“Sigan andando como hijos de luz”
“En un tiempo ustedes eran oscuridad, mas ahora son luz con relación al Señor. Sigan andando como hijos de luz.”—Efe. 5:8.
1. ¿Cómo muestra el Evangelio de Juan estrecha relación entre vida y luz, y además establece el contraste con la oscuridad?
JUAN, el apóstol, ciertamente fue una persona que creyó que vida y luz van de concierto. Note lo vigorosamente que se enfatiza esto en su Evangelio y en su primera carta. Él inicia su relato del Evangelio presentando a “la Palabra” (es decir, Jesús, antes de que existiera como individuo humano) y habla de la estrecha relación que existía entre la Palabra y Dios. Entonces Juan dice que “lo que ha venido a existir por medio de él [la Palabra] era vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz resplandece en la oscuridad, mas la oscuridad no la ha subyugado.” Así, sin pérdida de tiempo Juan habla acerca del conflicto que existe entre la luz y la oscuridad, y explica que la oscuridad no pudo conseguir la victoria sobre el que fue el “Agente Principal” de Dios para transmitir tanto vida como luz a la humanidad.—Juan 1:1-5; Hech. 3:15.
2. (a) ¿Para quiénes se haría disponible la luz verdadera? (b) ¿Quiénes aceptaron, y quiénes no, al portador de la luz, Jesús?
2 Entonces Juan hace unos comentarios iluminadores que son una ayuda para los que quizás estén inseguros en cuanto a qué pasos dar para escapar de la región de oscuridad que está bajo la autoridad de Satanás. Muestra que nuestra propia actitud y respuesta es el factor determinante en cuanto a beneficiarnos de la luz, más bien que nuestros antecedentes o experiencia pasada o temperamento natural. De hecho, pudiéramos tener unos antecedentes sumamente favorables y sin embargo no aceptar la luz, como Juan señaló. Mostrando primero que la luz había de estar disponible a todos, sin discriminación, dijo: “La luz verdadera que da luz a toda clase de hombre estaba para venir al mundo.” Después de decir que el mundo de la humanidad en general “no lo conoció,” o no reconoció a Jesús por lo que era, entonces Juan continuó así: “[Jesús] vino a su propia casa, pero los suyos no lo recibieron. No obstante, a cuantos sí lo recibieron, a ellos les dio autoridad de venir a ser hijos de Dios, porque ejercían fe en su nombre.”—Juan 1:9-13.
3. (a) ¿Qué responsabilidad llevaba aquella generación de judíos? (b) ¿Qué bendición les vino a los que recibieron a Jesús, y con qué como fundamento?
3 ¡Qué magistral resumen de la situación! Pues, por supuesto, aquella generación de judíos tenía los mejores antecedentes, y su experiencia pasada les daba las mejores razones para aceptar a Jesús como su Mesías enviado del cielo, Aquel a quien la Ley señalaba. (Rom. 10:4) Por su nacimiento humano Jesús fue uno de ellos, que nació en la propia casa de ellos, por decirlo así, y sin embargo fue rechazado por la mayoría de ellos. La mala actitud de la mayoría se hizo más obvia por su contraste con la buena actitud de los que sí lo recibieron, que apreciaron que “estaba lleno de bondad inmerecida y verdad.” Note, también, que los que respondieron recibieron “autoridad de venir a ser hijos de Dios, porque ejercían fe en su nombre.” Es decir, fe en lo que su nombre representaba, a Aquel que suministraba “la liberación [de estar bajo condenación] por rescate mediante la sangre de ése,” y mediante el que nosotros ejerzamos “fe en su sangre.”—Juan 1:12, 14; Efe. 1:5-7; Rom. 3:25; Hech. 4:12.
4. ¿En qué palabras describió Jesús la provisión de Dios para la humanidad, y qué condición había que satisfacer para tenerla?
4 ¿Cómo nos ayuda esto a dar los pasos correctos en la huida desde la oscuridad hacia la luz y libertad del reino mesiánico de Dios? Se puede dar mejor contestación a esto si consideramos un poco más del Evangelio de Juan. En la cita de las palabras que Jesús dirigió a Nicodemo, en Juan 3:16-21, hallamos más información. Primero leemos: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.” ¡Ah! sí, no solo luz, sino “vida eterna” se le haría disponible al mundo de la humanidad, a gran costo tanto para Dios como para su Hijo amado. Sin embargo, una condición importantísima tenía que ser satisfecha, la de que se ‘ejerciera fe,’ manifestándose así la actitud y respuesta correcta. El no ejercer fe, o negarse a ejercerla, significaba que uno llegaba a estar bajo el juicio adverso de Dios, o permanecía bajo ese juicio.—Juan 3:16, 18, 36.
