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¿Es esta vida todo cuanto hay?
ts cap. 7 págs. 60-69

Capítulo 7

¿Necesitan su ayuda los muertos?

“EL SERVIR a los que ahora están muertos como si estuvieran vivos,” dice un viejo proverbio chino, “es el más alto logro de la verdadera piedad filial.” Si los muertos verdaderamente existen en otra región y pueden beneficiarse de los servicios de los que quedan en la Tierra, sería amoroso interesarse en ellos.

Por supuesto, muchas personas solo ejecutan formalismos que dan la impresión de que observan tradiciones antiguas, aunque en realidad no creen firmemente en una existencia que continúe después de la muerte. Pero otras están convencidas de que los muertos necesitan su ayuda.

Millones de personas por casi toda Asia y partes de África creen que tienen que rendir homenaje durante toda su vida a sus antepasados muertos. Delante de tabletas ancestrales de sus parientes difuntos queman incienso, oran, colocan flores y hasta ofrecen alimento. Se piensa que esa veneración ayudará a los muertos a disfrutar de una existencia agradable en la otra vida y evitará que se hagan espíritus hostiles.

Especialmente con relación al duelo y a los funerales hacen esfuerzos costosos los sobrevivientes por ayudar a los difuntos. Considere las siguientes prácticas tradicionales que se efectuaron en el Oriente al morir un prominente consejero gubernamental:

Sacerdotes budistas se encargaron de los ritos. Se encendieron triquitraques para ahuyentar a los espíritus malos. Se quemó papel de arroz que contenía oraciones, debido a la creencia de que esto beneficiaría al espíritu del muerto. Se colocó alimento, bebida y tabaco cerca del cadáver para que el espíritu pudiera refrescarse cuando quisiera.

Después de eso el cadáver fue colocado en un ataúd, que permaneció en una sala de la funeraria por cuarenta y nueve días. Por seis días el hijo mayor se lamentó allí. En el séptimo día volvió a casa a dormir, bañarse y cambiarse de ropa. El ciclo de seis días de duelo y un día de descanso se repitió entonces durante el transcurso completo de los cuarenta y nueve días. Casi sin interrupción durante todo este período se encendieron triquitraques, mientras resonaban flautas, tambores y címbalos de estrépito reverberante todas las horas del día.

En el día cuarenta y nueve hubo la impresionante marcha fúnebre. Hubo bandas tocando. Por la ruta se encendieron triquitraques que colgaban de postes telefónicos, postes del sistema de alumbrado y árboles. Se colocó alimento, bebida y tabaco en las mesas de los altares, y en los templetes que se erigieron por toda la ruta se quemó papel que contenía oraciones, así como pebetes. Carros alegóricos de papel, pan de oro y bambú añadían colorido a la marcha fúnebre. Muchos de los dolientes portaban linternas, que tenían el propósito de alumbrar el camino para el espíritu del difunto. Al lado de la sepultura se quemaron los hermosos carros alegóricos que representaban palacios, aviones, barcos, ejércitos, sirvientes y otras cosas.

En el caso de personas de menos solvencia y prominencia, se siguen procedimientos similares pero en escala mucho más pequeña. Por ejemplo, se queman menos artículos de papel y de menos elaboración.

Lo que sirve de base a esa quema de artículos hechos de papel es la creencia en la existencia de un purgatorio. Se cree que después de la muerte del individuo el espíritu vaga por el purgatorio durante dos años, pero con necesidad de ayuda para entrar en el cielo. Las ofrendas que se hacen en la forma de artículos de papel tienen el propósito de mostrar que el muerto vivió una vida buena y tiene todo lo que necesita para funcionar en el otro mundo. Muchos chinos creen que en vista de esto el espíritu del difunto habrá de verse librado del purgatorio con mayor prontitud.

¿Qué piensa usted de esas ceremonias elaboradas y costosas? ¿Participaría en prácticas similares? Si lo haría. ¿por qué?

Si usted cree que los muertos necesitan su ayuda, ¿qué evidencia positiva tiene de que algo consciente sobrevive cuando muere el cuerpo? ¿Qué le da tanta seguridad de que los medios que se usan para ayudar a los muertos son eficaces? ¿Cómo, por ejemplo, pudiera uno probar que las linternas alumbran el camino para un espíritu, que los triquitraques ahuyentan a los malos espíritus y que los artículos de papel quemados pueden ayudar al espíritu del difunto a entrar en completa felicidad celestial? ¿Qué base hay para alegar que esas cosas son medios eficaces de ayudar a los espíritus de los muertos?

Aunque donde usted viva las ceremonias religiosas para ayudar a los muertos pudieran ser muy diferentes de éstas, ¿pudiera alguien probar para satisfacción de usted que lo que se hace produce resultados provechosos?

