¿Qué quiso decir el sabio?
Cuídese de corromperse
Nadie, ni siquiera un sabio, está inmune de corromperse. El rey Salomón escribió: “Porque la mera opresión puede hacer que un sabio se porte como loco, y una dádiva puede destruir el corazón.”—Ecl. 7:7.
Al verse sometido a opresión prolongada, hasta un sabio puede tomar medidas imprudentes. Puede perder el gobierno de sí mismo y dar salida a sentimientos de frustración por medio de fustigar a otros, o quizás trate de obtener alivio por medios ilícitos.
Por otra parte, el texto tal vez describa opresión en la que el mismo sabio participa. Cuando alguien deja que lo domine un espíritu opresivo, prescindiendo de lo sabio que sea, obra de manera contraria a la decencia humana y la consideración. Pasa por alto los sentimientos de la gente y se ciega a su situación difícil. Todo lo que puede ver es lo que se relaciona con él mismo y su posición. Se imagina que es un gran benefactor y que por lo tanto tiene el derecho de aplastar a todo el que se atreva a criticar sus normas.—Compare con 2 Crónicas 16:10.
Una dádiva en forma de soborno puede ser tan corruptiva como la opresión y ‘destruir el corazón’ o buena motivación. Los que aceptan sobornos quizás traten con crueldad a los pobres y necesitados, que sufren por la discriminación y la parcialidad.
Cómo aguantar injusticia y opresión
¿Qué puede hacer uno cuando afronta la injusticia? Las siguientes palabras de Salomón son sumamente útiles: “Mejor es el fin de un asunto posteriormente que su principio. Mejor es el que es paciente que el que es altivo de espíritu. No te des prisa en tu espíritu a sentirte ofendido, porque el ofenderse es lo que descansa en el seno de los estúpidos.”—Ecl. 7:8, 9.
Hay sabiduría en ser paciente, en confiar en que el resultado final de las cosas será para lo mejor con relación a los siervos de Dios. Sí, el fin de un asunto pudiera estar en agudo contraste con el sombrío principio. Eso sin duda aplicó a los israelitas esclavizados en Egipto. Cuando Moisés pidió por primera vez la liberación de los israelitas, la respuesta de Faraón fue intensificar las medidas opresivas. (Éxo. 5:1-9) Pero, al fin, Jehová Dios se hizo un gran nombre para sí al efectuar la liberación de su pueblo esclavizado.—Éxo. 12:31, 32.
La persona paciente tiene mucho menos probabilidad de tomar los asuntos en sus propias manos y así acarrearse dificultad a sí misma o acarreársela a otros. Pero al que es altivo de espíritu se le hace difícil mantener gobierno de sí mismo y toma medidas imprudentes, para su propio daño. La ira se enciende rápidamente en el caso del hombre impaciente cuyas expectativas no se realizan. Se ofende pronto o desarrolla intenso resentimiento. Abriga esa ofensa o resentimiento y lo mantiene cerca de él como si fuera en su propio seno. Por proceder así, Salomón lo llama correctamente “estúpido,” puesto que su derrotero produce malos resultados en forma de palabras o acciones imprudentes.
El ver el pasado desde un punto de vista que tome en cuenta la realidad de las cosas es otra ayuda valiosa para aguantar situaciones desagradables del presente. Salomón aconsejó: “No digas: ‘¿Por qué ha sucedido que los días anteriores resultaron ser mejores que éstos?’ porque no se debe a sabiduría el que hayas preguntado acerca de esto.”—Ecl. 7:10.
La persona que suspira por los ‘buenos tiempos idos’ se olvida del hecho de que aquel tiempo también estuvo lleno de sus propios problemas y dificultades. La vida en este sistema imperfecto jamás es ideal. Es posible que algunas cosas del pasado hayan sido mejores, pero otras no lo fueron. Un punto de vista nostálgico del pasado puede alejarse mucho de la realidad. Además, nadie puede regresar al pasado. Por eso es sumamente imprudente el pensar que algún tiempo de este mundo haya sido mejor en todo respecto y luego quedar descontento. Ese modo de pensar no ayuda a soportar una situación penosa pero humanamente inalterable.