5. ¿Qué importante principio declaró Jesús, y cómo funciona éste?
5 Enseguida Jesús declaró un principio importante: “Ahora ésta es la base para el juicio, que la luz ha venido al mundo pero los hombres han amado la oscuridad más bien que la luz, porque sus obras eran inicuas.” Esa “base para el juicio” es tan cierta hoy como cuando se habló de ella por primera vez, y funciona de la misma manera. El que deliberadamente “practica cosas viles odia la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean censuradas,” como explicó Jesús. Esa es la razón por la cual “los suyos no lo recibieron.” Ellos, y especialmente sus líderes, que obraban como “guías ciegos,” no querían que se les denunciara o perturbara por preferir la tradición y la hipocresía. Hoy existe una situación similar, especialmente en la cristiandad.—Juan 1:11; 3:19-21; Mat. 15:7-9; 23:16-26.
6. A pesar de la vida pasada suya, ¿qué pasos puede y debe dar?
6 Sin embargo, quizás a usted no le parezca claro cómo salir adelante. Quizás diga que si su vida pasada fuera inspeccionada no saldría bien librado. Sí, pero ¿cómo respondió usted cuando aprendió por primera vez acerca del gran amor de Dios a la humanidad, “su bondad y longanimidad y gran paciencia”? En vez de manifestar un “corazón impenitente,” quizás usted, como Saulo de Tarso, mostró una buena actitud de corazón. Si así es, honrada y humildemente admitiría que se hallaba en condición inmunda, quizás sumamente inmunda en algunos respectos. Esto haría que usted sintiera pesar sincero por su modo de vivir anterior. Por eso obraría en armonía con el hecho de que la “cualidad bondadosa de Dios está tratando de conducirte al arrepentimiento.” Ese es el primer paso... arrepentimiento. Pablo mencionó los pasos adicionales cuando le dijo al rey Agripa: “Fui llevando el mensaje de que se arrepintiesen y volviesen a Dios, haciendo obras propias del arrepentimiento.” En otras palabras, el arrepentimiento verdadero tiene que ser seguido de conversión, un volverse en el proceder de uno, seguido del paso de dedicarse a hacer la voluntad de Dios, volviéndose uno plenamente a él en devoción de toda alma. De esta manera uno ‘ejerce fe,’ la pone a trabajar.—Rom. 2:4, 5; Hech. 26:20.
7. ¿Qué evidencia pública se da de la dedicación, y qué estímulo dio Jesús para los que llegaran a ser sus seguidores?
7 ¿Ha dado usted estos pasos? ¿Y ha dado evidencia pública de su dedicación a Dios por medio de someterse al bautismo en agua como lo observan los testigos cristianos de Jehová? Si así es, entonces se puede decir con autoridad que usted es un discípulo verdadero, un seguidor de Jesús. Note lo que él dijo como estímulo para usted: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue de ninguna manera andará en oscuridad, sino que poseerá la luz de la vida.”—Juan 8:12.
8. ¿Cómo establecen una diferencia las Escrituras entre los que reciben una esperanza celestial y los que tienen una esperanza terrestre durante el reino de Dios?
8 Desde el Pentecostés de 33 E.C. en adelante, es cierto que a los seguidores inmediatos de Jesús se les dio un “nuevo nacimiento a una esperanza viva” de una herencia celestial, el llegar a ser “partícipes de la naturaleza divina,” de inmortalidad. Estos constituyen el “rebaño pequeño” que participa con Cristo Jesús en su trono celestial. (1 Ped. 1:3, 4; 2 Ped. 1:4; Luc. 12:32; 1 Cor. 15:54; Rev. 3:21) Sin embargo, Jesús dijo en una ocasión: “Y tengo otras ovejas, que no son de este redil; a ésas también tengo que traer, . . . y llegarán a ser un solo rebaño, un solo pastor.” A estas “otras ovejas” se les da la esperanza de vida eterna en una Tierra paradisíaca bajo el reino celestial, y se les identifica con los individuos de características de oveja que hacen bien a los hermanos espirituales de Cristo, a los cuales se menciona en la parábola de Mateo 25:31-46, la cual ahora está cumpliéndose. También se les identifica con la “grande muchedumbre” que se menciona en Revelación 7:9-17, y la descripción de la cual sigue a la de la clase celestial, que asciende a 144.000.—Juan 10:16.
