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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1969
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1969
w69 1/7 págs. 393-399

Apreciando a Jehová

“Muchas cosas has hecho tú mismo, oh Jehová Dios mío, aun tus maravillosas obras y tus pensamientos para con nosotros; no hay nadie que pueda ser comparado a ti. Si me inclinara a informar y hablar de ellos, han llegado a ser más numerosos de lo que yo pueda relatar.”—Sal. 40:5.

1. ¿Por qué debe comenzar con Jehová Dios el aprecio de la criatura inteligente?

EN LO que toca a todas las criaturas inteligentes del universo, su aprecio debería comenzar con Jehová Dios, el gran Creador. No pasa un solo instante en la vida de cualquier criatura cuando no esté beneficiándose personalmente de la bondad amorosa de Jehová, el gran Dador de vida. Sin vida la criatura no tiene nada.—Gén. 2:7; Sal. 36:9; 146:1-4.

2. ¿Cuáles son algunas cosas que están en torno de nosotros que nos ayudan a apreciar al Creador?

2 Todo lo que nos rodea, el universo entero, sería un deleite para el hombre si todo estuviese en armonía con Jehová y partes de ello no se hubiesen corrompido por la influencia del adversario de Jehová, Satanás. Pero aun en su condición presente la creación en torno del hombre a menudo es muy agradable y hermosa a sus ojos. Reyes, gobernantes y personas de gran riqueza buscan lugares de belleza natural. Casas grandes o castillos se construyen en sitios bien regados, donde los árboles, las plantas y las flores se producen abundantemente. A menudo se crean hermosos jardines artísticos cerca de estos hogares palaciegos y son muy deleitables. En estos alrededores los calurosos rayos del Sol aumentan la comodidad del hombre a la vez que cumplen con su parte en el crecimiento y producción de la vegetación. Cuando viene la lluvia o cae la nieve para suministrar el agua que se necesita, son cosas refrescantes para las personas que disfrutan de buena salud. El aire en los alrededores de la vegetación profusa es muy fresco y vigorizante, pues contiene el oxígeno que necesita el cuerpo humano. Los árboles y otras plantas producen fruta deliciosa, semillas y raíces, que sirven de alimento tanto para el hombre como para los animales. Todas estas cosas suministran evidencia de que en la Tierra todo fue hecho en el principio exactamente como debía ser para la familia humana.—Gén. 1:31; Neh. 9:6; Sal. 104.

3, 4. (a) ¿A qué se debe el que algunos hombres no muestren aprecio al Creador mientras que otros sí? (b) ¿Qué razones puede dar usted para que el hombre viva en la Tierra más bien que en la Luna?

3 ¡Cuán extraño es, entonces, que tantos gobernantes y personas acaudaladas que a menudo moran en los más hermosos alrededores naturales le muestren poco o ningún aprecio a Jehová, el Creador! Cuán rara vez se dan cuenta los hombres de que la Tierra y el hombre que está en ella, de hecho, todo el universo, dependen a grado cabal del Hacedor. Quizás debido a orgullo y a un deseo de brillar delante de los hombres, presenten ideas contrarias a lo que ha dicho el Creador, al gran hecho de que “a Jehová pertenecen los cielos, pero la tierra se la ha dado a los hijos de los hombres.” Pasando por alto expresiones como ésta, algunos hombres han teorizado acerca de que el hombre podría vivir en otros cuerpos celestes. Sin embargo, a medida que la ciencia hace posible que los hombres investiguen los cielos, y los telescopios poderosos le permiten al hombre una mirada más de cerca, viene a ser más y más evidente que solo la Tierra como fue diseñada por el Creador es idealmente apropiada para la existencia del hombre.—Sal. 115:16; 19:1-4; Isa. 40:26; 45:18.