También vale la pena considerar cuánta justicia y equidad hay en estos esfuerzos por ayudar a los muertos. Los que tienen grandes riquezas naturalmente pueden comprar muchos más triquitraques, artículos de papel u otras cosas que supuestamente ayudan a los muertos. Pero, ¿qué hay del pobre? Aunque pudiera haber vivido una vida buena, tendría una desventaja si nadie hiciera nada después de su muerte. Además, el pobre que compra cosas para ayudar al muerto lucha con una gran carga financiera, mientras que el rico es afectado solo levemente.

¿Qué piensa usted de tan obvia parcialidad? ¿Se sentiría atraído a un dios que favoreciera al rico sobre el pobre sin consideración por lo que son como personas? El Dios de la Biblia no muestra tal parcialidad. De él, las Santas Escrituras dicen: “Con Dios no hay parcialidad.”—Romanos 2:11.

Ahora, supóngase que una persona se diera cuenta de que las ceremonias religiosas a favor de los muertos carecen de valor, que están completamente fuera de armonía con la voluntad del Dios imparcial. ¿Sería razonable que esa persona participara en ellas solo debido a la tradición y para evitar diferenciarse de sus vecinos? ¿Es lógico apoyar ceremonias religiosas que uno considera que son una falsedad? ¿Es correcto convenir con otros en algo que favorece al rico e impone penalidad al pobre?

EL PURGATORIO COMO CREENCIA DE LA CRISTIANDAD

La creencia de que los muertos necesitan ayuda para salir del purgatorio no se halla solo en las religiones no cristianas. La New Catholic Encyclopedia declara:

“Se puede ayudar a las almas del purgatorio por obras de piedad, tales como oración, indulgencias, limosnas, ayunos y sacrificios. . . . Aunque uno no puede dictar que Dios aplique el valor satisfactorio de sus obras a las almas en pena, ciertamente puede esperar que Dios oiga sus peticiones y ayude a los miembros de la Iglesia purgante.”

¿Cuán firme es la garantía que se ofrece de que esos esfuerzos producirán beneficio? La Encyclopedia continúa diciendo:

“Debido a que la aplicación de estas buenas obras depende de la petición de uno a Dios, no hay garantía infalible de que las oraciones de uno ayuden a un alma individual en el purgatorio, o a cualquiera de ellas, en el preciso instante de hacerlas. Pero la misericordia y el amor de Dios para con las almas del purgatorio, que ya están tan cercanas a Él, de seguro Lo impelen a apresurar su descargo del período de purificación cuando los fieles en la Tierra hacen sus oraciones con este propósito.”

Así, no se da garantía genuina de que las cosas que se hacen a favor de aquellos de quienes se cree que están en el purgatorio realmente logran algo. Y no hay base para dar tal garantía, porque la Biblia no lo hace. Ni siquiera contiene la palabra “purgatorio.” Note lo que reconoce la New Catholic Encyclopedia: “Al fin y al cabo, la doctrina católica sobre el purgatorio se basa en tradición, no en la Sagrada Escritura.”—Tomo 11, pág. 1034.

Se admite que una tradición no es necesariamente mala. Pero esta tradición en particular está fuera de armonía con la Palabra de Dios. Las Escrituras no enseñan que el “alma” sobrevive cuando el cuerpo muere. Obviamente, pues, no puede ser sometida a un período de purificación en el purgatorio. Así, las palabras de Jesucristo a los líderes religiosos judíos pudieran correctamente dirigirse a los que enseñan la doctrina del purgatorio: “Han invalidado ustedes la palabra de Dios a causa de su tradición. Hipócritas, aptamente profetizó de ustedes Isaías, cuando dijo: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy alejado de mí. Es en vano que siguen adorándome, porque enseñan mandatos de hombres como doctrinas.’”—Mateo 15:6-9.

Considere también los medios de ayudar a los que están en el purgatorio, a la luz de lo que se enseña en las Santas Escrituras. Como se indica en la New Catholic Encyclopedia, la oración es una de las obras de piedad que supuestamente pueden ayudar a las almas del purgatorio. En cuanto a esas oraciones, el folleto Assist the Souls in Purgatory (publicado por el Convento Benedictino de la Adoración Perpetua) dice:

“Una oración corta pero ferviente es a menudo de mayor provecho para las almas en pena que una forma prolongada de devoción que carezca de atención. Innumerables son las cortas oraciones jaculatorias a las cuales la Iglesia ha otorgado indulgencias, todas las cuales son aplicables a las almas en pena. . . . ¡Qué fácilmente podemos multiplicar estos pequeños dardos ardientes de oración durante el día mientras pasamos de tarea a tarea, y hasta mientras nuestras manos están ocupadas en algo! . . . ¡Cuántas almas no pudiéramos aliviar o soltar del purgatorio si frecuentemente durante el día hiciéramos esta corta oración indulgenciada de la Iglesia para los difuntos: ‘Otórgales descanso eterno, oh Señor, y que la luz perpetua brille sobre ellos. Que descansen en paz. Amén.’! (Ind[ulgencia] de 300 días cada vez. ‘Manual de Indulgencias,’ 582.) Si repetimos con ferviente devoción los nombres santos de ‘Jesús, María, José’ se puede obtener una indulgencia de siete años cada vez.”