9. ¿Cómo corresponden hoy los testigos de Jehová con el ‘un solo rebaño de ovejas’ de Jesús?
9 Hoy los testigos de Jehová, que son más de dos millones, son testimonio vivo de la veracidad de la Palabra de Dios. Entre ellos hay una minoría, un núcleo, que tiene la esperanza celestial. Estrechamente congregados en torno de éstos hay una cantidad grande y creciente de personas cuya esperanza de vida durante el reino de Dios es terrestre, y éstas se deleitan en dar todo apoyo posible a los “hermanos” de Cristo. (Mat. 25:40) Ambos grupos forman “un solo rebaño [bajo] un solo pastor,” y tocante a sus ovejas, todas ellas, Jesús dijo: “Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco [de nombre], y ellas me siguen. Y yo les doy vida eterna.” Todas estas personas han sido restauradas a una relación de familia con Dios, para que se les llame “hijos de Dios,” y se están regocijando en la ‘luz de la vida.’—Juan 10:3, 27, 28; Rom. 8:19-21.
ANDE EN LA LUZ Y EVITE EL TROPEZAR
10. ¿Qué consejo da Juan a los que desean participar con Dios y Cristo?
10 Considerando ahora la primera carta de Juan, encontramos algún consejo excelente y directo para los que se han vuelto a Dios en dedicación y han comenzado a seguir los pasos de Jesús. Como en su Evangelio, Juan empieza escribiendo acerca de Jesús, refiriéndose a él esta vez como la “palabra de vida,” y menciona una participación, no solo con él mismo, sino también “con el Padre y con su Hijo Jesucristo.” Entonces Juan dice en su estilo enfático acostumbrado: “Dios es luz y no hay oscuridad alguna en unión con él. Si hacemos la declaración: ‘Estamos teniendo participación con él,’ y sin embargo seguimos andando en la oscuridad, estamos mintiendo y no estamos practicando la verdad.”—1 Juan 1:1-7.
11. (a) ¿Qué grado de responsabilidad trae un conocimiento de la verdad? (b) ¿Cómo nos ayuda Proverbios 4:23-27 a enfrentarnos a nuestra responsabilidad?
11 Como indican estas palabras, un conocimiento de la verdad acerca de Jehová y su propósito, además de transmitir abundante bendición y esclarecimiento, trae una responsabilidad que no se puede evadir. No es simplemente una cuestión de si tenemos un conocimiento claro de la verdad o no. Más bien, la cuestión más escrutadora es en cuanto a cómo estamos respondiendo a la verdad en nuestro corazón, como lo manifiesta nuestro entero proceder, tanto en público como en privado. Es la actitud de corazón, la persona verdadera que somos en lo interior, lo que determina cómo consideramos cada situación y posibilidad y el proceder que decidimos tomar. Como dice la Palabra de Dios: “Más que todo lo demás que ha de guardarse, salvaguarda tu corazón, porque procedentes de él son las fuentes de la vida. . . . En cuanto a tus ojos, directamente adelante deben mirar. . . . Allana el derrotero de tu pie, y establézcanse firmemente todos tus propios caminos. . . . Quita tu pie de lo que es malo.”—Pro. 4:23-27.
12. (a) ¿Cómo y por qué es posible que la “luz” que haya en uno llegue a ser “oscuridad”? (b) ¿Qué ilustración de esto se vio en el día de Jesús?
12 Sin embargo, si tratamos de usar el conocimiento de la verdad o nuestra posición entre el pueblo de Jehová con fines egoístas, con un motivo malo o impuro, entonces estaríamos considerando las cosas de manera impura, y nuestra visión de los asuntos sería pervertida, deformada. Aunque no nos diésemos cuenta de ello, no podríamos ver bien en sentido espiritual. Como Jesús dijo: “La lámpara del cuerpo es el ojo. Si, pues, tu ojo es sencillo [todo en una sola dirección, enfocado], todo tu cuerpo estará brillante; pero si tu ojo es inicuo, todo tu cuerpo estará oscuro. Si en realidad la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande oscuridad es ésa!” (Mat. 6:22, 23) Pudiéramos tropezar a causa de la mismísima cosa que, tomada acertadamente, hubiera de resultar en provecho nuestro, porque lo que recibirían los ‘ojos de nuestro corazón’ resultaría ser, no luz, sino oscuridad. Esto quedó bien ilustrado en los líderes religiosos del día de Jesús. Si lo hubiesen aceptado a él como la “principal piedra angular” en el arreglo de Dios, ¡qué abundancia de bendiciones hubieran recibido! En cambio, lo rechazaron. Tropezaron y cayeron sobre él. De hecho, su rechazamiento de Jesús fue tan extremado, hasta al punto de tenerle odio asesino, que acarreó sobre ellos extremado juicio adverso de Dios. Como dijo Jesús: “El que caiga sobre esta piedra será hecho pedazos. En cuanto a cualquiera sobre quien ella caiga, lo pulverizará.”—Mat. 21:42-44; vea también Romanos 9:32, 33.