4 Aun el más cercano cuerpo celeste, la Luna, no presenta condiciones satisfactorias para sostener la vida humana. La superficie lunar está llena de cráteres, como evidencia de que es golpeada por asteroides u objetos voladores del espacio. No tiene atmósfera, algo que serviría para quemar tales objetos antes de que golpearan la superficie de la Luna. Tampoco hay atmósfera para llevar ondas de sonido para comunicación, habla o advertencia. No hay aire que respirar. No hay agua; no hay alimento. Se ha descubierto que el largo día lunar es lo suficientemente caluroso como para hacer que hierva la sangre humana, pues alcanza la temperatura de por lo menos 100 grados centígrados. Y no obstante, si uno pasara a la sombra de una roca grande o una montaña podría esperar encontrar temperaturas congeladoras. En contraste, la noche lunar alcanza 168 grados centígrados bajo cero, lo que ciertamente no es una temperatura adecuada para la vida humana.

5. (a) Si la Luna no es adecuada para que el hombre la habite, ¿qué hay en cuanto a algunos planetas cercanos? (b) Entonces, ¿cómo deberían responder las personas pensadoras de la Tierra ante las maravillas de la creación?

5 A medida que más y más arremetidas exploratorias se hacen hacia los planetas cercanos, que los hombres han llamado Venus y Marte, tampoco se ve que estos cuerpos sean a propósito para sostener la vida humana. La información que ya se ha obtenido en la exploración del espacio debería hacer que todas las personas que piensan profundamente aumenten su aprecio al Creador y a sus obras maravillosas y pensamientos para con nosotros en la Tierra. Cuando uno considera la creación con todas sus maravillas e intrincaciones, puede comprender que las maravillosas obras de Dios han llegado a ser más numerosas de lo que el hombre puede relatar. Y sin embargo muchos de la raza humana no muestran aprecio a Jehová mismo. ¿Hay alguna excusa para esto? El apóstol Pablo contesta: “Porque sus cualidades invisibles se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por medio de las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad, de modo que son inexcusables.”—Rom. 1:20.

GUÍA SAGRADA PARA EL HOMBRE

6. Además de estos objetos de la creación, ¿qué más, consideradamente, suministró Dios para el hombre en la Tierra?

6 Las maravillosas obras de la creación de Jehová, especialmente en cuanto a la Tierra y todas las provisiones adecuadas hechas para el hombre aquí, constituyen cierta evidencia del hecho de que Dios tiene pensamientos para con nosotros, la familia humana. Aun la creación en sí misma es testimonio amplio de la existencia del Creador y de la consideración que él tiene para con sus criaturas. Sin embargo, cuando Jehová pensó en la creación del hombre e hizo arreglos para darle al hombre cierta inteligencia y habilidad de pensar, sabía que sería bueno que el hombre tuviera guía para su vida en la Tierra. En primer lugar, sería importante que el hombre supiera acerca de su Creador y su relación con Dios y que depende de Dios para la vida. Entonces necesitaría cierta información buena acerca de las leyes y principios de Dios y cómo Dios deseaba que el hombre se comportara sobre esta Tierra. Por lo tanto, al primer hombre Adán se le dio instrucción y conocimiento que debería haber edificado en Adán un aprecio adicional a su Padre y Creador que estaba en los cielos.

7. ¿Qué provisión de Jehová está disponible a nosotros ahora, y cómo debe considerarse?

7 Eso solo fue el principio del dar información Dios a sus criaturas en la Tierra. A través de los siglos Dios en su bondad amorosa suministró un cuerpo completo de leyes y principios en el libro singular que hoy se llama la Santa Biblia. Por medio de este libro tenemos la oportunidad de buscar conocimiento del Creador y de sus propósitos para la humanidad. Hay oportunidad de conseguir conocimiento de cosas sagradas. La Biblia contiene secretos sagrados, y los necesitamos. La manera en que los usamos muestra el aprecio que le tenemos al Dador de ellos y a estas cosas buenas. Puesto que el aprecio denota que uno tiene suficiente entendimiento para admirar la excelencia de una cosa y disfrutar de ella, entonces a medida que uno aumenta su entendimiento del valor de la Biblia la aprecia como un premio y tesoro, como algo que ha de considerarse muy estimable. El valor de la Biblia aumenta a medida que la usamos. El hombre sabio, como el salmista, le da gracias a Jehová por su provisión de la Palabra y guía escritas para el hombre y toda la evidencia de la bondad amorosa que Jehová ha demostrado: “Oh den gracias a Jehová, porque él es bueno; porque su bondad amorosa es hasta tiempo indefinido.”—Sal. 107:1.