¿No le parece extraño que la simple repetición de tres nombres fuera ocho veces más eficaz que una oración notablemente más larga, de dieciocho palabras? ¿Es la repetición de una oración vez tras vez lo que Dios aprueba? Referente a esto, Jesucristo dijo: “Al orar, no digas las mismas cosas repetidas veces, así como la gente de las naciones, porque ellos se imaginan que por su uso de muchas palabras se harán oír. Pues bien, no se hagan semejantes a ellos.”—Mateo 6:7, 8.

En vez de animarle a decir frases aprendidas de memoria vez tras vez, la Biblia lo anima a hacer expresiones sinceras y del corazón al orar.

No debe pasarse por alto el papel que ha desempeñado el dinero con relación a la doctrina del purgatorio. Por supuesto, pudiera argüirse en el sentido de que la razón para esa enseñanza no es interés en adquirir dinero para la iglesia. Pero esto no altera el hecho de que las organizaciones religiosas que se adhieren a la doctrina del purgatorio se complacen en recibir ofrendas materiales. La iglesia jamás censura a nadie por tratar de comprar, para sí o para otra persona, la salida del purgatorio. La iglesia jamás le aconseja a nadie que sería mejor para él usar sus limitados haberes materiales para las necesidades de la vida. Por siglos, tanto ricos como pobres han estado llenando las arcas de las organizaciones religiosas con la esperanza de acortar el tiempo que ellos o sus amados hubieran de pasar en el purgatorio. El autor Corliss Lamont hace esta observación en su libro The Illusion of Immortality:

“Las ceremonias religiosas asociadas con los difuntos han significado riqueza incalculable para la Iglesia. Esto ha sido particularmente cierto en las fes católica romana y oriental ortodoxa, en las cuales se da mucho énfasis a las misas, oraciones y otros buenos oficios a favor de los muertos, los moribundos y todos los que de alguna manera se preocupan en cuanto a su estado futuro.

“Desde temprano en la edad media, tan solo por medio de la concesión de indulgencias la Iglesia Católica ha obtenido enormes sumas tanto de ricos como de pobres. Estas indulgencias, dadas a cambio de pagos en moneda, limosnas u otras clases de ofrendas, estipulan que al alma de uno mismo o al alma de un pariente o amigo difunto se le perdone parcial o totalmente el castigo que le está destinado en el purgatorio. . . . En Rusia la Iglesia Ortodoxa acumuló enormes riquezas por medio de intercesiones similares a favor de los muertos. Además de los ingresos constantes procedentes de los obreros y campesinos deseosos de mitigar el castigo divino merecido, muchos miembros de la nobleza y la clase superior dotaron monasterios e iglesias con la condición de que se hicieran oraciones diarias por sus almas cuando ellos murieran.”

Si fuera cierto que esas ofrendas materiales sí beneficiaran a los muertos, eso significaría que Dios está interesado en el dinero. Pero él no necesita el dinero ni las posesiones materiales de nadie. Hablando por medio del salmista inspirado, Dios declara: “Ciertamente no tomaré de tu casa un toro, de tus apriscos machos cabríos. Porque a mí me pertenece todo animal silvestre del bosque, las bestias sobre mil montañas. Conozco bien toda criatura alada de las montañas, y los tropeles de animales del campo abierto están conmigo. Si tuviera yo hambre, no te lo diría; porque a mí me pertenece la tierra productiva y su plenitud.”—Salmo 50:9-12.

En realidad, ni siquiera todas las riquezas del mundo pueden ayudar a un muerto. El dinero y las posesiones materiales no pueden siquiera salvarlo de morir. Como dice la Biblia: “Los que están confiando en sus medios de mantenimiento, y que siguen jactándose acerca de la abundancia de sus riquezas, ninguno de ellos puede de manera alguna redimir siquiera a un hermano, ni dar a Dios un rescate por él; (y el precio de redención del alma de ellos es tan precioso que ha cesado hasta tiempo indefinido) para que todavía viva para siempre y no vea el hoyo.”—Salmo 49:6-9.

No puede haber duda de que los esfuerzos por ayudar a los muertos son antibíblicos. La enseñanza de que los vivos pueden ayudar a los muertos solo ha puesto una carga pesada sobre la gente. Sin embargo, el conocimiento de la Palabra de Dios libra a uno de esta idea falsa. Esto puede suministrarnos verdadero incentivo para que hagamos lo mejor que podamos mientras los miembros de nuestra familia todavía están vivos para hacerles sentir que se les necesita, ama y aprecia. Después de la muerte de ellos ya es muy tarde para que alguien compense por actos de bondad y consideración que no se efectuaron.

[Ilustración de la página 64]

Ritos taoístas de que se dice que sacan al alma del purgatorio

[Ilustración de la página 65]

Ritos católicos de que se dice que ayudan a las almas del purgatorio

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