La vida en casa puede ser gozosa
“ESTUDIO DICE QUE LA CASA ES EL LUGAR MÁS VIOLENTO DE LA NACIÓN.” “INFORMES ENLAZAN ASESINATOS CON RIÑAS DOMÉSTICAS.” Esos titulares indican que en muchas familias se han desarrollado crisis severas.
El artículo al que servía de introducción el primero de esos titulares hizo notar que “aproximadamente uno de cada 100 esposos y esposas habían ido más allá de dar una bofetada, o un puntapié o de arrojar cosas a su cónyuge, y dijeron que durante el año anterior habían sido golpeados por su cónyuge o habían golpeado a su cónyuge.” El Dr. Richard J. Gelles de la Universidad de Rhode Island declaró que “un millón de muchachos crecen enfrentándose a padres que al tratar con ellos usan revólveres y cuchillos... no solo los amenazan con ellos, sino que de veras han usado un revólver o un cuchillo.”
No es nada nuevo el que a la gente le sea difícil llevarse bien con miembros de su propia familia. Es muy común el dicho: “La mucha familiaridad acarrea menosprecio.”
¿Qué hay de su familia? ¿Disfrutan los miembros de su familia de hablar unos con otros y de hacer cosas juntos? O, ¿halla usted que buscan sus amistades más íntimas fuera del círculo familiar? Es triste el hecho de que esto está sucediendo en más y más familias hoy día. Pero, ¿por qué?
Causas de tensión en la familia
¿Ha notado usted que, de vez en cuando, ciertos miembros de la familia despliegan hábitos personales que molestan al resto de la familia? Entre estos malos hábitos pueden estar los malos modales en la mesa, el rehusar participar en los quehaceres de la casa, o tal vez el insistir en acostarse tarde y hacer ruido mientras los demás están tratando de dormir.
Hay algunos que acostumbran a exagerar las debilidades de los demás mientras pasan por alto las suyas propias. Esto puede causar tensión en una familia. Las personas a las que constantemente se les critica a menudo se desquitan criticando al criticón. Esto pone en acción un ciclo de altercado aparentemente interminable que le roba el gozo a la vida hogareña. Es probable que usted conozca a familias para quienes esto es rutinario.
En otras casas, los individuos quizás tengan la tendencia de aislarse, yendo en pos de sus intereses privados y excluyendo al resto de la familia. Por ejemplo, tanto los padres como los hijos llegan a distraerse a tal grado que virtualmente se olvidan unos de otros debido a pasar demasiado tiempo viendo televisión, escuchando música, o ensimismados en algún otro pasatiempo favorito.
¿Qué efecto puede tener sobre las relaciones de familia tal aislamiento autoimpuesto? Bueno, ¿cómo se siente usted cuando alguien lo pasa por alto? Existe el daño de desarrollar el punto de vista: ‘Si él no me quiere, ¿por qué debo quererlo yo?’
Muchas familias están afligidas con problemas como éstos. Estos problemas pueden corroer las relaciones de familia hasta el grado en el cual la casa sirve solo como ‘estación de gasolina’ en la que se para brevemente para comer y dormir.
¿Qué causa que tantas familias se deterioren de estas maneras? La Biblia culpa a una peligrosa actitud mental, una que, hasta cierto grado, es característica de todos los seres humanos. ¿Cuál es esa actitud?
Una actitud mental peligrosa
El apóstol Pablo señaló la causa de la mayoría de los problemas en las relaciones humanas al escribir: “Digo a cada uno que está allí entre ustedes que no piense más de sí mismo de lo que es necesario pensar.” (Rom. 12:3) La actitud que Pablo deseaba combatir era el pensar demasiado de sí mismo. Esto a menudo se manifiesta cuando las personas viven juntas unas de otras. A muchos les es fácil ser corteses y humildes con los extraños y con las personas que no conocen muy bien. Sin embargo, la conducta de la persona en el hogar puede revelar que su “yo verdadero” manifiesta un espíritu orgulloso.
El individuo que tiene una opinión hinchada de sí mismo no está dispuesto a ajustar sus hábitos e ideosincrasias personales. Si molestan a otros, a él sencillamente no le importa. Y, ¿qué hay de los que se aíslan a sí mismos de otros y prefieren cosas como los negocios, la lectura, el entretenimiento o algún otro pasatiempo en lugar de la estrecha relación personal con su cónyuge y la familia? En esto también la dificultad estriba en considerar que los intereses personales de uno son más importantes que los de los demás.