8. Mencione algunas cosas que pueden aprenderse de la Biblia.

8 Entre las muchas cosas que podemos aprender de la Biblia hay información en cuanto a hombres que mostraron aprecio y otros que no lo hicieron. Sí, la Biblia contiene el registro acerca de los que hicieron mal así como de los que hicieron bien. Dios tuvo su buen propósito al incluir toda esta información, como indicó Pablo: “Pues bien, estas cosas siguieron aconteciéndoles como ejemplos, y fueron escritas para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado.”—1 Cor. 10:11.

9. (a) ¿Qué se hizo para Adán a fin de ayudarle a apreciar a Jehová? (b) Pero, ¿qué proceder siguió Adán?

9 Mirando al principio cuando Dios colocó al primer hombre y a la primera mujer en la Tierra en el Jardín de Edén, observamos que se pensó en toda necesidad y se proveyó todo. Había un paraíso muy hermoso y cómodo. A Adán y Eva no les faltaba nada, porque Jehová es tanto sabio como amoroso y un Padre muy bueno. Adán recibió la ley de Dios acerca de su modo de vivir en el Jardín y se esperaba que fuese obediente al arreglo de Dios. Ciertamente el Creador tiene el derecho de decir lo que una criatura debe hacer o no debe hacer. Pero Adán no permitió que estos hermosos alrededores naturales le ayudaran a mantener un aprecio fuerte a las provisiones de Jehová. Le faltó aprecio a la ley sagrada de Dios; pensó demasiado en sí mismo. En cierto sentido mostró la misma actitud que muestran muchos hoy que viven en un hermoso campo rodeados de la creación de Jehová pero que no muestran aprecio a Dios y sus leyes. La desobediencia resultó en la caída de Adán y le costó la vida. La falta de aprecio a Jehová y sus cosas sagradas puede significar lo mismo para muchas personas aun en esta generación.—Gén. 2:7-17; 5:5.

10. ¿Qué contraste se ve entre Noé y Adán?

10 Más tarde apareció Noé en la escena terrestre, y resultó ser un hombre apreciador. Cuando le fueron dadas las palabras de Dios, mostró aprecio y fe. Creyó lo que Dios dijo, amoldó sus caminos a lo que Dios se proponía y fue conservado vivo a través del gran diluvio, y así está en contraste directo con el primer hombre, que perdió el aprecio a lo que Dios le dijo y perdió la vida por ese motivo. Este contraste, que se registra en la Palabra sagrada de Dios, es de gran provecho para nosotros.—Gén. 6:9, 22; 7:5.

11. ¿Qué bondad amorosa le mostró Dios a Abrahán?

11 Más años pasaron después del día de Noé, y un hombre prominente que apreciaba a Dios y sus cosas sagradas recibió evidencia de la bondad amorosa de Dios de muchas maneras. Un don sobresaliente de Dios fue la promesa que él le hizo a Abrahán: “Yo seguramente te bendeciré y seguramente multiplicaré tu descendencia como las estrellas de los cielos y como los granos de arena que hay en la orilla del mar; y tu descendencia tomará posesión de la puerta de sus enemigos. Y por medio de tu descendencia ciertamente se bendecirán todas las naciones de la tierra debido a que has escuchado mi voz.” (Gén. 22:17, 18) Esto quiso decir que los descendientes de Abrahán tendrían alguien especial a quien esperar con gran interés; cierto individuo nacería como descendiente de Abrahán y haría que vinieran bendiciones a gente de todas las naciones. Este fue un pacto con apoyo de juramento que Dios hizo con Abrahán y no podía ser cambiado. Era sagrado.