13. Tocante a nuestra influencia en otros, ¿qué es importante que tengamos presente?
13 También es importante el considerar cómo pudiéramos influir en otros. Como Pablo escribió a los corintios: “Todas las cosas son lícitas; pero no todas las cosas edifican. Que cada uno siga buscando, no su propia ventaja, sino la de la otra persona.” Entonces explicó que especialmente donde hay una cuestión de conciencia, “no la tuya propia, sino la de la otra persona,” es menester que tengamos cuidado para ‘evitar el hacernos causas de tropiezo.’ También aconsejó a los romanos: “Hagan que esto sea la decisión suya: el no poner delante de un hermano tropiezo ni causa para dar un traspié.” Sí, si por la conducta de uno ‘se contrista su hermano, uno no anda ya de acuerdo con el amor.’—1 Cor. 10:23-33; Rom. 14:13-15.
14. (a) ¿Qué dos expresiones de Jesús recalcan la importancia y el peligro respecto al causar tropiezos? (b) ¿Cómo se expresó Juan acerca de esto?
14 Jesús, también, habló en términos muy vigorosos acerca de esto. Instó a que si con relación a nosotros mismos había algo a lo cual le estuviéramos permitiendo que nos causara tropiezo, deberíamos librarnos de ello. En cuanto a otros discípulos, dijo: “Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que ponen fe en mí, más provechoso le es que le cuelguen alrededor del cuello una piedra de molino . . . y que lo hundan en alta mar.” Y otra vez: “No es cosa deseable a mi Padre que está en el cielo el que uno de estos pequeños perezca.” (Mat. 18:6-10, 14) Si los “ojos de su corazón” de veras están iluminados para ver lo precioso que es cada “uno de estos pequeños” a los ojos de Jehová, usted comprenderá por qué Juan se expresó tan enérgicamente cuando dijo: “El que ama a su hermano permanece en la luz, y en el caso de él no hay causa de tropiezo. Pero el que odia a su hermano [aunque sea solo uno] está en la oscuridad y está andando en la oscuridad, y no sabe adónde va, porque la oscuridad le ha cegado los ojos.” Fue el amor y la lealtad indivisos de Juan lo que lo impulsó a escribir así. Estas son buenas cualidades del corazón que gobiernan nuestra actitud y proceder, y forman parte de “la nueva personalidad . . . creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad.”—1 Juan 2:10, 11; Efe. 1:18; 4:24.
15. ¿Qué advertencia dio y qué llamamiento hizo Pablo en cuanto a cómo debemos andar?
15 Además, note el fervoroso llamamiento de Pablo: “Que ya no sigan ustedes andando así como las naciones también andan . . . estando ellas mentalmente en oscuridad, y alejadas de la vida que pertenece a Dios, a causa de la ignorancia que hay en ellas, debido a la insensibilidad de su corazón.” Más tarde, edifica considerando el lado positivo, al decir: “Háganse imitadores de Dios, como hijos amados, y sigan andando en amor. . . . Sigan andando como hijos de luz, porque el fruto de la luz consiste en toda clase de bondad y justicia y verdad.” ¡Qué excelente y atractivo fruto! Concluye: “Así es que vigilen estrechamente que su manera de andar no sea como imprudentes, sino como sabios.”—Efe. 4:17, 18; 5:1, 2, 8-15.
ABSORBIENDO Y REFLEJANDO LA LUZ
16. (a) El dejar que nuestra luz brille, ¿es solo asunto de conducta? (b) Cuando Jesús estuvo ante Pilato, ¿qué importante cuestión se consideró?
