada, provisiones que van menguando y una cantidad masiva de ejércitos aliados, a las Potencias Centrales no les queda más remedio que rendirse.

      Desde las 11 de la mañana del 11 de noviembre de 1918 cesa el rugir de los cañones.

      En nuestro próximo número, en la tercera parte de esta serie, se considerarán los resultados de la guerra y los esfuerzos de la posguerra para mantener la paz.

  • ¿Adónde irá a parar este mundo?
    ¡Despertad! 1984 | 22 de enero
    • ¿Adónde irá a parar este mundo?

      ESTA pregunta surge frecuentemente cuando leemos sobre lo que hace la gente común. Por ejemplo:

      ● Dorice, una joven de Queens, Nueva York, fue acuchillada en la cabeza, la cara y una pierna por un desconocido, quien entonces huyó sin decir una palabra. Mientras sangraba profusamente, ella tocó los timbres de varias puertas de un edificio cercano en busca de ayuda. Algunos amos de casa llamaron a la policía, pero nadie la dejó entrar ni le dio ayuda. ¿Por qué no? Parece que tenían miedo. Después de la horrible experiencia de Dorice, su madre dijo: “Es un mundo terrible”.

      ● Un avión se estrelló cerca del aeropuerto de la ciudad de Detroit. Un hombre yacía moribundo y otro estaba herido gravemente. Cuando el personal médico de emergencia llegó al lugar del accidente, descubrieron que los heridos ya habían sido despojados de sus billeteras y otras cosas de valor. ¿Quién haría una cosa como ésa? “Los profanadores de muertos”, comentó el periódico Daily News, de Nueva York, al informar sobre la tragedia.

      ● Una furgoneta fuera de control se trepó en la acera y tumbó a un niño de 4 años que estaba en los brazos de su madre. La madre, pensando que su hijo estaba muriéndose, gritó: “¡No te mueras, no te mueras!”. El conductor, que había salido ileso, saltó del vehículo para ayudar al niño herido y a la madre, quien era presa del pánico. Inmediatamente una chusma de transeúntes vieron que el vehículo estaba sin vigilancia y lo saquearon, peleando entre sí por llevarse el cargamento de camisas de entrenamiento deportivo. Un observador comentó: “Es deprimente”. El niño salió con la pelvis rota y algunas costillas fracturadas.

      ● Un profesor adjunto de sicología y sus alumnos representaron varios delitos fingidos en las calles de diferentes ciudades por un período de dos años para probar la reacción de los espectadores de dichos “delitos”. ¿Los resultados? ¡En la mayoría de los casos nadie prestó ayuda! Durante la representación del robo de un auto, uno de los espectadores quiso participar en el robo. En otra ocasión “robaron” una motocicleta a plena vista del público. A solo 15 metros (50 pies) del lugar había estacionado un auto de la policía. Pero nadie intervino en este caso. Otros “delitos” incluyeron meter en el portaequipajes de un auto a un hombre que aparentemente estaba inconsciente. En la ciudad de Nueva York, los testigos oculares informaron solo 3 por 100 de los delitos. Este porcentaje es mayor que el que se informó en ciudades como Boston y Miami, donde nadie informó los delitos.

      ● Un hombre de 26 años de edad, solo y deprimido, se subió a una chimenea de 30 metros (100 pies) la noche de año nuevo y gritó: “¡Quiero morir! ¡Quiero morir!”. Tres policías que prestan servicios de emergencia se apresuraron a llegar al lugar y subieron a la chimenea para rescatarlo. Entonces una caldera automática del edificio comenzó a funcionar y el humo que salió de la chimenea sofocó al joven, quien se mareó hasta el grado de casi caer por accidente. Para entonces se había reunido abajo una muchedumbre para mirar lo que sucedía. Al ver lo angustiado que estaba el joven, algunas personas levantaron las manos, apretaron los puños y abuchearon. Otras gritaron: “¡Salta! ¡Déjenlo que salte!”.

      ¿Adónde irá a parar este mundo? ¡Una pregunta muy apropiada!

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