12. ¿Cómo nos ayuda el registro sobre Jacob y Esaú a discernir los beneficios que se derivan de apreciar las cosas sagradas?

12 Pero, ¿qué aprecio mostraron los nietos de Abrahán hacia esta promesa sagrada? De nuevo debido a la bondad amorosa de Dios se hizo un registro acerca de Jacob y Esaú para ayudarnos a discernir los beneficios que se derivan de apreciar lo sagrado. Respecto a estos muchachos gemelos la historia declara: “Y fueron creciendo los muchachos, y Esaú llegó a ser hombre que sabía cazar, hombre del campo, pero Jacob hombre sin culpa, que moraba en tiendas. E Isaac amaba a Esaú, porque significaba caza en su boca, mientras que Rebeca amaba a Jacob. Una vez Jacob estaba cociendo un guisado, cuando vino pasando Esaú del campo y estaba cansado. De modo que Esaú le dijo a Jacob: ‘¡Aprisa, por favor, dame un bocado de lo rojo... lo rojo allí, porque estoy cansado!’ Es por eso que fue llamado por nombre Edom. A esto dijo Jacob: ‘¡Véndeme, ante todo, tu derecho de primogénito!’ Y Esaú continuó: ‘Aquí estoy que simplemente voy a morirme, ¿y de qué provecho me es una primogenitura?’ Y añadió Jacob: ‘¡Júrame, ante todo!’ Y procedió a jurarle y a vender su derecho de primogénito a Jacob. Y Jacob le dio a Esaú pan y guisado de lentejas, y él se puso a comer y beber. Entonces se levantó y se puso en marcha. Así que Esaú despreció la primogenitura.” (Gén. 25:27-34) ¡Que diferencia entre los dos hijos gemelos de los mismos padres! Jacob apreciaba la promesa de Jehová a Abrahán y la primogenitura, pero Esaú no apreciaba tales cosas sagradas y solo pensaba en sí mismo. Llegó a ser el padre de Edom, una nación a la cual Dios condenó más tarde. Es un ejemplo de los que solo piensan en el presente, de los que desprecian las cosas sagradas. Los que aprecian las cosas de Jehová siempre obtienen la bendición, como la obtuvo Jacob.—Gén. 27:27-29; Heb. 12:16.

APRECIANDO LA ADORACIÓN

13. ¿Qué bendiciones tuvo Elí, pero en qué falló?

13 Dirigiéndonos a un período posterior de la historia sagrada, después que los descendientes de Jacob como nación habían entrado en la tierra que Dios prometió darles, leemos acerca de que hubo jueces en la nación de Israel. Elí fue uno de ellos. También era sumo sacerdote. Se requería que el hombre que estuviera en ese puesto tuviera buen conocimiento y aprecio de Jehová Dios y sus leyes sagradas. Era privilegio de la tribu de Leví servir en el tabernáculo de la adoración de Dios, de modo que los hijos de Elí heredaron un gran privilegio de servicio sagrado. Al transcurrir el tiempo, los hijos de Elí no mostraron aprecio a lo sagrado del servicio del tabernáculo, sino que practicaron inmoralidad. Aunque Elí mismo no practicaba tales cosas, no puso en vigor la ley de Dios haciendo que sus hijos se amoldaran a lo que era justo. De modo que los hijos continuaron en su maldad. Al no asumir la posición paternal apropiada y dirigir a sus hijos, Elí se acarreó mucha infelicidad y desastre. El Registro Sagrado nos dice: “Y Elí era muy anciano, y había oído de todo lo que sus hijos seguían haciéndole a todo Israel y que se acostaban con las mujeres que servían a la entrada de la tienda de reunión. Y un hombre de Dios procedió a venir a Elí y a decirle: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová: “¿No es un hecho que yo me revelé a la casa de tu antepasado mientras se hallaban en Egipto como esclavos para la casa de Faraón? ¿Por qué siguen ustedes pateando mi sacrificio y mi ofrenda que yo he mandado hacer en mi morada, y tú sigues honrando a tus hijos más que a mí, engordándose ustedes de lo mejor de toda ofrenda de Israel mi pueblo? Es por eso que la expresión de Jehová el Dios de Israel es: ‘De veras dije yo: En cuanto a tu casa y la casa de tu antepasado, andarán delante de mí hasta tiempo indefinido.’ Pero ahora la expresión de Jehová es: ‘Es inconcebible, por mi parte, porque a los que me honran honraré, y los que me desprecian serán de poca monta.’ Y ésta es la señal para ti que les vendrá a tus dos hijos, Ofni y Finees: En un mismo día ambos morirán.”’”—1 Sam. 2:22, 27, 29, 30, 34.