16 Los textos que hemos considerado hasta ahora han tratado principalmente de nuestra conducta personal como hijos de la luz, y también de nuestra responsabilidad para con otros. Sin embargo, hay otro aspecto que es prominente en la Palabra de Dios. Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo,” y Pablo dijo que Cristo Jesús “iba a publicar luz.” (Juan 8:12; Hech. 26:23) ¿Cómo se cumplieron estos textos? ¿Fue solo por la vida buena que Jesús llevó y su conducta ejemplar? Hasta ahí llegan muchos que afirman ser cristianos en dejar que brille su luz. Pero ¿fue ésa la razón por la cual Jesús fue finalmente arrestado y llevado ante Pilato... por sus hechos bondadosos y buenos? Por supuesto que no. La cuestión envuelta en esto fue la de gobernación y autoridad conectada con reino, girando en torno de Jesús como el punto central, como lo muestra la pregunta de Pilato: “¿Eres tú el rey de los judíos?” En respuesta, Jesús prontamente reconoció que tenía un reino y por lo tanto era rey, pero Pilato no tenía razón para perturbarse. Como dijo Jesús: “Mi reino no es parte de este mundo. . . . Mi reino no es de esta fuente.”—Juan 18:33-36.
17. (a) ¿Cuál fue el tema principal de todo lo que enseñó y proclamó Jesús? (b) ¿De qué manera hizo Jesús que esta luz brillara hasta el mismo fin? (c) A este respecto, ¿qué textos bíblicos guiaron y animaron a Jesús?
17 Ese reino realmente había sido el tema y base, la verdad central, de toda la predicación y enseñanza de Jesús. Mateo dice que, después que Juan el Bautista fue arrestado: “Jesús comenzó a predicar y a decir: ‘Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.’” Es interesante que Mateo indica que en aquel tiempo y lugar en particular se cumplió la profecía que decía: “El pueblo sentado en oscuridad vio una gran luz, y en cuanto a los sentados en una región de sombra como de muerte, la luz se levantó sobre ellos.” (Mat. 4:12-17; Isa. 9:1, 2) Jesús estuvo muy consciente de su responsabilidad de dar testimonio sobre esa importantísima verdad, como le dijo a Pilato: “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad.” (Juan 18:37) Jesús había absorbido cabalmente la Palabra de su Padre, y comprendía que el propósito de Jehová tenía como centro el reino del cuál él era el rey prometido. Siendo el Hijo unigénito de Dios, sabía que profecías como Salmo 2:4-8 e Isaías 9:6, 7, que hablan de un “hijo,” se referían a él y se cumplirían en él. También sabía que era a él a quien se aludía en las profecías de Isaías donde Jehová lo llama “mi siervo,” y dice que lo dará “como luz de las naciones, . . . [para] abrir los ojos ciegos, sacar del calabozo al prisionero, de la casa de detención a los que están sentados en oscuridad.” Y nuevamente: “Yo [Jehová] también te he dado por luz a las naciones, para que mi salvación llegue hasta la extremidad de la tierra.” (Isa. 42:1, 6, 7; 49:6) De hecho, Jesús sabía que algunos de estos textos bíblicos ya habían sido citados con referencia a él, como cuando el ángel Gabriel le dio anuncio acerca de la concepción de él a su madre María, y por Simeón cuando los padres de Jesús lo llevaron al templo como infante.—Luc. 1:31-33; 2:25-32.
18. (a) ¿Qué verdades vitales pone de relieve la Oración Modelo de Jesús? (b) ¿Cómo se desenvolvieron los acontecimientos cuando Jesús como portador de luz pareció estar completamente eliminado?
18 Jesús reflejó fielmente todo lo que había absorbido. Esto se ve en la primera parte de su Oración Modelo, que enlaza el Reino con la santificación del nombre de Dios: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.” (Mat. 6:9, 10) Aunque ese mensaje del Reino brilló como un haz de luz durante todo el ministerio de Jesús, las nubes tempestuosas de la oposición religiosa parecieron haberlo borrado completamente cuando Jesús pendía muerto del terrible madero de tormento ante el público. Entonces ¿qué sucedió? Pues, en el quincuagésimo primer día después de aquello, en el Pentecostés, allí estuvo Pedro dirigiéndose públicamente a una muchedumbre grande en Jerusalén, explicando que el derramamiento del espíritu santo era prueba de que Dios de veras había levantado a su Hijo de entre los muertos y lo había ensalzado a su diestra, en cumplimiento de las Escrituras.—Hech. 2:22-36.
19. ¿Qué registro hizo la congregación cristiana primitiva en cuanto a reflejar la luz verdadera?
