Orando para ser oído
¿ORA usted para ser oído por los hombres o para ser oído por Dios? Si usted ora para impresionar a los hombres, se asemeja a aquellos a quienes Jesús condenó cuando dijo: “No deben ser como los hipócritas; porque a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de los caminos anchos para ser visibles a los hombres. De verdad les digo a ustedes: Ellos están teniendo su galardón de lleno.” (Mat. 6:5) Su galardón fue la admiración de hombres, no el oído atento de Dios. Tal vez usted no sea de los que oran para impresionar, sino más bien con el sincero deseo de ser oído. En este caso, asegúrese de orar de la manera correcta, siguiendo las instrucciones de la Biblia.
Su sinceridad en la oración puede mostrarse por el esfuerzo que hace por aprender lo que Dios dice en su Palabra escrita. Si espera que él le escuche a usted, usted debe estar dispuesto a escucharle a él. Su búsqueda de cosas materiales y placer no es más importante que la instrucción que él tiene para usted en su Palabra. Si usted se cree demasiado ocupado para considerar lo que él dice, ¿cómo puede esperar que él oiga sus oraciones? Respete Su Palabra y busque la sabiduría que se halla en ella haciendo lo que él dice: “Adquiere sabiduría, adquiere entendimiento. No te olvides y no te apartes de los dichos de mi boca.” (Pro. 4:5) Por medio de estudiar los dichos de su boca aprenderá cómo él quiere que uno se le acerque en oración.
Puesto que el Todopoderoso Dios no es medio sordo ni desatento, no es necesario repetir la misma oración vez tras vez. Eso constituye repetición absurda y es contrario a las instrucciones bíblicas. “Cuando oren, no digan las mismas cosas vez tras vez, así como hace la gente de las naciones, porque ellos se imaginan que serán oídos por su uso de muchas palabras.” (Mat. 6:7) Es fácil llegar a él cuando uno se le acerca de la manera que las Escrituras muestran que le es acepta. “Jehová está cerca de todos los que lo invocan, de todos los que lo invocan en veracidad.”—Sal. 145:18.
A menos que usted lo invoque con fe no puede esperar que él le oiga, “porque el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que llega a ser el galardonador de los que con sinceridad le buscan.” (Heb. 11:6) Si usted le busca con sinceridad, estudiará diligentemente su Palabra escrita, con la mira de adquirir el conocimiento que es fundamento necesario de la fe. Aprenderá por medio de su estudio que las oraciones no han de hacerse con propósitos egoístas. En ellas la voluntad de Dios debe ser lo más importante. De modo que, aprecie la Palabra de Dios. Siga sus instrucciones. “Porque los ojos de Jehová están sobre los justos y sus oídos atentos a su súplica.”—1 Ped. 3:12.