14. Por no apreciar la adoración pura de Jehová, ¿qué les sucedió a los hijos de Elí?

14 Esta expresión resultó ser veraz. Cuando los filisteos libraban guerra con el pueblo de Israel, los hombres de mayor edad de Israel trataron de conseguir una victoria haciendo que el arca del pacto de Jehová fuera introducida en el campamento de Israel, y los dos hijos de Elí acompañaron al Arca. En vez de que esto le trajera una bendición a Israel o a la familia de Elí, los filisteos derrotaron a Israel, infligiendo muerte a 30.000 hombres. “Y el arca misma de Dios fue tomada, y murieron los dos hijos de Elí, Ofni y Finees.” (1 Sam. 4:11) No fue tiempo de prosperidad para Israel.

15. ¿Cuánto aprecio se ve en David?

15 Un hombre que verdaderamente apreció lo sagrado de la adoración pura y el valor de las leyes de Dios fue David. No era del sacerdocio ni de la tribu de Leví, sino de la tribu de Judá y un guerrero a favor de Jehová. Era positivo en cuanto a su adoración de Jehová, estaba agradecido de todo lo que Jehová hacía, y escribió con gran aprecio a las cosas de Jehová. “Una cosa he pedido a Jehová... es lo que buscaré, que pueda morar en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la agradabilidad de Jehová y para mirar con aprecio a su templo.” (Sal. 27:4) “Los cielos están declarando la gloria de Dios; y de la obra de sus manos la expansión está informando. La ley de Jehová es perfecta, hace volver el alma. El recordatorio de Jehová es fidedigno, hace sabio al inexperto. Las órdenes de Jehová son rectas, hacen regocijar el corazón; el mandamiento de Jehová es limpio, hace brillar los ojos. El temor de Jehová es puro, subsiste para siempre. Las decisiones judiciales de Jehová son verídicas; han resultado del todo justas. Más han de desearse que el oro, sí, que mucho oro refinado; y más dulces son que la miel y la miel que fluye de los panales. También, tu propio siervo ha sido advertido por ellas; en guardarlas hay grande galardón.”—Sal. 19:1, 7-11.

16. ¿Cómo mostró David gran aprecio a la adoración sagrada?

16 No solo dijo estas cosas David, sino que también vivió en armonía con los pensamientos que expresó. David no estuvo satisfecho con tener un lugar cómodo donde residir y al mismo tiempo ver al arca del pacto de Jehová ocupar un lugar temporal. Debido a que la adoración sagrada era tan importante, David deseó construir un templo como centro para la adoración de Jehová. Sin embargo, Jehová le dijo a David que no se le permitiría edificar el templo, sino que más bien su hijo Salomón haría la construcción. Esto no le quitó nada de celo a David por la casa de Jehová, y David hizo todo lo posible por adelantar los intereses de la adoración haciendo preparativos para la edificación del templo. David juntó oro por valor de más de 132.000.000 de dólares así como otros metales preciosos. Dio a su hijo Salomón los planos arquitectónicos para el templo, los cuales recibió por inspiración. Los planos eran bastante completos; incluían, no solo la parte principal del templo, sino también los almacenes, los patios, los candelabros y todos los utensilios, los detalles de las cuales cosas se encuentran en el capítulo 28 de 1 Crónicas. No hay duda alguna de la buena actitud de corazón de David hacia las cosas sagradas, y el registro bíblico nos indica la seguridad de la resurrección de David. El podrá conseguir vida eterna al debido tiempo de Dios.