19 Desde entonces en adelante, aquel haz de luz brilló con mayor intensidad y destello más amplio, especialmente cuando el mensaje del Reino fue llevado a las naciones, comenzando con Cornelio. (Hechos, capítulo 10) Todos los que aceptaron y absorbieron aquel mensaje en su mente y corazón respondieron por medio de reflejar aquella luz, recordando la comisión que dio Jesús: “Ustedes son la luz del mundo. . . . Resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres.” (Mat. 5:14-16) El entero registro del libro de Hechos confirma esto, y concluye con el incidente según el cual Pablo estaba “dando testimonio cabal respecto al reino de Dios,” y señala a un cumplimiento adicional de las profecías de Isaías. (Hech. 28:23-28) Pedro, también, recalcó la obligación primaria que llevaba la congregación cristiana cuando escribió: “Ustedes son ‘ . . . un pueblo para posesión especial, para que declaren en público las excelencias’ de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa.”—1 Ped. 2:9.
20. (a) ¿Hay alguna posibilidad de que Satanás o sus siervos eclipsen a Jehová? (b) ¿Qué revela la historia moderna del pueblo de Jehová, como él lo predijo por medio de Isaías?
20 Después de siglos de la llamada edad del oscurantismo, ¿cuál es la situación hoy? Es verdad que los ministros de Satanás han tenido mucho éxito en oscurecer la luz, “transformándose en ministros de justicia,” pero eso no que problema para Jehová. Él siempre domina la situación. En realidad, para él, “lo mismo daría que la oscuridad fuera luz.” (2 Cor. 11:14, 15; Sal. 139:11, 12) La noche pudiera parecer interminable para nosotros, pero nada puede demorar la aurora. El sol naciente primero alcanza los cerros y montes más altos y cualquier ciudad o templo que se haya edificado sobre ellos. Eso es exactamente lo que ha sucedido. La restauración de las verdades fundamentales y las actividades relacionadas con éstas desde los años setenta del siglo pasado en adelante fue como la luz de la mañana temprana. Luego, después de un breve y tempestuoso período de prueba de 1914 a 1918, la luz solar del favor restaurado de Dios sobre sus fieles rompió por entre las tinieblas en 1919. Desde entonces la senda de ellos verdaderamente ha estado “haciéndose más y más clara.” (Pro. 4:18) Están experimentando lo que Jehová predijo cuando dirigió estas palabras a Sión, su organización: “Levántate, oh mujer, despide luz, porque ha venido tu luz y sobre ti ha brillado la mismísima gloria de Jehová. Pues ¡mira! la oscuridad misma cubrirá la tierra, y densas tinieblas los grupos nacionales; pero sobre ti brillará Jehová, y sobre ti se verá la propia gloria de él. Y naciones ciertamente irán a tu luz, y reyes al resplandor de tu brillar.”—Isa. 59:20; 60:1-3; 62:1-3; vea también Isaías 2:2, 3.
21. ¿Quienes componen hoy día al “siervo” de Jehová, y cómo reflejan Su gloria?
21 Ahora se ve que el “siervo” de Jehová abarca a los que sirven con Cristo Jesús como cabeza de ellos, y que constituyen un cuerpo servidor de “testigos,” el Israel espiritual. A éstos, Jehová dice: “Ustedes son mis testigos . . . aun mi siervo a quien he escogido, para que sepan y tengan fe en mí.” (Isa. 43:10-12) Éstos, junto con sus muchos compañeros de características de oveja, están participando en la proclamación mundial del reino. Agradecidamente absorben la luz siempre en aumento del entendimiento que brilla desde las páginas de la Palabra de Dios. Por consiguiente, como Moisés, los israelitas espirituales ‘reflejan cual espejos la gloria de Jehová.’ Lo hacen por su conducta personal, y también por declarar “estas buenas nuevas del reino . . . en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones.”—2 Cor. 3:4-6, 16-18; Mat. 24:14.
22. ¿Qué piden en oración los siervos dedicados de Jehová, y cómo obran en armonía con ello?
22 El resto del Israel espiritual y sus compañeros avanzan alegremente en la obra que Dios les ha dado de predicar el Reino y hacer discípulos. En armonía con lo que ya se ha dicho, la oración de ellos a Jehová, en la cual invitan a otros a participar, activamente, tiene hermosa expresión en Salmo 43:3, 4: “Envía tu luz y tu verdad. Que estas mismas me guíen. Que me traigan a tu santa montaña y a tu magnífico tabernáculo. Y yo ciertamente vendré al altar de Dios, a Dios, mi regocijo alborozado. Y te elogiaré, sí, en el arpa, oh Dios, Dios mío.”