Importante cambio en punto de vista
El hacer que la vida en casa sea gozosa exige un cambio fundamental de actitud de parte de todos los miembros de la familia. La Biblia ayuda a la gente a lograr esto al declarar: “Pues no hay hombre justo en la tierra que siga haciendo el bien y no peque.” (Ecl. 7:20) ¡Sin duda eso es cierto! Así es que el individuo consciente de sus imperfecciones heredadas no debería insistir tercamente en hacer las cosas a su modo. En vez de eso, debería tener el deseo de corregir los hábitos que les son molestos a otros. Y la persona que reconoce sus propias imperfecciones no debe esperar que otros manifiesten perfección. En vez de ser un criticón crónico, esa persona debería prestar atención a la admonición de Jesús:
“Dejen de juzgar para que ustedes no sean juzgados; . . . ¿Por qué, pues, miras la paja en el ojo de tu hermano, pero no tomas en cuenta la viga en tu propio ojo? O, ¿cómo puedes decir a tu hermano: ‘Permíteme extraer la paja de tu ojo’; cuando ¡mira! hay una viga en tu propio ojo? ¡Hipócrita! Primero extrae la viga de tu propio ojo, y entonces verás claramente cómo extraer la paja del ojo de tu hermano.”—Mat. 7:1-5.
El apóstol Pablo proveyó otro principio importante que puede hacer que la vida en casa sea gozosa, al escribir: “Que cada uno siga buscando, no su propia ventaja, sino la de la otra persona.” No hagan “nada movidos por espíritu de contradicción ni por egotismo, sino considerando con humildad de mente que los demás son superiores a ustedes, no vigilando con interés personal solo sus propios asuntos, sino también con interés personal los de los demás.”—1 Cor. 10:24; Fili. 2:3, 4.
¿Es así como usted considera a las personas con quienes vive? Algo que indica su actitud es la manera en que usted responde cuando los miembros de la familia le hablan a usted. La persona altruista es buen oyente. En vez de pensar en otras cosas cuando alguien le habla o tratar de aplacar al que habla diciendo de vez en cuando “uh-huh,” ejerce autodisciplina, para desarrollar un interés genuino en las cosas de las cuales hablan los miembros de su familia. Una persona que de veras ‘considera que los demás son superiores’ no se forma el hábito de retirarse a ver televisión, o enfrascarse en un pasatiempo o en otra actividad privada. Más bien, pensará en qué decir y hacer a fin de beneficiar a aquellos con quienes vive.
Hay que mostrar honra
Un principio bíblico relacionado declara: “En amor fraternal ténganse tierno cariño los unos a los otros. En cuanto a mostrarse honra los unos a los otros lleven la delantera.” (Rom. 12:10) El que desea prestar atención a este consejo no se inclina a reprender a los miembros de la familia, llamándolos “estúpidos” o cualquier otra cosa de una naturaleza despectiva.
Al esforzarse por mostrar honra unos a otros, es importante incluir a los niños. Aunque de vez en cuando es difícil el tratar con los pequeñuelos, los adultos nunca deberían tratar a los chiquitines como seres humanos de “segunda clase.” Cuídese de la práctica de insultar a los niños con expresiones injuriosas como: “¡Malcriado! ¡Eres malo, malo, MALO!” Las consecuencias tristes pudieran ser que el niño se convenciera de que no puede hacer nada bueno. Esto puede destruir hasta el deseo que el pequeñuelo tenga de hacer el esfuerzo. Una mejor manera de tratar con un niño que se porta mal sería decir algo como esto: “Tú eres un buen muchacho. Pero hoy te estás portando muy mal. Tú no acostumbras hacer eso. ¡Y debes dejar de hacerlo ahora mismo!”
Las personas que aplican estos principios bíblicos quizás se desanimen si otros miembros de la familia demoran en responder de igual manera. Si no responden, uno puede tener la satisfacción de saber que está agradando a Dios y esforzándose por hacer lo que es correcto. El consejo bíblico es: “Si alguno, por motivo de conciencia para con Dios, soporta cosas penosas y sufre injustamente, esto es algo que agrada.”—1 Ped. 2:19.
La vida en casa ciertamente puede ser gozosa. Sin embargo, a fin de lograr que lo sea, los miembros de la familia tienen que desarrollar la actitud mental correcta los unos para con los otros. Es preciso que sean altruistas, en vez de egoístas. Por qué no aparta algún tiempo ahora mismo para meditar sobre los principios bíblicos que se consideran en este artículo. Entonces póngalos por obra en su propia vida.