17. En la historia de los días de Salomón, ¿qué relación se ve entre la adoración correcta y la prosperidad?

17 La edificación del templo se completó bajo el rey Salomón, y con ello llegó a haber paz y prosperidad en todo Israel. Jehová Dios mismo hizo reconocer que aceptaba el nuevo centro para la adoración cuando se inauguró el templo, enviando fuego desde el cielo para consumir los sacrificios y más tarde hablándole a Salomón. Jehová le dijo a Salomón que las bendiciones para su familia y para la nación dependían de tener aprecio a las disposiciones reglamentarias y decisiones judiciales de Jehová y guardar los estatutos, manteniendo la adoración pura. Pero antes del fin del reinado de Salomón él perdió el aprecio a la adoración de Jehová, lo que resultó en desastre para la nación y la división de ella en dos reinos.—2 Crónicas, cap. 7; 1 Reyes, cap. 11.

18. Después de Salomón, ¿qué derrotero emprendieron la mayoría de los reyes de Israel y Judá?

18 Los libros de Reyes y Crónicas de la Biblia detallan la historia del pueblo pactado de Dios después del tiempo de Salomón. Es triste notar que la mayoría de los gobernantes no mostraron aprecio apropiado a Jehová y la adoración pura. Muchas fueron las dificultades del pueblo. El rey Acaz llegó al extremo de cerrar las puertas de la casa de Jehová e introducir adoración falsa.—2 Cró. 28:24, 25.

19. ¿Por qué recibieron bendiciones los que estaban en Jerusalén bajo Ezequías?

19 Pero hubo unos cuantos gobernantes que mostraron aprecio a Jehová. Uno de ellos fue Ezequías, que volvió a abrir las puertas del templo, reorganizó a los sacerdotes y levitas e hizo que se ofrecieran sacrificios del templo a Jehová según las leyes de Jehová. A todo Israel y Judá se les enviaron mensajes invitándolos a cumplir con las instrucciones de Jehová y celebrar la Pascua. Ezequías ejecutó muchos otros actos que manifestaban aprecio a las cosas sagradas, y Jehová mostró sus pensamientos para con su pueblo bendiciéndolo con abundancia. (2 Cró. 31:10) Cuando los enemigos amenazaban a Jerusalén, Ezequías mostró aprecio a la oración, pidiendo con fe a Jehová que interviniera. En respuesta, Jehová conservó a su pueblo, derribando al ejército enemigo que estaba preparado para atacar a Jerusalén.—2 Rey. 19:15, 35.

20. ¿Por qué no fue librada Jerusalén en el día de Sedequías?

20 Sin embargo, no aconteció una liberación como ésa en los días de Sedequías, pues no era un individuo dispuesto a mostrar aprecio apropiado a Jehová ni a encargarse de que la adoración pura se mantuviera en el templo. Sufrimiento, no prosperidad, fue lo que le tocó al pueblo entonces. Los sacerdotes y el pueblo eran infieles a Dios, pues contaminaban la casa de Jehová. Por lo tanto, tal como Jehová le había advertido a Salomón después de la dedicación del templo, Jehová permitió la destrucción del templo y de la ciudad.—2 Cró. 36:11-21.

21. ¿Cómo podemos mostrar que apreciamos a Jehová?

21 De modo que redunda en gran valor para los hombres el que aprecien el privilegio de la adoración sagrada de Jehová. El adorar a Jehová y obedecer sus leyes son maneras de demostrar que apreciamos a Jehová. La Biblia revela que la vida y la prosperidad están envueltas en el aprecio que mostramos.

[Ilustración de la página 396]

Jacob apreciaba a Jehová y su promesa hecha a Abrahán, pero Esaú no apreció las cosas sagradas y vendió su primogenitura por una comida de guisado

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