BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g77 22/1 págs. 29-31
  • Lo que Dios requiere de usted

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Lo que Dios requiere de usted
  • ¡Despertad! 1977
  • Subtítulos
  • Prestando atención a Dios
  • La fuente de la vida
  • Alábelo
¡Despertad! 1977
g77 22/1 págs. 29-31

Lo que Dios requiere de usted

EL HOMBRE continuamente se asombra por la sabiduría que se manifiesta en la creación. Adondequiera que mira —en los mares, sobre la tierra o en el aire— las maravillas que saltan a su vista indican un Diseñador Magistral. Tal evidencia hace que la persona que tiene discernimiento se sienta humilde, y se una en acuerdo de todo corazón con los sentimientos del salmista: “El insensato ha dicho en su corazón: ‘No hay Jehová.’”—Sal. 14:1.

Sin embargo, Jehová Dios requiere más que el simple reconocimiento de su calidad de Creador y su existencia; también requiere nuestra devoción de todo corazón. Pero es evidente que no podemos darle ésta sin averiguar cuáles son sus propósitos y qué espera del hombre en el asunto de adoración. Aunque las muchas maravillas del mundo físico dan evidencia irrefutable de que Dios existe, no nos dicen quién es ni cuáles son nuestras obligaciones para con él. Para esta información vital necesitamos dirigirnos a Su Palabra escrita, la Biblia.

Esta Palabra inspirada de Dios aclara que, a diferencia de los animales, el hombre necesita escuchar a su Creador. “No de pan solamente debe vivir el hombre,” dice la Biblia, “sino de toda expresión que sale de la boca de Jehová.” (Mat. 4:4) Los peces del mar, las aves del aire y las bestias del campo solo necesitan sustento material para vivir y cumplir su propósito en la vida. Pero el hombre es diferente. Algo falta cuando solo tiene cosas materiales; su vida no puede menos que estar vacía.

Por eso se registra en el famoso Sermón del Monte: “Felices son los que están conscientes de su necesidad espiritual.” (Mat. 5:3) Son felices porque el conocimiento de Jehová y sus propósitos los capacita para satisfacer apropiadamente la necesidad que tienen de adorar. Los animales no fueron creados con este impulso de adorar a un poder superior. Son desemejantes al hombre, quien desea saber de dónde vino, por qué está aquí y qué esperanza hay de vida en el futuro.

Prestando atención a Dios

Pero es evidente que la mayoría de la gente no está consciente de su necesidad espiritual. No desea aprender acerca de Jehová ni de lo que él requiere de uno. Esto, sin embargo, no modifica el requisito de que prestemos atención a Dios por medio de estudiar su Palabra, la Biblia. Jehová aclara esto cuando dice: “Escúchenme atentamente . . . Inclinen su oído y vengan a mí. Escuchen, y su alma se mantendrá viva.”—Isa. 55:2, 3.

El solo hecho de que una persona no sienta la necesidad de escuchar a Dios no significa que no es menester que lo haga a fin de seguir viviendo. Su situación es semejante a la de la persona que no tiene deseo de alimento físico. Tal persona puede sentirse bien, pero si, con el tiempo, no vuelve su apetito y no come algo, finalmente le sobrevendrá la muerte. Así sucede con la persona que no está consciente de su necesidad espiritual. Quizás no tenga deseo de estudiar la Biblia, y, debido a que no siente malos efectos, quizás no crea que es menester estudiarla. Pero tan seguramente como la persona que deja de alimentarse físicamente muere, también morirá la que desatiende sus necesidades espirituales.

Los niños ilustran bien el hecho de que se necesita educación para que los seres humanos disciernan lo que es bueno para ellos. Si se les dejara escoger, muchos niños solo comerían dulces y helado y pastel. Disfrutarían temporalmente de esta dieta, pero con el tiempo sufrirían y morirían prematuramente. Por otra parte, los niños que aceptan el entrenamiento apropiado de parte de padres sabios desarrollan un apetito de alimentos nutritivos, vigorizadores del cuerpo. No solo aprenden a disfrutar de tal dieta, sino que obtienen beneficios duraderos de ella.

Del mismo modo, todos nosotros necesitamos dirección de parte de Aquel a quien Jesucristo llamó “Padre nuestro que estás en los cielos.” (Mat. 6:9) Somos semejantes a niños en que, a menos que se nos haya instruido, no sabemos dirigir nuestros propios pasos. (Jer. 10:23) Por eso, en vez de asumir una actitud de saberlo todo o de que no nos importa en lo más mínimo, actitud típica de muchas personas hoy en día, ¡cuánto mejor es aceptar guía y dirección humildemente del que es tan infinitamente más sabio que nosotros! Él gobierna nuestro maravilloso sistema solar y cuida de todas las plantas y animales de modo tan admirable. ¿No podemos, por lo tanto, tener confianza en que él dirigirá nuestros pasos en el mejor camino si acudimos a Su Palabra escrita?

Sí, ¿qué mejor maestro pudiéramos tener que Aquel que diseñó a los peces para nadar y a las aves para volar y que colocó perfectamente la Tierra en órbita? Todas las personas honradas tendrán que confesar: ‘Ningún otro.’ Bueno, entonces, ¿presta usted atención a este “Magnífico Instructor”? (Isa. 30:20) ¿Lee usted la Biblia con regularidad? ¿Cuándo fue la última vez que se sentó usted y prestó atención a que Dios le hablara a usted por medio de su Palabra? ¿Ayer? ¿La semana pasada? ¿Fue hace un mes? Necesitamos dirección y corrección de parte de Dios cada día, así como los niños literales necesitan guía de los padres diariamente.

Y no debemos dejar que las palabras entren por un oído y salgan por el otro. Debemos pensar mientras leemos: ¿Cómo aplica esto a mí y a las circunstancias de mi vida? ¿Qué instrucción me está dando Dios en este pasaje? “Apliquen su corazón” aconseja la Biblia, “porque no es palabra sin valor para ustedes, sino que significa su vida.”—Deu. 32:46, 47.

La fuente de la vida

¿De qué manera significa nuestra vida el aplicar nuestro corazón a la Palabra de Dios? ¿No es verdad que el “Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él” da a “todos vida y aliento y todas las cosas”? (Hech. 17:24, 25) Eso es cierto, pero al tiempo presente la humanidad disfruta de estas cosas solo por unos pocos años breves. No obstante, Jehová Dios ha hecho provisión para que los que presten atención a su Palabra y vivan en armonía con ella vivan para siempre en un nuevo orden de justicia.—2 Ped. 3:13.

Las admirables maravillas de la creación no pueden decirnos en cuanto a esta provisión que Dios ha hecho para la vida eterna. Es cierto que aprendemos de sus obras materiales que él es lo bastante sabio y lo bastante poderoso para sostener nuestra vida para siempre, pero solo es en su Palabra escrita que aprendemos que es su propósito hacerlo. Solo es allí que se nos dice: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.”—Juan 17:3.

¿Observó usted que además de aprender acerca del “único Dios verdadero,” uno también tiene que adquirir conocimiento de Jesucristo a fin de conseguir vida eterna? Sí, Jesucristo es la provisión hecha por Jehová Dios para rescatar a la humanidad del pecado y de la muerte. “Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que nosotros consiguiésemos la vida por medio de él,” explica la Biblia. De hecho, “no hay otro nombre debajo del cielo que se haya dado entre los hombres mediante el cual tengamos que ser salvos.”—1 Juan 4:9; Hech. 4:12.

¡Qué maravillosa será la vida eterna cuando esta Tierra sea transformada en un paraíso global! Habrán desaparecido los problemas que son parte integrante del modo de vivir del viejo mundo, como las enfermedades, el desempleo, la inseguridad y las escaseces de alojamiento. Habrán desaparecido todos los hacedores de iniquidad, porque Dios los desarraigará en lo que la Biblia llama “el día de juicio y de la destrucción de los hombres impíos.” (2 Ped. 3:7) ¡Qué magnífico, entonces, será el vivir en un mundo sin crimen, sin guerra, sin impiedad de ninguna clase! Entonces la humanidad podrá disfrutar para siempre de las bellezas de la creación de Dios.—Rev. 21:3, 4; Sal. 37:9-11, 29, 34; Isa. 11:6-9; 65:21-24.

Según el propósito original de Dios, el hombre no fue destinado a morir después de setenta u ochenta años, sino que fue creado para disfrutar para siempre de las cosas que Dios había hecho. Dios dio a la primera pareja humana, Adán y Eva, instrucciones de ‘ser fructíferos y hacerse muchos,’ tener hijos, y, a medida que aumentaran, a extender los límites de su paraíso dado por Dios hasta que finalmente la Tierra estuviera sojuzgada.—Gén. 1:28.

¿Sabe usted por qué todavía no se ha llevado a cabo ese propósito original? ¿Podría usted explicar a alguna otra persona por qué Dios ha permitido que continúen la iniquidad y la muerte? ¿Sabe usted por qué fue necesario que Jehová enviara a su Hijo a la Tierra a fin de hacer posible para el hombre la vida en un paraíso restaurado? Dios explica estas cosas en su Palabra escrita, y es vital que las entendamos.

Alábelo

Verdaderamente las creaciones materiales de Dios son imponentes, ¡y qué amorosa consideración se muestra por parte suya al hacer provisión para que nosotros disfrutemos de estas maravillas para siempre! Los perfumes fragantes de la primavera, o del heno recién segado en el verano, una puesta de Sol suntuosamente llena de colorido, una Luna plateada, montañas majestuosas, bosques, árboles, flores... ¡póngase a pensar en todas las cosas incomparables que Dios ha hecho! ¡Ha hecho tanto para nosotros, y lo que él requiere en cambio es tan razonable!

Cuando uno ve una magistral pieza de arte, ¿no es solo natural y razonable alabar a su hacedor? Ciertamente que sí. Bueno, eso es lo que Dios requiere de sus siervos. “¡Alaben a Jah!” nos dice su Palabra. “Ofrezcan alabanza, oh siervos de Jehová, alaben el nombre de Jehová. Desde el nacimiento del sol hasta su puesta ha de ser alabado el nombre de Jehová.”—Sal. 113:1, 3.

Todas las cosas inanimadas que Dios ha hecho lo alaban en virtud de su belleza y mano de obra perfecta. Aun la manera en que los peces, aves y animales están diseñados para su morada y están equipados de instinto refleja la sabiduría de Dios. Pero, ¿qué hay de usted mismo? Usted es la más elevada de las creaciones terrestres de Dios, estando dotado de la habilidad de expresar palabras inteligibles de alabanza a Jehová. ¿Hace usted esto? ¿Cuándo fue la última vez que usted habló acerca de Sus obras maravillosas a otras personas? ¿Ha hablado usted a otros acerca de Su nombre y Sus provisiones gloriosas para la salvación hoy en día?

Aunque usted no puede menos que estar impresionado por las maravillas de la creación, ¿ha aprendido usted lo que debería haber aprendido al considerarlas? Si ellas le recuerdan a usted que hay un Magnífico Creador, que usted debe prestarle atención por medio de estudiar su Palabra y alabar su nombre por medio de hablar acerca de él, usted ha aprendido bien al considerar las maravillas de la creación.

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir